Viento (es la dicha de Amor) en el Teatro de la Zarzuela
Poema lírico sobre el Deseo, basado en la zarzuela de Antonio de Zamora con música de José de Nebra. Nueva producción del Teatro de la Zarzuela con dramaturgia de Andrés Lima a partir de poesía amorosa española de los siglos XVII al XXI. Escrita probablemente a principios del siglo XVIII por el dramaturgo Antonio de Zamora, la zarzuela Viento es la dicha de Amor se estrenó en Madrid el 28 de noviembre de 1743, con música de José de Nebra. Confluyeron pues el texto mitológico de Zamora y la partitura del compositor español más relevante de las décadas centrales del siglo XVIII. La obra, estructurada en dos jornadas, presenta tres historias de deseo amoroso, que se desarrollan en tres planos distintos y relacionados. El primero está protagonizado por la pareja Liríope-Céfiro. Ella es una ninfa consagrada al culto de Amor, cuyo templo arde al comenzar la acción en un incendio provocado por Céfiro, dios del viento. En un segundo plano encontramos a Antenor, conde extranjero, que esta ciegamente enamorado de Fedra. Fedra, enamorada a su vez, aunque no correspondida, de Céfiro. Delfa, ninfa, y Marsias, criado del conde, encarnan el nivel más popular de este triple enredo. En este montaje que nos ocupa, Andrés Lima nos transporta a un balneario suizo del siglo XXI, donde tres trabajadoras contarán la historia de Céfiro y Liríope a un extraño personaje que resultará ser el dios Amor. Lima sustituye la mayor parte de los versos del libreto original por una selección de poesía amorosa española de los siglos XVII al XXI, aportando al montaje grandes dosis de erotismo y deseo a través del verso, la belleza, la sensualidad, los masajes… y Epicuro. Andrés Lima con la colaboración coreográfica de Sol Picó, crea dos universos sobre el deseo, en el primero…un paisaje gélido y contenido nos muestra todo lo que se esconde tras el deseo, en la segunda parte se abandona al placer sensual de la aventura selvática. Una bacanal sensorial de imágenes potentes donde la complejidad de planos estéticos desbordó nuestros sentidos.
Adolfo Simón


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