Gustavo Galindo y Mamen Camacho: ¡Hemos venido a jugar!
¿Cómo surge la obra presentada en La Pensión de las Pulgas?.
G- No fue fruto de una búsqueda consciente, si me pongo interesante diría que
este montaje me eligió a mí y no al revés. Primero me llegó “Los cabellos de
Absalón” de Calderón, y no daba crédito a la potencia que tenía el texto.
Recuerdo la cara de Mamen cuando leímos juntos una de las escenas
principales que pasa de ser encantadora a terrorífica, ahí supe que teníamos
algo gordo entre manos. Se lo pasé a mi socio Iván Luís y decidimos montarlo.
Esta primera obra me llevó a “La venganza de Tamar”, de Tirso de Molina, las
dos tratan acerca de la familia del rey David y sus hijos .
Planteando hacerlo viable a instancias de producción, decidimos fusionar
ambas obras y centrar las tramas en el ámbito doméstico de la familia. Toda la
acción sucede dentro de una casa.
Aunque el espectáculo se planteó y estrenó para
un escenario a la italiana el espacio de La pensión de las pulgas nos viene que
ni pintado.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que aportasen ideas el resto del
equipo en la puesta en escena?.
M- Apareció como por arte de magia el proyecto Ensayando un clásico
organizado por el festival de Almagro y justo el año pasado era sobre las
Mujeres en Tirso de Molina. Nos permitía hablar y dejarnos aconsejar, y nos
proporcionaba un espacio de ensayo durante un tiempo. Esto hizo que la idea
se pudiera materializar y comenzara a rodar.
G- Cada responsable de los distintos departamentos <vestuario, iluminación, escenografía, etc.> iba lanzando propuestas, asesoradas por reconocidos
profesionales, y desde dirección se iban encauzando. Y de ahí surgió una gran
cantidad de trabajo previo a los ensayos. Luego con los actores las cosas
toman forma de verdad y muchas ideas caen y surgen otras.
¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?
M- El texto estaba cerrado por Gustavo y la línea de dirección bastante hablada
entre nosotros, pero el proceso de ensayos ha sido relajado y extendido en el
tiempo, hemos montado escenas que luego han variado completamente. En el
largo periodo, todos hemos tenido el hueco para proporcionar nuestras
herramientas e ideas.
G- Sí, ha habido de todo, momentos fructíferos, momentos de tensión, mucha
complicidad, algún susto… Pero todos y cada uno de ellos han alimentado y
enriquecido el montaje que ahora compartimos con el público.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que se ha partido para crear este
espectáculo?
M- ¡La función está llena de referentes! Ya he comentado que ha sido un
proceso larguísimo. Pues podría equiparar las horas de ensayos a las previas en
las que Gustavo y yo hemos hablado, y hablado, y hablado, y relacionado
películas, signos religiosos, música, escritos, imágenes… A los dos nos encanta
el cine, y la obra fotografía la historia de una familia que se desmorona, así que
no es muy difícil comenzar <además de por los relatos bíblicos> por referentes
tipo “El padrino”, “El violinista en el tejado”…
G- …o la trilogía “Nacional” de Berlanga, “Celebración” de Thomas Vinterberg y
“El desencanto” ; en
la pintura el cuadro “Iván el terrible” de Illia Repin; “Cien años de soledad” e
incluso canciones de Serrat y Sabina, las de nuestros padres.
En cuanto al proceso de dirección el trabajo de Declan Donnellan es siempre
muy inspirador. Pero también hay referencias en la puesta en escena a
Lubitsch, Hitchcock… Y mucho de las neurosis familiares de cada uno.
¿Por qué haces teatro?…
M- Supongo que es una mezcla de curiosidad, atracción y asombro por la
observación del comportamiento humano, y deseo de vivir en muchos zapatos.
¡Hemos venido a jugar!
G- Yo no tengo ni idea. Creo que es un misterio o una necesidad. Atenta contra
toda lógica y más teniendo en cuenta las di’cultades, restricciones y
privaciones que debes afrontar para sacar adelante un montaje. Y a pesar de
ellas te sientes eufórico cada vez que surge una idea estimulante, un momento
de vida en escena, la hermandad y armonía de un equipo o un espectador te
confiesa que lleva días tocado por algo de la obra.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de teatro?
G- Yo jamás me he considerado un director de teatro. Es una faceta que debo
afrontar para interpretar las obras que me estimulan. Me gusta trabajar las
escenas con los actores pero llevo mal tomar decisiones escénicas.
Evidentemente, con la práctica voy adquiriendo más experiencia y con los años
me vuelvo más incisivo a la hora de ver la vida y plasmarla en el teatro.
Además en este montaje he contado con la codirección de Mamen, que ha
sabido alimentar mi imaginario y ha aportado inteligencia y concreción. Mamen
es mucho más práctica que yo pero compartimos cierta sensibilidad ante el
misterio y la belleza del mundo.
M- Hasta ahora había dirigido “Veranillo de un minuto”, un monólogo; y una
adaptación ñaque de “La vida es sueño” para dos actores. Nunca me había
atrevido con tantos, fuera del ámbito de teatro universitario, en el que dirigí
“Así que pasen cinco años”.
Comencé en esta función ocupándome de la asesoría de verso y el movimiento
y terminé tomando decisiones escénicas hasta que Gustavo llegó un día y me
dijo: . Él me animó y ahora le he
cogido el gusto.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que
vivimos?
G- Evito pensar en esos términos. Basta teorizar sobre la función del teatro
para desvirtuar la función que el teatro tenga de por si. Acepto el misterio del
teatro tanto como profesional como espectador. Pero he salido de un teatro
sabiendo que lo que ha sucedido ahí dentro ha transformado mi vida para
mejor.
M- No podría concretar una función, supongo que la que ha tenido siempre, la
de espejo de nosotros mismos. Es una herramienta viva y cercana que nos da
la posibilidad de vernos, denunciar, educar, sensibilizarnos, disfrutar de la
palabra, entender, hacernos preguntas y removernos por dentro. Y en esta
sociedad de la pantalla en la que vivimos, poder disfrutar de un lugar de
encuentro con gente de carne y hueso es todo un lujo.
Sólo tengo claro que cuando salgo de una buena función, algo se transforma en
mí, se llena de entusiasmo provocado por una especie de sensación de
conexión con lo trascendente, con la belleza. Me parece pura magia.
G- Copiota, eso lo he dicho yo.
M- Yo lo he expresado mejor.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?
M- Se ha aumentado el pluriempleo para sobrevivir, la multiprogramación de
las salas, la imposibilidad de entrar en circuitos, de conseguir bolos, giras. Las
provincias son imposibles, los pueblos solo tienen dinero para contratar teatro
amateur y las compañías que sobreviven lo hacen como acto de fe soñando
con el cambio. La creatividad es un hecho y no falta el talento, pero todo sería
mucho más llevadero sin palos en las ruedas.
G- Son síntomas. Veintiuno es solo un número, en este caso desolador. Aunque
esa cifra fuese menor, o incluso cero, hay un mal sistémico que va más allá,
que es la di’cultad que conlleva dedicarse profesionalmente a cierto tipo de
actividades . El trabajo, el esfuerzo, las horas invertidas
en formación, ensayos, o funciones…si no tienen una compensación económica
convierte en descabellada y quijotesca cualquier iniciativa.
Hasta donde yo sé, somos la única producción de un montaje de teatro del
Siglo de Oro que hay ahora mismo en Madrid, esto ya es signi’cativo teniendo
en cuenta el patrimonio teatral que poseemos. La sociedad está saturada a
nivel institucional de ruido y mediocridad. Esto choca con la gran capacidad,
creatividad y riqueza artística que tenemos en nuestro país. Y que te puedan
meter en la carcel por el contenido de una obra o la enfermiza interpretación
que hagan de el es otro síntoma. El arte comparte la
amoralidad de los sueños.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?
M- Alfredo Sanzol es uno de los directores que más me divierte y me conmueve
con sus obras. “La respiración” volvió a hacerlo.
En “Rapsodia para un hombre alto” de Félix Estaire, José Ramón Iglesias e
Ignacio Jiménez, además de conseguir arrancarme alguna lagrimilla, me
cargaron de preguntas esenciales, de esas que luego te rondan toda la noche.
Y últimamente disfruto mucho de las obras de Cuarto y Mitad, de María Prado y
Fernando de Retes. La última, “Desde los escombros” es una verdadera
bofetada de realidad muy poética.
G- Todavía sigo tocado por “El cuento de invierno” dirigida por Declan
Donnellan.
Disfruté mucho viendo “Historia de España en 70 minutos” dirigida por Ernesto
Filardi, de la compañía Dramakina teatro. Se les puede ver en Nave 73.
¿Proyectos?
G- Rentabilizar el año y medio de trabajo de CRÓNICA DE UNA CASA REAL y
recompensar el esfuerzo de mis actores con el máximo número posible de
funciones. Pero hay una obra de Calderón que ya me está ronroneando en los
oídos. Continuará…
M- Sería maravilloso que, ahora que nuestra “Crónica de una casa real” ha
encontrado su sitio en La Pensión de las Pulgas, durara al menos lo que ha
estado en el horno, y luego rodara y rodara por todos los teatros de la
geografía, por soñar…
Como actriz tengo un par de proyectos con Tenemos Gato y Spectare, que poco
a poco van tomando forma. Ya iré contando.
Conchita Piña de Ediciones Antigona: Seguir creando y apostar por los proyectos en los que uno cree.
¿Cómo surgió Antígona?… ¿Balance de los diez años de existencia?…
Sugió hace ya diez años cuando estudiábamos Filosofía en la Complutense. Un compañero y amigo de la carrera, Isaac Juncos que ya tenía una editorial, nos invitó a Ignacio Pajón y a mí (Conchita Piña) a participar en su proyecto. Y enseguida nos dimos cuenta de que lo que queríamos era volvernos locos y publicar textos teatrales contemporáneos, filosofía y crítica teatral.
Y la verdad es que en estos diez años el balance no ha podido ser mejor. La editorial crece y la acogida por parte del gremio teatral está siendo impresionante. También nos hemos dado cuenta de que hay cada vez una mayor cantidad de lectores ajenos al mundo teatral que se animan a adentrarse en las obras dramáticas.
¿Qué significa para vosotros haber llegado a una década de publicaciones?…
Significa que hay un interés real del público lector por lo que hacemos, que el texto teatral parece estar mas vivo que nunca y… para nosotros como editores… es la constatación de que los sueños se cumplen.
¿Cuál es el criterio de selección de autores y textos?…
Antígona defiende, junto con la AAT (Asociación de Autores de Teatro), la idea de que «el teatro también se lee». Y bajo esta premisa construimos la línea editorial. Defendemos el texto teatral como texto literario, por eso en nuestro catálogo se apuesta por obras que tengan calidad literaria, independientemente de su puesta en escena. También queremos recoger en nuestra colección, el testigo de lo que se está haciendo actualmente en los escenarios, porque somos una editorial que corre pareja con su tiempo. La gran mayoría de las obras que componen nuestra línea es teatro contemporáneo.
Además nuestra editorial no es solo una editorial de textos y de fondo, sino de autores. Queremos que Antígona sea la casa de todos aquellos dramaturgos y dramaturgas a los que publicamos y de los que están por llegar.
¿Qué implicación o participación tienen los autores en el proceso de la edición?…
Durante el proceso de edición van siendo partícipes de cómo avanza la producción del libro, pero, fundamentalmente, dejamos que los autores escriban y no les damos demasiado trabajo. Como os decía, al ser una «casa» editorial, los autores nos van informando de sus creaciones y luego es Antígona la que organiza sus corpus.
¿Qué equipo conforma vuestro proyecto?…
Somos tres socios fundadores: Isaac Juncos, Ignacio Pajón y yo… pero desde hace un año trabaja con nosotros, llevando la comunicación y la prensa Borja Vera (un gran pilar para el proyecto). Borja, como sabéis, es uno de los fundadores y gestores de una de las salas más in del off madrileño, la Sala Tú.
Ese es el equipo que está a pie de calle. Luego trabajamos con todos aquellos que hacen posible que el libro físico salga al mercado: maquetadores, diseñadores, impresores y distrubuidores.
¿Hay colaboradores puntuales en el equipo artístico y técnico?…
Somos, podríamos decir, una pequeña compañía que nos gusta trabajar siempre con un mismo equipo. Aunque es cierto que estamos abiertos y atentos a posibles colaboraciones. Pero es más bien al revés, somos nosotros los que colaboramos de forma habitual con determinadas compañías, empresas, instituciones públicas o escuelas de teatro.
¿Hay una línea ética y estética en el catálogo u os interesa la diversidad?…
Sí, tenemos una línea editorial muy clara que difiende el texto teatral como género literario. Dentro de esta línea apostamos por todos los subgéneros dramáticos y por los autores y autoras comprometidos con la escritura teatral. Atender a la diversidad también se vuelve importante una vez que el corpus que recogemos en Antígona se convirte en literatura de interés general.
Luego, estéticamente también hemos apostado por una línea en la imagen del libro: como cubiertas (siempre que el texto se haya estrenado) usamos la cartelería de la obra, como una manera de rendir tributo a la puesta en escena y para dejar constancia (a los futuros estudiosos del teatro) de esta nueva época dorada para la dramaturgia española.
¿Se pueden realizar publicaciones combativas y alternativas en estos tiempos de crisis?…
No solo es que se puede, nosotros somos una pequeña muestra de esto, sino que se debe. No podemos dejar únicamente en manos de los grandes grupos editoriales, el criterio de las publicaciones. La tarea de las editoriales independientes es fundamental para construir tejido cultural paralelo y más en tiempos de crisis no solo económica. Los géneros mal llamados «marginales» (la filosofía, el teatro, la poesía —aunque ahora está viviendo un renacimiento—) tienen un peso específico y no podemos dejar de atenderlos porque también son literatura.
¿Qué fórmulas ponéis en marcha para la difusión y promoción?…
La fundamental, tener una oficina abierta al público en pleno centro de Madrid: un espacio al que invitamos a todos aquellos que quieran pasarse a descubrir nuestras publicaciones. Tenemos, además, un gabinete de prensa y comunicación dirigido por Borja Vera y luego, las acciones habituales propias de este gremio: presencia en librerías nacionales e internacionales, ferias del libro generales y específicas del sector de las artes escénicas dentro y fuera de nuestro país, presentaciones de libros…
¿Cómo afectan los recortes y el aumento del I.V.A. a vuestra editorial?…
Para nosotros la crisis supuso un momento para aguzar el ingenio. Somos hijos de esta época y solo podemos contar con nuestros propios recursos. Pero por suerte, la subida del IVA no ha afectado al sector del libro y se sigue manteniendo al 4%. Así que sigue siendo un momento estupendo para compar libros.
¿Qué espectáculo que hayas visto últimamente te ha interesado?¿Por qué?…
Pues ha habido muchos que me han interesado tanto de la programación oficial como dentro del teatro off. No podría decantarme por ninguno porque todos introducen elementos que me interesan y que no son excluyentes. Pero en líneas generales, te diría que me han interesado y conmovido porque ponen de relieve la buena salud de la que goza nuestra dramaturgia —que vuelve a escribirse con mayúsculas— y porque sacan a relucir las excelentes capacidades de nuestras dramaturgas y dramaturgos.
Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis…
Seguir creando y apostar por los proyectos en los que uno cree.
¿Proyectos?…
Muchos literarios, pero el más inmediato… intentar conseguir que quien se acerque a esa entrevista quiera acercarse también a nuestros libros.
Alberto F. Prados: El teatro, tal y como lo concibo yo, no ha de tener una sola función
¿Cómo surge la obra presentada en La Pensión de las Pulgas?…Háblanos del proyecto…
«Veneno para ratones» nace de la necesidad de contar una historia en la que hubiera diferentes capas. Como espectador, me interesan mucho las obras en las que a medida que avanza la trama los personajes van dejando ver poco a poco sus motivaciones más oscuras. Quería mostrar al espectador una situación que comienza de una manera cotidiana y va tornándose en algo más «enfermo». Un pequeño núcleo familiar formado por una madre y su hijo, y la nueva pareja de ella, se convirtió en el mejor vehículo para contarla.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que aportasen ideas el resto del equipo en la puesta en escena? ¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
El proceso de ensayos con Isabel, Mauricio y Sergio ha sido muy enriquecedor. Son tres actores con un sentido muy cabal en cuanto a la construcción del personaje. Una de las cosas que más me gustan del proceso de ensayos es encontrar puntos en común poniendo sobre la mesa las diferentes lecturas que cada uno tenemos.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que se ha partido para crear este espectáculo?…
No hemos partido de ningún referente concreto a la hora de crear el montaje. Supongo que detrás de cada autor, de cada director, hay un imaginario propio formado, inevitablemente, por referencias artísticas, estéticas, etc. En ese sentido, en «Veneno para ratones» puede que haya algo de mi predilección por autores como Albee o incluso Almodóvar, pero en cualquier caso, de una manera muy inconsciente. Sería una osadía compararme, por supuesto.
¿Por qué haces teatro?…
Es difícil explicarlo. Es como cuando te preguntan el porqué de tu amor hacia otra persona; podrías enumerar las cualidades de esa persona, pero lo que hizo que te enamorases de ella y no de otra con las mismas (o más) cualidades, es algo inexplicable. La respuesta que más puede acercarse es que necesito que algunas ideas, historias o conceptos que hay dentro de mí se conviertan en algo material, y el medio ha sido el teatro.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director/autor de teatro?… Háblanos de los más recientes…
«Veneno para ratones» es el segundo texto que escribo y dirijo, y creo que goza de más grado de madurez que «Selfie», mi primer montaje. El balance de ambos supera mis expectativas; me siento muy afortunado de los profesionales que se han involucrado en ambos proyectos y han creído en ellos.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
El teatro, tal y como lo concibo yo, no ha de tener una sola función. Es importante que sirva de revulsivo, que muestre al público situaciones o maneras de actuar y pensar, diferentes a lo convencional. Pero además existe un teatro cuyo cometido es el de entretener y hacer que el espectador se centre en divertirse y pasar un rato agradable. Creo que esto se ha denostado bastante últimamente, incluso por parte de la profesión, de una manera muy injusta. Es necesario que estas propuestas existan.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Negativamente. Decir lo contrario me parecería una insensatez. La cuestión es que llevamos así unos años y nadie hace nada. Me apena mucho ver como los partidos que han surgido en pro del cambio tampoco tienen programas culturales demasiado concisos. O al menos no los defienden públicamente como debieran.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
«Pulveriza», una comedia de Abel Zamora que me pareció absolutamente brillante. Creo que Abel es un genio del teatro contemporáneo.
¿Proyectos?…
Hay algo en mente pero de momento disfrutar de las alegrías que nos está dando «Veneno para ratones». Sé que suena manida mi respuesta, pero vivimos en un mundo que cada vez es más frecuente «parir» un proyecto y meterte en otro. Quiero disfrutar de este montaje, porque aún tiene que crecer y vida por delante.
Carles Harillo Magnet: Hacer teatro para mi tiene algo de ritual íntimo, de exponer a flor de piel impresiones de lo que pienso de las cosas.
¿Cómo surge Los Buitres? Hablanos del proyecto…
Escribí el texto cuando tenía 23 o 24 años en Barcelona (y originariamente en catalán) después de un empacho de lecturas de Strindberg y de Baudelaire (entre otros), autores que plantean situaciones e imágenes desde una cierta decadencia de las relaciones y de la visión del mundo. En ese momento, con todo por hacer, plantee un mundo (el mundo de ahí fuera) desde la incertidumbre y desde el desconocimiento. El texto escrito ha dormido en un cajón desde entonces. En medio terminé mis estudios de interpretación, estudié cine y entre otras cosas, me trasladé a Madrid. Una vez aquí, fue al descubrir espacios como La Casa de la Portera o La Pensión de las Pulgas que el texto dormido en el cajón (junto a otros) empezó a gritarme. Lo revisé, hice la traducción y de pronto me encontré que el texto escrito desde la incertidumbre se había transformado en una certeza. Ponía encima de la mesa unas situaciones en las que me siento extrañamente cómodo y descubrí que la fuerza de Los Buitres ahora reside en ese viaje desde la incertidumbre ante «el mundo de ahí fuera” a una certidumbre. Y desde la fuerza que te da el querer compartir tu punto de vista y arropado por un equipo estupendo, fue el momento de levantar la función. Después de todo, haber sido el último estreno en la ya mítica Casa de la Portera, es uno de esos regalos que te estimulan para seguir adelante. Y seguir en La Pensión de las Pulgas desde septiembre, un lujo.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que aportasen ideas el resto del equipo en la puesta en escena? ¿Como ha sido el trabajo con ellos?…
Yo suelo trabajar desde un espacio muy colaborativo. Tener estudios de arte dramático me ayuda para empatizar con los procesos que viven los actores y me gusta ser exigente pero desde un terreno en el que mis actores sientan que ellos están contando la historia en sus parcelas particulares al mismo tiempo que mi labor es contarla en el global. También ayuda trabajar con Actores (en mayúsculas) como Mario Zorrilla que es un actor con la capacidad de hacer Vivir (también en mayúsculas) en cada función su personaje, Carmen Mayordomo, una de las actrices más nítidas, implicadas, juguetonas y generosas con las que he tenido el placer de trabajar (y con la que espero seguir trabajando en el futuro), Xabier Murua, actor de raza que ha hecho suya la premisa de “vivir una experiencia en cada función” con una fuerza, un control y una meticulosidad que facilita muchísimo el trabajo de dirección y Josi Cortés, con un personaje contrapunto, dotado de tal presencia y sensibilidad que se hace imprescindible para entender la función.
Haber estudiado cine y tener experiencia en el ámbito audiovisual, también te permite entender que cualquier colaborador en un proceso creativo es tan importante como el trabajo que tú puedas hacer o el trabajo de los actores. En esta ocasión, Los Buitres no serían los que son sin el apoyo de Zoilo Carrillo (mi ayudante de dirección que se ha ido a hacer las Américas), Gabriel Sánchez (el jefe de producción del proyecto y mi socio en Ojos de Sapo junto a Josi Cortés), Manuel De (producción ejecutiva y técnico de luces), el estupendo espacio sonoro de BobyLauren, la ya imprescindible directora de casting Mariam Grande – La Lunares y el vestuario y la dirección artística del gran Pier Paolo Álvaro con la colaboración de Roger Portal. Todos ellos han puesto su granito de arena para que no solamente hayamos levantado esta función sino que de pronto me haya visto rodeado de un grupo humano que han entendido a la perfección mis premisas (que no siempre son fáciles) y han podido dar lo mejor de sí cada uno en su terreno.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear este espectáculo?…
A parte del empacho de Strindberg a la hora de escribir el texto, la verdad es que no me miro tanto en la obra de los otros sino en las impresiones que me han dejado las cosas que me apasionan de las obras de los otros. Es decir, obviamente hay referentes que me persiguen pero no como referentes directos. Procuro ser muy libre y dejarme llevar por lo que me pide el proyecto a medida que lo desarrollas (siguiendo unas premisas básicas) y supongo que las cosas que me han dejado huella por el camino, marcan el pulso de mi resultado final junto a las aportaciones de los colaboradores y los actores.
¿Por qué haces teatro?…
He nacido con la necesidad de expresarme. De mirar mi entorno siempre con ojos del que no sabe nada y de sacar conclusiones. Hacer teatro para mi tiene algo de ritual íntimo, de exponer a flor de piel impresiones de lo que pienso de las cosas. Al contrario de lo que sucede con lo audiovisual dónde debes tener una visión global objetiva sobre un trabajo previo subjetivo, el teatro sucede aquí y ahora. Es un acto vivo de relación directa entre lo que tú estás contado y el público. Es un acto que me sigue resultando fascinante. En Los Buitres, cuando alguien se me acerca y me dice que se ha sentido reconocido en esto o en aquello y que le ha hecho reflexionar, me doy cuenta que hago teatro para eso.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director/autor de teatro? Hablar de los más recientes.
Mi última experiencia en la dirección de teatro fue el estupendo texto “Smartphones (una farsa de bolsillo)” de Emilio Williams, con dos temporadas en el Teatro Lara. Fue una experiencia muy interesante el tener que asumir la dirección de un texto que reformula el Teatro del Absurdo (un genero que me apasiona) situándolo en el mundo contemporáneo. Fue una experiencia muy enriquecedora de la que aprendí mucho. También participé con un texto mío en “Tres segundos” de Jesús Ortega dónde compartí cartel con autores a los que admiro.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Para mi, hablar del teatro (como representación cultural) es hablar de la identidad de un país. Cualquier creador es alguien que aquí y ahora dice lo que piensa/siente/entiende de la sociedad que lo rodea. En el momento en que el poder niega esas voces (algo, por otro lado, imposible) va más allá de un iva o de unas trabas administrativas, lo que está haciendo es callar las voces de las personas que utilizan el arte como altavoz. En ese sentido, me parece que el poder peca de iluso al poner el foco en otras prioridades ya que el teatro, les guste o no, va a seguir sirviendo para decir lo que tengan que decir sus ciudadanos. Y que esas voces enriquecen el tejido de la identidad de los países. Y creo que es de países inteligentes crear industrias firmes de todo lo relacionado con la cultura. Con eso queda todo dicho.
¿Como crees que está afectando la subida del iva y los recortes al teatro?…
Creo que a estas alturas no se puede decir nada que no se haya dicho ya. He trabajado en productoras y en una distribuidora y puedo asegurar que, a parte de la huída del público de las salas por el incremento del precio de las entradas, hay una asfixia a TODAS las profesiones relacionadas con la cultura que dice muy poco de las intenciones de los señores y señoras que nos gobiernan. Pero eso también se ha dicho ya muchas veces. Lo único que nos queda es esperar un poco a ver si definitivamente se ponen de acuerdo y alguien valora la cultura por lo que es: un bien común.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
La última obra de teatro que he visto fue el estreno en el Off del Lara de Si los ángeles disparan basada en Garrulos de Jorge Moreno bajo la dirección de Ivan Ugalde. Me pareció un texto fantástico muy bien defendido por los actores, con una puesta en escena muy evocadora y un gran trabajo por parte de Ivan Ugalde a la hora de generar la atmósfera apropiada para esos personajes tan oscuros y contundentes. Y por supuesto es remarcable el trabajo de Manuel De en las luces y de Pier Paolo Álvaro en el vestuario y en la escenografía.
¿Proyectos?
Bajo el sello de OJOS DE SAPO (junto a mis socios Josi Cortés y Gabriel Sánchez) estamos trabajando ya en una pieza de microteatro llamada TIRITAS que se estrena el 24 de Febrero en La Escalera de Jacob (una pieza-juego teatral muy divertido), estamos en plena creación de un espectáculo con música en directo del que no puedo hablar todavía mucho, hemos hecho ya algunas lecturas de un nuevo texto que vamos a intentar levantar este año y estamos buscando financiación para un cortometraje. Paralelamente, ya estamos trabajando en la gira de LOS BUITRES que arranca el 12 de Marzo en el Centro Niemeyer de Avilés. Proyectos no nos faltan, ¡lo que nos falta es que bajen el IVA!
Carlos Martínez-Abarca: Hago teatro porque me parece más real que la vida.
¿Cómo surge el proyecto que has estrenado en Arte & Desmayo?…Háblanos del proyecto…
«Equus» surge a propuesta de la propia sala Arte&Desmayo. Ya había trabajado con Juanma y Álvaro Gómez en «El Coleccionista», y éste ha sido el segundo proyecto con ellos. Al principio me pareció imposible hacer un texto así en esta sala, pero tras estudiar bien el original de Peter Shaffer, le pedí a Juanma que me diera la libertad de hacer una adaptación adecuada para el formato de espectáculo que estaba a nuestro alcance. Fue todo un desafío: un espectáculo con doce personajes interpretados por ocho actores, la mezcla de líneas de tiempo distintas de forma simultánea en el espacio, la aparición de los caballos a los que dan vida cuatro actores… Una locura que necesitaba de un equipo creativo y una compañía de actores audaces y dispuestos a trabajar al límite. Diseñando la producción nos dimos cuenta de que un espacio como Arte&Desmayo era perfecto para «Equss». Shaffer nos alerta sobre el exceso de control y búsqueda de la normalidad previsible en nuestras vidas… El público no puede escaparse ni controlar, y hace una inmersión total en la peripecia de los personajes. Hoy ya no puedo concebir este texto de otra forma.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que aportasen ideas el resto del equipo en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
El 15 de julio (a 6 meses del estreno) reuní a una docena de locos maravillosos dispuestos a crear este espectáculo:luz, espacio, sonido, vídeo, coreografía, máscaras, vestuario, diseño gráfico… para generar un mundo lleno de estímulos sensoriales en el que combatieran el dios de la normalidad que nuestra sociedad ha construido y personaliza Martin, y Equus, el dios que Alan trae de la mano y nos invita a mirar en lo oscuro. Seis meses después estrenábamos el diseño de espectáculo que les presenté… sólo que ese esquema de punto de partida había tomado vida y crecido gracias a ellos. Mis pautas a priori fueron muy claras, pero era necesario una creatividad audaz por parte de cada uno. Y aceptaron el reto con tanto miedo como ilusión; todos me han ido confesando que les temblaban las piernas al salir de esa reunión. Pero lo han hecho. Me froto los ojos todos los días en la sala, y ahí está, es real. Un «milagro» sólo posible con un equipo que se ha roto la cabeza por ir más allá… sólo como ejemplo Guillermo Campa tuvo que hacer hasta diez diseños de máscara para llegar al que nos gustaba…y después siguió retocando el diseño. Patricia Roldán ha estado trabajando cuatro meses con los actores par que los caballos tomen vida de forma real… No se puede explicar en unas líneas la capacidad de creación y renuncia simultáneas que hemos necesitado para poder llegar al «Equus» que soñé hace meses y ahora veo vivo en escena cada día. Y lo mejor es que es fruto de un equipo, de muchas sensibilidades trabajando en una sola dirección.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear este espectáculo?…
Supongo que lo que hago es fruto de todo lo que he visto y aprendido en años; creo que la imaginación no es más que memoria remezclada caóticamente. Mi referente siempre es el texto, no busco modelos fuera. El texto más la suma de las ideas centrales de mi dramaturgia proporcionan los ejes estéticos a emplear, estos aparecen de forma espontánea, orgánica…. si luego remiten a algún tipo de referencia concreta es fruto del proceso natural y de la herencia estética de cada miembro del equipo creativo.
¿Por qué haces teatro?…
Porque me parece más real que la vida.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de teatro?… Háblanos de los más recientes… El coleccionista…
Me considero sobre todo una persona muy afortunada; mis últimos trabajos me han permitido hacer el tipo de teatro en el que creo, y de la mano de Shakespeare, Fowles, Shaffer, Conejero, recientemente he descubierto un nuevo autor divertidísimo y fantástico, Chema Trujillo… Estoy haciendo lo que quiero y con la gente que quiero. Sobre todo «Un cuento de invierno», «El Coleccionista» y «Equus» me han permitido explorar en la línea de la bipolaridad en lo estético y en lo ideológico, en la configuración de dos mundos opuestos que chocan en escena y deben hacerlo además con armonía, lo que algunos llaman la «suma de contrarios», y que late de forma tan poderosa en toda la tensión creativa que ha galvanizado la cultura occidental. Además esto plantea el reto de hacerlo sin caer en el maniqueísmo ni en esquematismos ideológicos. De ese choque debe surgir toda una gama de grises compleja y sobre todo, sin respuesta única. Me interesa que el público salga con una pregunta, no con respuestas. Y los autores que he hecho últimamente te desafían a ello.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que el teatro debe conmocionar. Me parece que en occidente hemos ido al teatro durante siglos para eso. Shakespeare lo dice en «Hamlet» con tanta belleza y precisión que no voy a intentar remedarle, pero ese espejo que nos pone el teatro (sea del color y forma que sea) siento que últimamente se nos presenta demasiado empañado para no hacernos daño como espectadores y comprar nuestro beneplácito y paz espiritual… ¡¡pero el teatro debe ponernos en guerra!! Con el público no se negocia, se le sacude: de horror, de risa, de dolor, de lo que sea, pero hay que sacudirle. Para eso vienen a vernos; la gente con su entrada compra el derecho a vivir al límite y en peligro durante un par de horas… porque el resto de su vida es tratar de ahorrarse ese vértigo que necesita ver en él a través de los personajes.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Subir el IVA, recortar ayudas, encarcelar titiriteros… toda forma parte de una declaración de guerra de la más negra derecha española para hacernos desistir. En estos cuatro años hemos padecido los tiempos más oscuros desde la dictadura. Pero no van a acabar con nosotros. Más les vale que se relajen un poco y que desistan ellos.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
«Equus» me ha absorbido de tal manera estos meses que he desaparecido del mundo…. El recuerdo más vívido y que más me impactó de lo último que he visto es «La Gaviota» por una compañía lituana absolutamente maravillosa. Me fascina la capacidad de los actores de la escuela rusa para trabajar con esa sensación de facilidad y llegar a estados extremos con tanta fluidez, como si fuera un fenómeno inevitable de la naturaleza.
¿Proyectos?…
El secreto profesional me obliga a guardar silencio… Y es demasiado goloso como para decirlo en público….
David Lorente: El verdadero arte siempre es combativo: si no lo es, no es arte.
¿Cómo surge el proyecto que presentas en La Pensión de las Pulgas?…
«El Grito del Contrabajo» surge a propuesta de mi gran amigo Roberto Drago, que andaba a
vueltas desde hacía mucho tiempo con adaptar la novela «El Contrabajo», de Süskind y probarse
en el difícil terreno interpretativo del monólogo. Roberto y yo ya habíamos trabajado juntos en
otros dos montajes y la verdad es que nos entendemos a las mil maravillas, y eso es algo que hay
que aprovechar siempre, con lo que cuando me lo propuso no me lo pensé.
Háblanos del montaje, del texto…
La primera premisa fue hacer de la novela teatro. Tras una primera adaptación de Roberto, nos
propusimos condensar al máximo el texto, sacando de la novela lo que denominábamos los «hits»
del personaje, es decir, las frases esenciales en lo referente sobre todo a su conflicto. No hay
nada añadido por nuestra parte. Nada. Todo lo que se dice está en la magnífica novela de
Süskind. En el género novelístico creo que no es tan importante, pero en teatro el conflicto es la
esencia, y al comprimir las setenta páginas de la novela hasta dejarla en nuestra adaptación en
siete, apareció el conflicto, apareció incluso otro personaje, podríamos decir, respecto al de la
novela. Un personaje mucho más disparatado y a la vez, me atrevo a decir, más interesante para
darle vida en un escenario.
Tras depurar de esta manera la novela, tanto Roberto como yo teníamos claro que en esta historia
tenía que participar Ernesto, hermano de Roberto, contrabajista, y también enamorado del texto
desde hacía años. Y a partir de su incorporación, nos pusimos a jugar con el asunto.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?
No sólo hubo ocasión, sino que fue desde el principio el objetivo. Entiendo que el actor es el que
manda, el que debe llevar en todo momento la iniciativa. Todos los que le rodeamos debemos
acompañar. Dirigir no es mandar, es escuchar.
¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?
Somos amigos desde hace mucho. Nos conocemos muy bien. Concha Delgado y Miriam Reyes
también entraron enseguida en el proyecto, y entre los cinco nos propusimos sobre todo
investigar, aprender, y divertirnos. No se puede hacer buen teatro sin divertirse.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?
La verdad es que no se me ocurre ninguno.
¿Por qué haces teatro?
Creo que es lo mejor que sé hacer para ganarme la vida, la verdad.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de teatro?
Sinceramente, no hago nunca ningún balance de mi trabajo. No le doy ni siquiera esa importancia.
Sí que es verdad que cada vez tengo más claro lo que he dicho anteriormente, que dirigir es
escuchar, todo lo contrario a imponer. El director tiene que conseguir que todos las personas que
participen en el montaje lo hagan de la manera más libre y creativa posible.
Háblanos de los más recientes
Hacía como tres años y algo que no dirigía teatro. Yo soy actor más que director. Me meto a dirigir
normalmente cuando alguien, como en este caso Roberto Drago, me propone algo que no puedo
decir que no. No sé valorar muy bien «mi trayectoria». No me hago mucho caso.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?
Pues creo que la función intrínseca de toda manifestación artística, es decir: serlo. Ser arte. El arte
es necesario en el sentido de inevitable, afortunadamente. Por mucho que se esfuerce, y a veces
se esfuerza con tozudez, el ser humano no puede vivir sin arte. Es imposible.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?
Es evidente para mí que estos gobernantes que tenemos no quieren Teatro. Es evidente.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
La primera que me viene a la cabeza es «El sueño de una noche de verano» que vi en Almagro
dirigido por Tim Robbins. Me fascinó.
¿Proyectos?
Estoy empeñado en dirigir «El Monstruo de los Jardines», una delicia de obra de Calderón de la
Barca, y vive dios que lo conseguiré.
¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?
Me pongo estupendo y digo: hacer arte es hacer preguntas. Hacer preguntas es cuestionar.
Cuestionar es, siempre, combatir. El verdadero arte siempre es combativo: si no lo es, no es arte.
Ángel Facio: Para ganar pasta haciendo idioteces, mejor poner el culo o meterse a puta.
¿Cómo surgió Goliardos? ¿Cuáles son las premisas para seleccionar los proyectos de la Compañía?…
Nuestro origen podríamos situarlo en el TEU de Políticas del año 64. Varios componentes del mismo pretendíamos seguir haciendo teatro y nos inscribimos en el registro de Teatros de Cámara y Ensayo bajo las siglas TEP (Teatro Español de Postgraduados), siglas que seis meses después trocamos por Los Goliardos, identificándonos con aquellos monjes libertinos que recorrieron Europa en el siglo XI, escribiendo provocativos poemas y predicando el amor libre. En aquella primera etapa, y bajo la etiqueta de teatro independiente, montamos diez espectáculos. Con los tres últimos confirmamos nuestra vocación itinerante, contabilizando más de ochocientas representaciones diseminadas a lo ancho de todo el territorio nacional – recorrimos todas las provincias españolas, incluso las insulares-, participando en cinco festivales internacionales, varias giras por Europa para la emigración, y haciéndonos un nombre respetable en el panorama nacional. En el 74 cerramos el quiosco porque no podíamos seguir creciendo a nuestra costa.
Pero ahí no quedaría la cosa. Identificándonos con el río Guadiana, en 1989 resurgimos como sociedad limitada. En cuatro años presentamos cuatro espectáculos: Hades Hotel(versión libre de Huis Clos, de Sartre), Ella, de Jean Genet, el Tenorio en plan mafioso, y Reloj, de Rodrigo García, en colaboración con el Ballet Nacional de Cuba. Desgraciadamente, la nefasta gestión de un productor de cuyo nombre no quiero acordarme, dilapidando unos 10 millones de pesetas, nos dejó de nuevo en la puta calle. Otra vez sumergidos.
Sin embargo, en 2011 volvimos a reaparecer, esta vez como Fundación. Y como fundación presentamos Moscú Cercanías -en el Teatro Español- de Venedikt Erofeiev, una pieza de microteatro y ahora este Papá Noel es una mierda en los Teatros del Canal, que pretende alegrar la vida a los que detestan las navidades.
En la primera etapa, los directores proponían los textos, y el grupo los aceptaba… o no.
En la segunda, los miembros de la sociedad limitada escogían la programación y acordaban el reparto. Ahora, con la fundación, los patronos -11 para ser exactos- definen los espectáculos a representar sobre las propuestas de los directores escénicos. En cualquier caso, los criterios han sido siempre rompedores y anti-sistema. Nuestra orientación fue desde el principio de carácter anarquista.
¿Qué balance haces de estos años de existencia de la Compañía?…
Como teatro independiente, un 11 sobre 10. Como sociedad limitada, un 8. Y ahora, que el público nos coloque en el lugar que nos corresponde.
¿Qué evolución ha hecho la Compañía a lo largo de las diferentes producciones realizadas?…
Del teatro popular al teatro antiburgués. Las clases populares no suelen acudir al teatro.
¿Es importante tener unos colaboradores habituales en el equipo artístico y técnico?…
Nosotros somos un equipo total. Ahora mismo, todos los técnicos forman parte del patronato de la fundación, el resto son actores y directores. En cada montaje, dadas las condiciones del mercado, buscamos una cabecera de cartel afín a nuestros planteamientos.
Háblanos del proyecto que estrenáis en los Teatros del Canal
Papá Noel es una mierda es un hito del teatro francés. Primero fue un espectáculo creado por la Troupe du Splendid y después pasó al cine con el mismo reparto. No hay un solo francés que no haya visto en alguna ocasión la obra y/o la película. En nuestra versión se convierte en un cuento de navidad perverso, una comedia violenta pensada para el disfrute de todos los que sufrimos urticaria al acercarse las entrañables fechas. Lógicamente pensamos que es representable en cualquier época del año, pero nos pareció que lo apropiado era estrenarlo en Navidad.
¿Cómo es el trabajo con el equipo artístico durante el proceso? ¿Hay una línea ética y estética en la Compañía?…
Naturaca, que diría Don Ramón. Dedicamos al menos una semana a profundizar el significado del texto, la construcción ideal del personaje, el espacio escénico, etc. Y sean cual sean las condiciones de la producción, nunca ensayamos menos de ocho semanas.
En cuanto a la línea ética y estética, ya está respondido, ¿no?.
¿Se pueden realizar propuestas combativas y alternativas en estos tiempos de crisis?…
Son las únicas que merecen la pena afrontar. Para ganar pasta haciendo idioteces, mejor poner el culo o meterse a puta, ¿no? Resulta mucho más rentable y gratificante.
¿Tenéis espectáculos en repertorio? ¿En gira?…
Sí. Moscú Cercanías, y ahora este Papá Noel. Vamos donde nos llamen, siempre que nos permitan comer de nuestro trabajo.
¿Qué proyectos tenéis entre manos?…
Rehenes, un musical sobre E.T.A. y el nacionalismo vasco elaborado a partir de The Hostage, del irlandés Brendan Behan. De hecho, ya teníamos fecha para estrenar en el Teatro Arriaga de Bilbao en el próximo mes de febrero, pero después de consensuar un reparto eusko-madrileño, el mismo día que debíamos firmar el contrato, la facción vasca se echó para atrás. No me preguntes por qué, ya que no se han dignado explicármelo.
¿Cómo os están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a vuestros proyectos de teatro?
Imagina. Ya no es que no nos apoyen. Estos cerdos que nos gobiernan pretenden asimilarnos a los discapacitados. Si pudieran nos mandarían al paredón.
¿Qué montaje que hayáis visto últimamente, te ha interesado? ¿Por qué?…
La mudanza, de Perigallo Teatro. Por su temática y su perfecta interpretación.
¿Cómo veis la realidad teatral de nuestro país en estos momentos?…
Más negra que el porvenir de Platero y otros asnos finiseculares.
Lucía Miranda: Hago teatro por puro egoísmo: porque me hace feliz.
¿Cómo surge el proyecto que presentas en el CDN?…Háblanos del montaje, de tu versión…
El proyecto surge el día que Fernando Sánchez-Cabezudo me llama y me dice que quiere que participe en un Laboratorio que se está gestando entre La Zona y la Kubik donde cuatro jóvenes creadores vamos a tener 5 meses para desarrollar una propuesta. Llegué a la primera reunión con 5 ideas bajo el brazo, ¡quería hacerlo todo! Después pensando en los tiempos, el presupuesto y los derechos de autor de las distintas propuestas, me incliné por hacer una versión de Casa de Muñecas contextualizada en los años 50 en España. Mi abuela se separó de mi abuelo en 1959, y en aquellos años una mujer todavía podia ser denunciada por abandono del hogar, mientras ellos se podían ir de casa tan campantes, y las mujeres no tenían derecho a tener una cuenta en el banco o a pedir un préstamos como la pasa a la Nora de Ibsen. Hay un montón de cosas de la historia de mi abuela que me quedaron por saber, así que pensé que Nora,1959 sería una manera de conocerla mejor.
La versión tiene una mezcla del texto de Ibsen respetando la trama original; con teatro musical, porque el mundo sonoro de aquellos años está presente con figuras y cantamos y bailamos en directo; el teatro documental, porque hemos entrevistado a mujeres mayores de 75 años sobre aquella época y sus voces aparecen como un documental sonoro; y el radioteatro o la radio performance, porque la recuperación de la radio de aquellos años, con Elena Francis, o el programa de detectives En Busca del Culpable son fundamentales en esta versión.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Sí. Una de las mejores cosas del proyecto de LaZonaKubik es que me han dado plena libertad para elegir el equipo, así que el equipo artístico de Nora, 1959 es la gente del Cross Border Project, mi compañía. Algunas escenas nuevas como en las que aparece el hijo de Nora han surgido de improvisaciones con los actores. También jugamos a ver qué usos diversos podíamos dar a los objetos que tenemos en la escena, y de las propuestas de ellos ha surgido la figura de la maleta Tragaderas. Hay escenas como la del flashback de la vida de Cristina y Nora como amigas donde aparecen una serie de vivencias de ellas que nacen de una improvisación que hicimos una tarde de taller con la compañía filipina PETA Theatre. También están ideas que han surgido de los dos talleres que se hicieron junto con el Laboratorio Rivas Cherif del Centro Dramático Nacional, como el espacio sonoro de la fiesta que los participantes podrán reconocer en la puesta en escena. La selección musical de los temas, aunque está decidida por Nacho Bilbao que es el director musical y por mí, nace de un listado donde todos los actores propusieron temas de aquellos años. Y algunas de las mujeres a las que hemos entrevistado son abuelas o familiares del equipo. Nacho Bilbao, Ángel Perabá y Belén de Santiago que están en el espectáculo como músico, Torvald y Nora respectivamente, también se han encargado de dirigir las propuesta musical (Nacho), coreográfica (Ángel) y textual (Belén) , liderando el taller de Espacio Sonoro o el entrenamiento en Viewpoints. Es un trabajo totalmente hecho desde el equipo.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
A nivel técnico hemos trabajado muchísimo con el espacio sonoro y cómo crearlo desde el elenco. Hubo un taller en colaboración con el Rivas Cherif del Centro Dramático Nacional donde aprendimos de radio teatro, radio performance, un taller de radio en la SER para ver cómo se hace radio ahora… Y también hemos trabajado desde el teatro documental y las entrevistas que hemos hecho a un grupo de mujeres mayores, para dar voz a esas Noras de los 50. Hicimos también un pequeño taller de Viewpoints que dirigió Ángel Perabá.
A nivel estético hemos trabajado con el imaginario de Edward Hopper, vino Germán Huici profesor de Historia del Arte experto en el tema, y sirvió para que escenografía, vestuario y luces caminaran en la misma dirección. Queríamos que hablara de las mujeres de la posguerra, pero que fuera un espectáculo universal, no localista, de ahí Hopper.
¿Por qué haces teatro?… Porque me hace feliz, porque no sé hacer otra cosa, porque me encanta cuando estamos toda la compañía junta riéndonos de lo mal que ha salido algo, porque viajo y conozco a gente de otros lugares. Podría decir algo profundo sobre la importancia del teatro y las artes en la vida de las personas, pero es que yo hago teatro por puro egoísmo: porque me hace feliz.
¿Qué balances haces de tus trabajos como directora de teatro?… Háblanos de los más recientes…
La verdad es que ha sido un año maravilloso. Empecé 2015 haciendo la dramaturgia y la puesta en escena de dos conciertos para la JORCAM en los Teatros del Canal. Uno de música coral y otro de zarzuela. Ambos procesos fueron geniales. Yo nunca había trabajado con un coro, y la música me encanta, además en la JORCAM me dieron plena libertad para articularlos. Después La Cuarta Pared me invitó a dirigir el final de curso de la Escuela, y escribí Las chicas no fuman igual, una pieza de teatro foro sobre la violencia de género en la adolescencia. Fue sorprendente la acogida, y de nuevo tuve libertad y confianza plena por parte de la Cuarta para elegir tema, formato… el equipo estuvo a tope, y me sirvió para reafirmar que tenemos que hacer más teatro foro: escribirlo, montarlo, enseñarlo, ¡todo! ¡Es una herramienta poderosísima! Desde el Cross Border Project adaptamos otra pieza de teatro foro con la que llevamos 3 años ¿Qué hacemos con la abuela? sobre el Alzheimer y el cuidado a los mayores a calle porque la llevamos a la Plaza Mayor de Fira Tárrega, y fue otro momento de reflexión y decisión: tenemos que hacer más trabajo de este tipo, provocar espectáculos más participativos, más dialogantes… En diciembre que medio descansamos, pensaremos cómo hacerlo.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?… Creo que el teatro debe tener tantas funciones como tipos de espectadores. Tiene que haber un teatro que entretenga, que evada, porque hay un público que demanda eso, pero también tiene que haber un teatro que provoque, que plantee preguntas, que muchas veces no entiendas. Para mí y el teatro que intento hacer es un teatro de encuentro, de conversación, creo que el teatro tiene que generar una conversación no sobre lo bien o mal que han estado los actores sino sobre el tema qué se ha visto y cuál es la posición del espectador, que descubrió o que reafirmó.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?… Creo que está afectando en dos sentidos. El Gobierno está destrozando un tejido empresarial y la profesionalización de un sector, aumentando la precariedad de todos los que trabajamos en él, al mismo tiempo que se recorta el acceso a la cultura de los espectadores (mayor subida de precios, menos gente que puede acceder a ciertas propuestas) lo que reduce la capacidad crítica y la capacidad de soñar de los espectadores, que son la sociedad entera. Por no hablar del tema de la educación artística en los colegios. Es tremendamente irónico cuando nuestros políticos salen hablando de la marca España como algo positivo, cuando están destrozando el sector que en gran parte crea esa marca.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?… Lo último que he visto ha sido Beautiful Beach de Antonio Ruz, compañero del laboratorio de LaZonaKubik y lo disfruté un montón. Antonio me parece un creador con un universo muy particular, que trabaja muy bien los contrastes, y me encantó como integró a los músicos en la propuesta, como se combinaban los solos con las partes de elenco. Admiro el trabajo de elenco, y el final estaba muy bien construido. Veo menos danza contemporánea de la que me gustaría, y me pareció un espectáculo para todos los públicos. Había varios niños viendo la función y se lo cantaron todo.
¿Proyectos?… Con mi compañía The Cross Border Project participamos en diciembre dentro de la exposición Ni Arte Ni Educación en Matadero Madrid con un taller para adolescentes al que le tenemos muchas ganas. Es de creación colectiva con adolescentes y vamos a usar spoken word, una herramienta que llevamos tiempo probando. En enero me voy a Etiopía a dar un taller de teatro foro y a trabajar con una compañía de allí. Y estoy a la espera de volver a coger la maleta para Ecuador y Nueva York en 2016, estoy esperando cerrar calendario.
¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Creo que el simple hecho de estar haciendo teatro hoy en día, de trabajar en este sector de las artes escénicas que es una industria y al mismo tiempo un servicio público aunque a nuestro Gobierno se le olvide, es totalmente combativo.
Jorge Sánchez: El teatro ha de recuperar la belleza de lo inútil
¿Cómo surgieron los proyectos que habéis presentado en Madrid…?…Háblanos del proceso y del montaje de ellos…
Este año ha sido muy movido, con muchos estrenos y ahora reestrenos. La verdad que durante todo el 2014 nos fuimos embarcando en proyectos muy diferentes todos con un gran interés por proponerle al público madrileños materiales inquietantes, descontracturados pero, por sobretodo, que apostaran por lo que siempre hemos defendido: el trabajo actoral como motor escénico. Así estrenamos RAICES TRENZAS (Surge Madrid y Puerta Estrecha) un trabajo cien por ciento de búsqueda estética pero también queríamos abordar propuestas diferentes a las de nuestro propio imaginario y trabajo de compañía. Es por ello que nos propusimos dialogar con diferentes autores y si eran de distintas generaciones, mejor. Así fue el caso con LIBRATE DE LAS COSAS HERMOSAS QUE TE DESEO, un proyecto que presentamos al ETC de Cuarta Pared, pues desde hace años veníamos siguiendo la apuesta de esta casa por su impulso a las nuevas dramaturgias, y cuando leímos el texto de María Velasco nos pareció que podía ser una gran oportunidad para ello. Muy diferente fue lo que nos pasó con FAMÉLICA, que se gestó mucho antes, cuando en el 2013 Juan Mayorga vino a ver a nuestro OCUPA TEATRO y, ante la puesta en escena que en ese proyecto hicimos de un par de obras cortas de él, nos contrapropuso escribir una obra en simultáneo al proceso de ensayo.
Nunca pensé que todos irían a dar a luz de manera tan seguida y en marcos tan variados, casi no le hemos podido dar tiempo al público para que descanse de una y pueda ver la otra. Por suerte ahora toca reestrenarlos. Con LIBRATE del 1 al 8 de noviembre estuvímos en el Teatro del Barrio y con FAMÉLICA estamos los jueves en el Teatro Lara -sala principal.
¿Cómo ha sido el proceso de creación dramatúrgico?… ¿Cómo ha sido el trabajo con los intérpretes?…
Con Juan Mayorga para FAMÉLICA el proceso de escritura fue muy heterodoxo. Al principio sólo hubo una reunión de trabajo en el que convenimos más un ‘modus oparandus’ que un contenido. Hubo si, citas de autores que nos parecían pertinentes asociar en el trabajo al que nos disponíamos a atacar, pero nunca definimos nada. Sí, era clara la idea de que Juan escribiría en simultáneo al trabajo escénico que yo desarrollaría con los actores y que de vez en cuando nos enviaríamos información para dejarnos influir un espacio de creación con otro. Tras un par de meses, le presentamos a Juan un esbozo de esas primeras diez paginas escritas y nos entusiasmamos. Él siguió escribiendo y nosotros enviándole transcripciones de improvisaciones, ideas de puesta, de historia de personaje, etc. También nos pasábamos citas de películas, noticias de prensa, lecturas… A veces le enviamos vídeos que hacíamos en los ensayos… Todo para ir generando un imaginario en común. Llegó un momento que fue necesario chequear con público y ver como respiraba y nos dimos la oportunidad de presentar este primer esbozo en el Ateneo y hacer un ensayo con más de 150 personas que opinaron del material y que nos sirvió para seguir afirmando en la idea del proyecto. En esa época todavía no estaba todo el elenco definitivo pues en el proceso de escritura habían surgido muchos más personajes que actores con los que trabajábamos y en ese momento habíamos tomado la decisión de que los actores desdoblaran personajes, etc… Luego nos tomamos un tiempo y dejamos a Juan que cerrara la propuesta dramatúrgica. A partir de ahí ya comenzamos un trabajo más ortodoxo, definimos estética escénica, convocamos a los actores que nos parecía apropiado para el proyecto… etc…
En LÍBRATE, sin embargo, la obra ya estaba escrita y de lo que se trató fue de escuchar mucho a la autora y a partir de ahí ver qué lenguaje escénico nos estimulaba desarrollar.
En cuanto a RAICES TRENZAS es un proyecto que viene de hace más de 8 años en los que se fueron generando diversas experiencias dramatúrgicas y de puesta muy estimulantes que fueron generando diferentes materiales, ha estado dormitando unos seis años hasta que finalmente a principios del 2014 tomamos la decisión de materializarlo.
Con los actores, la idea siempre es buscar qué pueden aportar ellos, qué es lo que les interesa desarrollar en lo personal dentro del proyecto. Según la experiencia y los modos de producción esto puede tener más cabida o no. En estos tres proyectos en particular hemos tenido procesos bastante disimiles, pues en unos trabajamos sólo con actrices de la compañía (RAICES TRENZAS), en otros lo combinamos con varios invitados (LÍBRATE) y en FAMÉLICA si bien habíamos tenido alguna experiencia escénica con alguno de ellos, con todos prácticamente ha sido nuestro primer trabajo juntos. No obstante, no he variado mucho el planteo de ensayo, en ellos intento que sea el mismo contacto directo con los actores-actrices y el material en juego el que me vaya haciendo tomar decisiones. La idea siempre es encontrar entre los intérpretes una verdadera comunicación y sacar lo mejor de ellos para que en el momento de la representación la obra conecte con el público. Como director no me atrae imponer ideas ni gustos, me interesa más bien intentar genera un lenguaje propio de ese particular encuentro del equipo, una estética que incluso me sorprenda y atraiga aunque ello no quiera decir que necesariamente sea un lenguaje escénico novedoso.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear estas puestas en escena?…
Precisamente con LIBRATE lo que nos planteábamos era cómo trabajar un planteamiento autobiográfico desde una mirada ajena y desconocida… En principio esta era la típica dramaturgia que para radicalizar su propuesta lo que debería hacerse es que sea la misma misma autora y sus personajes ‘verdaderos’ quienes se interpreten así mismo. Eso o bien desarrollar una estética superadora que ‘ficcionalizara’ y, por ende, desarrollara una poética escénica que pusiera en el centro la historia y el tema más que al ‘yo’ de la autora.
Es así que empezamos a ver que podía ser pertinente asociar este proyecto a las indagaciones que en varios proyectos anteriores veníamos haciendo con audiovisuales (¿acaso lo multimedia ya no forma parte del cotidiano, de nuestro ‘naturalismo’?). No se trataba de ser ‘originales’ es más que evidente mencionar que desde los 60′ se viene instalando en el cine el diálogo entre realidad con ficción (Grande Herzog!!! El neorealismo italiano!!!) y qué decir de cuando en los 90′ con la llegada del digital se hicieron varias experiencias de ficción con muchos guiños de realidad («Los idiotas», «The Blair Witch Project» por citar algunas)… También eran tentadoras las infinidad de citas al cine documental y de pseudodocumentales que ya conforman todo un género cinematográfico en sí mismo. Tampoco se trataba de ser los primeros en trabajar audiovisuales en el teatro, ¡por dios! sino de ver hasta qué punto este soporte nos permitía mantener cierta sensación de vivo-enlatado del planteamiento escénico y generar una actuación tal que siempre fuera el trabajo ‘vivo’ de los intérpretes quienes pusieran en juego el imaginario del espectador… En LIBRATE también había necesidad de trabajar con música en vivo, la obra pone en primer plano eso de ¿qué es lo originario, de donde venimos, qué es lo extranjero? Desde hace años, indagando con colectivos de aquí y de latinoamérica siempre me ha parecido muy emocionante comprobar que en las músicas tradicionales (y en todas, pero en éstas se hace más evidente) hay tonalidades, sonoridades, ritmos tan similares que no sabes cuál es la que pertenece a dónde…. Me parecía que había que ponerse a trabajar con ello. Al respecto influencias escénica, tantas… de entre muchas quizás por mi admiración y respeto, deba citar a Alan Platel, su estética y sus planteamientos escénicos de trabajo coral son realmente de una sensibilidad y particularidad emocionante… Pero ninguna pretensión de hacer ni parecer.
En cuanto a FAMÉLICA, en un principio es más sencilla. Hubo en un momento la idea de desarrollar un juego parecido con el tema vídeos, pero luego sentí que debía apelar a la nada. Desnudar la escena, proponer una actuación en primerísimo plano y dejar que el texto discurriera. Que el público conectara directamente con el juego de la interpretación y que no hubiera ‘artificio’. En ese sentido creo que hay mucha más similitud con el trabajo de teatro de ‘actuación’ que se hace en Argentina.
RAICES TRENZAS, en cambio, es la más compleja de todas. Intentamos poner en el mismo nivel la actuación, la dramaturgia, la plástica, la musicalidad… Una verdadera apuesta estética que intenta dar cuenta de la complejidad de la vida, del tiempo, los sentimientos y del teatro.
¿Por qué haces teatro?…¿Cómo fueron tus orígenes en Argentina?…
Es difícil de explicarlo. Quizás sea porque un día en el jardín de infantes me tocó a mí hacer el ‘numerito’ y la gente se rió y aplaudió mucho y entonces sentí que había allí algo en mí que podía hacer sentir bien a los otros… No sé. Porque soy un obsesivo de lo imposible, porque el teatro atrapa y no te deja dejarlo…
Al principio fue eso pura actividad lúdica en el cole del pueblo, luego cuando tuve la oportunidad de ir a estudiar a la capital de provincia y quise probarme un poco más y al tiempo que estudiaba otras dos carreras (Periodismo y Filosofía y Letras) en la universidad me inscribí en el Conservatorio de Arte Dramático. Me fue bien. Al terminar todos los estudios me decidí por darle oportunidad al teatro, me fui a Buenos Aires y probé con varios de los grandes ‘maestros’ de allí y cuando descubrí a Ricardo Bartis ahí terminé de cerrar filas… Él me transmitió su enorme pasión por el teatro, sus conceptos tan agudos y particulares de la teatralidad, su manera de entender el juego escénico, el arte de la actuación… luego vino Daniel Veronese al que le encantó el trabajo de nuestra incipiente compañía de entonces y nos dirigió en su primer obra de actores, después me propuso trabajar con él en su compañía: El Periférico de Objetos y ahí conocí a Garcia Wehbi y su particular estética. Y vinieron las giras internacionales y conocer el teatro que se hacía fuera de Argentina, el comenzar a dirigir mis propias obras, consolidarme en la profesión… y ya no pude dejar de hacer teatro…
¿Qué balances haces de tus trabajos como director?…
Cada proyecto es un salto al vacío. Nunca sé muy bien como van a terminar. Por lo general mis obras generan cierto desconcierto con el público pues intento no repetir fórmulas o, al menos, no trabajar con los mismos elementos. Ello hace que cada experiencia sea como una suerte de ‘debut’. Creo que con cada montaje voy ganando en certezas pero al trabajar desde lo emocional, desde lo que me va generando cada proyecto nunca sé muy bien si lo estoy haciendo bien o no. Intento trabajar con lo que me divierte, me atrae y esa es la guía que me va haciendo tomar decisiones pero verdaderamente nunca estreno conforme con el resultado. Sólo las funciones, el contacto el público, el seguir delineando la obra durante el devenir de las representaciones me va reconciliando con lo hecho. Creo que es porque mis apuestas están íntimamente ligadas con el goce que los actores y actrices puedan experimentar con el material. A medida que ellos van disfrutando, yo me voy relajando y aceptando que ha tenido sentido el proyecto… Que lo he hecho bien. Ahí es cuando empiezo a pensar en un siguiente proyecto para poder meterme precisamente con aquello que he visto que puedo seguir perfeccionando o planteándome de otra manera.
También eres pedagogo…¿Cómo enfocas tu trabajo en los talleres?…
En los talleres trato de trabajar como si se tratara de un ensayo, los tomo como un tiempo de búsqueda. Planteo cuestiones técnicas y algunos ejercicios que provienen de escuelas muy diferentes, también hay dinámicas que ya no sé si tienen un origen o son puras invenciones mías. Lo cierto es que trato de ofrecer un marco de trabajo en el que el actor-actriz pueda transitar la escena desde la idea de sujeto creador. Actuar no sólo es ‘interpretar’ o ‘representar’ ya están bastante obsoletas esas ideas. Lo que propongo son una serie de ejercicios para que se puedan manejar varios niveles de discurso al mismo tiempo pues entiendo que la teatralidad es una sumatoria, es un hecho en el que se pone en movimiento una compleja red de asociaciones. No se trata sólo de hablar bien, de ‘sentir’, de saber intenciones, etc. Es mucho más que ello, es sobretodo imaginar, creer, tomar decisiones y poner en movimiento esa serie de coordenadas que están fuera de uno, están ahí afuera, en el espacio, en el tiempo, en el otro… Por ello incluyo dentro de la actuación mucho trabajo que tienen que ver con la dramaturgia y la puesta en escena… Actuar es hacer música, modelar, escribir en el tiempo…
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
El de recuperar la belleza de lo inútil, la pasión por lo complejo, de fascinar con la alegría de lo perplejo, de reivindicar la paradoja, de recuperar el encuentro, de valorar lo efímero, lo inclasificable… Un poco todo y nada, ¿no? Es que no creo que el teatro tenga que asumir una función determinada, ni pedagógica, ni ideológica… eso hay que dejárselo a la política, a las religiones, a las economía que todo el tiempo están levantando ‘verdades’ y generando guerras, desigualdades y malos tratos… El teatro tiene que ser de sus artesanos y no hay que pedirles más que honestidad y apasionamiento con su profesión, con sus temas, con sus obsesiones.
Que el teatro es una excelente herramienta para la educación, la política, para despertar sensibilidad social, etc… Sí y bienvenido! Pero se trata precisamente de eso: una herramienta, como lo puede ser el cine, la matemática, el bricolage, el deporte… pero eso es otra cosa. Que el teatro tiene que estar en los colegios, que los niños deben tenerlo como materia obligatoria (mucho más que religión) es cierto pues su práctica despierta que las personas sean más sensibles al otro, que pueden entender el mundo como una realidad dinámica, etc… claro que sí…
Pero el teatro tiene que deberse sólo así mismo y con ello, ya habrá cumplido función suficiente en esta sociedad…
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Es fundamental tener un Estado fuerte, sólido que tome partido y ‘partidas’ para la cultura y la educación. Apalear la actividad con este impuesto tan algo que achica las posibilidades de que público y artistas puedan encontrarse y generar pensamiento, intercambio de opiniones, intereses es condenar al pueblo a la pobreza. Y no sólo es pobreza intelectual sino económica. No veo cómo se pueda progresar en lo material si no hay educación y cultura. Por ello estoy convencido que lo elevado de este impuesto no hace más que confirmar los intereses opresores de los actuales gobernantes. Es cierto, por otro lado, que no todo el teatro ni todo los artistas deben ser medidos con la misma vara y que hay ‘mercado’ de varios gustos. Pero por ello, es que hay que tener un Estado interesado en participar activamente y no dejar a la cultura en manos del falso libre juego de la oferta y demanda. Ni a la cultura, ni a ninguna actividad… Pienso lo mismo cuando me pregunto por cómo pueden subsistir muchos pequeños comerciantes, fabricantes, agricultores, profesionales autónomos…
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Reikiavik de Mayorga, es significativa la apuesta de dirección del propio autor. Privilegia el trabajo actoral por el de su propio texto y eso es una salto de calidad enorme para la dramaturgia de este país. Ojalá más autores en España comiencen a dirigir desde la perspectiva que lo ha hecho Juan con su texto. La dramaturgia española volverá a gozar de buena salud. Pues qué mal le ha hecho a las letras y las artes 40 años de dictadura en las que mientras el mundo bullía hacia la mezcla, el dinamismos, la versatilidad aquí se cercenaba todo en celdas: autores a escribir en escritorios aislados de las salas de ensayos, actores a ser dirigidos sin poder tomar partido y opinión, directores a imitar fórmulas probadas y productores a generar públicos sumisos, fáciles… Y pensar que en los años 30 España exportaba talento al mundo… pero desde entonces todo cuesta tiempo… ya hace más de 40 años que se acabó la dictadura y todavía se siguen respetando acuerdos políticos de ‘transición’ Aquí se admirar el teatro alemán o argentino y no se piensa que en uno y otro país sus dictadores y militares han sido juzgados y condenados, que hay una memoria histórica, en fin!.
¿Proyectos?
Por ahora darle espacio a los que se han estrenado este año. Hay gira asegurada con Famélica el año que viene y seguro que aparecerán funciones para Raíces Trenzas y Líbrate. También hay cositas para ir sembrando para vaya saber cuándo dar a luz… Seguir creciendo en actividades con LA CANTERA… Después de muchos años de un lado para el otro, ya van casi tres sin movernos de España y empieza a volver el bichito de recuperar a las fantásticas persona con las que hemos trabajado en Argentina, en Francia en años anteriores… Ojalá logremos cerrar proyectos que nos vuelvan a unir…
¿Se pueden hacer propuestas combativas de teatro hoy?…
Hacer teatro ya es combativo sea cual sea la fórmula que se proponga. Pero creo que la pregunta va orientada a proponer estéticas por fuera de los términos reconocibles, medianamente establecidos. Todo lo que no esté ligado a cierta ‘comercialidad’ queda destinado a un par de presentaciones en espacios muy, muy determinados y apartados del público en general. Por suerte, España está cerca de Francia, Inglaterra, Alemania… que pueden darle cabida a estos proyectos. Aquí, a intentar participar en cuatro o cinco festivales (si ya no quedan menos) con presupuestos en franca caída y a pensar en otra cosa. Una pena.
¿Qué diferencia crees que hay en el teatro que se hace en Argentina con el que se hace en España?…
Aquí veo una gran profesionalidad. Actores, actrices, dramaturgos y dramaturgas con mucha, muchísima preparación. Hay unos conocimientos de técnicas, de conceptos, de historia de la teatralidad mucho más amplia que en Argentina. Es admirable. Y hay un talento monstruoso. Y si hablamos de nuevas generaciones aún más! Me quito el sombrero por ello. Argentina por su parte tiene actores de un talento prodigioso, pero es más como si ya se naciera con cierto ‘gen’ que por una gran dedicación al estudio. Allí, medio año de formación y ya se está actuando o escribiendo… Desde afuera es una de las cosas que más se admira pero ¡qué bien sería que a esa cuestión innata se la pudiera modelar con la formación y el interés por el perfeccionamiento de técnica que tienen los profesionales españoles!
En cuanto a dirección, me es difícil opinar… siento que por un lado se trabaja demasiado con la idea de la ‘representación’ y se busca ilustrar la idea de autor. Hay muchas propuestas en el que se menosprecia al espectador pues hay una permanente necesidad de ‘explicar’ lo que pasa. Se le tiene miedo a la ambigüedad y a dejar en manos del público la toma de partido. Por otro lado, la aceptación de que sólo la performance y el teatro físico pueden ser lo contestatario a esas fórmulas me parece que no han generado lenguajes escénicos superadores… Más bien ha aislado unos de otros. Pero está bien que haya esta tensión. Hay inquietudes y eso es lo que importa. En este aspecto, la dirección, mis últimos años en Argentina me han decepcionado, pues he visto cierto vacío de propuestas, se ha aceptado cierto ‘naturalismo despojado’ , se ha instalado una suerte de moda y los escenarios han perdido esa carga erótica que en los ’90 sorprendió y generó tanta admiración en esta parte del mundo. Claro, aún queda los actores-actrices para defender la pulsión de estas propuestas…
Aquí lo que me parece más deficitario está en las áreas de producción y distribución. Lo cierto es que durante años de bonanzas no se han querido asumir riesgos y no se han ido generando nuevos públicos. Y eso se nota ahora cuando las cosas no están tan fáciles. Tanto por programación como por el modo de subsidiar, el teatro se ha configurado como un arte paternalista, conservador… Y las nuevas generaciones no se reconocen en ello. En vez de pensar en el enorme potencial del público joven, se ha pensado en contentar al adulto formado ya en un gusto, a la tercera edad… Pero ¡cuántas personas mayores han ido a ver propuestas que precisamente no son nada ‘reconocibles’ y han salido entusiasmadísimas! Recuerdo en Vigo con NADAR ABRAZA al salir del teatro una familia entera esperando al equipo para decirnos que era la primera vez que iban al teatro y que nos daban las gracias porque habían disfrutado enormemente, que le habían entendido todo, que les había dado ganas de subirse al escenario… Y aquí en los despachos no habían ni siquiera abierto la carpeta de ese proyecto! En Argentina desde el Estado, pero también desde la empresa privada, se busca permanentemente ampliar y captar nuevo público. Allí incluso el periodismo tiene un espacio importante, incluso los mismos grandes medios tienen reservado un espacio para promocionar nuevos autores, nuevas propuestas… Esta diferencia es sorprendente. Allí ir al teatro forma parte al menos de una salida mensual… En este sentido no se puede comparar, son otras realidades, otros intereses sociales. El teatro allí es una actividad cotidiana, es muy común que después del trabajo mucha gente salga corriendo a por su cursos de Teatro. Una práctica cual deporte en el que no se busca más que mantenerse activo, pasar un rato divertido y hacer amigos y amigas… Y ese es público de teatro también…
A nivel del hacer, quizás la gran diferencia también sea la manera de enfrentar los proyectos creativos. No hablo del teatro comercial pues este es más o menos igual en todos lados. Sino del teatro de ‘autor’, el de búsqueda de lenguaje. Aquí veo que los profesionales buscan una ‘utilitariedad’ inmediata. Esto es en todos los estamentos (actuación, dirección, programación) Ser profesional tiene que ver con ‘cobrar’ (esto no es de ahora, de la crisis…Yo trabajo en España desde el 2002 y esa es la mentalidad, la forma de pensar la profesionalidad que por entonces ya encontré), el éxito debe traducirse inexorablemente en éxito económico. En Argentina también todos estamos muy preocupados por el dinero pero a la hora de abordar un proyecto escénico no pensamos en estos términos. Hacer teatro es parte de una apuesta de vida. Luego viene el dinero y si hay muchas funciones, mejor y si con ellas nos podemos comprar casas, autos, ir de vacaciones, etc… mejor que mejor… Pero no se considera, ni se exige a estos proyectos esta condición. Nos organizamos en cooperativas, el mismo sindicato de actores ya tiene pautada fórmulas de trabajo que permite exigirles a los proyectos comerciales lo suyo (ya sea de cine, tv. o teatro) y a las propuesta independientes lo otro. Allí también hay mucho cine sin presupuesto, o tv. y a ellos no se les reclama rentabilidad, sino que esté bien hecho. Que se juegue, que busque los límites, que no se deje ‘atrapar’… Y en esto hacen su aporte actores, actrices, técnicos, etc… Aquí cuando propones algo que no está dentro de lo ‘vendible’ o de ‘mercado’ te miran raro y te preguntan: ¿a donde vas a ir con ello?. En Argentina precisamente esa ‘rareza’ sería motivo de interés y generaría más propuestas, más gentes interesadas aportar y que sigas fortaleciendo esa línea de trabajo. A mediano y largo plazo yo entiendo que esta actitud también es la que genera posicionamiento y proyección interna y en el ámbito internacional.
Javier de Dios: Conozco a pocos autores que vivan de sus obras teatrales
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?
Fui en origen un espectador implicado, supongo que como todos los que nos dedicamos al teatro. Recuerdo cuánto me impresionaron algunas puestas en escena y muchos textos dramáticos cuando era poco más que un adolescente. La Filología me proporcionó la formación y las herramientas para analizar y afrontar los textos. Y para investigar sobre ellos. El descubrimiento de que deseaba dedicarme a la escritura teatral llegó después, allá por los 90. Participé en talleres, cursos y seminarios con muy buenos maestros (Adolfo Simón, Fermín Cabal, Alfonso Sastre… entre muchos otros) que me enseñaron que el arte de escribir implica técnica. Combiné ese aprendizaje con la práctica escénica: y por aquellos años creé mi propia compañía. Fueron surgiendo los primeros textos, las primeras puestas en escena… Y hasta hoy. Los orígenes quedan ya un tanto lejos, pero siento que la implicación no ha hecho más que aumentar.
¿Cómo surgió Praga, la obra que reestrenas en Madrid?
Praga nació de un texto corto que se resistía a quedarse en boceto y consiguió crecer. Fue, en su primer momento, una obra breve para un grupo de escritura que dirigía Yolanda García Serrano. Intuí que la historia de Beni y Jaime, la pareja de hombres protagonistas, y Susana, su mejor amiga de juventud, pedía un desarrollo mayor. Los personajes querían más. De ese modo se convirtió en el texto que estrené en 2013 y publiqué en Ediciones Antígona ese mismo año y que ahora reestrenamos en la sala La Nao.
Háblanos del proceso de escritura y de la puesta en escena. ¿De qué referentes estéticos o temáticos te has nutrido para este proyecto?
El argumento de Praga trata sobre cómo el paso del tiempo afecta al amor y la amistad que unen a un trío peculiar: el formado por la pareja de Beni y Jaime y su amiga Susana. Ellos llevan veinte años juntos; y a ella la conocen incluso desde hace más. A partir de este planteamiento, Praga habla de la visibilidad y la normalización de las relaciones homosexuales, una conquista de la generación que fue joven en los ochenta, a la que pertenecen los personajes. Porque hoy identificamos aquellos años con una eclosión de libertad, con la apertura de ideas y conductas… Cierto: empezó a haber más tolerancia que en etapas anteriores; pero Chueca era entonces un barrio tomado por la droga y la vida gay transcurría, en buena medida, dentro del gueto. Los armarios seguían muy cerrados. En el cine y el teatro que veíamos los gais aparecían o desde el despectivo tópico del “mariquita gracioso” o, en el mejor de los casos, como seres especialmente problemáticos que se movían en ambientes sórdidos y generalmente sufrían las consecuencias de su orientación sexual. Recuerdo aquellas películas de Fassbinder, Friedkin… Quizá hasta las primeras obras de Almodóvar no apareció un enfoque más esperanzador que después abordarían también otros.
Beni y Jaime, aquella joven pareja gay de los ochenta, vive hoy en un confortable piso de Chueca, barrio transformado a su vez respecto a lo que fue. Y los problemas de estos dos hombres son hoy diferentes, ni más ni menos que los de cualquier pareja de larga duración: la incapacidad de comunicación, la anteposición de objetivos egoístas al proyecto de pareja, la conciencia de pérdida respecto al tiempo pasado… Ese pasado, muy relacionado con la ciudad del título, se hace presente con la llegada de Susana la noche en que se desarrolla la obra. De manera que Beni y Jaime viven instalados en la normalidad del matrimonio (para bien y para mal), y por eso Praga tiene algo de comedia de salón subvertida. Decidí que Beni y Jaime ocuparan en escena el lugar que el teatro tradicionalmente había reservado a las parejas burguesas y en el que hace unos años (antes del avance en la conquista de derechos de los gais) habría sido imposible ver a dos hombres mostrando sus deseos, intimidades y conflictos de un modo libre, con total y absoluta dignidad, sin la menor intención paródica.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas? ¿Qué te anima a participar en ellos?
Las ideas surgen de la manera más insospechada, todos lo sabemos. Y a partir de muy distintos estímulos. Pero generalmente presto atención a las ideas que nacen y se quedan, que se resisten a desaparecer con paso de los días. Pienso que si no se van es porque en ellas existe algo que pide ser contado. Escribo lo que necesito contar, esa necesidad es para mí esencial en el germen de un texto o proyecto. Y la forma en que aparece suele ser inesperada: a veces toma la forma de una imagen, un título, un lugar, una melodía…
Es verdad que me gusta también participar en proyectos que no son estrictamente personales o que no pongo en marcha yo mismo. En esos casos me anima a participar quiénes integran el equipo, la novedad respecto a lo que he hecho antes, los objetivos…
¿Cuál ha sido tu evolución como autor?
Difícil pregunta… Como ocurre con cualquier otra actividad, con los años uno gana en oficio, en eso sí percibo diferencias claras. Y todos evolucionamos, así que la manera en que nos enfrentamos a la creación también lo hace… Pero me parece aún más significativo que los cambios hablar de lo que no ha variado desde los comienzos: mi interés en un teatro que cuestione nuestro lugar en el mundo, en la sociedad en la que estamos. No digo que no sean válidos otros enfoques, pero pienso que el valor del teatro lo marca su capacidad para impactar en el presente de los espectadores. Me siguen interesando muchísimo los desajustes entre la realidad social y el deseo individual, entre la vida oficial y la vida íntima, las contradicciones en las que incurrimos como individuos y como colectivo… Y me interesan no para hacer del escenario un púlpito o un informativo, sino para plantear desde él conflictos que apuntan a preguntas para las que no tenemos respuestas claras.
¿Crees que se puede aprender a escribir teatro? ¿Tienes un método para escribir?
No se puede aprender a tener ideas que interesen a los demás, no se aprende a acertar con un tema, unos personajes, una historia… Supongo que eso depende del talento. Pero la escritura dramática tiene un componente importantísimo de oficio, como mencionaba antes, de técnica. Y esto sí se puede enseñar y se puede aprender. El talento no se aprende, pero el oficio sí. Y ambos se complementan. De hecho creo que este tipo de formación es necesaria para el autor que empieza. En mi trayectoria profesional he valorado enormemente las enseñanzas al respecto y ahora estoy completamente implicado en uno de los grandes proyectos de la Asociación de Autores de Teatro que precisamente se orienta hacia este tipo de formación, el Máster en Escritura Dramática que impartimos con la colaboración de Fundación S.G.A.E. y junto con la Universidad de Alcalá.
En cuanto a si tengo un método determinado para escribir… No, ciertamente no. O al menos no un método fijo. Hay obras que comienzan a tomar forma por la trama, otras por imágenes, o por situaciones, réplicas, sensaciones… Llega un momento en que la técnica se interioriza y te guía de una manera digamos que poco consciente, permitiendo que el método me lo dicte la historia. Cada historia me acaba sugiriendo cómo debe ser escrita, es la historia pide sus propios recursos. Esa fase del proceso de escritura es quizá uno de los más difíciles y arriesgados, es una fase de zozobra pero también resulta absolutamente apasionante.
¿Hay que esperar a que un texto se haya estrenado para publicarlo?
No veo la razón para ello. Es fantástico que se publique lo que se estrena (¡larga vida a las editoriales teatrales que sacan a la luz nuestros textos!), pero publicar lo no estrenado puede precisamente dar a conocer un texto que llegue al escenario algún día.
¿Por qué escribes teatro? ¿Se puede vivir hoy de escribir teatro?
Ignoro completamente por qué escribo teatro. No sé por qué el impulso que me lleva a escribir no vira hacia la narrativa o la poesía. Sé que desde que empecé a escribir todas mis ideas se orientan hacia situaciones, voces en conflicto, acciones en un espacio, imágenes… Ignoro por qué, sinceramente. Por otra parte, como te decía antes, el estímulo para lanzarme a escribir una obra tiene que ver con la necesidad de contar algo, una necesidad que no hay que confundir con desahogo. Apunta más al impulso de profundizar en temas y emociones que me vinculan al mundo que me rodea y que intuyo que pueden ser compartidos por muchos de nosotros.
Sobre si se puede vivir hoy de escribir teatro… Es difícil, desde luego. Conozco a pocos autores que vivan de sus obras teatrales. También te digo que yo no he conocido momentos en que la situación haya sido diferente. Quizá la pregunta pertinente sea: ¿hay que dejar de escribir y estrenar teatro porque no se pueda vivir de él? Y para mí la respuesta rotunda es no.
¿Has realizado otras tareas en teatro además de la escritura? Háblanos de ello.
Sí, desde luego. Aunque el centro de mi relación con el teatro es la escritura, siempre he estado muy ligado a la docencia teatral y a la dirección. Me interesa mucho la pedagogía teatral no solo en lo que respecta al valor de la formación artística y la consecución de unos resultados en el escenario, sino también como medio de desarrollo personal. El teatro tiene, en este sentido, un potencial inmenso. Por otro lado, yo no respondo al perfil de autor ensimismado: desde los comienzos he estado en contacto con otras gentes de teatro y dirijo mi propia compañía. El objetivo de dirigir fue en origen poder contrastar el funcionamiento de mis propios textos sobre la escena, aunque después haya dirigido también obras de otros autores. Desde luego, recomendaría a cualquier autor que probara a dirigir, a inmiscuirse en el proceso de concretar lo que ha escrito en el espacio y en el trabajo de los actores. Es un aprendizaje esencial que no lo da ninguna escuela.
¿Qué cambios se están gestando en la AAT?
Como sabes, el objetivo de la Asociación de Autores de Teatro ha sido, es y seguirá siendo la defensa de los derechos de los autores españoles y la difusión y proyección social de sus obras. En esta nueva etapa presidida por Ignacio del Moral -en la que tengo la satisfacción de colaborar como secretario general- no planteamos una ruptura con los logros de la etapa anterior, ni mucho menos. Durante los años en que Jesús Campos presidió la AAT se ha consolidado la presencia de los autores en importantes foros institucionales y culturales y se han puesto en marcha actividades que resultan hoy representativas de la propia Asociación y de la labor creativa de sus asociados. Pienso, por ejemplo, en el Salón Internacional del Libro Teatral (que este año celebramos del 6 al 8 de noviembre en Matadero Madrid), el Maratón de Monólogos, nuestras revistas digitales Leer teatro y Las puertas del drama, la colección de textos teatrales para jóvenes…
Además de seguir potenciando estas y otras actividades, tenemos por delante dos retos que ya estamos afrontando con ilusión y gran implicación de la Junta Directiva: la consolidación del Máster en Escritura Dramática del que te hablaba antes, como buque insignia de nuestra línea de formación; y, por otro lado, abrir la Asociación al exterior –dentro y fuera de nuestro país- por medio de los recursos digitales existentes hoy en día, de manera que la visibilidad y acceso a los autores españoles sea mayor. Es un objetivo irrenunciable hacer lo que esté en nuestra mano para que los autores estén más presentes en nuestros escenarios y en la vida cultural.
¿Cómo ves la situación teatral en estos momentos en nuestra ciudad? ¿En nuestro país?
Veo el teatro en ebullición. Al menos en Madrid, que es el entorno que mejor conozco. Hay quien opina incluso que el teatro está en riesgo de desbordamiento, por lo que he leído en algún sitio acerca del gran número de salas y compañías que han surgido en Madrid. Se habla incluso de burbuja teatral. Es cierto que tal proliferación puede llevar asociada una desvalorización de las condiciones de trabajo y hay que evitar eso, por supuesto. Pero por otra parte –y al margen de la distinta consideración artística que merezcan todas esas propuestas- me parece fabuloso que Madrid responda a la crisis con una eclosión de creatividad teatral. En lo que respecta a la autoría, también resulta esperanzador que haya toda una generación de jóvenes autores que escriben muy bien y además están sabiendo conectar con el público. En estos momentos conviven en España varias generaciones de autores en activo, con estéticas, temáticas y públicos más o menos compartidos, haciendo un teatro que en cada caso busca sus objetivos y su propio público conviviendo y compartiendo escenarios. Esta diversidad es saludable para nuestro teatro.
Con estas valoraciones no quiero decir que vivamos en el mejor de los mundos teatrales posibles, pero considero que hay motivos para el optimismo. Sería ideal que desde las instituciones se apoyara más la cultura teatral, por supuesto. Y que de una vez por todas se propusiera a nivel nacional un programa de creación de nuevos públicos que resultara consistente, sostenido en el tiempo y eficaz. ¿No es esta una de las asignaturas pendientes del teatro en España desde la Transición? Cuando voy al teatro veo muchas veces las salas llenas, sí. Pero me preocupa comprobar que la media de edad del público, si obviamos algunos espacios del Off, va más allá de los cuarenta años.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado? ¿Por qué?
Me ha interesado el Sueño de una noche de verano de la compañía coreana Yohangza Theatre Company, presentado en el teatro María Guerrero dentro del ciclo Una mirada al mundo. Por la sugerente combinación de técnicas del teatro oriental con la obra de Shakespeare, texto clave de la comedia occidental. Este planteamiento arriesgado da como resultado, desde mi punto de vista, un espectáculo de calidad que conecta bien con el público y que consigue aunar lo popular y lo poético en línea con lo que propone la obra original.
¿Proyectos?
Siempre. Entre los más inmediatos, uno es un proyecto original y otro una colaboración artística en la que estoy encantado de implicarme. El proyecto original es acabar una nueva obra centrada en el mundo de los jóvenes y el paso de la adolescencia a la juventud. La colaboración artística consiste en abordar la dramaturgia escénica del Concierto de Navidad del Teatro de la Zarzuela, centrado este año en dos zarzuelas breves de Amadeo Vives con textos de Carlos y Guillermo Fernández-Shaw.
JOSÉ PIRIS: Hay una cosa que tiene el teatro que no lo tienen otras artes, es un encuentro vivo, una ceremonia antiquísima que la evolución de nuestra civilización no ha logrado destruir, dada su belleza y profundidad.
¿Cómo surge el proyecto de Puntadas sin hilo?…Háblanos del montaje…
Tras coincidir con Oti Manzano en un laboratorio del universo del clown que dirigí en Almería, “Argonautas del S.XXI”, y tal vez empujados por este impulso, Oti me llamó un día invitándome a dirigir una comedia diferente. Un texto de Margarita Sánchez donde cada relato viajaba en una órbita, y sigilosas puntadas sin hilo unían con pequeñas casualidades estos textos protagonizados siempre por un “él” y por un “ella”.
Leí cuatro veces el texto en un viaje Madrid-Granada. Cada vez entendía menos…Hasta que al final llegué a la conclusión de que no había nada que entender, que lo esencial lo descubriríamos levantando sobre las tablas aquellas historias que oscilaban entre lo inverosímil y lo extremamente real.
En mi primer encuentro para hablar del texto con Margarita, invitada por Oti me recibió con un antifaz de plumas en la cara presentándose como la hermana de Michael Jackson, el resto del encuentro se lo pueden imaginar. La saeteé a preguntas que fueron respondidas con cuestiones que enmarañaban aún más el hilo.
Desde este momento entendí que encajaba a la perfección en este proyecto, quién mejor que un payaso llamado Garabato para dirigir una excéntrica historia enredada en sí misma.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Miguel de Juan trabaja conmigo desde 1996 como miembro de mi Cía. Piris & Mimox. Tras probar a varios actores sin mucho éxito, que Oti y yo le invitáramos al proyecto significaba apostar a caballo ganador, contar con un equipo redondo.
Qué decir de Oti, en mis casi 30 años de experiencia entre los telones pocas veces he visto una valentía y amor por el oficio como el de ella, un soplido constante de optimismo que ha hecho navegar piano piano a este bajel.
Todo desde el principio funcionó como un curioso artefacto que se iba construyendo sobre sí mismo. Cada uno de los resortes, engranajes y dinámicas creaba nuevas estructuras y universos en este particular juguete, escrito entre la sombra del thriller y el descaro de la comedia. Tras tres meses de trabajo de dramaturgia preparando el texto que luego se erguiría sobre la escena, la ya poseída Oti y yo inoculamos a Miguel el juego y la obsesión por desenmarañar esta historia situándola en el tiempo y en un particular espacio frente a una puerta. En la creación de la puesta en escena los dos actores han sido parte fundamental, diría más, imprescindible. Se podría hablar de una creación colectiva que yo he orquestado desde fuera. Miguel de Juan como ayudante de dirección ha tomado las riendas del proyecto en más de una ocasión, incluso llegando a crear nuevo texto en la obra. Con dos actores visceralmente tan carismáticos y tan creativos en su cosmos de improvisación, las puntadas, aún sin hilo, han sido siempre certeras. Rubén Martín fue el último en sumarse al proyecto y sin duda una de las piezas indispensables para que este juego inter-dimensional de espacios tiempos y lugares fuera posible, el espacio sonoro, y especialmente la iluminación y sus atmosferas, son un partenaire más en este baile entre lo meta-teatral y lo cinematográfico. Con estos y el resto de los aplicadísimos miembros de este equipazo, quién dijo miedo, estábamos ya listos para derribar la puerta.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Bueno, creo que los artistas en todas sus creaciones son herederos de otros artistas que les han seducido, y cómo no, de sus propios maestros. Marcel Marceau siempre está presente en los ensayos. El espíritu de mi maestro siguió desde un rincón de la platea cada una de las tardes de ensayo, estoy seguro de que los maestros de Oti y de Miguel ocupaban otras localidades en el patio de butacas. La ilusión que nos hace ver las cosas cuando no están ahí fue herencia de este maestro del mimo. Las cosas que están ahí y parecen no estar fueron tomadas de la visión de Jacques Lecoq; nada que esconder, también el delimitar el espacio en el suelo como ya hizo Lars Von Trier en “Dogville”. Personajes inspirados en las máscaras de Fellini cual clowns perdidos en el tiempo, entre la estética de “Delicattessen” y “Scooby-Doo”. Cuerpos metamórficos que con una actitud, un peso, una mirada, una voz, un gesto, un carácter, cambian camaleónicamente con una simple prenda. Un dinamismo cinematográfico que ha influenciado la obra con mil cambios y flashback que generan una dislexia en el tiempo necesaria en todo suspense, y cómo no, la fuente de inspiración más auténtica, la propia vida y su recreación delirante sobre la escena.
¿Por qué haces teatro?…
Iba a responder: “porque no se hacer otra cosa”, pero mentiría, pues pinto, dibujo y escribo en mi estudio, enseño y desarrollo mi pedagogía en mi Escuela Internacional de Teatro, el Nouveau Colombier. Viajo por el mundo actuando y compartiendo. Pero hay una cosa que tiene el teatro que no lo tienen otras artes, es un encuentro vivo, una ceremonia antiquísima que la evolución de nuestra civilización no ha logrado destruir, dada su belleza y profundidad. En ella se encuentran todos los oficios que me gustan y puedo hacer, en escena pinto y escribo, actúo y confecciono. Hace tiempo supe que no era un oficio para ser afortunado económicamente hablando pero sí en el día a día, en sentirse realizado. Poder levantarte cada día sirviendo al arte al que amas es todo un privilegio, y poder vivir, aún modestamente de él, es otro más grande, pues permite que puedas dedicar tu existencia al hermoso arte que recrea nuestra vida.
Soy especialmente social, poder trabajar y compartir mi tiempo con personas y artistas como los de este proyecto, me hace aprender tanto de ellos como del ser humano, de la valentía a creer en el espacio que es legitimo al arte.
Hace tiempo entendí que la mejor manera de cambiarme era el teatro, de descubrirme, de aceptarme, mediante este antiguo oficio, hoy puedo expresarme, y hablar del mundo y de lo que siento en él con gran libertad. Si queremos cambiar las cosas primero debemos aprender a cambiarnos a nosotros mismos. Con el teatro intento ser, intento dialogar con el mundo, intento recrearlo desde otros lugares, como si pudiera descomponer la realidad para armarla en un lenguaje que va mas allá de lo racional y que tiene mucho que ver con lo emocional. Creo que tengo el privilegio y la responsabilidad de dedicarme a un arte que es un testigo expuesto de la realidad a la que pertenecemos, el Arte del Teatro y su poética.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de teatro?… Háblanos de los más recientes…
Hacer el balance de 62 trabajos creados y dirigidos sería una empresa demasiado pretenciosa por mi parte. Ahora sí, si tengo que ver algo particular en todos ellos encuentro un común denominador que aparece en mayor o menor medida; el cuerpo y su poética.
El cuerpo metamórfico es el detonante de un lenguaje expresivo que oscila en múltiples estilos y que tiene como invitada principal la ilusión. En la ópera, en el circo, en los ballets, en los performers, en el teatro clásico, en el contemporáneo, en el de calle, en lo audiovisual, en lo experimental, etc… En todos estos formatos en los que he experimentado, el cuerpo es el protagonista. Su plasticidad, su capacidad dramática, su habilidad para la transformación, sus diferentes naturalezas en géneros y estilos precipitan a este arte sobre una inevitable rotundidad en el universo absoluto de la creación. Me hace entenderme no sólo como un director de escena, sino más bien como un artesano del teatro capaz de escribir, dirigir, representar, sentirme un ‘todo’ con el todo, algo que desgraciadamente por la incipiente presión de las especialidades está mal visto.
Aún recuerdo mis primeros trabajos allá por el ’92, como, torpemente, iban cayendo en la seducción de la magia del teatro. Después de tantos actores, de tantos estilos, de tantas historias, plasticidades y formatos, uno se siente con más experiencia pero no con la seguridad de tener más honestidad, aunque en ello se me vaya la vida.
Los últimos trabajos que me resultaron muy significativos fueron como creador; El Sueño de una Noche de Verano, La Nave de los Locos, Romance de Lobos, Divinas Palabras, La MásCara de las Bodas, La Creación del Mundo. Como Director; El Juicio a los Humanos, Invokation Circus, Las Farsas Maravillosas, El Deseo, Muere Julio César y Welcome entre otras. Curiosamente son obras que han durado varios años bajo cartel y muchas de ellas aún se pueden ver programadas. Como se adivina en los títulos, son de orden muy diferente pero al mismo tiempo todas han requerido de una dedicación minuciosa y dilatada en su concepción. Dirigir es realmente un acto de fe, y esto me enseña cada vez que le hago frente a un trabajo.
Al fin y al cabo, un director no es más que aquel que da la dirección; un timón. Es el viento con su antojo y la nave con su gallarda certidumbre, que habrá de llevarnos a puerto en este viaje.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Lo que veo no es lo que creo. Lo que veo es que el arte escénico está supeditado al yugo del sistema comercial. Lo que creo es que debiera de ser la prueba fiel de nuestra existencia, un retrato que valiente, ose reflejar la realidad absurda, delirante y divina a la que pertenecemos.
Cuando presumimos de otros períodos históricos nombramos siempre a grandes artistas que abanderaron cada momento de la historia: Miguel Ángel, Rafael, Fidias, Van Gogh, Shakespeare, Mozart…¿Cuáles serán los nombres que representen nuestra época?, ¿Tenemos de quién presumir? ¿Qué innovaciones hemos aportado al mundo del teatro en nuestros días? ¿La tecnología? ¿El reality show?
Creo que el arte escénico tiene que divertir, pero no puede quedarse sólo en un parque de atracciones, tiene que ser capaz de divertir para atraer, para magnetizar, para interesarnos, para hacernos reflexionar, y por qué no, para cambiarnos. El teatro es un arte de ceremonia donde no sólo es el protagonista el actor, sino todo un gran equipo de profesionales y aún más importante, un público que vive en el ‘aquí y ahora’; un rito transformador.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Pues mal, muy mal. Más de un 50% de la profesión han cerrado sus compañías, productoras y teatros, estrategia muy bien armada que buscaba el estado. El teatro hace pensar y al estado no le interesa que la gente piense, seguramente esto ya lo habían oído, pero qué mejor que atacar a la médula económica empresarial de un oficio para que éste no funcione. Con lo que no contaban ellos es que el arte de la escena en los últimos años se puso de moda, mientras que nuestros mayores lo despreciaban como profesión, puesto que los actores siempre habían sido considerados como seres marginales, hoy en día es muy fashion aparecer en los fotocall de turno. Y claro, cuando uno en este oficio ve que la cosa se pone difícil, que ya no hay más subvenciones, y que el día a día se pone cuesta arriba, generalmente sólo quedan aquellos artistas que tienen verdadero amor por este oficio, aquellos que no pueden hacer otra cosa más que entregarse incondicionalmente a las alas de Talía. Ser perseverante y profundo, honesto y leal a tus principios en el arte es difícil cuando una tempestad llamada ‘crisis’ viene acompañada de la subida del I.V.A, sobretodo contemplando que los toros, llamados ‘arte’ por nuestra nación, no están sujetos a estos cambios imprevisibles sobre la entrada. Pero eso sí, no piensen que esto sólo nos afecta a los artistas de teatro, el primer afectado es el tejido social del público, que poco a poco se va empobreciendo, adormeciendo su sensibilidad, arrinconándola frente a un programa morboso de televisión.
¿Proyectos?…
En la actualidad, son varios montajes que se encuentran en cartelera, trabajos de los cuales ocuparse no es poca tarea. Además de estos proyectos, ya iniciados este año, prepararé una nueva creación escénica en el seno de mi compañía Mimox, un nuevo mimodrama que no sólo voy a dirigir sino que protagonizaré. Casi 8 años han pasado desde la última vez que protagonicé un trabajo para la compañía, es más, son ya 5 años que no he montado un espectáculo producido por MIMOX, es el momento de retomar…
Mi respuesta a los que me preguntaban que por qué he dejado pasar tanto tiempo, era la siguiente: ”no tengo nada que decir sobre las tablas en primera persona”. Hará un año comencé este nuevo proyecto, que a mi juicio es muy interesante dada la escasez de este tipo de espectáculos de mimo moderno. Por otro lado los años me han hecho entender que hay ciertas tipos de teatro que siempre tienen que ser vistos, y cuando tu te dedicas a un oficio tan bello y a la vez tan extraño de ver en escena hoy en día, no te faltan razones para levantar el telón.
Otro de los proyectos que me tiene concentrado en la actualidad es la proyección internacional de la pedagogía teatral en la que llevo trabajando desde hace 15 años, la Pedagogía Nouveau Colombier. Una pedagogía pionera en el mundo que sintetiza las tres corrientes de mayor relevancia en el S.XX, corrientes que heredé de mis maestros durante mis años de formación en Europa; Marcel Marceau, Étienne Decroux y Jacques Lecoq, una nueva pedagogía sobre la que se instala el trabajo de mi escuela. Junto a Arturo Bernal, Diana Bernedo, Claudia De Siato y Carlos Varela desarrollo esta visión sobre el teatro de creación y la poética del cuerpo, transmitiéndola en todos los países que visito anualmente. Este trabajo fue comenzado en el IAME en Europa para posteriormente, como investigador y profesor, desarrollarlo en la RESAD y otras universidades de artes escénicas, como University of Kent, hasta enmarcarlo desde hace 8 años en mi propia escuela.
A estos proyectos se suma una nueva obra de teatro en la que estoy trabajando, ‘Tres, el número de Dios’ de Iago García, protagonizada por éste, Deidi Lucas y donde yo cierro el triángulo. Actuando junto al Payaso Alex Coelho en gira con los espectáculos ‘Bon Appètit’ y la ‘Cuestión del Rey’. Otra de las obras previstas a montar en el próximo trimestre es una obra de variedad musical ‘Volar’, al más puro estilo del París bohemio, protagonizado por la maravillosa artista franco-italiana Claudia De Siato, un texto que escribí especialmente para ella. Ultimando también la edición de mi próximo libro dedicado al Teatro del Gesto y rearmando el nuevo elenco de mi compañía en la Cantera del Mimo será como pasaré el próximo invierno.
¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Absolutamente, diría más, sólo se debieran hacer propuestas combativas. Combativas o amatorias, según se vea. Combativas en cuanto a la actitud de hacer algo diferente a lo que normalmente se hace, es la misión de todo artista, cuestionarse a sí mismo y al mundo, poner en jaque todo lo asentado para en su respuesta renacer con lo legítimamente personal. Amar la belleza, saltar con los ojos cerrados, con los puños bien prietos estrangulando nuestros miedos, confiar en lo casual, responder a lo causal, respirar, dormir, levantarse y seguir respirando, aprender a amar nuestro oficio desde la humildad, desde el trabajo y el sudor, aprender a escuchar la magia eterna que prevalece bajo las máscaras del teatro e intentar hacer transcender la mirada sobre nuestra existencia a través de la recreación del mundo según nuestros ojos lo ven. Un hecho de valentía y deliberada pasión que no puede hacer más que bautizar nuestro oficio como un ejército hambriento de combates por ideales cumplidos.
Mariano Rochman: Yo creo que el teatro es reflexión, emoción y posibilidad de hacernos preguntas, y un excelente vehículo para soñar e imaginar
¿Cómo surge el proyecto que presentáis en el Teatro Lara?…Háblanos del montaje, del texto…
El proyecto surge con la idea de formar un equipo con Adriana Roffi, donde realizamos una etapa de dramaturgia juntos y luego una segunda etapa donde ella dirigió y yo formé parte del reparto de actores.
Yo propuse como punto de partida un cuento de Borges, «La Intrusa», empezamos trabajando con una escaleta con la historia que queríamos contar y fuimos desarrollando el texto con a partir de ella, escena por escena. La base la teníamos clara una relación fraternal que compartían el amor de pareja. En seguida nos dimos cuenta que era mejor dar vuelta el género de los personajes del cuento de Borges, es decir en lugar de dos hermanos que compartían una mujer, pusimos dos hermanas que compartían un mismo hombre. Nos parecía más interesante, más rebuscado y sobre todo nos alejábamos de la violencia de género que hoy por hoy es tan actual.
En relación al montaje fue muy fluido, un proceso creativo muy intenso donde los actores aportamos muchas cosas, incluso los autores modificamos ciertas escenas para favorecer el avance de la acción y la historia que queríamos contar.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que las actrices aportasen ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellas?…
Sí hubo muchas ocasiones donde aportaron ideas las actrices, por ejemplo las transiciones entre escenas son importantes ya que tienen que ver con el paso del tiempo, lo cual una de las actrices propuso cantar e incluso las elecciones de las canciones salió como propuesta de la actriz. Otro tema fue el vestuario, que surgió como parte del proceso creativo por parte de los actores. Hay propuestas musicales que aporté yo como actor, vamos que hubo mucho de creación en el montaje por el equipo de actores.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Sí, Borges ha sido además referencia en la forma de contar la historia, la obra abre con un monólogo de un relator que introduce al público en los datos y pormenores de la obra que van a ver, lo hace a modo de mito, de leyenda… comienza diciendo «me lo contó un compañero de gimnasio donde entrenaba boxeo; su hermano mayor era compañero del instituto de los primos Rivas…» ahí está la clave, un relato transmitido de alguien a su hermano, que conoció a dos primos que se apellidaban Rivas, como las protagonistas de la obra, y que a su vez se lo contó a quien nos viene a presentar la obra, es decir está la deformación de historia, del mito, de lo transmitido en boca en boca hasta lo que llega a nuestros oídos hoy por hoy.
Creo también que hay claras influencias de Veronese, Daulte y Spregelburd. Dramaturgos y directores con los cuales Roffi y yo nos hemos formado y vinculado.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?¿Por qué haces teatro?…
Mis inicios fueron en Argentina, algo vocacional y pasional. Comencé estudiando interpretación mientras estudiaba derecho y trabajaba vendiendo viajes y luego teléfonos móviles. Un buen día decidí apostar el todo por el todo por el teatro y dejé la carrera de derecho, asustando mucho a mis padres que son universitarios, jeje.
Luego poco a poco me fui vinculando a compañeros, conociendo directores, haciendo castings, etc. etc.
Varios años después, ya en España, comencé a escribir y a dirigir merced a una beca que me otorgó Casa de América para hacer un curso de 2 meses con prestigiosos autores y directores, ahí empezó un camino diferente para mi.
¿Por qué hago teatro? mmm… ¡Qué pregunta! Lo primero que quiero decir es: simplemente porque me apasiona. Me mueve sensaciones y emociones interiores que no me mueve ninguna otra cosa.
Yo creo que el teatro es reflexión, emoción y posibilidad de hacernos preguntas, y un excelente vehículo para soñar e imaginar; incluso lo que no podemos o no nos animamos… Ahí lo dejo.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director-actor de teatro?… Háblanos de los más recientes…
Eso depende del día, de mi ánimo. Hay días que me levanto pensando que lo que hago no tiene ningún valor, que no le interesa a nadie y otros me doy cuenta o recibo respuestas que me hacen sentir que mi camino está siendo interesante.
Mis trabajos todos han sido sacados adelante con mucha tenacidad, con mucho esfuerzo. Tengo claro mi convicción y no me detengo. Sí hay algo que me dices es que no paro, que siempre estoy haciendo, sé que es cierto, pero no me conformo con eso, la verdad.
Cuesta mucho que las personas que cortan el bacalao, me refiero a los productores y programadores te escuchen, te lean y se interesen por ver que estás haciendo. Todo lo que voy logrando tiene que ver con formar parte de una productora, con saber un poco de producción y de haberme autoproducido mucho.
Siento que cada vez voy definiendo mi estilo, donde se puede ver que eso lo he escrito o dirigido y me parece que tener un sello que ha uno lo identifique es interesante.
Las Hermanas Rivas me ha dado muchas satisfacciones, que Javier Yagüe lo haya leído en mitad del proceso de escritura y me diga que le gustaba y que quería que lo estrenemos en La Cuarta Pared, fue algo que me llenó de orgullo. Luego vino la temporada en el Teatro Del Arte y el placer de ser programados en la Red de Teatros de La Comunidad de Madrid. Entrar ahora al Teatro Lara lo vivo como un enorme logro, sabemos que hoy por hoy es un espacio que casi todos quieren entrar y que no es nada fácil.
Me espera un otoño-invierno dulce, cosechando muchas cosas que sembré hace mucho tiempo. Mi obra «Pieza Inconclusa Para Sofá y Dos Cuerpos» la cual además dirigí con la prestigiosa actriz Blanca Oteyza sale de gira nacional y será editada por ediciones Antígona en finales de septiembre, con el sentido honor de contar con un prólogo de Pepe Henríquez, una de la súltimas cosas que ha escrito; Aitana Galán estrenará en noviembre un texto mio, «Sin Anestesia» en el Teatro del Arte, hay varios bolos cerrados de «Las Hermanas Rivas» y apostando para poder lograr producir «Noches de Hotel» una obra que escribí hace 2 años y que enamora a todo el mundo pero por diferentes circunstancias no he podido estrenar, sólo hacer una lectura dramatizada en el Matadero que fue un placer y la constatación del interés que genera ese texto. ojalá 2016 sea el año de su estreno.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Emocionar, reflexionar y hacernos sentir que estamos vivos. No creo que el teatro tenga ni vaya a cambiar el mundo. Lo único que no puede pasar en teatro es generar aburrimiento. Eso es insoportable.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Un genocidio cultural. Algo injusto cuando lo comparas con el fútbol, los toros o el porno, actividades que tienen un IVA muy peor que muy inferior. Los 13 puntos que subieron al IVA cultural es insostenible y elimina cientos de miles de puestos de trabajo y si lo comparas con el resto de Europa dan ganas de o irte o de salir a prender fuego. Te da la sensación que la cultura, más precisamente el teatro y el cine, están siendo asfixiados a propósito, para que no sean espacios de reflexión. Yo no puedo entender que dejen de apoyar festivales y que por ejemplo los toros y si hilo más fino El Toro de La Vega estén subvencionados. Yo creo que la cultura tendría que tener un IVA reducido no superior al 10%, sinceramente no puede tener el mismo gravamen tomarte una copa o comprarte un coche que una entrada de teatro o cine.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Veo mucho teatro. sinceramente son pocas las obras que me encantan. Lo último que me fascinó fue «Un Hombre Con Gafas de Pasta», una delicia de texto, dirección e interpretación.
¿Proyectos?…
Además de intentar sacar adelante «Noches de Hotel», tengo una propuesta como actor para 2016, un drama que me obligará a bajar a mis mas profundas miserias. Quiero dirigir algo y acabar una obra que me está costando hacerlo, algo de la temática se me resiste.
¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Deberíamos definir «combativas», sí te refieres a un teatro que agite consciencias, no lo creo. Me parece que una persona frívola, poco interesada por la cultura, que nunca va al teatro o rara vez va a ver a la estrella de televisión de turno, no podemos convencerla, combatirla, simplemente porque no estará ahí, sentada en el patio de butacas. Yo no tengo que ir a ver una obra que combata la religión o la intolerancia o el problema de la atención sanitaria de los sin papeles, ya soy consciente como casi toda la gente del mundo del teatro. A la persona ficticia que ponía de ejemplo antes, sinceramente le da igual. Yo creo que el teatro es algo que debe estar en la cultura de base, en los colegios primarios y sobre todo secundarios, me parece que es una buena manera de abrir mentes y corazones; que las cosas que esencialmente importan tengan el lugar que merecen, eso es hacer propuesta combativa y cultural.
Chema Rodríguez Calderón: El teatro es un espejo social, cultural y artístico que nos hace ver y sentir cómo somos.
¿Qué es el teatro para ti?…
El teatro es mi forma de vida. Y no hablo de pagar las facturas o de trabajar más o menos o con mayor o menor salario. Hablo de que para mí el teatro es imprescindible. Es una necesidad vital: escribir, actuar, dirigir y asistir a una obra de teatro es para mí algo de lo que no puedo prescindir.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
He pasado por todas las etapas de esta profesión; teatro aficionado, alternativo, de pequeño, mediano y gran formato. Comencé a hacer teatro a los quince años de edad y formé parte del elenco de dos compañías de teatro aficionado con las que estrené diez montajes entre 1989 y 1998. Ya estudiando en la Escuela de Cristina Rota trabajé en La Katarsis del Tomatazo durante cuatro temporadas. Nada más terminar la escuela formé mi propia compañía de teatro, Martelache, en 2002. La verdad es que no he parado y he trabajado ya en más de 50 montajes de teatro desde que me subí a un escenario por primera vez hace veinticinco años.
¿Cómo surgió que escribieses y dirigieses teatro?…
Surgió de una manera muy natural; comencé a escribir textos teatrales para montarlos con mi compañía de teatro. Con Martelache estrené en 2002 Idioteces profundas contadas por imbéciles inteligentes, la primera parte de la Trilogía idiota, con este montaje nos recorrimos toda España en más de 170 representaciones, incluso la representamos en Latinoamérica. Para nosotros, que empezábamos en el terreno profesional con una compañía propia, fue como un sueño. Diez años después, en 2013, estrenábamos al fin la tercera parte de la trilogía Somos idiotas porque es lo más inteligente que estamos representando ahora en La Escalera de Jacob.
¿Cómo surge el texto que se está representando en La Escalera de Jacob?…Háblanos de la propuesta escénica…
Tenía muchas ganas de escribir un texto sobre el mundo de la pareja. Hace tiempo leí una crítica teatral en la que se decía algo parecido a esto: “…otro montaje más sobre el mundo de la pareja, algo que está ya más que superado…”. Me pareció un comentario tan peregrino. ¿Cuándo hemos superado la fase de la pareja? Seguimos teniendo los mismos problemas de incomunicación, de falta de compromiso, inestabilidad, sinceridad, infidelidad… nunca superaremos la fase de la pareja y eso es de lo que quería hablar en el texto.
La propuesta escénica tenía que ser como en todos los montajes de la Trilogía idiota, nada de música, sólo texto de principio a fin, sin cuarta pared, los actores frente al público, sin artificio. Blanca Baltés ha dirigido el texto potenciando muchísimo el trabajo del actor, y eso es lo que más me gusta de su trabajo.
¿Hiciste algún tipo de búsqueda o documentación sobre el tema antes de empezar a escribirla?…
Hice una búsqueda retrospectiva basada en mi propia experiencia y en la de la gente que me rodea basada en qué cosas afectan nuestra vida en pareja de manera más directa, qué es lo que afecta nuestro día a día. Y así fui configurando a los personajes y sus circunstancias laborales, familiares, sus deseos, sus neurosis, todo su mundo.
¿Cómo ha sido el proceso de escritura del texto? ¿Ha cambiado tu visión del texto a partir de la puesta en escena?…
Sin duda. Según iban avanzando los ensayos cambié algunos textos y me fui dando cuenta de las cosas que faltaban o sobraban. Incluso ahora, después de 50 representaciones, creo que sería capaz de cambiar algún texto. Creo que algo que me ha hecho crecer mucho como autor es tener la posibilidad de crecer los textos con las representaciones.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos para el teatro?…
Ha habido varios trabajos que me han aportado mucho últimamente y cada uno de una manera muy distinta. Cerrar la Trilogía idiota me ha dado muchas cosas, primero cerrar una etapa de investigación en comedia de más de diez años y segundo tener la ocasión de publicar por primera vez. Encontrarme con el maravilloso equipo de Ediciones Irreverentes ha sido para mí todo un descubrimiento. La experiencia de volver a revisar textos escritos hace una década ha sido muy interesante y la aceptación que ha tenido el libro para mí ha sido un regalo maravilloso. Formar parte del reparto de Tomás Moro. Una utopía bajo la dirección de Tamzin Townsend ha sido para mí una experiencia excepcional. No son tantos los proyectos de gran formato en los que he trabajado y disfrutar de seis meses de gira por los mejores teatros de España ha sido muy gratificante. También mi experiencia con Venezia teatro en La Hostería de la Posta ha sido para mí un trabajo muy especial.
¿Cómo ves la creación teatral en estos momentos?…
Yo voy muchísimo al teatro y creo que sigue habiendo muchísima creatividad y muchos trabajos interesantes. Desgraciadamente ahora es muy difícil exhibir, distribuir y promocionar teatro, estamos en un momento muy difícil. Pero creo que sigue habiendo profesionales que merece la pena tener en cuenta.
¿Qué sentido ha de tener el teatro hoy?…
Yo creo que el teatro debe demostrar que siempre está ahí, que sigue siendo y que siempre será una forma de representar la realidad y el momento actual. Ese es el sentido que ha tenido durante siglos y que creo que tiene hoy todavía: un espejo social, cultural y artístico que nos hace ver y sentir cómo somos.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Ha sido demoledor. Las salas de teatro decidieron no subir los precios y asumir la reducción en los ingresos. Ha sido un auténtico revés para un negocio que ya era complicado de defender. Y es bastante fácil ver la repercusión que ha tenido: más de 970 empresas culturales han cerrado en cuatro años. Es una cifra terrible. Para mí ha sido bastante triste ver cómo gente muy interesante que llevaba batallando mucho tiempo ha dejado de luchar por cansancio, por desgaste.
Alguna sugerencia para crear en tiempos de crisis…
Creo que sólo mirando a nuestro alrededor tenemos un material más que valioso para seguir creando. Tenemos que seguir ideando propuestas interesantes para que el público no deje de llenar las salas de teatro. La crisis nos puede quitar cosas pero jamás la capacidad de inventar, crear e imaginar.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
Una de las últimas obras que he visto es La última sesión de Freud, me ha parecido un montaje maravilloso, con dos actores que se comen la escena a cada palabra, a cada paso, con cada expresión. La recomiendo completamente.
¿Proyectos?…
Tengo varios proyectos: pronto se estrenará en México D.F. una de mis piezas de microteatro Histerias de amor. Acabo de terminar un montaje unipersonal para la actriz Carmen Ruiz que se titula Lo que cuesta la vida y que espero que vea la luz el año próximo y también en México se estrenará mi primer drama Nubes frente a un espejo, eso será ya en la primavera de 2016.
Cualquiera Teatro: Es difícil porque no quieren que hagamos, y nos ponen mil palos en la rueda…
¿Cómo surge la obra que presentáis en el Teatro Alfil?…Habladnos del texto…Del proceso de escritura… De la puesta en escena…
Vanesa: La obra surge a partir de un número de clown, en ese momento formábamos pate de Colectivo Clown grupo con el que realizábamos cabaret cómicos. Se nos ocurrió para crear un número y se fue haciendo más largo.
Encarna: Comenzamos a trabajar la idea de dos chicas perdidas en un bosque con cámara en mano grabando un documental de miedo. Nos pusimos a jugar y a investigar con el tema del terror y vimos que un número de 10 minutos se nos quedaba corto para todo lo que queríamos contar. Así que nos liamos la manta a la cabeza y decidimos embarcarnos en nuestro primer proyecto como actrices, productoras y directoras. Nadie dijo que fuera fácil y de hecho seguimos aprendiendo de esta experiencia en el Teatro Alfil.
Vanesa: La verdad que es toda una aventura. El proceso de creación y ensayos fue de 10 meses. La creación fue a través de improvisaciones, lo que pensábamos que funcionaba nos lo quedábamos y seguíamos probando. Dentro de este camino tenemos que destacar la colaboración de la música original de Juan Méndez, quien nos acompañó con su música en nuestras improvisaciones y a la vez aportaba sus composiciones que también modificaban y hacían crecer nuestro trabajo.
Encarna: Si, nosotras le grabábamos videos caseros en parques, salas de ensayo, casas o cualquier sitio en el que veíamos que podíamos ensayar.
Vanesa: Y así poco a poco fue tomando forma generando coreografías, texto y secuencias de acciones a través del ensayo y error. Cuando tuvimos el boceto más definido pensamos que necesitábamos una mirada de fuera que nos marcara lo que nosotras como actrices no alcanzábamos a ver, ya que consideramos que dentro de la creación de una obra la figura del director/a es muy importante. Y aquí fue cuando decidimos contar con Hernán Gené. Acudimos a él porque nosotras nos conocimos en su escuela. Es una persona a la que admiramos y con la coincidimos en la forma de ver el teatro.
Encarna: Si, nos dio el empujón final y a él le tenemos que agradecer la puesta en escena. Nos comentó la idea de crear una escenografía no realista con paneles en los que realizamos sombras chinescas y luces led en el suelo, que delimitan el espacio.
¿De qué referentes estéticos o temáticos os habéis nutrido para este trabajo?…
Encarna: Como es un proceso desde la improvisación, los referentes surgen de ese subconsciente que despiertas cuando pones en marcha tu proceso creativo. Está claro que conforme la obra tomaba forma intentábamos conseguir más ideas a través del enfoque que le dábamos: dos chicas perdidas en un bosque, terror y comedia.
Vanesa:- Había ideas o secuencias claras que venían de películas de El gordo y el flaco en el clown o El Exorcista desde el miedo.
Encarna: al final es como dice Gabriel Chame: «En la tragedia se encuentra la comedia».
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que os embarcáis?¿Qué os anima a participar en ellos?…
Encarna: Buena pregunta….en nuestro caso, las dos juntas hasta ahora hemos realizado siempre comedia. Y los proyectos surgen de ideas, imágenes o situaciones que vivimos que nos divierten y queremos llevarlas a escena. En otros casos, puede partir de un texto que te atrae y quieras investigarlo.
Vanesa: No todos los proyectos tienen la misma motivación. En nuestro caso, partimos de lo que nos divierte. Otras veces se parte del para qué, que quiero contar o si quiero lograr algo con esta obra. En mi caso trabajo con Teatro Foro, planteando a través del teatro un problema y buscando alternativas de solución junto con los espectadores. Esos son proyectos en los que tu prioridad es generar un cambio real en la sociedad a través del teatro. En esos casos más que la actriz me anima la militancia política.
¿Por qué hacéis teatro?…
Encarna:- La verdad es que nunca sé que contestar…sólo recuerdo que la primera vez que me subí a un escenario el veneno del teatro pinto mi sangre. Lo que hizo que desde ese momento decida seguir en esto toda mi vida. Creo que el teatro al igual que el arte en general es necesario para la sociedad. Ya sea a través de la comedia, el drama, el absurdo, la tragedia…Considero que todas las personas deberían absorber arte de una forma u otra.
Vanesa: y crear…todas las personas para mí, desde pequeñas tendrían que tener ese espacio de creación, Teatro hacemos todos los días no? aunque no seamos consientes de eso. Yo elegí el teatro en primer lugar por el juego, por todas las vidas que puedo vivir, porque en el teatro descubrís y podés ser todos los personajes que quieras. Y por otro lado, también veo al teatro además de un espacio de juego, un espacio de reivindicación, de cambio personal y social. El teatro es muy potente….
Encarna: si, la verdad que si…aunque a veces duele mucho…de ahí que lo llame veneno (risas).
¿Cómo fueron vuestros inicios en el teatro?…¿Cuál ha sido vuestra evolución?…
Encarna: Empecé en el instituto, decidí especializarme en ello haciendo la carrera de arte dramático y me mude a Madrid para seguir formándome, ya que esta es una carrera de fondo, que nunca termina. Mis primeras obras fueron en Murcia, de allí me vine a Madrid, estudié audiovisual, participé de distintos montajes y fui especializándome en comedia, con cursos de clown, comedia en cámara, etc.Seguiremos investigando y buscando…como decía esto no para…
VAnesa: nunca!! Yo arranque en Mar del Plata, haciendo teatro independiente. Bueno, fui a la universidad pero estuve un año…no me llevo muy bien con la formación artística reglada. Después fui a Barcelona dónde estudié Teatro del Oprimido y por fin llegué Madrid dónde también continué mi formación en comedia.
¿Qué montaje que hayáis visto últimamente os ha interesado?¿Por qué?…
Encarna: Pues en el festival de teatro de Almagro vimos un Otelo adaptado y dirigido por Gabriel Chamé. Un clásico traído al mundo del clown, bailando entre la comedia y la tragedia, nos ha hecho disfrutar muchísimo. Una dirección y una interpretación fabulosas. Si llegara a Madrid es una obra que hay que ver.
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en estos tiempos?
Vanesa: Si bien es cierto que en estos momento está más difícil que nunca porque no hay ningún tipo de apoyo al teatro. la gente tiene menos dinero y la del subida del IVA no hizo ningún favor, considero que tenemos que seguir creando porque puede ser un gran momento para el teatro en España ya que en tiempos de crisis la creatividad y la necesidad de decir algo aumenta. Cada vez surgen más salas pequeñas, compañías independientes , actores y actrices generando sus propios proyectos. Eso antes no se veía mucho… , justamente eso es lo que nos tiene que dar fuerza para seguir creando y peleándola a través de lo que hacemos: teatro.
¿Proyectos?…
Encarna: Nosotras ahora queremos seguir creciendo con la obra y tenemos en mente un par de números que nos gustaría comenzar a trabajar y cada una por su lado ha comenzado a trabajar en distintas cosas. Yo ahora mismo estoy con los ensayos de dos obras de microteatro.
Vanesa: Yo estoy con una obra de teatro foro sobre temática laboral, y otra de teatro periódico en la calle.
Federico León: El arte en general es también una forma de auto-conocimiento
¿Cómo surge la obra que presentas en el Festival El lugar sin límites?…
Las ideas surgió a partir de un accidente.
Una mañana me desperté y encontré mi computadora tirada en el suelo, destrozada. Perdí todo el material que tenía: guiones, cuentos, la obra que estaba escribiendo en aquél momento… No tenía back-up de nada. Llevé a arreglar el disco rígido pero no lograron recuperar el material.
En aquel momento traté de recordar todo lo que había perdido e intenté reconstruirlo. Obviamente fue imposible.
Pensé: A alguien se le rompe la computadora y pierde todo pero el accidente es el punto de partida de una nueva idea.
Más allá de lo que uno busca y quiere está lo que sucede: una cantidad enorme de factores que uno jamás va a poder controlar ó preveer. Y si uno acepta estos «accidentes» puede entenderlos como propuestas permanentes de la realidad.
Las ideas incorporó una cantidad enorme de accidentes.
Háblanos del texto…Del proceso de escritura… De la puesta en escena…
Las obras siempre terminan de escribirse en los ensayos.
Para mi es muy importante la etapa de ensayos. Por esta razón son procesos largos: alrededor de dos años. Puedo empezar con un texto o con el deseo de trabajar con determinado actor o a veces sin texto. Cada proceso es muy diferente. Veo al teatro como algo integral. El texto, la actuación, la escenografía, las luces, el vestuario son para mí un mismo texto.
Siempre que ensayo una obra me interesa poner el foco en el proceso, en cómo voy construyendo la obra: qué decisiones tomo, por qué elijo ir por un camino y no por otro, Etc.
Creo que las obras siempre terminan mostrando cómo fueron hechas. Es como si quedaran huellas del proceso. Todas las versiones están presentes y condensadas en la versión final de la obra.
Las ideas muestra un proceso que nunca podría suceder en ese lapso de tiempo. Es como si la obra mostrara dos años de proceso en una hora.
Generalmente el público solo ve una parte de este largo proceso. Porque la obra terminada es solo una parte de un proceso mayor. Me interesa poder mostrar esta parte que generalmente queda en la intimidad de quienes construyen la obra: actores, directores, técnicos, músicos, iluminadores, asistentes…
¿De qué referentes estéticos o temáticos te has nutrido para este trabajo?…
De mis propios procesos de creación, de la relación con mis amigos y compañeros de obras, del trabajo que hago en los talleres de teatro, del cine, de la literatura, del Ping Pong, de la vida…
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas?¿Qué te anima a participar en ellos?…
Los puntos de partidas generalmente son múltiples. En algún momento me veo inmerso adentro de un intenso proceso sin recordar cómo empezó.
Tengo una imagen, una idea que al principio no logro entender-atrapar del todo y eso es lo que me impulsa a investigar, ensayar, intentar desentrañar esas imágenes-ideas.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…¿Cuál ha sido tu evolución como autor-director?…
Empecé actuando en obras en las que todos nos hacíamos cargo de la dirección, de la dramaturgia, de la escenografía… Después empecé a escribir y a dirigir y dejé de actuar. Ahora en esta obra vuelvo a actuar después de más de 15 años de no hacerlo.
En mis primeras obras: Cachetazo de campo, Mil quinientos metros sobre el nivel de Jack y El adolescente el texto estaba muy relacionado al trabajo con los actores. Escribía a partir de los actores.
Cada proceso lo vivo de manera muy distinta. Creo que cada obra da cuenta de mi paradigma, de mis necesidades actuales. Esta obra de alguna manera es un auto-retrato. Es un trabajo de auto-observación. Y en ese sentido se conecta con el trabajo que hago en los talleres de teatro.
En los talleres el foco está puesto en cómo funciona cada uno de los integrantes dentro de un proceso de creación. La idea es dar con la dinámica propia de cada uno: “Auto-sacarse la ficha”. Poner en escena los prejuicios, valores, paradigmas, límites y posibilidades, inquietudes; lo que a uno le gusta actuar y lo que a uno no le gusta actuar, lo que suele mostrar y lo que jamás mostraría, lo que cree que domina y lo que no le conviene mostrar.
En esta obra creo que trabajé en esta línea.
En la obra actúo junto a Julián Tello con quien trabajo desde hace quince años. Lo conocí cuando él tenía trece años. Actuaba en «El adolescente», una obra que estrené en el 2003.
Desde entonces participó como actor, técnico, músico y asistente artístico en varias de mis obras.
Las ideas trabaja los límites entre realidad y ficción. Pone en escena la intimidad de un proceso de creación. Se trata de un proceso similar al que yo podría atravesar junto a Julián en la creación de una obra. Las ideas podrían ser nuestras ideas pero no son necesariamente nuestras ideas. Nosotros somos nosotros pero al mismo tiempo hacemos de nosotros mismos.
Por eso también elegí actuar yo en la obra.
¿Crees que se puede aprender a escribir teatro?…¿Tienes un método para escribir?…
La verdad es que solo puedo hablar de mis propios procesos. Creo que a cada uno se le da de manera muy diferente.
No sé si tengo un método. En cada obra el proceso de escritura es muy distinto.
¿Por qué haces y escribes teatro?…
Creo que el arte en general es también una forma de auto-conocimiento, de trabajo con uno. Me interesa este trabajo que dura toda la vida.
¿Cómo es la situación teatral en estos momentos en Buenos Aires?…
En Buenos Aires el arte en general está muy vivo.
Hay más de 300 teatros independientes.
Creo que Argentina es un país imprevisible. La reglas cambian todo el tiempo. Si uno está abierto a lo imprevisible puede responder de manera más creativa a cada desafío-imposibilidad-accidente que propone la vida ó la creación de una obra.
En Argentina todavía existe la idea de juntarse para hacer una obra por las ganas de hacerla. Independientemente de saber a dónde se va a estrenar y si se va a ganar dinero.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Este último año estuve ensayando intensivamente.
Cuando ensayo una obra estoy muy metido en el trabajo y no veo mucho teatro.
¿Proyectos?…
La verdad es que no tengo en mente nada nuevo. Me cuesta estar en más de una cosa a la vez.
Carlos Aladro: El teatro ha de ser un espejo con miradas y visiones diferentes, y a ser posible incómodas, sobre la condición humana.
¿Cómo surge el proyecto de La fiebre…?
El proyecto nace como una necesidad de Israel Elejalde de abordar un texto comprometido y que aportase algo en el contexto general de la crisis, y que además le supusiera un nuevo desafio actoral, como es abordar un monólogo.
Háblanos del montaje…
Basicamente hemos puesto el foco en darle voz y verosimilitud al texto original de Wallace Shawn, traduciendolo directamente y adaptandolo a las circustancias actuales, buscando sobretodo la organicidad del actor, la posibilidad de encarnar el material como propio, y devolverselo al espectador en forma de pregunta. Huyendo de todo dogmatismo, compartiendo con el público nuestras propias dudas y contradicciones.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que el actor aportase ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con él?…
Israel y yo ya habiamos trabajado juntos en varios espectáculos, yo ya había dirigido tres monólogos anteriormente, me propuso ayudarle con la dirección y la puesta en escena, y desde el primer momento hemos trabajado juntos en todos los aspectos del montaje. Ha sido un trabajo eminentemente colaborativo.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Los referentes son siempre muy variados… Hemos buscado un retrato, pero con diferentes ángulos, miradas, temperaturas… creo que al final el espectáculo me recuerda, con el debido respeto, a los retratos de Francis Bacon…
¿Por qué haces teatro?…
Es una pregunta cada vez mas grande a la que cada vez sé responder peor… Ultimamente creo que hay algo de lucha desde la resistencia por la reivindicación de lo esencialmente humano, desde la utilidad de lo fugaz, de lo efímero, de lo inutil del trabajo artesanal y primitivo de contarnos la vida unos a otros.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de escena?… Háblanos de los más recientes…
Son ya bastantes puestas en escena, todas muy queridas, algunas sufridas, muchas disfrutadas… en todo caso queda el agradecimiento a los compañeros de viaje en cada nueva aventura, el placer y el privilegio de poder compartirnos… y tambien el esfuerzo inmenso que supone en un pais como éste intentar hacer de tu pasión una profesión.
Recientemente he podido hacer un trabajo de creación en laboratorio para el BE Festival de Birmingham que ha sido una experiencia brutal y muy enriquecedora, casi como empezar de cero, y he dirigido las dos ultimas ediciones del Don Juan en Alcalá, que me han descubierto las inmensas posibilidades de hacer teatro al aire libre para miles de personas.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La que de alguna manera siempre ha tenido, ser un espejo con miradas y visiones diferentes, y a ser posible incómodas, sobre la condición humana.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
La crisis está siendo devastadora en todos los aspectos, sin paliativos y sin excusas. Lo único que podemos decir es que, a la fuerza, es una escuela de nuevas posibilidades. Hay que repetir con Lorca que un pais que no cuida de su teatro está muerto o al menos, moribundo.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?… He podido ver el primer trabajo de la compañía valenciana El pont flotant, «Como piedras», un trabajo iniciatico, lúdico y profundo, de una de las compañías de creación que mas admiro, y que siempre me recuerdan por qué merece la pena seguir creyendo en la fuerza transformadora del teatro.
¿Proyectos?…
Ahora mismo estoy inmerso en la puesta en escena de un texto no dramático, entre artístico, político y filosófico, un anónimo del s.XVII que se llama Dialogo de las comedias, para la edición 2015 de Clásicos en Alcalá.
¿Cómo ves la situación teatral en nuestro país?…¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
La situación es de enorme precariedad general, de supervivencia, en gran medida insostenible en el tiempo. Especialmente si hablamos de creación, de teatro de riesgo y rigor artístico. No se puede dejar todo en manos del valor comercial. Hay esperanza porque hay público, pero es imprescindible una reformulación del modelo profesional. Es preocupante que hacer teatro con vocación de servicio público sea una especie de hobby o una condena a la precariedad.
No solo se puede, sino que de alguna manera es un imperativo moral hacer teatro combativo, entendiendo lo combativo como la pelea por sacar a la luz las zonas más oscuras y comprometidas de nuestras vidas y sociedades occidentales. La mirada crítica es imprescindible para contribuir a una ciudadanía crítica. Y desde el teatro ese es un trabajo lúdico, placentero, compartido. Solidario y esperanzador.
Eva del Palacio y Fernando Aguado-Morboria: Cada uno de los trabajos realizados ha sido una maravillosa aventura.
¿Cómo surgió Morboria?…¿Cuáles son las premisas para seleccionar los proyectos de la Compañía?… De la necesidad de crear y mostrar el trabajo. Somos personas muy creativas e inquietas que no podíamos esperar a que sonara el teléfono. La calle: un campo de experimentación. Llevamos el teatro a todos los espacios : calles, plazas, cuevas, parques, bosques, discotecas, salas de fiestas , barcos, bares, televisión…
Los proyectos surgen de una manera natural y según las necesidades de expresar
(pueden ser ideas, imágenes, poemas, textos)…Pero en todos nuestros espectáculos siempre hay una gran dosis de juego y sorpresa.
El trabajo se desarrolla en dos partes: la parte plástica en el Taller de Morboria, creación de vestuario, caracterizaciones, atrezzo, efectos especiales …..Y otra fase de ensayos, trabajo de cuerpo, voz y puesta en escena , incluyendo todos los elementos que se han elaborado previamente. Para facilitar la composición de personaje y el trabajo con los objetos.
¿Qué balance hacéis de estos años de existencia de la Compañía?…
Poder vivir durante tantos años de esta profesión es un privilegio que no todo el mundo puede conseguir, lo valoramos como todo un éxito. Cada uno de los trabajos realizados ha sido una maravillosa aventura. La mayoría de las veces muy gratificante con mucho trabajo, sudor , risas y alguna que otra lágrima. Una Compañía de teatro es una familia y en Morboria de manera especial. Hemos pasado por momentos muy difíciles pero si hay un objetivo claro y te rodeas de personas a las que admiras y quieres, se superan los problemas. En 30 años, en Morboria ha participado muchos artistas, pero el equipo humano es prácticamente el mismo.
¿Qué evolución ha hecho la Compañía a lo largo de las diferentes producciones realizadas?…
La influencia del cine, el amor por la caracterización y el maquillaje, la danza ,el teatro y la pantomima nos hizo crearen nuestros comienzos historias cortas (con un máximo de 15 minutos ) La mayoría de las veces sobre fondo musical, con todo tipo de temas: Terror, gore, ciencia ficción, fantasía, aventuras, humor, surrealismo…
Esto nos dió la posibilidad de trabajar en nuevos espacios donde hasta ese momento nadie había hecho teatro… De los años 80 al 94 hicimos infinidad de acciones en calle y en espacios no convencionales con todo tipo de improvisaciones y performances, en discotecas, desde la mítica sala Rock ola a Jácara, Joy Eslava, etc…
Mucha creatividad y energía, cada semana creábamos nuevas historias y guiones unas veces escritos y otras improvisados con unas directrices establecidas y nos lanzábamos a la acción y al juego con el público. Había que tener mucho valor y ser muy temerario. Aprendimos a captar la atención del espectador y a sorprenderle sin bajar la guardia.
Trabajabamos con actores muy preparados en diversas técnicas tales, como la danza, la esgrima, canto, escalada que aplicamos a la escena, malabaristas, acróbatas…
Así, un día éramos gárgolas encaramadas en el tejado de un edificio que descendían reptando por sus paredes hasta encontrarse con los asombrados asistentes … otras, espíritus del bosque , un murciélago enloquecido entre efectos de fuego y humo se precipitaba lanzándose en tirolina desde el campanario de una iglesia sobrevolando las cabezas de los incrédulos vecinos …una operación a corazón abierto en el centro de la pista de baile de una discoteca sembraba el pánico entre los asistentes cuando un monstruo horripilante que salía de las entrañas del paciente y se precipitaba sobre los bailones. Ninfas desnudas surgían de las ondas de un rio y danzaban a la luz de la luna …Seres demoniacos hacían invocaciones diabólicas y aterrorizaban a todos los asistentes a un programa de televisión. Y todo esto, aplicando escrupulosamente el método de Stanislavsky, por supuesto, todo con mucha verdad, mucho estudio, muchas horas en el Zoo observando a los animales…y a los transeúntes…
Con los años necesitamos un poco más de “sosiego “y decidimos llevar a sala uno de nuestros más queridos espectáculos de calle “Piratas, corsarios y otros temerarios.”…Un montaje creado con mucho juego y trabajo a partir de improvisaciones e interacciones con el público en la calle. Una locura maravillosa, todos llevamos un niño dentro que quisiera jugar a ser pirata …escribíamos el resultado de nuestras aventuras callejeras y así día a día se fue creando el argumento que fue creciendo con acciones y canciones luchas y gamberradas . Fue la primera vez que tuvimos críticas teatrales, pues hasta entonces, en este país, donde existe tanta hipocresía y mediocridad por parte de las Instituciones, nunca, hasta hace poco, se han valorado Las Artes de la calle, si exceptuamos Cataluña dónde hay más tradición, por su cercanía con Francia donde realmente se valoran y existe una larga tradición y muchas compañías que se dedican al teatro de calle.
La crítica fue unánime, desde el ABC al País y se reconoce nuestra labor como actores y creadores.
La gran revolución es en el 94, el gran salto, nuestro primer clásico: “El burgués gentilhombre”, salto mortal con doble tirabuzón, sin red y mucho valor: diez actores y treinta y tantos personajes, todos vestidos de época, creados de la nada y sin ayudas de ningún tipo.
Llegan los premios en el Festival de Almagro y una gira estupenda, ¡por fin estábamos en el panorama teatral por la puerta grande y se aprecia nuestro trabajo…. Cosa que desde el principio hizo el público….
Con los años llegan otros clásicos, pero nunca hemos querido abandonar nuestra faceta en el Teatro de calle que es nuestro campo de pruebas y proporciona a nuestros actores no sólo la formación académica, que la tienen, sino ese punto de juego malicioso, gamberro,, insólito y descarado, valiente, temerario, sorpresivo y la energía especial que se establece en el vis a vis con el público.
La cuarta pared puede caer en cualquier momento si es que alguna vez existió…
¿Es importante tener uno colaboradores habituales en el equipo artístico y técnico?… A lo largo de los años puede decirse que trabajamos con el mismo equipo de artistas, debido al paso del tiempo hay nuevas incorporaciones de actores jóvenes que vamos preparando en nuestro estilo.
¿Os ayuda tener un espacio estable de trabajo para realizar los trabajos de creación?¿Se trabaja así con menos presión?…Poder contar con un espacio estable es vital para la creación, pero necesidad obliga, hemos pasado por todos los espacios imaginables: Mercado del Pescado, Funeraria (C.C. Galileo), Naves del Matadero (Legazpi –C. Danza), acuerdos del intercambio por una función, lo que resulta muy costoso para nosotros pues llevamos muchos actores, además es un horror trasladarse con todo el material que utilizamos.
¿Cómo es el trabajo con el equipo artístico durante e proceso?¿Hay una línea ética y estética de la Compañía?… Nuestra linea estética está clara desde el principio, nos alimentamos de la historia del arte, como pintura, música, el cómic, literatura fantástica, cine de aventuras y ciencia ficción…Y por otra parte nuestra línea ética consiste en dar lo mejor de nosotros en cada montaje y dejarnos l piel en cada función. Y sobre todos, disfrutar cada momento de la creación y cada instante frente al público. En definitiva, hacer de nuestra vocación una forma de vida y gozarla al máximo. A la hora de encarar un espectáculo, desde la primera idea hasta e día del estreno la dedicación es absoluta. No sólo somos actores Eva del Palacio y Fernando Aguado, sino que desempeñamos una larga serie de oficios artísticos junto a Ana del Palacio. De este modo, cuando el proceso se pone en marcha, a la vez que estudias el papel te adentras en la época en la que se enmarca el espectáculo, su arte, sus costumbres, su música y mientras trabajas en el Taller creando el vestuario, modelando una nariz, construyendo un atrezzo o practicando la esgrima o ensayando un coreografía o una canción.
Cuando termina la jornada y vuelves a casa sigues erre que erre. Esto es así: obsesivo.
El proceso es maravilloso y divertido y a la vez agotador, pero muy enriquecedor.
¿Se pueden realizar apuestas combativas y alternativas en estos tiempos de crisis?… Por supuesto que existen las apuestas, pero para Morboria resultan difíciles de mantener pues siempre como productora acarreamos una serie de gastos, locales, pagos ensayos, gestores, oficina, gastos S.S., etc
Derechos por los que hemos combatido estos últimos 25 años que dignifican nuestra profesión y que pretendo mantener a pesar de no ser una productora al uso, pues somos artistas, actores que obligados por las circunstancias hicimos empresa, en nuestra mente no está el forrarnos con lo que hacemos sino reinvertir en otros montajes y poder seguir con nuestra gente en esta maravilla de profesión.
Me cuesta crear falsas cooperativas que es lo que están haciendo los actores y creadores para subsistir, todos sabemos que es reparto de miseria, pero casi es la única manera legal de poder crear.
De momento tenemos encargos de eventos en calle y festejos…..que nos permiten reinvertir en teatro de sala.
En los últimos años hemos dejado los clásicos para reducir un poco el equipo. Hemos llevado a escena n Ghelderode y un Arrabal, procesos de creación gozosos y llenos de trabajo e ilusión pero la venta ha resultado ruinosa.
¿Tenéis espectáculos en repertorio?¿En gira?… En estos momentos tenemos y así ha sido a lo largo de estos últimos 25 años: Piratas y algunos espectáculos de calle que en una semana están pulidos y dispuestos, otros duermen.
Hemos llegado a temer en repertorio 4 clásicos: El avaro, El enfermo imaginario, El sueño de una noche de verano, La ventana Rojas (Rojas Zorrrilla) y varios de calle. En algunos meses interpretamos hasta cinco espectáculos con el mismo elenco. Una auténtica gozada al alcance de muy pocos.
¿Qué proyectos tenéis entre manos?… Seguiremos con los clásicos. Pero en este caso nos gustaría volver a los españoles, retomar el verso….hay que estudiarlo. También nos gustaría montar un espectáculo musical, con una buena banda en directo y mucha gente cantando y levantando la pierna. El espectáculo total.
¿Cómo os están afectando los recortes y el aumento del IVA a vuestros proyectos de teatro?… De una manera nefasta, para toda la profesión e aumento del IVA ha sido demoledor. El paro entre los acores es algo lamentable, pero no sólo eso…El hundimiento de las redes de teatros que se han vista reducidas a la mínimo expresión, los presupuestos para contratación en Ayuntamientos y Comunidades, amputados salvajemente y las políticas del “figurón” en las que se contratan “caras conocidas” o de “la tele”, han hecho que las oportunidades de trabajo para las gentes “sin rostro”, se vean reducidas al mínimo.
¿Qué montaje que hayáis visto últimamente, os ha interesado?¿Por qué?… “Al Señor Chen le gustan los dragones” y “Priscilla, reina del desierto”, el primero por ser un texto fantástico de Paco Becerra con unas interpretaciones soberbias y que te hace reflexionar sobre un fututo incierto y oscuro y el segundo por ser un espectáculo total, divertido, desenfadado y que te hace salir del teatro con alegría.
¿Cómo veis la realidad teatral de nuestra Comunidad y País en estos momentos?
La respuesta tiene que ver con una pregunta anterior. Las salidas laborales para las gentes del teatro se ven reducidas a pasos agigantados. Los cachés han mermado penosamente, y si vas a taquilla te expones a cualquier desastre; en nuestro caso el riesgo es descomunal, pues con doce personas en la compañía cada salida en estas condiciones es casi un suicidio. Además, al no tener en la compañía ninguna “cara conocida” somos víctimas de las nefastas políticas de programar “famosos” y la búsqueda de resultados económicos a toda costa. La ciencia, la educación y la cultura deberían ser una inversión en futuro.
Jesús Cracio: El teatro ha de educar en el conocimiento de la vida
¿Cómo surge el proyecto que presentas en el Matadero?…
EL PROYECTO NACE DE UN OFRECIMIENTO QUE ME HACEN DESDE LA DIRECCIÓN DEL TEATRO ESPAÑOL (JUAN CARLOS PÉREZ DE LA FUENTE Y ROSARIO CALLEJA) CON MOTIVO DE SELLAR CON EL NOMBRE DE MAX AUB UNA DE LAS SALAS DEL MATADERO, ME INVITAN A REALIZAR UN MONTAJE CON TEXTOS DE MAX AUB. ..
Háblanos del proceso dramatúrgico y del montaje…
A PARTIR DE ESE DIA (14 DE FEBRERO PARA ESTRENAR EL 14 DE MAYO…) COMIENZO A BUSCAR LIBROS Y DOCUMENTACIÓN DE MAX AUB: TEATRO, TEATRO BREVE, CUENTOS, POESÍA, NOVELA, SUS DIARIOS, ESTUDIOS SOBRE MAX AUB… Y UN SIN FIN DE LIBROS INCATALOGABLES. DUERMO, COMO, ME DUCHO, PASEO, MONTO EN BICI CON MAX AUB. KILÓMETROS Y KILÓMETROS DE PALABRAS ESCRITAS REVOLOTEAN SIN CESAR EN MI CABEZA. COMIENZO A ELEGIR LOS TEXTOS. BAJO UNA PREMISAS INTOCABLES: FIDELIDAD AL MUNDO DEL AUTOR, TEXTOS QUE TENGAN REPERCUSIÓN Y ACTUALIDAD, NO DESECHAR NINGÚN PALO DE SUS VARIOPINTOS ESCRITOS.. A LOS ENSAYOS LLEGO CON UN TEXTO -BORRADOR CASI TERMINADO QUE FUE VARIANDO Y TOMANDO FORMA DEFINITIVA CON EL TRABAJO DE LOS ENSAYOS. A LA HORA DE HACER REPARTOS NO BUSCO ACTORESTRICES DISPONIBLES SINO DISPUESTOS.EN ESTA CASO IBA MAS ALLÁ: NECESITABA ACTORESTRICES QUE CANTARAN, BAILARAN , QUE SUPIERAN INVOLUCRARSE EN EL PROCESO SIN PREJUICIOS, SIN MIEDOS…
¿De qué va la obra?…
ES UN COLLAGE CERCANO AL CABARET LITERARIO (O VICEVERSA) EN EL QUE SE AÚNA LA PALABRA, LA DANZA Y LA MÚSICA. UN RETRATO MINIMALISTA DE LA VIDA Y OBRA DE MAX AUB. UN COKCTAIL CON LOS MEJORES Y MAS ACTUALES ELIXIRES DE M.A.
¿Cómo ha sido el proceso de creación durante los ensayos?…
PLANTEÉ EL TRABAJO COMO UN PROCESO EN CREACIÓN. SILVIA DE MARTA YA TENÍA LA MAQUETA DE LA ESCENOGRAFÍA DESPUES DE VARIOS DÍAS CONVERSACIONES. TRABAJO DESDE LA DRAMATURGIA ESPACIAL Y DE LA LUZ. CON PILAR VELASCO IBA PROBANDO EN LA MAQUETA LAS DIVERSAS ATMÓSFERAS LUMÍNICAS. TENGO QUE SABER CON NITIDEZ POR DONDE HABITAN LOS ACTORES EN EL ESPACIO. CON EL BORRADOR DEL TEXTO EN LA MANO FUIMOS ENSAYANDO ESCENAS QUE LOS ACTORES NO SABÍAN DONDE IBAN SITUADAS DENTRO DEL DESARROLLO DE LA OBRA. EL TRABAJO CON CELIA LAGUNA (PIANISTA) FUE EXHAUSTIVO. LA MÚSICA DEBÍA ENVOLVER EL ESPECTÁCULO. ME DEJO LLEVAR MUCHO POR LA FISICIDAD DE LOS ACTORESTRICES: SU CUERPO, SU FORMA DE DECIR, SUS VIRTUDES, SUS CARENCIAS (HAY QUE CONVERTIR SIEMPRE EL OBSTÁCULO EN TRAMPOLÍN). AUNQUE DENTRO DE MI CABEZA YA ESTABA EL DESARROLLO EMOCIONAL Y DRÁMATÚRGICO DEL «TODO», ALGUNAS ESCENAS FUERON CAMBIANDO DE LUGAR POR NECESIDADES ACTORALES.SABÍA COMO IBA A EMPEZAR Y COMO IBA A TERMINAR.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear este espectáculo?…
EMPECÉ A DEDICARME AL TEATRO CUANDO TENÌA 18 AÑOS. HAN PASADO 51. MEDIO SIGLO DE VER Y HACER TEATRO.DE VIVIR POR Y PARA.
Háblanos de los últimos proyectos teatrales que has realizado…
COMO SIEMPRE EN MI TRAYECTORIA PASO DEL OFF A LOS TEATROS INSTITUCIONALES EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS. EL PASADO AÑO ESTRENÉ EN LA SALA «UMBRAL DE PRIMAVERA» UN MONTAJE DE UN POEMA DE LA POETISA SYLVIA PLATH «TRES MUJERES». EN FEBRERO DE ESTE AÑO REALIZÉ UNA LECTURA DRAMATIZADA EN LA COMPAÑIA NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO DE LA OBRA DE MARÍA DE ZAYAS, «LA TRAICIÓN EN LA AMISTAD», EN EL TEATRO PAVÓN. Y UNA SEMANA DESPUES COMENCÉ CON LA DRAMATURIGIA DE MAX AUB.
¿Por qué haces teatro?…
HA IDO CAMBIANDO EL POR QUÉ CON EL PASO DEL TIEMPO. EMPECÉ EN EL TEATRO PARA INTENTAR SALVARME DE LA DICTADURA FRANQUISTA. NO QUERÍA SER IGUAL A LOS QUE ME RODEABAN. HOY DIA PODRÍA DECIR QUE ES COMO EL AIRE QUE RESPIRO. PERO COMO SE PREGUNTA MAX AUB «¿QUIEN SOY? ¿EL QUE FUÍ O EL QUE AHORA SOY?» ..
¿Cómo fueron tus orígenes en el mundo del espectáculo?…
CON EL TEATRO INDEPENDIENTE DE LOS AÑOS 60-70. PERTENECÍ A VARIOS GRUPOS EN LOS CUALES SE FORJÓ MI CONOCIMIENTO Y COMPROMISO TEATRAL: «LA MÁSCARA» (GIJÓN). Y YA EN MADRID CON «LOS GOLIARDOS», «EL ESPOLÓN DEL GALLO», «EL GAYO VALLECANO»…
¿Qué balances haces de tus trabajos como director/autor?…
NO CAMBIARÍA NADA DE LO QUE HE HECHO. CREO QUE EN MI CURRICULO VOY AÑADIR «LO QUE NO HE HECHO». EN LA TRAYECTORIA DE UN PROFESIONAL DEBE DE SER TAN IMPORTANTE LO REALIZADO COMO AQUELLO DE LO QUE TE HAS LIBRADO O NO QUERIDO HACER.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
ME ALEGRO QUE ME HAGAS ESTA PREGUNTA PERO NECESITARÍA COMO MÍNIMO DIEZ HOJAS. RESUMIENDO: EDUCAR EN EL CONOCIMIENTO DE LA VIDA. UNA OBRA DE TEATRO SE ENSAYA PERO LA VIDA NO.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?.
SI NO SON LOS RECORTES Y EL IVA SIEMPRE HABRÁ ALGO QUE NOS ESTARÁ PATEANDO. EL ESTADO-AL MENOS EN ESPAÑA- NO AMA NI DEFIENDE EL TEATRO. EL TEATRO ES UN ARMA PELIGROSA. HACE PENSAR. TIENE LA INMEDIATEZ Y LA COMUNICACIÓN DIRECTA QUE NO TIENEN OTRAS ARTES. «LA BOTA QUE NOS PISA SIEMPRE SERÁ LA MISMA BOTA»(…O ALGO PARECIDO…). BERTOLD BRECHT.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
UN MONÓLOGO DE ISABELLA ROSSELLINI SOBRE LA SEXUALIDAD DE LOS ANIMALES. EMOCIONANTE
¿Proyectos?…
EN OCTUBRE (TOCO MADERA…) ESPERO ESTRENAR «LA PRUEBA» DE LUKAS BÂFUSS, PROYECTO CON EL LLEVO DANDO VUELTAS DESDE HACE 2 AÑOS. LUKAS BÂRFUSS ME FASCINA. HEMOS CONSEGUIDO UN DINERITO POR MEDIO CROWFUNDING Y NOS PONEMOS MANOS A LA OBRA.
José Luis Sixto: Una sociedad madura es aquella que sabe entender el teatro como un instrumento de discusión a través del cual enfrentarse a su realidad.
¿Cómo surge el proyecto de “Excítame”?…
Hace algo más de dos años Alejandro de los Santos se reunió conmigo en una cafetería de Madrid y me dijo que estaba pensando en producir una obra y que quería que yo la dirigiese. Llevábamos tiempo queriendo trabajar juntos, pues sentíamos mucha afinidad, pero hasta el momento no había surgido la oportunidad. Mientras tomábamos algo me contó que durante el viaje que realizó a Londres con motivo de las pruebas de vestuario para “El rey león” había visto un musical de pequeño formato que le había encantado, “Thrill me”, que se había puesto en contacto con el autor, Stephen Dolginoff, y que tenía los derechos para producir la versión en castellano y estrenarlo en España. Me contó la trama de la función y enseguida vimos las posibilidades dramáticas y artísticas que ofrecía poder realizar una puesta en escena completamente original partiendo de cero, de nuestra propia creatividad. Simplemente viendo la ilusión, emoción y seguridad que transmitía Alejandro, no dudé ni un instante en decirle que podía contar conmigo.
Háblanos del montaje…
90 minutos de tensión ininterrumpida, diálogos inteligentes, canciones que narran una terrible historia sin florituras, una atmósfera opresiva de luces y sombras, y la actuación de dos grandes actores y un pianista de excepción (Aitor Arozamena). Esas son las bases de nuestro “Excítame”, un thriller musical nada habitual en nuestra escena. Partiendo de la premisa de que menos es siempre más, nuestro montaje tiene el sabor del mejor “teatro off” internacional, espacios y propuestas donde los actores se pueden poner a prueba e investigar sin el temor ni los condicionantes de las producciones comerciales. Alejandro de los Santos, como productor, ha reunido a un gran equipo de profesionales de primera línea (Pedro Villora, Juanjo Llorens, Sandra Vicente, Aday Rodríguez, Asier Sancho, Javier Naval, Fila Séptima, etc.) demostrando que el pequeño formato no tiene porque escatimar en calidad. Como se suele decir, muchas veces las mejores esencias se presentan en los frascos más pequeños.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?…
Continuamente. Antes de comenzar el verano pasado los ensayos para estrenar la función en el Teatro Fernán Gómez realizamos un taller de investigación de dos meses en el que probamos diferentes propuestas mientras generábamos el espacio de acción y definíamos los personajes. Fue un trabajo de colaboración muy generoso por parte de todo el equipo creativo, en el que cada elemento que conforma el espectáculo se fue generando a partir de acciones y propuestas. Realizamos mucho trabajo de mesa y mantuvimos numerosas conversaciones debatiendo cada aspecto de la función, por lo que puedo decir con orgullo que el resultado final es fruto de un verdadero trabajo en equipo.
¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Magnifico y exigente; Plenamente satisfactorio en todos los sentidos. Los cuatro (Alejandro, Marc, David y Alberto) confiaron absolutamente en mí desde el principio comprometiéndose por completo con sus personajes. Al tratarse de una historia basada en un caso real lo primero que hicimos fue empaparnos de documentación buceando en fuentes y referentes, tanto históricos como artísticos. Una vez tuvimos clara nuestra concepción de los personajes, nos lanzamos a la oscuridad para entender su atracción por lo prohibido y su búsqueda constante de límites. Profundizar en dos mentes tan brillantes como malsanas no fue tarea fácil, pero una vez dejamos atrás prejuicios y lugares comunes todo encontró su lugar.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Desde el principio Alejandro y yo tuvimos claro que queríamos trabajar en un espacio a tres bandas, con un escenario a la alemana. Queríamos que el público rodease a los actores, que los personajes estuvieran “atrapados” siempre a vista del espectador para ayudar a generar la sensación de tensión que la obra necesita. Trabajamos movimientos y acciones dando mucho valor a los detalles en la cercanía, pues lo que en un escenario a la italiana se pierde a causa de la distancia natural entre la escena y el público aquí queda evidenciado y subrayado. El espectador es capaz de ver con claridad el sudor y el contenido de los bolsillos de los actores, siendo hasta el menor de los gestos importante para contar –y entender- nuestra historia. Y todo en un espacio único que se transforma gracias a los efectos de luz y sonido recreando en la mente del espectador los lugares donde sucedieron los hechos del espantoso crimen.
¿Por qué haces teatro?…
Siempre he tenido un espíritu inquieto y creativo. Me encanta jugar, contar historias y el trabajo en equipo. De niño me encantaba participar en obras de teatro y soñaba con trabajar en el mundo del cine. Cuando entré en la Universidad descubrí el teatro profesional gracias a la confianza de Jaime Azpilicueta, a quien no le puedo estar más agradecido. Tras realizar varios trabajos en televisión, radio, cine y prensa escrita, no tardé en decidir el sabor que más me gustaba era el teatral y que haría todo lo posible por dedicarme profesionalmente por completo a la creación escénica.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de teatro?…
Cada proyecto me ha puesto a prueba de forma diferente, sintiéndolos todos como pasos importantes para crecer y fortalecerme, independientemente de su tamaño o características. En estos momento el balance no puede ser más satisfactorio. En el caso de “Excítame” acabamos de ganar 3 Premios del Teatro Musical 2015 en las categorías de Mejor Iluminación (Juanjo Llorens), Mejor Actor (Alejandro de los Santos) y Mejor Director.
Háblanos de los más recientes…
Un punto de inflexión en mi carrera fue dirigir la versión en castellano del salvaje monólogo de Ricky Gervais “Animales” que protagonizó en nuestro país Juanra Bonet. Fue una experiencia muy enriquecedora trabajar codo a codo con Juanra y con Sara Pérez, mi excepcional ayudante de dirección, buscando los límites del humor sin perder nunca la elegancia. A nivel de crecimiento personal destacaría también el taller de investigación que ha supuesto para mí desarrollar proyectos para Microteatro por dinero, donde en los últimos tres años he tenido la oportunidad de conocer a grandes guionistas (Marcelo Soto, Dani Llul o Miguel Castillo, entre otros) y dirigir a actores tan maravillosos como Nacho López, Begoña Álvarez, Enrique Asenjo, Mery Cabezuelo, Antonio Albella, Jazmín Abuín, Mariola Peña, Antonio M.M., Carolina Meijer, Paqui Horcajo o mi querido y admirado socio Juan Carlos Mestre.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
El teatro es una maravillosa forma de expresión artística a través de la cual podemos contar historias, generar emociones y compartir mensajes. Históricamente, en toda sociedad siempre ha sido importante tanto la función del teatro comercial o de entretenimiento como la de propuestas más intelectuales o reflexivas. En una sociedad sana el teatro debe ser espejo de sí misma ayudándonos a conocernos y a empatizar con los demás. Hay espejos planos, espejos cóncavos, convexos, y curvos o deformantes, pero todos son útiles para mostrarnos la realidad desde diferentes puntos de vista, brindándonos sonrisas, regalándonos lágrimas y, sobretodo, haciéndonos pensar y ser más conscientes.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Tras la subida del I.V.A. muchas han sido las pequeñas productoras, distribuidoras y salas de teatro que han cerrado. Se han cancelado para siempre infinidad de proyectos mientras que otros se posponen en el tiempo irremediablemente. Lo peor de todo es que, con esta subida, muchas empresas han encontrado la excusa perfecta para terminar de recortar sus condiciones salariales dejando un panorama desolador: por norma general la profesión hoy en día cobra menos -y en peores condiciones- que hace quince años.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Hace no mucho vi en “La pensión de las pulgas” una joyita titulada “Yernos que aman”, escrita y dirigida por Abel Zamora. El verano pasado vi en “La casa de la portera” su anterior trabajo, “Pequeños dramas sobre arena azul”, y también salí fascinado. Sin duda es un autor a tener muy en cuenta y seguir de cerca.
¿Proyectos?…
Por suerte muchos y variados, con diferentes equipos de trabajo, tanto encargos como de creación propia, pero tienen que terminar de concretarse antes de poder hablar de ello. Mientras tanto, seguiremos cuidando de “Excítame” al tiempo que sigo con la gira de “The hole 2” en la que estoy de director residente.
¿Cómo ves la situación teatral en nuestro país?…
A nivel artístico, muy fortalecida en los últimos años, con un teatro comercial y de gran formato cada vez más asentado como opción de entretenimiento de masas. Si algo bueno nos está dejando la crisis económica es el renacimiento de un teatro alternativo “off”, abanderado por una nueva generación de creadores (dramaturgos, actores y directores) de voz original, contemporánea y sin prejuicios. Gente como Carlos Be, Pablo Messiez, Jordi Casanovas o José Padilla sabe que cuando se parte de cero y no se tiene nada, nada se puede perder. No les han regalado nada, y son conscientes de que apostando sin miedo tienen mucho para ganar. Y así lo están demostrando con paso sereno y firme.
¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Yo soy más de “dialogar” que de “combatir”, pero sí, creo que a día de hoy las propuestas combativas son necesarias para ayudarnos a madurar como sociedad. En mi opinión, siempre será positivo para la salud de un país que sus artistas puedan expresarse social y políticamente desde las tablas, sean cuales sean sus colores o banderas. La libertad de expresión artística es la mayor virtud que una sociedad puede atesorar. Una sociedad madura es aquella que sabe entender el teatro como un instrumento de discusión a través del cual enfrentarse a su realidad. Para bien o para mal, aún nos queda camino por recorrer…
Quino Falero: El teatro ha de ser un espejo vivo en el que reflejarnos y reflexionar.
¿Cómo surge el proyecto “De mutuo desacuerdo”?…Háblanos del montaje…
El autor, Fernando J. López, escribió este texto después de nuestra experiencia trabajando juntos en “Cuando fuimos dos”, una obra que supuso un encuentro muy gratificante entre nosotros. Fernando me la ofreció para leerla con la intención de que fuera nuestro siguiente proyecto juntos. La obra me entusiasmó, enseguida pensé en Toni Acosta para el reparto, quien se sumó al proyecto nada más leerla, a partir de ahí comenzamos a trabajar algunos ajustes del texto y enseguida se sumaron al proyecto Iñaki Miramón y el productor Jesús Cimarro. Entre todos armamos el proyecto, con la ilusión de saber que teníamos entre manos una historia muy apetecible para ser contada.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?… ¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Entiendo el proceso creativo como un trabajo en equipo, en ese sentido respeto el margen creativo de cada uno de los miembros de cada equipo que, como director de escena, lidero. Para mí es muy importante, no solo escuchar y ser muy permeable a las propuestas de cada uno de ellos, sino también crear el ambiente apropiado para que estas propuestas se generen continuamente. A lo que más importancia doy, durante el proceso, es al trabajo con los actores, en este caso trabajar con Toni y con Iñaki ha sido muy enriquecedor, ellos han trabajado mucho juntos, se entienden, se escuchan y se admiran mutuamente, por eso, dirigirlos ha sido una experiencia muy feliz y productiva.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Uno de los retos más gordos que teníamos para la puesta en escena era la creación del espacio escénico. La escenógrafa Monica Boromello y yo trabajamos mucho a partir de la referencia plástica que encontramos en el arquitecto japonés Sou Fujimoto. Nos interesaba, sobre todo, su uso de los volúmenes en el espacio, este fue el punto de partida para diseñar un espacio versátil que recogiera los tres espacios que necesitábamos para que se desarrollara la acción.
¿Por qué haces teatro?…
Porque es el medio de expresión artística con el que siento que puedo expresarme de una forma plena. Y porque aglutina muchas otras disciplinas artísticas que también me interesan muchísimo, las artes plásticas, la música, la literatura…
¿Qué balance haces de tus trabajos como director de teatro?… Háblanos de los más recientes…
Trato de hacer siempre balances positivos de los trabajos que hago, trato de ser muy autocrítico con cada experiencia porque lo que me mueve siempre es mantener la honestidad en cada proyecto al que me enfrento. Es muy importante para mí ser consciente de los aciertos y de los errores de cada uno de mis montajes, me gusta analizar, desde todas las perspectivas que alcanzo, el resultado de mi trabajo y el proceso mediante el cual he llegado a ese resultado, considero que es la única forma de ir creciendo como director.
El último trabajo que he estrenado es “Tamaño familiar” una reflexión en tono de comedia sobre cómo nos relacionamos en el entorno familiar que actualmente está de gira.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Un espejo vivo en el que reflejarnos y reflexionar.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Pues está afectando de manera trágica a la industria, en este país no se es consciente del valor de la Cultura.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
He visto la versión de Edipo de Alfredo Sanzol. Me pareció un trabajo de síntesis narrativa maravilloso. Salí feliz del teatro.
¿Proyectos?…
Tengo varios proyectos a los que estoy deseando enfrentarme, vivo en un permanente “dedos cruzados” para que salgan.
¿Cómo ves la situación teatral en nuestro país?… ¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Pues la situación es muy complicada para crear proyectos que tengan un recorrido en buenas condiciones, sin embargo se van generando propuestas artísticamente interesantísimas que conectan mucho con los espectadores. Creo que siempre que se dé la contradicción o la batalla interior, existe espacio para lo combativo y no debe estar reñido, en ningún caso, con la curiosidad del público al que nos dirigimos.
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