KM 0 en Dt Espacio Escénico
Parece complicado hallar un término medio cuando se trata de narrar la propia experiencia en un escenario. Si se hace de forma cotidiana e improvisada se corre el riesgo de que las palabras no lleguen con suficiente claridad al público. Si se trata de fijar el recuerdo y convertirlo en un texto teatral el riesgo es que la memoria coja aroma a plástico.
KM 0 abre muchos caminos distintos, dibujando una enorme red de imágenes íntimas que se apoyan en la teoría de la deriva acuñada por Guy Debord, jugando con lugares y vidas que conviven simultáneamente. Cuando sus recuerdos las hacen bailar, saltar, florece algo intenso cuya seducción es difícil evitar. A pesar de ello quizá se exceden en la fragmentación, saltando de un mundo a otro como si cada uno hubiera sido construido aparte, aunque siempre con sutilezas que los entrelazan. La unificación de todos los territorios explorados es la compleja tarea con la que el espectador sale a la calle. Una calle intensificada por las palabras de Clara Pampyn, Gema Cañón y Esther Rodriguez-Barbero, y, curiosamente, situada a unos cientos de metros del origen, del cero de todos los caminos.
Javier Tirado
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