El triángulo azul de Laila Ripoll y Mariano Llorente en el Centro Dramático Nacional
En algún momento habrá que recoger en un libro el trabajo constante y arriesgado de algunas compañías de teatro madrileñas que han conseguido sobrevivir a una época donde los que deciden sobre cultura no han hecho más que mirar hacia otro lado. Estas compañías, a diferencia de las que se han formado en otros lugares de este país, han tenido que mantener la coherencia y la pelea por ser honestos con el teatro que hay que hacer y no con el que el respetable pide en un territorio lleno de confusión ideológica. Laila Ripoll y Mariano Llorente son dos profesionales de larga trayectoria en diferentes ámbitos de la escena. Aquí, al frente de un equipo espléndido, han escrito a cuatro manos una obra en la que, de nuevo, recuperan eso tan importante para el hombre moderno que es: La memoria. Porque sin memoria, sin saber cuáles son nuestros orígenes, no podemos «ser»: Sin pasado no existe el futuro. La obra es sencillamente necesaria en nuestros escenarios. Se propicia por fin esa labor que ha de tener el teatro, conseguir que la ciudadanía se encuentre y dialogue. Aunque es ficción, hay mucho de realidad porque sin mirar la vida no se puede imaginar un mundo mejor. Está hecha con amor y desde el amor, a la vida y al teatro. Una obra que debiera estar subvencionada para que se hiciese en todos las salas a puertas abiertas, para que nos reencontremos con el teatro y con el sentido profundo que este tiene. Y además, no lo hacen de manera maniquea ni fácil, juegan a la comicidad delirante de un cabaret de la muerte que permite distanciar el dolor para sentirlo de manera más profunda. Todas las piezas de esta propuesta encajan perfectamente, nada es casual ni gratuito. Si quieren ir al TEATRO, vayan a ver esta función.
Adolfo Simón
Micomicón cierra su trilogía con «Santa Perpetua» en la Cuarta Pared

Afrontar con humor las barbaridades sucedidas durante la Guerra Civil Española y hacernos reflexionar sobre ellas es una tarea ardua que exige mucho tacto y mucha mano izquierda. ¿Se puede ser santa y hacer milagros? Parece ser que Perpetua puede hacerlo. Postrada en su cama durante años se dedica a ser la futoróloga y cura enfermos más famosa de su entorno. Ella ha sabido ir modelando su vida, por las buenas o por las malas, para llegar a ser una santa reconocida y de prestigio… pero nada es gratuito y pronto se dará cuenta de que el pasado siempre vuelve por muy santa que seas y por mucho que hayas predicado y sanado. Una bicicleta muerta de risa en el garaje de Santa Perpetua será el desencadenante del destino, que siempre está escrito, aunque intenten reescribirlo o borrarlo. Y… cuando menos te lo esperas, el destino te da un puñetazo en el estómago.
Laila Ripoll se ha encargado de recuperar la memoria histórica a raíz de la aparición de esas fosas de represaliados del franquismo que pusieron en pie muchos recuerdos enterrados. Y lo hace a través del sarcasmo, de la ridiculización, del esperpento y de los valores tradicionales distorsionados en visiones apocalípticas. Ripoll se atreve a representar tradiciones que encubren moralidades pacatas y mojigatas y darles una vuelta de tuerca para demostrar lo engañado que ha estado un pueblo a costa de las invenciones de dirigentes y canónicos que no han hecho más que enterrar cadáveres a su paso.
Como ya habíamos dicho en las anteriores críticas, recalcamos:una trilogía indispensable.
Luis Mª García Grande.
«Los niños perdidos» de Micomicón en Cuarta Pared

Seguimos disfrutando, y mucho, de la «Trilogía de la Memoria» de Ripoll en la Sala Cuarta Pared con estos «niños perdidos». Un espectáculo dedicado a los padres y abuelos que padecieron la Guerra Civil y el Franquismo. La obra fue estrenada en el Teatro María Guerrero en 2005 y aún hoy tiene plena vigencia debido a la denuncia social que supone. Los niños, hijos de republicanos y olvidados del Franquismo que sufrieron las calamidades de esa institución llamada «Auxilio social».
Es importante destacar la labor dramatúrgica que nos aporta la iluminación en la obra creada por Luis Perdiguero y la escenografía de Arturo Martín Burgos, que nos trasladan a la estética de comics de terror o películas de Tim Burton y que nos cuentan lo que no se ve…
El trabajo de los actores sigue siendo magnífico, metiéndose en la piel de un niño que tiene que pasar por esas calamidades o en la de una monja de esas que tanto ayudó a que el régimen funcionara como debía funcionar.
Una obra imprescindible en una lección de lo que hoy llamamos «Memoria histórica»
Luis Mª García
Micomicón y la «Trilogía de la memoria» arranca con «Atra bilis»

Durante este mes podremos disfrutar de la trilogía que Laila Ripoll ha ido construyendo a lo largo de estos años. Años difíciles en los que nos ha hecho recordar las miserias y penurias de la España negra, como la bilis de los cuatro personajes que nos presentan esta semana su vida.
Es fácil hacer humor negro con todo lo que nos ha rodeado históricamente, pero no es fácil hacerlo bien y con una crítica encubierta entre las risas del público. Atra bilis es una obra redonda, en la que vemos a cuatro mujeres, y digo mujeres, de verdad -aunque sean interpretadas por actores masculinos- que dan vida a las penurias y engaños que ya nos relataba Lorca en su casa de Bernarda Alba. Una mezcla esperpéntica y sagaz de cuatro personajes, que defienden muy bien los cuatro actores, alrededor de un féretro nos hace darnos cuenta de que no hace muchos años los sucesos macabros más habituales se callaban con total impunidad… y muchas veces me pregunto si no estamos volviendo a esta situación cuando, por ejemplo, se da un paso atrás con una ley cualquiera…como la del aborto, se me ocurre.
Son tiempos complicados, en los que debemos mirar atrás pero saltar hacia adelante y no dejar que nos atrapen las arenas movedizas del miedo y del qué dirán y eso lo sabe muy bien esta compañía que ha tenido el desahogo de poder recuperar este repertorio comprometido políticamente, aunque no se hable de política y poéticamente, aunque no se hable en verso.
Pero es mejor que ustedes mismos comprueben estos días que la realidad no es como parece y que hay maestros del humor negro y de la dramaturgia que dan una vuelta de tuerca necesaria, incluso hoy en día aunque la obra se haya estrenado hace doce años.
Luis Mª García
Paco Bezerra nos habla de sus proyectos.
¿Cómo surge el proyecto AHORA EMPIEZAN LAS VACACIONES?…¿De qué va la obra?…¿Cómo ha sido el viaje dramatúrgico de El Pelícano a tu propuesta textual?…
Luis Luque había pensado montarla, ya tenía los actores y todo, de hecho hasta había hablado con ellos y se lo había propuesto, así que me pidió hacer la versión y yo acepté. Podríamos decir que se trata de un encargo, como la obra anterior que hice con él, La escuela de la desobediencia. La obra va de una madre desnaturalizada que tiene muertos de hambre y de frío a sus hijos desde el día en que nacieron, y esto lo utilizo para hablar de nuestro presente. El viaje dramaúrgico ha partido de los personajes y conflictos del original, pero podría decirse que he reescrito la obra. He metido elementos nuevos y he eliminado a uno de los personajes. También me he inventado alguna escena que otra, la del final, por ejemplo, en la que creo que no hay ni una sola palabra escrita por Strindberg.
¿Hiciste algún tipo de documentación sobre el tema antes de realizar tu texto final?…
Partí de las lecturas del original, vi varias veces el Estudio Uno que interpretó en su día Irene Gutiérrez Caba y Tina Sáinz, y, a partir de lo que todo esto me sugirió, empecé a investigar sobre el hambre y el apetito. Entonces, descubrí una isla en la que nadie jamás había pasado nunca hambre, en el Pacífico Sur, Vanuatu se llama, el lugar con mayor calidad de vida de todo el planeta Tierra. Y eché la imaginación a volar a partir de ahí.
¿Cómo surge llevarlo a La Casa de la Portera?
Ya estaba en la propuesta de Luis, venía con el encargo, todo en el mismo paquete. Si yo no hubiese hecho la versión, él la hubiese estrenado igualmente en La casa de la portera.
Eres un autor premiado…¿Sirven los premios para que tus textos se visibilicen?…
Sí, pero para que se visibilicen los textos que no han sido premiados. Curiosamente, los textos que han ganado premios importantes no se han hecho, esos no se representan, se representan otros que me encargan, pero las obras que han ganado más premios aún no se han hecho.
¿Opinas como algunos autores, que no hay que publicar un texto hasta verlo estrenado?…
No, si yo pensara así ahora no tendría más que tres textos publicados, y dos de ellos versiones o dramaturgias de otras obras que no son mías, originales, entonces, habría publicado sólo Grooming. Además, si no se publican antes de estrenarse… ¿cómo llega el texto a manos de un director de escena? ¿Cómo puede montar alguien un texto si no está publicado? ¿O cuántas obras hubiésemos leído de Don Ramón del Valle-Inclán? Imagino que habrá dramaturgos que tengan contactos y que conzcan a productores y directores de teatros, pero si no conoces a nadie publicar es la única manera de que tu trabajo tenga cierta difusión. No, qué barbaridad, yo no pienso así, yo soy dramaturgo, escribo para la Literatura Dramática, no para la escena. Si mis obras se hacen, fenomenal, pero si no se hacen yo las voy a seguir escribiendo igualmente. ¿Por qué no iba a poder tener la gente acceso a leerlas?
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como autor?…
El balance ha sido positivo. He estrenado tres obras en el último año y medio, así que no me puedo quejar.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La de siempre: la de plantearle preguntas al lector/espectador, no ofrecerle respuestas, la de hacerle dudar de lo que piensa, la de cuestionarle y ponerle en un dilema moral ante una situación determinada… Viene siendo así desde antes de que naciera Jesucristo. El teatro ha cambiado mucho, pero sólo en su forma, en el fondo, el teatro sigue siendo muy parecido al de hace más de dos mil años.
¿Qué te motiva o inspira para escribir teatro?…
El paisaje desértico de Almería, mi padre y mi madre, mi abuela, mi hermana, mi tía, mis vecinas y todo lo que sale por boca de estas personas que acabo de enumerar. Un pozo sin fondo.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
¿Y no está afectando ya?
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
Vi Alma de Dios, de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez, con Cristina Marcos, Tomás Pozzi y Manuela Velasco, dirigida por Jesús Castejón, en el Teatro de la Zarzuela. Una maravilla. Me encantó. De hecho, creo que voy a escribir una Zarzuela, que es algo que los dramaturgos españoles no deberían haber dejado de hacer. La Zarzuela es lo más.
¿Cómo ves la autoría teatral en estos momentos en nuestro país?…
Pues muy bien, mejor que nunca, la veo tal que así: Alfredo Sanzol, Manuel Calzada Pérez, Sergi Belbel, María Velasco, Lluisa Cunillé, José Manuel Mora, Guillem Clua, Angélica Liddell, Carlos Be, Josep María Miró, Miguel del Arco, Juan Mayorga, Guillermo Heras, Jordi Galcerán, Luis García-Araus, Pau Miró, José Ramón Fernández, Marta Buchaca, Alberto Conejero, Lucía Vilanova, Antonio Rojano, Eva Hibernia, Gracia Morales, Zo Brinviyer, José Cruz, Jordi Casanovas, Juan Carlos Rubio, David Desola, Laila Ripoll… y se me olvidarán por lo menos ciento cincuenta más.
¿Proyectos?…
Me acaba de conceder el INAEM una beca para el Desarrollo de las Dramaturgias Actuales, creo que se llama, así que es la primera vez que me ayudan económicamente antes de escribir una obra y eso me alegra porque creo que han empezado a confiar en mí. Voy a escribir una obra que se llama El rescate del dragón.
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