«Live is a dream» en el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro-Clásicos de Alcalá.
El Teatro Círculo de Nueva York visita por primera vez España y presenta una escenificación de La vida es sueño, de Calderón de la Barca, a través de los ojos del personaje de Clarín, mostrando en escena la controversia entre el planteamiento determinista que Calderón pone en boca de este personaje (y así, aunque a libraros vais / de la muerte con huir, / mirad que vais a morir, si está de Dios que muráis) frente al planteamiento del libre albedrío establecido para Segismundo. La escenificación explora además en los claroscuros de la soledad, la que vive Segismundo frente a la sociedad interrelacionada y en comunidad, diversificado en la voz de todos los actores del elenco las intervenciones de los personajes del drama. El espectáculo propone que los espectadores entren en un espacio onírico indeterminado donde, como en los sueños, diferentes realidades convergen y las fronteras se difuminan, allí donde el pasado y el futuro colapsan en el único presente: la acción. Los personajes del drama son sombras de ese pasado en el recuerdo de Clarín, muerto en la batalla, definidos por las acciones de sus versos. Así pues, los actores cambiarán de roles generando la confusión típica del mundo onírico y también la del universo Barroco. Por tanto, el hilo conductor y absoluto protagonista de este montaje son, precisamente, sus palabras.
Dicen que en el último aliento, cuando solo el cerebro está vivo por unos instantes, antes de sumergirse en el sueño eterno, aparecen las imágenes más importantes de la vida, de ahí parte este propuesta de La vida es sueño en versión de Virtudes Serrano; Clarín argumenta su visión sobre lo que plantea en el drama Calderón de la Barca y como si pudiéramos retroceder en el tiempo, recorre la trama para mostrarnos lúcida y oníricamente el transcurrir de esta importante obra de la literatura universal, en la que podemos ver que el ser humano está compuesto de animalidad y rectitud a partes iguales.
La puesta en escena, dirigida por Mariano de Paco Serrano con un elenco entregado al máximo se sumerge en una pesadilla que transforma al texto calderoniano en una estructura y poética contemporánea. Tanto el juego con el texto y sobre esa pasarela infernal en la que transcurre la obra, nos da una mirada actual sobre la obra clásica; podría ser, este texto y montaje, fruto de un dramaturgo transgresor salido de los bajos fondos de New York.
Lo fácil, teniendo en juego a una compañía de prestigio, un texto emblemático y un director de larga trayectoria, habría sido llenar la escena de ropajes llenos de brocados, de sillones palaciegos y telones pintados y, sin embargo…la propuesta plantea un tratamiento basado en el texto, las voces-cuerpos del reparto y un espacio sonoro inquietante. Solo el riesgo puede, a veces, permitirnos ver, de vez en cuando, otra visión del arte.
Adolfo Simón

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