Grupo Corpo en el Festival de Otoño a Primavera…
Brasil como un todo, con toda su diversidad cultural, puede verse a sí mismo en el Grupo Corpo, la compañía de danza fundada en 1975 en Belo Horizonte. En un mundo donde la velocidad de la información está produciendo un paisaje cada vez más homogéneo, destaca por haber desarrollado una firma propia. Hay tres razones básicas para la singularidad de la compañía en la escena de la danza contemporánea. En primer lugar, está Rodrigo Pederneiras, el coreógrafo residente: uno de los pocos capaces de mezclar el ballet clásico y danzas folclóricas y luego añadir los cuerpos en movimiento que empujan los límites del rigor técnico. En segundo lugar, hay una rara estabilidad armónica entre los diseñadores de la puesta en escena para cada producción. Y, por último, hay un reparto equilibrado de los bailarines, estrellas en su propio derecho, ajustándose entre sí con una precisión exquisita. Cuando uno ve la danza del Grupo Corpo en el escenario es como si todas las cuestiones relativas al tránsito entre la naturaleza y la cultura se respondiesen en su totalidad. Todas las facetas de Brasil, pasado y futuro, lo erudito y lo popular, la influencia extranjera y el color local, y el urbano y suburbano se transforman en arte. De nuevo nos visita la fantástica compañía brasileña que siempre sorprende por la espectacularidad de sus propuestas de danza. En la primera pieza nos invitan a entrar en un mundo más conceptual y electrónico para después sumergirnos en la tradición tamizada de modernidad. Una propuesta lumínica es preside todo el primer acto para en el segundo, dejar atrapado a los bailarines bajo una medusa gigante de tela. Los bailarines son máquinas perfectas que destilan constantemente emoción y belleza. Un gran espectáculo de danza que no debe perderse ningún aficionado a este arte.
Adolfo Simón


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