La venus de las pieles de David Ives en las Naves del Español-Matadero
La vida es un misterio, nunca sabemos si al despertar, estamos en el primer, el tercer acto o está a punto de caer el telón de nuestra existencia. El teatro también es un espacio misterioso, es lo más parecido a la vida en el arte, por eso, ante la duda de cuando se apagarán las luces de nuestro escenario, acudimos al teatro para seguir descubriendo a través de los actores, otras vidas, otras obras posibles, porque tal vez todavía estemos a tiempo de reescribir alguna escena, entender mejor nuestro personaje entre los borrones de nuestro libreto. La Venus de las pieles es un texto que juega al teatro dentro del teatro; es la mejor fórmula para conocernos, jugar a la vida en el teatro, solo que a veces, descubrimos cosas que tal vez ni intuíamos y que cambiará el desarrollo de la trama. No es habitual encontrar en la cartelera teatral una pieza tan bien construida, cargada de referencias cultas accesibles. Y sobre todo, no aparece fácilmente un juego escénico que permita que dos jóvenes actores desplieguen su técnica para vivir una experiencia profunda más allá de lo interpretativo. Clara Lago y Diego Martín están implicados con los cinco sentidos en el montaje, bien acompañados por David Serrano, el director. Esta obra tendrá larga vida, más allá de esta producción porque permite llegar muy lejos en el discurso ético sin grandes pretensiones escénicas.
Adolfo Simón


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