«Una oda al tiempo» de María Pagés en Los teatros del Canal
María Pagés nos presenta su nuevo espectáculo de la mano del dramaturgo El Arbi El Harti apoyándose en el pensamiento de que su cuerpo debe trasladar al espacio lo que tiene dentro de su cabeza. Su cabeza está inspirada por grandes autores a los que se siente próxima como Jorge Luis Borges, Platón, Marguerite Yourcenar, etc. Con esta presmisa y con la idea de dialogar con el tiempo que ha pasado y con el que nos toca vivir. Para ello empleará todo un abanico de palos del flamenco que la sugieren en cada momento de la dramaturgia el camino hacia lo que nos quiere relatar. Desde la toná inicial en la que nos sumerge hasta la bulería festiva inspirada en la Oda a los números de Pablo Neruda. La simbiosis entre María y El Arbi está clara, es perfecta.
Pero lo importante de esta propuesta es eso, la manera en la que está llevada a cabo. María Pagés ha alcanzado una madurez y está en estado de gracia en esta creación en la que desgrana cuadro a cuadro, con la ayuda de ocho bailarines, una estética única, una manera de entender el flamenco contemporáneo personal y brillante que aporta a la historia del baile un escalón de subida, comunicando lo que ella quiere y como ella quiere. Evocaciones musicales y artísticas mezcladas de manera maestral y con un ritmo de montaña rusa en el que hay subidas y bajadas que nos van mostrando pedazos de historia y nos hablan del paso inexorable del tiempo y cuadros escénicos de impresionante belleza basados en cuadros como los Fusilamientos del 3 de mayo, Saturno devorando a sus hijos, o el Guernica.
La escenografía, minimalista, basada en el círculo que preside el escenario y que de va convirtiendo en sol, luna, péndulo, columpio y espejo a medida que evoluciona la estructura dramática nos va introduciendo en cada escena que se crea y dialoga perfectamente con el discurso que se quiere interpretar junto con una iluminación perfecta, creada por Dominique You, en la que está todo medido y en la que destaca el protagonismo que se le da a la expresión de los brazos y manos en el baile con acento perfecto.
El vestuario, diseñado por la propia Pagés, en tonos grises que se tiñen de colores intensos, sin estridencias pero completando el espectáculo y dando su protagonismo al cuerpo, al emisor de la idea.
Es esperanzador ver como aún hay autores, creadores y artistas tan grandes como estos que nos dejan atisbos de creación contemporánea que reviven el mundo del baile español y el flamenco.
Luis Mª García Grande

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