Lucía Miranda: Hago teatro por puro egoísmo: porque me hace feliz.
¿Cómo surge el proyecto que presentas en el CDN?…Háblanos del montaje, de tu versión…
El proyecto surge el día que Fernando Sánchez-Cabezudo me llama y me dice que quiere que participe en un Laboratorio que se está gestando entre La Zona y la Kubik donde cuatro jóvenes creadores vamos a tener 5 meses para desarrollar una propuesta. Llegué a la primera reunión con 5 ideas bajo el brazo, ¡quería hacerlo todo! Después pensando en los tiempos, el presupuesto y los derechos de autor de las distintas propuestas, me incliné por hacer una versión de Casa de Muñecas contextualizada en los años 50 en España. Mi abuela se separó de mi abuelo en 1959, y en aquellos años una mujer todavía podia ser denunciada por abandono del hogar, mientras ellos se podían ir de casa tan campantes, y las mujeres no tenían derecho a tener una cuenta en el banco o a pedir un préstamos como la pasa a la Nora de Ibsen. Hay un montón de cosas de la historia de mi abuela que me quedaron por saber, así que pensé que Nora,1959 sería una manera de conocerla mejor.
La versión tiene una mezcla del texto de Ibsen respetando la trama original; con teatro musical, porque el mundo sonoro de aquellos años está presente con figuras y cantamos y bailamos en directo; el teatro documental, porque hemos entrevistado a mujeres mayores de 75 años sobre aquella época y sus voces aparecen como un documental sonoro; y el radioteatro o la radio performance, porque la recuperación de la radio de aquellos años, con Elena Francis, o el programa de detectives En Busca del Culpable son fundamentales en esta versión.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Sí. Una de las mejores cosas del proyecto de LaZonaKubik es que me han dado plena libertad para elegir el equipo, así que el equipo artístico de Nora, 1959 es la gente del Cross Border Project, mi compañía. Algunas escenas nuevas como en las que aparece el hijo de Nora han surgido de improvisaciones con los actores. También jugamos a ver qué usos diversos podíamos dar a los objetos que tenemos en la escena, y de las propuestas de ellos ha surgido la figura de la maleta Tragaderas. Hay escenas como la del flashback de la vida de Cristina y Nora como amigas donde aparecen una serie de vivencias de ellas que nacen de una improvisación que hicimos una tarde de taller con la compañía filipina PETA Theatre. También están ideas que han surgido de los dos talleres que se hicieron junto con el Laboratorio Rivas Cherif del Centro Dramático Nacional, como el espacio sonoro de la fiesta que los participantes podrán reconocer en la puesta en escena. La selección musical de los temas, aunque está decidida por Nacho Bilbao que es el director musical y por mí, nace de un listado donde todos los actores propusieron temas de aquellos años. Y algunas de las mujeres a las que hemos entrevistado son abuelas o familiares del equipo. Nacho Bilbao, Ángel Perabá y Belén de Santiago que están en el espectáculo como músico, Torvald y Nora respectivamente, también se han encargado de dirigir las propuesta musical (Nacho), coreográfica (Ángel) y textual (Belén) , liderando el taller de Espacio Sonoro o el entrenamiento en Viewpoints. Es un trabajo totalmente hecho desde el equipo.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
A nivel técnico hemos trabajado muchísimo con el espacio sonoro y cómo crearlo desde el elenco. Hubo un taller en colaboración con el Rivas Cherif del Centro Dramático Nacional donde aprendimos de radio teatro, radio performance, un taller de radio en la SER para ver cómo se hace radio ahora… Y también hemos trabajado desde el teatro documental y las entrevistas que hemos hecho a un grupo de mujeres mayores, para dar voz a esas Noras de los 50. Hicimos también un pequeño taller de Viewpoints que dirigió Ángel Perabá.
A nivel estético hemos trabajado con el imaginario de Edward Hopper, vino Germán Huici profesor de Historia del Arte experto en el tema, y sirvió para que escenografía, vestuario y luces caminaran en la misma dirección. Queríamos que hablara de las mujeres de la posguerra, pero que fuera un espectáculo universal, no localista, de ahí Hopper.
¿Por qué haces teatro?… Porque me hace feliz, porque no sé hacer otra cosa, porque me encanta cuando estamos toda la compañía junta riéndonos de lo mal que ha salido algo, porque viajo y conozco a gente de otros lugares. Podría decir algo profundo sobre la importancia del teatro y las artes en la vida de las personas, pero es que yo hago teatro por puro egoísmo: porque me hace feliz.
¿Qué balances haces de tus trabajos como directora de teatro?… Háblanos de los más recientes…
La verdad es que ha sido un año maravilloso. Empecé 2015 haciendo la dramaturgia y la puesta en escena de dos conciertos para la JORCAM en los Teatros del Canal. Uno de música coral y otro de zarzuela. Ambos procesos fueron geniales. Yo nunca había trabajado con un coro, y la música me encanta, además en la JORCAM me dieron plena libertad para articularlos. Después La Cuarta Pared me invitó a dirigir el final de curso de la Escuela, y escribí Las chicas no fuman igual, una pieza de teatro foro sobre la violencia de género en la adolescencia. Fue sorprendente la acogida, y de nuevo tuve libertad y confianza plena por parte de la Cuarta para elegir tema, formato… el equipo estuvo a tope, y me sirvió para reafirmar que tenemos que hacer más teatro foro: escribirlo, montarlo, enseñarlo, ¡todo! ¡Es una herramienta poderosísima! Desde el Cross Border Project adaptamos otra pieza de teatro foro con la que llevamos 3 años ¿Qué hacemos con la abuela? sobre el Alzheimer y el cuidado a los mayores a calle porque la llevamos a la Plaza Mayor de Fira Tárrega, y fue otro momento de reflexión y decisión: tenemos que hacer más trabajo de este tipo, provocar espectáculos más participativos, más dialogantes… En diciembre que medio descansamos, pensaremos cómo hacerlo.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?… Creo que el teatro debe tener tantas funciones como tipos de espectadores. Tiene que haber un teatro que entretenga, que evada, porque hay un público que demanda eso, pero también tiene que haber un teatro que provoque, que plantee preguntas, que muchas veces no entiendas. Para mí y el teatro que intento hacer es un teatro de encuentro, de conversación, creo que el teatro tiene que generar una conversación no sobre lo bien o mal que han estado los actores sino sobre el tema qué se ha visto y cuál es la posición del espectador, que descubrió o que reafirmó.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?… Creo que está afectando en dos sentidos. El Gobierno está destrozando un tejido empresarial y la profesionalización de un sector, aumentando la precariedad de todos los que trabajamos en él, al mismo tiempo que se recorta el acceso a la cultura de los espectadores (mayor subida de precios, menos gente que puede acceder a ciertas propuestas) lo que reduce la capacidad crítica y la capacidad de soñar de los espectadores, que son la sociedad entera. Por no hablar del tema de la educación artística en los colegios. Es tremendamente irónico cuando nuestros políticos salen hablando de la marca España como algo positivo, cuando están destrozando el sector que en gran parte crea esa marca.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?… Lo último que he visto ha sido Beautiful Beach de Antonio Ruz, compañero del laboratorio de LaZonaKubik y lo disfruté un montón. Antonio me parece un creador con un universo muy particular, que trabaja muy bien los contrastes, y me encantó como integró a los músicos en la propuesta, como se combinaban los solos con las partes de elenco. Admiro el trabajo de elenco, y el final estaba muy bien construido. Veo menos danza contemporánea de la que me gustaría, y me pareció un espectáculo para todos los públicos. Había varios niños viendo la función y se lo cantaron todo.
¿Proyectos?… Con mi compañía The Cross Border Project participamos en diciembre dentro de la exposición Ni Arte Ni Educación en Matadero Madrid con un taller para adolescentes al que le tenemos muchas ganas. Es de creación colectiva con adolescentes y vamos a usar spoken word, una herramienta que llevamos tiempo probando. En enero me voy a Etiopía a dar un taller de teatro foro y a trabajar con una compañía de allí. Y estoy a la espera de volver a coger la maleta para Ecuador y Nueva York en 2016, estoy esperando cerrar calendario.
¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Creo que el simple hecho de estar haciendo teatro hoy en día, de trabajar en este sector de las artes escénicas que es una industria y al mismo tiempo un servicio público aunque a nuestro Gobierno se le olvide, es totalmente combativo.
Deja una respuesta