Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

Alceste de Gluck en el Teatro Real

Vivimos tiempos en los que el amor no tiene valor como algo mágico, las nuevas tecnologías han situado al amor y al deseo a la altura de la comida basura, rápida y sin paladar. Por eso, la historia de amor de Alceste se vuelve trasgresora para este tiempo sin poesía ni espacio para las caricias. Es casi un cuento de ciencia ficción en el que una mujer, Alceste, brinda su vida para que el hombre al que ama vuelva del otro lado, de la mano de Caronte, aunque sea para darle un último abrazarlo. Ahí surge el conflicto, porque ninguno de los dos amantes quiere que el otro pierda la apuesta por la vida. La primera parte transcurre en una realidad escénica con elementos de extrañamiento ya que lo que ocurre no es en realidad un pedazo de vida si no el preámbulo de la muerte. En la segunda parte, hay un estallido en la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos, allí se ama, se sueña, se desea y se juega al mejor postor. Como en los cuentos, al final, llega un ser mítico que resuelve el problema y la vida se queda como lo que es, el aperitivo de la muerte. Un montaje espectacular, lleno de contrastes escénicos que a veces, sitúan la acción al borde del precipicio poético. Unos interpretes excelentes entre los que destaca la protagonista que crea una contemporánea Alceste y una orquesta y coros excepcionales.
Adolfo Simón

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