«La cabeza del dragón» en el Teatro María Guerrero
Esta es la historia de un joven (de tantos…) que se rebela ante el designio heredado y comienza un viaje para encontrarse a sí mismo, la lucha perpetua entre la juventud y la imposición de lo establecido, de la autoridad. Y hay amistad, y hay un bar, y un amor imposible, y un cara a cara con la muerte.
La sinopsis que precede a estas líneas podría corresponder a muchas obras de la literatura dramática y podría ser el periplo necesario de muchos jóvenes de hoy en día para encontrar un sentido o razón para su futuro. El texto es un juguete poético para títeres que Valle Inclán debió escribir en algún momento de añoranza por un tiempo mejor. Aquí, Lucía Miranda y su prodigioso equipo lo convierten en un gran guiñol cabaretero donde todo es juego, ironía, travesura y esperanza. Hay obras que se hacen eternas aunque duren media hora, este montaje se me hizo breve y sentí que mi sonrisa estaba suspendida todo el tiempo en mis labios. Todavía quedan funciones, les animo a verla sin dejarse impresionar porque el autor sea uno de los mejores del siglo XX.
Adolfo Simón

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