Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

La velocidad del otoño de Eric Coble en el Teatro Lara de Madrid

Los seres humanos somos como árboles…si no nos lo impiden, trepamos y nos colamos hasta el último rincón de las personas. A veces, el camino es sencillo y otras está lleno de trabas que obstaculizan el trayecto. El final no puede ser otro que la decadencia y el olvido… la sabia deja de ser verde y se vuelve gris…pero entonces, todavía hay tiempo para seguir atravesando las estaciones y llenar el paisaje de colores, del verde al amarillo. Esta función empieza cargada de tópicos y uno prevé lo que va a pasar en cada momento, pero sorprendentemente…conforme avanza la acción, deja de ser un ajuste sobre lo perdido entre una madre y un hijo, deja de importarnos si la madre es más joven de lo que debiera ser o si el hijo es demasiado mayor para el personaje…Nos atrapa el pequeño mundo de deseos compartidos, de complicidades creadas a base de realizar pequeños viajes a través de la belleza y al arte. Nos queremos quedar en esa casa bunker donde la protagonista quiere seguir viviendo en los recuerdos hermosos que le dieron sentido a su vida, a su deseo de ser libre. Al final, cuando volvemos a la realidad sabemos que el teatro se parece a la vida pero no lo es…Y hay que seguir construyendo utopías. Esperanza Elipe y Javier Martín tienen una escucha escénica imprescindible para crear este microcosmos familiar.
Adolfo Simón

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