Vértigo en Microteatro por dinero
No es que se haya realizado, en el mes de febrero, una versión de la película de Hitchcock en Microteatro, no…Quiero aprovechar una anécdota vivida en el peculiar espacio teatral durante mi última visita a él para justificar este título. Siempre pienso en la vertiginosa experiencia que supone ser espectador en Microteatro; estar codo con codo en las pequeñas habitaciones del lugar, a un palmo de los personajes, es algo difícil de olvidar, es una vivencia única. ¿Y para los actores?…Sin duda es un trabajo arduo repetir cinco veces cada día la pequeña peripecia de su propuesta, en un metro cuadrado y sintiendo la respiración del público…Pero…¿Aquí termina la peculiaridad del lugar?…No, hay muchas anécdotas que algún día alguien recogerá…El pasado domingo, un espontáneo saltó al ruedo mínimo de las salas, como lo haría un torero joven que quiere que le vean enfrentarse al toro a pecho descubierto…Cuando la situación dramática empezaba, alguien se levantó en una de las salas y pidió un momento de gloria ya que, al ser actor en paro, no tenía un lugar donde mostrar su «arte». En la pieza a la que asistí, los actores pidieron que esperase al final y retomaron el hilo perdido de la acción. Al finalizar la pieza titulada: «El gol en propia puerta»…el espectador-actor pidió un momento para mostrar su frágil performance que abrumó a los presentes por la ingenuidad de la misma.
Adolfo Simón


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