Micomicón cierra su trilogía con «Santa Perpetua» en la Cuarta Pared
Afrontar con humor las barbaridades sucedidas durante la Guerra Civil Española y hacernos reflexionar sobre ellas es una tarea ardua que exige mucho tacto y mucha mano izquierda. ¿Se puede ser santa y hacer milagros? Parece ser que Perpetua puede hacerlo. Postrada en su cama durante años se dedica a ser la futoróloga y cura enfermos más famosa de su entorno. Ella ha sabido ir modelando su vida, por las buenas o por las malas, para llegar a ser una santa reconocida y de prestigio… pero nada es gratuito y pronto se dará cuenta de que el pasado siempre vuelve por muy santa que seas y por mucho que hayas predicado y sanado. Una bicicleta muerta de risa en el garaje de Santa Perpetua será el desencadenante del destino, que siempre está escrito, aunque intenten reescribirlo o borrarlo. Y… cuando menos te lo esperas, el destino te da un puñetazo en el estómago.
Laila Ripoll se ha encargado de recuperar la memoria histórica a raíz de la aparición de esas fosas de represaliados del franquismo que pusieron en pie muchos recuerdos enterrados. Y lo hace a través del sarcasmo, de la ridiculización, del esperpento y de los valores tradicionales distorsionados en visiones apocalípticas. Ripoll se atreve a representar tradiciones que encubren moralidades pacatas y mojigatas y darles una vuelta de tuerca para demostrar lo engañado que ha estado un pueblo a costa de las invenciones de dirigentes y canónicos que no han hecho más que enterrar cadáveres a su paso.
Como ya habíamos dicho en las anteriores críticas, recalcamos:una trilogía indispensable.
Luis Mª García Grande.


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