Corpo sobre tela de Marcos Abranches en el Festival Una mirada diferente del CDN
Hay antes y después
El ser humano expresa con todo aquello que le es desconocido o inalcanzable:
expresa sus anhelos y su interminable búsqueda.
En este nuevo viaje, virgen para mí,
he tenido que desprenderme de lo aprendido
para vivir con plenitud la experiencia libre de otro cuerpo.
Cada cuerpo experimenta una cosa y ayer bailó la libertad del ser humano.
Lo que contemplé en el escenario con verdadera admiración,
fue la Danza como lenguaje del alma.
Lenguaje natural del alma convertido en movimiento corporal.
Mágica comunión, adentrándose en las profundidades del cuerpo
abierto a una escucha real, libre, armoniosa.
Mutación del cuerpo, de las emociones,… a medida que la danza se hacía presente, apoderándose, guiando los movimientos desde el fluir verdadero: la batalla con el ser, la fuerza del huracán, el gozo del niño revolcándose en el juego, la serenidad de un lago en calma, la pasión del fuego,…
El cuerpo fluyendo cual pincel que se desliza por el lienzo
hasta llegar a un lugar de íntima comunión con uno mismo y con el universo rebosante de colores,… blanco, azul, verde, rojo, amarillo,… también el negro.
El negro y el peso del mundo en una frágil espalda.
Permitirse manifestar la emoción y convertirla en gratitud o protesta.
La danza trascendiendo el cuerpo.
Plenitud y gozo experimentados a través de la creación única y la entrega.
Atención plena en cada movimiento.
El ofrecimiento de Marcos Abranches, su romance entre técnica y libertad,
su expresión corporal intensa y pura, me sugieren que…


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