Exposiciones en Bilbao: Bacon y Titanic y más…
Francis Bacon: de Picasso a Velázquez muestra una selección de cincuenta pinturas que se cuentan entre las más importantes y atractivas de Francis Bacon (Dublín, 1909─Madrid, 1992), junto a una treintena de obras de distintos maestros clásicos y modernos que influyeron en su carrera. La exposición, que incluye muchos trabajos de Bacon que apenas se han exhibido en público previamente, pretende profundizar en la impronta que las culturas francesa y española dejaron en la producción de este artista británico nacido en Irlanda, ferviente francófilo y gran conocedor del arte de grandes maestros españoles, como Velázquez. Bacon inició su carrera como pintor tras visitar la exposición Cent dessins par Picasso en la galería Paul Rosenberg de París. Sumamente interesado en la literatura francesa, fue un ávido lector de Racine, Balzac, Baudelaire y Proust, y un apasionado del arte de pintores establecidos en Francia, como Manet, Degas, Gauguin, Van Gogh, Seurat, Matisse y Picasso, así como de otros creadores franceses de épocas anteriores, como Ingres, Géricault y Daumier.
Más allá de sus primeros encuentros parisinos con la obra de Picasso en los años veinte y treinta, su relación con la cultura española se manifiesta principalmente en su obsesión por el Retrato del Papa Inocencio X, realizado por Velázquez en 1650. Pese a haber tenido la oportunidad de contemplar la obra directamente en la Galería Doria Pamphilj durante un viaje a Roma en 1954, Bacon prefirió tener presentes en su memoria las reproducciones del cuadro, y no el original, durante la creación de las más de cincuenta obras que dedicó a este motivo. Además de Velázquez, a Bacon le fascinaron otros maestros clásicos, como Zurbarán, El Greco o Goya, cuya pintura pudo admirar en el Museo del Prado de Madrid.
Organizada por el Museo Guggenheim Bilbao en colaboración con Grimaldi Forum Monaco.
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Más exposiciones en el Guggenheim:
Hermann y Margrit Rupf fueron los primeros coleccionistas suizos que centraron su labor en el arte abstracto y contemporáneo, dejándose guiar por su criterio personal. En 1954 nació la Fundación Rupf, dedicada a la conservación, consolidación y expansión de estos fondos, que se depositaron en el Kunstmuseum Bern a principios de la década de 1960. Con el fin de garantizar que en el futuro se siguieran realizando adquisiciones, Hermann y Margrit Rupf cedieron también el resto de su patrimonio a la Fundación, que se ocupa del arte contemporáneo más reciente teniendo siempre en cuenta el núcleo que conforma la magnífica Colección atesorada por el matrimonio.
Esta exposición reúne un total de 70 piezas de la Colección Rupf, entre las que se hallan obras de artistas clave de la historia del arte de la primera mitad del siglo XX, como Pablo Picasso, Georges Braque, Juan Gris, Fernand Léger, Paul Klee o Vasily Kandinsky, que dialogan con creaciones de artistas contemporáneos cuya producción abarca desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad.
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Titanic -The reconstruction- Palacio Euskalduna
Esta exposición tiene una orientación multidisciplinar al servicio de un propósito cultural, didáctico y ilustrativo que reúne elementos originales, algunos de ellos de gran valor histórico, recreaciones e imágenes exclusivas, junto a una colosal maqueta de 12 metros de longitud, 4,5 de anchura y 3,9 de puntal, realizada a escalas 1:30, tanto del Titanic como del puerto de embarque. Es la más grande y espectacular de cuantas se han hecho hasta ahora de la majestuosa nave.
“Titanic: The Reconstruction” se abre al visitante con una hoja de ruta que suma trece espacios temáticos que ilustran con gran detalle y sorprendentes piezas, diferentes aspectos de la construcción, la vida en el barco y los dramáticos y emotivos episodios de su final, el 15 de abril de 1912, en el Atlántico Norte.
La exposición incluye herramientas, materiales y planos del montaje; útiles originales de navegación; imágenes y elementos originales que permiten conocer el barco y la vida en él; la reproducción de sus bodegas con el “coche del Titanic”, una joya histórica fabricada en 1909, víveres, vajillas, encajes, etc.; vestimenta de gala original; objetos personales de algunos pasajeros, réplicas exactas de los lavabos y de la “cabina Marconi” de radiotelegrafía y emotivos recuerdos de las emotivas historias que alumbraron el ocaso de la legendaria nave. En sus bodegas, donde eran trasladadas las obras de arte, podrá verse también el cuadro original de Enrique Gran, titulado “El sueño del Titanic”, una obra que ha despertado el interés de importantes coleccionistas internacionales y del propio actor Leonado Di Caprio.
Finalmente, el visitante accede al área donde se muestra la gran maqueta, iluminada con 3.000 puntos de luz y abierta por estribor para disfrutar, con todo lujo de detalles, de las estancias, pasillos, salones, gran escalinata, gimnasio, piscina, baños turcos, bodegas, comedores, sala de maquinas y otras estancias del “Titanic”. El buque se levanta en una exacta recreación del puerto de Southampton, desde donde salió rumbo a Nueva York, el 10 de abril de 1912.
Carlos Aladro: El teatro ha de ser un espejo con miradas y visiones diferentes, y a ser posible incómodas, sobre la condición humana.
¿Cómo surge el proyecto de La fiebre…?
El proyecto nace como una necesidad de Israel Elejalde de abordar un texto comprometido y que aportase algo en el contexto general de la crisis, y que además le supusiera un nuevo desafio actoral, como es abordar un monólogo.
Háblanos del montaje…
Basicamente hemos puesto el foco en darle voz y verosimilitud al texto original de Wallace Shawn, traduciendolo directamente y adaptandolo a las circustancias actuales, buscando sobretodo la organicidad del actor, la posibilidad de encarnar el material como propio, y devolverselo al espectador en forma de pregunta. Huyendo de todo dogmatismo, compartiendo con el público nuestras propias dudas y contradicciones.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que el actor aportase ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con él?…
Israel y yo ya habiamos trabajado juntos en varios espectáculos, yo ya había dirigido tres monólogos anteriormente, me propuso ayudarle con la dirección y la puesta en escena, y desde el primer momento hemos trabajado juntos en todos los aspectos del montaje. Ha sido un trabajo eminentemente colaborativo.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Los referentes son siempre muy variados… Hemos buscado un retrato, pero con diferentes ángulos, miradas, temperaturas… creo que al final el espectáculo me recuerda, con el debido respeto, a los retratos de Francis Bacon…
¿Por qué haces teatro?…
Es una pregunta cada vez mas grande a la que cada vez sé responder peor… Ultimamente creo que hay algo de lucha desde la resistencia por la reivindicación de lo esencialmente humano, desde la utilidad de lo fugaz, de lo efímero, de lo inutil del trabajo artesanal y primitivo de contarnos la vida unos a otros.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de escena?… Háblanos de los más recientes…
Son ya bastantes puestas en escena, todas muy queridas, algunas sufridas, muchas disfrutadas… en todo caso queda el agradecimiento a los compañeros de viaje en cada nueva aventura, el placer y el privilegio de poder compartirnos… y tambien el esfuerzo inmenso que supone en un pais como éste intentar hacer de tu pasión una profesión.
Recientemente he podido hacer un trabajo de creación en laboratorio para el BE Festival de Birmingham que ha sido una experiencia brutal y muy enriquecedora, casi como empezar de cero, y he dirigido las dos ultimas ediciones del Don Juan en Alcalá, que me han descubierto las inmensas posibilidades de hacer teatro al aire libre para miles de personas.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La que de alguna manera siempre ha tenido, ser un espejo con miradas y visiones diferentes, y a ser posible incómodas, sobre la condición humana.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
La crisis está siendo devastadora en todos los aspectos, sin paliativos y sin excusas. Lo único que podemos decir es que, a la fuerza, es una escuela de nuevas posibilidades. Hay que repetir con Lorca que un pais que no cuida de su teatro está muerto o al menos, moribundo.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?… He podido ver el primer trabajo de la compañía valenciana El pont flotant, «Como piedras», un trabajo iniciatico, lúdico y profundo, de una de las compañías de creación que mas admiro, y que siempre me recuerdan por qué merece la pena seguir creyendo en la fuerza transformadora del teatro.
¿Proyectos?…
Ahora mismo estoy inmerso en la puesta en escena de un texto no dramático, entre artístico, político y filosófico, un anónimo del s.XVII que se llama Dialogo de las comedias, para la edición 2015 de Clásicos en Alcalá.
¿Cómo ves la situación teatral en nuestro país?…¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
La situación es de enorme precariedad general, de supervivencia, en gran medida insostenible en el tiempo. Especialmente si hablamos de creación, de teatro de riesgo y rigor artístico. No se puede dejar todo en manos del valor comercial. Hay esperanza porque hay público, pero es imprescindible una reformulación del modelo profesional. Es preocupante que hacer teatro con vocación de servicio público sea una especie de hobby o una condena a la precariedad.
No solo se puede, sino que de alguna manera es un imperativo moral hacer teatro combativo, entendiendo lo combativo como la pelea por sacar a la luz las zonas más oscuras y comprometidas de nuestras vidas y sociedades occidentales. La mirada crítica es imprescindible para contribuir a una ciudadanía crítica. Y desde el teatro ese es un trabajo lúdico, placentero, compartido. Solidario y esperanzador.









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