«ARABELLA» de Richard Strauss en el Teatro REAL
Ya en el año 1927, Strauss escribió a Hugo von Hofmannsthal –su libretista desde los tiempos de Elektra– solicitándole un «segundo Rosenkavalier». Esto es, una comedia romántica de ambientación vienesa que les permitiera renovar uno de los más grandes éxitos de su carrera. La obra se alumbró con los peores presagios: Hofmannsthal murió de un ataque cardíaco afectado por el suicidio de su hijo sin haber terminado la revisión de los dos últimos actos; el director de orquesta Fritz Busch, que había de estrenar la obra, fue despedido de la Staatsoper de Dresde tras el ascenso de Hitler al poder; y, finalmente, la coincidencia de la fecha de estreno de la obra con una convención nazi en esta ciudad, en julio de 1933, supuso que Arabella se presentase al público en una sala repleta de camisas pardas. Pese a la desafortunada lista de imprevistos, esta digna heredera de El caballero de la rosa, tamizada por el universo frívolo de El murciélago, atesora aún en grandes dosis -especialmente en su mágico tercer acto– el arte del viejo compositor. Esta producción de Christof Loy, responsable de Capriccio hace tres temporadas, supone, además, el estreno absoluto de esta obra en nuestra ciudad.
El montaje que se puede disfrutar en la ciudad de Madrid es de gran exquisitez, el espacio escénico es una caja mágica que va abriendo y cerrando compuertas, desvelando mundos donde transcurren los diferentes momentos de la historia. Con el amor como arma para construir un futuro mejor, los personajes transitan por una historia en la que observamos como los deseos se pueden manipular en función de los intereses. Un reparto de lujo y una orquesta en estado de gracias hacen, de esta nueva producción, una pieza inolvidable.
Adolfo Simón

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