La Comedia de los Errores en el Teatro Lagrada
Adaptar una comedia clásica siempre es difícil, porque resulta evidente que los mecanismos de conmover y crear tragedia son más estables en el tiempo que los de hacer reír. Cualquier persona que emprende la tarea de ofrecer un espectáculo de comedia contemporánea a partir de un texto clásico (en este caso es Lidio Sánchez Caro el director y versionador) debe hacerse consciente de que la clave del éxito se encuentra en saber incorporar ese humor actual que realmente conecta con el público, y asumir que por lo común tiene que superponerse, más que adaptarse, y además realizarlo sin traicionar la obra original. La otra alternativa posible es someterse a la raíz, venerar el texto y la época y crear una obra extemporánea, apta solamente para paladares sofisticados.
Lidio Sánchez Caro, en la propuesta que presentó en el Teatro Lagrada el pasado viernes, ha echado mano de muchos recursos a la hora de intentar acercar la obra al espectador contemporáneo: lo intenta desde el vestuario, la disposición escénica, la adaptación de diálogos, el movimiento agitado de escena y hasta provocar que los actores rapeen sobre el texto. Ha acertado en el aggiornamiento de los dos criados, ofreciendo unos graciosos que honoraban el tipo representado y se metían al público en el bolsillo desde el primer momento. En este elenco, uno tiene con frecuencia la sensación de que los actores más jóvenes parecen estar a punto de devorar a los más experimentados, permitiendo ver que algunos de ellos (Helena Lanza, Irene Soler) puedan tener una buena perspectiva futura.
La Comedia de los Errores es una obra de humor sobre equívocos deliciosa, que se pone en marcha a partir de una confusión de identidades -esa obsesión de Shakespeare-, donde ya está apuntada la transición a la animalidad de El Sueño de una Noche de Verano y en la que -otra constante del inglés- la confusión lleva a la diversión. Verla siempre es un placer más que recomendable.
Me permito un apunte final al respecto del montaje: no resulta difícil estar de acuerdo en que en el texto original han envejecido mucho más los mecanismos que arman la comedia (el equívoco al que he aludido) que la profunda, inagotable e impresionante lírica de sus textos. Harold Bloom, a quien por cierto citan en el programa de mano, ha dejado escrito que cualquier farsa acaba teniendo algo de metafísico. Ahí, en ese caos trascendente, podemos encontrar sin duda más modernidad que en el superadísimo juego de confusión de gemelos sobre el que gira La Comedia de los Errores. Esta adaptación ha puesto tanto interés en jugar con la primera que en ocasiones descuida el componente más perdurable de Shakespeare: la palabra y su valor.
Mentiras y verdades en la escena madrileña
Si hay un mandamiento que no permite mentir, será por algo. Mentimos muchas veces para ocultar la verdad, porque si dijésemos siempre la verdad, sería terrible y no podríamos convivir con los demás…
En la cartelera de Madrid hay dos propuestas que juegan en ambos bandos…en una la mentira es el eje del espectáculo y en la otra, decir la verdad a toda costa es lo que mueve la acción.
Sushi_mentiras_y_cintas_del_pelo_ de Luis García-Ferreras en Labruc, nos muestra el laberínto enloquecido de estrategias que la protagonista ha de hacer para conseguir que su pareja no asista a la primera cena con los padres de ella. Habría sido tan sencillo como decirle que tenía miedo a que al hacer pública su historia de amor, los demás la desmontasen. Pero como no somos capaces de aceptar nuestras inseguridades, convertimos momentos de placer en situaciones terroríficas. La comedia es la mejor manera para afrontar estas situaciones y en Sushi…hay muchos gags delirantes que acompañan al público en horas golfas de programación y de los que son artifices los dos actores de esta pieza… Mónica García-Ferreras y Joan Pico.
Los cuatro de Düsseldorf de José Padilla en El Sol de York, es el resultado obtenido gracias a las residencias artísticas que promueve este espacio escénico. Y aquí, el eje de la trama es, precisamente…¿Qué pasaría si siempre decimos la verdad?…Pues que esta opción se convierte en un arma potente con la que cambiar las manos de quién mueve los hilos del poder. Solo la verdad no puede existir, para que ella entre en juego ha de situarse encajada entre un par de mentiras creíbles. El ingenio de los que están manejados por los poderosos, provoca ideas disparatadas con las que conseguir que quien manda se convierta en un pelele y quien ha estado oprimido consiga desligarse de esta lacra. Rítmo escénico y juego teatral en un espacio sencillo para mostrar este loco juego del ratón que persigue al gato. Y para ello, cuatro actores entregados a la ficción: Mon Ceballos, Helena Lanza, Delia Vima y Juan Vinuesa.
Adolfo Simón




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