Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

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VIVA MADRID en los Teatros del CANAL

La sala Roja de los teatros del Canal presenta estos días una magnífica antología de la zarzuela, La verbena de la Paloma, La chulapona, La Gran Vía, Luisa Fernanda, El último romántico, Don Manolito, La Calesera, El barberillo de Lavapiés, El tambor de granaderos, Los claveles, El año pasado por agua, María Manuela, La del manojo de rosas, Doña Mariquita de mi corazón y Doña Francisquita de los maestros Bretón, Moreno Torroba, Chapí, Chueca y Vives. Bajo la dirección musical de Manuel Coves y la dirección escénica de Jaume Martorell, perfectos los movimientos de tantos artistas en el escenario, una escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda, moderna y con mil trucos para adaptarse a las distintas obras; una impecable iluminación de Juan Gómez Cornejo que envuelve los diferentes ambientes y un vestuario hermosísimo y variado de Pedro Moreno y Alejandro Andújar que nos mete en diferentes épocas, con cancanes y carambas y mantillas y todo lo que puedan imaginar. Para mover los corazones y hacernos sentir lo nuestro sin aspavientos, ni alaracas, la zarzuela es española y nos identifica y nos conmueve. Los cantantes magníficos, a destacar a una extraordinaria Marisa Martins, a quien he visto en óperas importantes y que no sólo canta como los ángeles sino que se comporta como una auténtica actriz y mantiene sus personajes vivos en escena. Maravillosa Anna Tobella y con toques de galán un impresionante César San Martin, el resto magníficos, el cuerpo de baile brillante y los coros de poner la piel de gallina. El público aplaudió a rabiar y el ánimo se llenó de optimismo y alegría que no viene nada mal en estos tiempos, No se la pierdan me lo agradecerán.
Ángel Savín

vivama


La Verbena Postmoderna en los Teatros del Canal.

¿Cuantas veces habrán intentado actualizar La Verbena de la Paloma desde 1894? Seguramente muchas. Ahora nos encontramos en los Teatros del Canal con la Noche en la Verbena de la Paloma de Marina Bollaín. Una adaptación que pretende ser un reflejo de nuestra sociedad actual, revisitando el libreto y reinterpretando de nuevo el manido tema del amor, los celos y la sociedad que nos rodea. Pero hay cosas que nunca cambian, o por lo menos no han cambiado desde el XIX, y hay cosas que cambian demasiado rápido como para adaptarse constantemente: cambiemos las corralas por la peluquería, cambiemos al viejo boticario por un chulo-liga-maduras, cambiemos las tabernas por un disco bar, cambiemos las chulapas por chonis (total, empiezan por ch), cambiemos a Julián, el cajista a la profesión de butanero…y hagamos un retrato de este momento…y tendremos una zarzuela postmoderna. Una visión colorista, un divertimento, unos diálogos bien adaptados y mezclados con típicos chascarrillos de actualidad. La escenografía, a lo 13 Rue del Percebe, o a lo colmena humana potenciada por la burbuja inmobiliaria, es potente  y efectiva, ofreciendo un resultado innovador y ágil.

Nos encontramos entonces con una obra fresca y entretenida, para pasar un buen rato y que merece la pena ir a ver pero tenemos un problema: Reponer obras. Lo que hace un año podía ser fresco ahora ya se ha pasado de moda, el año pasado se llevaba el cardado a lo Amy Winehouse, este año no podemos ni ir a la peluquería, ni salir a tomar una copa y lo de ir a la verbena, no nos engañemos, ya no se lleva.

Este es el peligro de hacer adaptaciones…

Luis Mª García.

Vervena de la paloma