Concha Velasco en…Yo lo que quiero es bailar
La primera vez que oí la palabra «Pentimento» fue en una hermosa película de los ochenta llamada «Julia»…allí ya se hacía referencia a esos trazos de los que se arrepiente el pintor cuando está creando su obra y que tapa con una nueva capa de pintura…Concha Velasco no se arrepiente de nada de lo que ha vivido…y hace muy bien…Cuando uno solo desea bailar y llega a convertirse en la chica de la cruz roja, la chica ye-ye, la que se despide en Tormento diciendo…puta! al ritmo de las ruedas de un tren que se marcha deslizándose por los raíles…o en Matahari, Carmen…sublime Santa Teresa…o aquella niña que deseaba ser artista o la hija que dice buenas noches al abrazo asfixiante de una madre…o esa mujer que desea bajarse en la próxima…y tantas, tantas…pues no puede más que estar orgullosa de haber sido nuestra amiga, hermana, amante, madre y abuela en esa maravillosa Rose…Y si este país no fuera tan cateto, Concha Velasco debería ser nombrada monumento a la memoria, constancia y talento…Yo solo quiero bailar es un boceto escénico de las memorias de Concha Velasco…Un viaje en el tiempo vital de este país que nunca valora lo suficiente a sus cómicos, esos que sonríen a pesar del frío y el hambre…Si Concha Velasco no existiese, habría que inventarla.
Adolfo Simón

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