XVI Salón Internacional del Libro Teatral de aat en Matadero Madrid, Essencia-Festival de la Teatralidad y Llopis en La Cuarta Pared
Los amantes del teatro hemos podido disfrutar del 6 al 8 de noviembre en El Matadero de Madrid de la XVI edición del Salón Internacional del Libro Teatral, esta magnífica iniciativa de la Asociación de Autores de Teatro en España, un logro en la intención de dar mayor visibilidad al autor de teatro y las editoriales —valientes, vocacionales— que se dedican de manera especial, cuando no exclusiva, al texto teatral. Cada vez son más las voces reputadas que dicen que las ferias del libro, para resultar verdaderamente interesantes, deben ser especializadas, o al menos tener la vocación de parcelar muy bien lo que ofrecen, porque de lo contrario se convierten en una celebración de los consabidos bestsellers que no satisface a los lectores más exigentes y desde luego no ayuda a que editores modestos consigan llegar al público. El salón de libro teatral tiene precisamente esa virtud, la de tender una llamada a un lector concreto y a unas editoriales muy especializadas, y por tanto no puede defraudar a quien lo visita.
La propuesta se ve además amplificada por una buena programación paralela. Comenzó con la entrega del premio a la mejor labor editorial, que si el año pasado fue concedido a Ediciones Irreverentes este año ha recaído en los responsables de Estreno Spanish Contemporary Plays, la editorial estadounidense que tiene la valentía de traducir y poner en el mercado de su país propuestas teatrales españolas contemporáneas. También destacan entre la programación las entregas de premios (El Espectáculo Teatral, Teatro Exprés), mesas redondas, presentaciones de libros y encuentros con autores. El programa queda aún más variado con la presentación en la propia nave en la que se desarrolla el Salón de más de veinte lecturas dramatizadas de piezas de pequeño formato. La mañana del viernes fueron interpretadas por jóvenes aspirantes a actores del bachillerato de Artes Escénicas de la comunidad y el viernes pude asistir a la lectura de “Sara” de Rafael Granizo interpretada por Chiqui Fernández y dirigida por Adolfo Simón, un texto intenso y sorprendente.
Es novedad este año la colaboración entre la organización del Salón del Libro Teatral y la sala madrileña La Cuarta Pared, que incluye dentro de su propio festival “Essencia. Festival de la Teatralidad” la representación de los hallazgos teatrales resultantes del concurso Escena Exprés. La cuestión del concurso de Teatro Exprés es de vértigo: el concurso literario se realiza el viernes y se falla el mismo fin de semana. Un taller de montaje teatral exprés auspiciado por La Cuarta Pared monta las obras en un día y se estrenan el domingo. En el momento en que escribo esta crónica, han resultado finalistas del certamen «Ambiguo» de Enrique Fernández, «Mamut» de Gabriel Fuentes, «Pater et Filius» de Maelo Candal (seudónimo) y «Un buen lugar» de Asier Andueza Elia. Que las obras se representen este año en un entorno de teatro habitual como La Cuarta Pared y dentro del festival Essencia suma calidad a la propuesta, sin duda.
El festival Essencia, interesante en si mismo, no olvida el mensaje que contiene su nombre y busca la propuesta teatral mínima, quintaesenciada y destilada. La búsqueda del origen del teatro en su versión más sencilla. Algunas de sus propuestas incluyen talleres de creación en directo y exploratorios, en los que grandes creadores de la escena exploran aspectos de la teatralidad: Sanchís Sinisterra ha dirigido uno de ellos, y también Borja Ortiz de Gondra, y Julián Fuentes Reta… lo que puede dar una idea del alcance de la propuesta. Dentro de la programación del festival, el viernes obtuve una feliz sorpresa al asistir a Llopis, escrita, dirigida e interpretada por Xavo Giménez. El espectáculo es de una calidad desbordante por su inteligencia, dinamismo y calidad interpretativa. En tiempos como estos, en los que la popularidad del monólogo ha supuesto que aparezcan como hongos centenares de textos-cliché de ínfima calidad, resulta muy reconfortante encontrar un discurso con vocación cómica de esta calidad, alcance y posibilidades de reflexión. En los más de sesenta minutos de espectáculo monologado, Xavo Giménez es irónico, poético, divertido, intenso, delicado, absolutamente todo. En él se narra la desdichada existencia de Llopis, un chico diferente que siempre quiso hacer algo grande pero nunca supo cómo. Resulta difícil clasificar el espectáculo, si no es por su calidad, pero aún con el riesgo de caer en lo pretencioso me atrevería a definirlo como comedia existencialista. Una recomendación, en cualquier caso.
Sean por tanto celebradas por y para el mundo del teatro uniones y relaciones creativas como las que se han podido disfrutar en Madrid este fin de semana, en el doble eje AAT y La Cuarta Pared.
Rafael Ruiz Pleguezuelos

Deja un comentario