El Teatro de la Ciudad en el Teatro de la Abadía
Hoy se ha presentado en el Teatro de la Abadía el Teatro de la Ciudad, un proyecto de hermosas siglas como ha comentado José Luis Gómez en el inicio del acto. Una experiencia largamente soñada por los tres artífices de la misma…Miguel del Arco, Andrés Lima y Alfredo Sanzol. Un encuentro de deseo escénico renovador entre directores, algo no habitual en nuestra escena. Esta idea nace de la necesidad de abordar proyectos que se desarrollen en el tiempo, se imaginen, se elaboren y se construyan durante un proceso de búsqueda por parte de los equipos artísticos pero también dando lugar a que otros pensadores o eruditos puedan aportar su visión más allá de la escena. Una experiencia que ha surgido de necesidades personales y que trata de conectar el placer del conocimiento con el público. Durante las funciones de Edipo, Medea y Antígona se podrá experimentar el resultado de un proceso poco habitual y se dispondrá de un espacio llamado «Entusiasmo» en el que seguirá ese cruce de experiencias y conocimientos compartidos con los asistentes a las funciones. Un amplio reparto de actores y actrices completa las tres propuestas que saldrán de gira en bloque o individualmente tras las funciones en el Teatro de la Abadía. Un espacio escénico único compartido por las tres producciones en el que otros creadores artísticos aportarán su granito de arena a esta poética del pasado mirada con ojos de hoy.
Adolfo Simón
Más info en: http://teatrodelaciudad.es/
«ANNA KARENINA» de Joe Wright
En La Corsetería
17 de diciembre
Más info en: http://www.nuevoteatrofronterizo.es
Por Andrés lima y Ángeles González – Sinde
Desde Berlín (Tributo a Lou Reed) de Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró en Matadero Madrid
Un espectáculo que va más allá de la biografía de Lou Reed, basado en la obra poética, musical y visual del ya desparecido Lou Reed. Desde Berlín trata sobre la dificultad de vivir la convención de la sociedad, de la búsqueda de un espacio diferente para las pasiones, sobre cómo vivir el lado salvaje de una manera normal y cotidiana. Un canto a una generación que enseñó actitudes desde el recuerdo de Lou Reed, un artista excepcional que, con su obra y actitud vital, mostró diferentes caminos para estar vivos. Andrés Lima firma la dramaturgia y dirección de esta extraña y sugerente pieza de estética potente y de un acompañamiento musical idóneo para crear las atmósferas necesarias que narran este puzle biográfico. Natalie Poza crea un desasosegante personaje que atrapa todo el tiempo desde la escena.
Adolfo Simón
Taller de Dramaturgia sobre la visión contemporánea de los mitos puesto en marcha por el Teatro de la Ciudad
Durante cuatro jornadas se ha llevado a cabo el Taller de Dramaturgia sobre la visión contemporánea de los mitos, centrando el estudio sobre Medea / Edipo / Antígona. Teatro de la Ciudad ha puesto en marcha esta iniciativa para lo que terminará siendo una fiesta teatral en la primavera de 2015 en el Teatro de la Abadía y en el corazón de este evento se representará Edipo dirigida por Alfredo Sanzol, Medea dirigida por Andrés Lima y Antígona dirigida por Miguel del Arco. En estas jornadas de indagación dramatúrgica se ha contado con la reflexión y experiencia de creadores y estudiosos como José Sanchís Sinisterra, Juan Mayorga, Bernardo Souvirón, José Padilla y Juan Cavestany. De nuevo, una ocasión para seguir documentándome y creciendo en el conocimiento del origen del teatro.
Adolfo Simón
Mari Paz Sayago: Los profesionales estamos como el hombre orquesta; tocando todos los palos para sobrevivir…
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Empecé a interesarme por el teatro cuando tenía 17 años más o menos, entré en un taller de teatro y hasta la fecha, aquí sigo. Me formé como actriz en el desaparecido Instituto del Teatro de Sevilla, completé mis estudios en París en la escuela de Jacques Lecoq y aunque en seguida comencé a trabajar como actriz, no he dejado de formarme con maestros muy diferentes entre sí; desde el Colombaioni, a David Perry o Andrés Lima…
¿Qué balance harías sobre tu trayectoria en la interpretación?…
Podría decirte que el balance es bueno, positivo y no te mentiría, y también podría contarte que ha sido duro y difícil y tampoco faltaría a la verdad. Depende del día te diría una cosa u otra…
Si te refieres a lo puramente técnico, desde los inicios me interesé por la comedia más que por otra disciplina; esto es debido a que he tenido la suerte de coincidir con grandes maestros payasos y cómicos. A lo largo de mi experiencia profesional se han abierto otras ventanas para explorar otras técnicas y en ello estoy…
¿Qué sentido ha de tener el teatro para la sociedad en la que vivimos?..
Qué pregunta más difícil…el teatro siempre ha acompañado a la sociedad a lo largo de su historia, a veces con más presencia y otras con menos presencia en la vida de la gente. Para mí el teatro es una especie de “conciencia latente”.
Hoy día la realidad es tan brutal, vivimos un tiempo tan convulso y contradictorio, todo pasa tan rápido y a pesar de ello tengo la impresión de andar hacia atrás en el tiempo, de involucionar de manera inevitable…
¿Qué papel puede tener el teatro en esta realidad?…
Creo que quizá pueda recordar la parte más humana de una sociedad que se ha convertido en caníbal para sí misma.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas?¿Qué te anima a participar en ellos?…
Cada proyecto es diferente, la chispa que prende el motor de cada espectáculo es distinto. A veces es el equipo que forma parte del proyecto lo que me atrae, otras el proyecto en sí…otras es la necesidad de ganar dinero (aunque en esta profesión los cómicos de la legua somos más obreras que reinas)…
¿Cómo surgió tu participación en El buscón?…Háblanos de este proyecto y tu trabajo en él…
El Teatro Clásico de Sevilla abrió casting para un espectáculo que proyectaba en colaboración con el Centro Andaluz de Artes Escénicas y La Jácara, me llamaron para hacerlo y Alfonso Zurro (autor y director del espectáculo) me escogió para participar en el montaje.
Éste ha sido uno de los proyectos más gustosos en los que he tenido ocasión de participar últimamente. El texto de Zurro es magnífico, es un auténtico placer sumergirse en un texto que tiene vida propia, es como degustar un jamón de pata negra…
Zurro es un director generoso y respetuoso, él tiene muy claro qué es lo que no quiere, y lo que quiere se construye entre su texto y el actor que da vida a ese texto. Me gustaría destacar la producción de este proyecto, que corría a cargo del Teatro Clásico de Sevilla, con Juan Motilla y Noelia Díaz, que hicieron un trabajo extraordinario. Y también la escenografía y el vestuario de Curt Allen, un crack.
Por otro lado están los compañeros de reparto con los que he compartido un proceso muy especial; todos y cada uno de ellos son excelentes actores, de lo mejor que hay en el mercado, entre todos rondamos lo 70 personajes y entre todos hemos creado una maquinaria de relojería para construir un espectáculo trepidante, dando lo mejor que podíamos.
¿En qué proyectos has participado durante el último año?…
En teatro he participado en el espectáculo “Lear” de Abao teatro, que se estrenó en el Festival de Almagro del pasado año, es un espectáculo muy especial, donde he tenido ocasión de dar vida a una de las malvadas hijas del Rey Lear.
En cine formo parte del elenco de “Carmina y Amén” de Paco León, un gustazo.
También he rodado un par de cortos y lo que ha ido surgiendo…
¿Qué proyectos tienes entre manos?…
Estoy en mitad de los ensayos de un espectáculo producido por Histrión teatro ( una de las compañías más interesantes a día de hoy en Andalucía) llamado “Desmontando a Isabel”, sobre Isabel la Católica. Con los estupendos textos de Luis Felipe Blasco y la magnífica dirección de Julio Fraga. Todo ello bien arropado por una música emocionante (de Depipió y Viana), escenografía y demás elementos cuidados hasta el detalle.
Es la primera vez que estoy sola en escena y me impone el hecho, aunque me siento muy bien acompañada por el resto de compañeros del proyecto. Está siendo toda una experiencia, hay mucha ilusión en el equipo y esperamos lograr que esta ilusión se traduzca en calidad para el espectáculo.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Si hace unos años me hubieran contado que un gobierno tomaría una medida de este tipo para la cultura de su país, no lo habría creído. No tiene sentido ni desde el punto de vista práctico (la cultura en España representa casi el 4% del PIB) ni moral, ya que condenas al sector en una época de profunda crisis.
Hay pocos ayuntamientos que se atreven a programar si no eres alguien muy conocido. Prefieren gastarse el presupuesto para cultura de un año entero en un espectáculo o concierto de alguien famoso, antes que hacer la programación con muchos espectáculos de teatro independiente de gente que no conoce ni Perry.
El mercado se ha hundido y lo que nos queda es la imaginación; teatro mínimo, micro-teatro, actuaciones en el salón de casas particulares, pay after-show…lo bueno de esto es que la inventiva se ha disparado, la parte negativa es que este tipo de economía sumergida tiene un futuro incierto, sobre todo para los artistas…
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
De danza he visto un espectáculo llamado “Hora de cierre” de Isabel Vázquez, dirigido por Paloma Díaz que me pareció precioso. Me interesó por el tema que toca; la madurez de una bailarina que ha dedicado su vida a la danza y como a pesar de su experiencia y talento tiene que echarse a un lado. Está contado de manera muy directa y bella.
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
Se me da fatal dar consejos, no los tengo ni para mi misma. Creo que cada cual es conocedor en mayor o menor medida del medio en el que se mueve…lo que yo hago es sumergirme en cada proyecto al 100%, no sabría hacerlo de otra manera….pero ya te digo que para cada cual será de una forma diferente…
¿Cómo es la realidad teatral en Sevilla?…
Hace veinte años Sevilla era un hervidero de compañías independientes, nuevas y potentes, que se vieron apoyadas por la administración y que tejieron una red teatral de la que muchos nos hemos nutrido. Hoy en día han desaparecido la mayor parte de los apoyos y con ellos muchas de esas compañías. El problema está en que no se creó un mercado real, con público motivado y acostumbrado al teatro independiente, se han intentado varias estrategias para conseguirlo, pero de momento no hay grandes resultados. De todas maneras, la cultura debe ser apoyada desde las instituciones siempre, somos un sector muy vulnerable y que sin embargo aporta mucho a la sociedad.
En la actualidad, entre la crisis, el IVA y la falta de apoyos, es la imaginación la que nos mueve. Hay muchos buenos profesionales buscándose la vida como pueden. Pero sin un apoyo institucional más fuerte es difícil sostener nuestra industria.
Es cierto que el cine ha encontrado en nuestra ciudad un lugar estupendo para rodar películas en un marco ”incomparable”, con un clima estupendo, con muchos profesionales disponibles para lo que haga falta y muy asequible a nivel económico…
Sin embargo el teatro independiente está machacado en esta ciudad, se han eliminado la mayor parte de las ayudas a nuestro sector, se promueven concursos en los que se busca talentos ocultos entre los aficionados a las artes, mientras se niega el apoyo a los profesionales de la ciudad…
Así que esto es una guerra de guerrillas donde los profesionales estamos como el hombre orquesta; tocando todos los palos para sobrevivir…
Carlos Tuñón nos habla sobre su trabajo para la escena
¿Qué es el teatro para ti?… ¿Por qué haces teatro?…
El teatro me ha dado fundamentalmente la posibilidad de encontrar y definir unos principios, una manera de ver el mundo, de confrontar y analizar lo que ocurre. Antes podía posicionarme o no frente a determinados sucesos pero no podía hablar con derecho de casi nada. Eso me lo ha dado el teatro y no es poco. La posibilidad de encontrarme y encontrar a otros, de contactar, reflexionar y descubrir. Sobre todo eso, he descubierto tantas cosas y a tantas personas gracias al teatro que mirando hacia atrás no entendería el mundo del mismo modo. Hago teatro por la capacidad que tiene de redefinición constante. En cada proceso el teatro nos abre puertas para re-pensarnos una y otra vez, para ponernos contra el paredón de nuestras contradicciones, del fracaso, del abismo, de los discursos que enarbolamos como banderas y que no quedan en ningún lugar; es la posibilidad real de mirarnos de otra manera y de mirar el mundo de otro modo, y esto es, para mí, adictivo.
¿Qué balance haces de tu trayectoria teatral?… Háblanos de tus últimos trabajos…
Comencé en el mundo del cine y del Periodismo en Sevilla, estudié realización audiovisual, producción, guión, etc…, y cuando cumplí veinte años una amiga me invitó a ver «Santa Juana de los Mataderos» de Brecht dirigido por Álex Rigola. Y aluciné… Sobre todo porque descubrí que «eso se podía hacer en el teatro», sentí esa conexión brutal con el público, la lectura contemporánea sobre un texto no ilustrándolo sino agregando otro mundo, el compromiso físico, emocional e intelectual de los actores en directo, el humor, la mezcla de lo divertido y lo didáctico (Brecht en estado puro) y ahí entendí que se podía disfrutar al mismo tiempo que se cuestionaba al sistema. En fin, me enamoré del teatro cuando descubrí que no era tan aburrido ni banal como nos querían vender, que había directores jóvenes haciendo nuevas propuestas y que dirigir escénicamente era transportar al espectador a un mundo maravilloso y en directo. Me aboné al Teatro Central de Sevilla (uno de los mejores del mundo, por cierto, donde estrena media Europa) y desde entonces no he dejado de formarme y aprender de cuantos que podido. Gracias al apoyo de mis padres, compañeros y amigos he podido dirigir siete montajes en estos diez años y con cada uno de ellos el cuestionamiento y la incertidumbre han sido los pilares donde sujetarme: lo importante es lo que queremos generar en el espectador y lo que éste nos quiera devolver. El último montaje que he dirigido como proyecto final de estudios en la RESAD ha sido «La evitable ascensión de Arturo Ui» de Brecht y para mí ha sido como cerrar un ciclo que comenzó con «Santa Juana» hace diez años. En este espectáculo, como ocurre en “La cena del rey Baltasar”, hay una preocupación por crear un contexto donde el público pueda arrojar luz sobre el trabajo realizado, donde su impacto sea determinante en la pieza y en el proceso de investigación. De ahí la fundación de [ los números imaginarios ] como proyecto de investigación teatral y de LA MANADA como centro de estudios y formación para actores y directores.
¿Cómo surge el proyecto de «La cena del rey Baltasar»?… Háblanos del montaje…
El proyecto surge como trabajo de investigación sobre el género del auto sacramental. Queríamos reflexionar sobre el sentido primigenio que tenían estas representaciones en el Siglo de Oro español, su alta codificación y si tiene sentido montarlas hoy, o de qué manera hacerlo. El texto de Calderón es paradigmático en este sentido y a la vez es, rara avis en este tipo de textos, una obra que comienza con conflicto en marcha y que potencia la acción por encima de la descripción. La obra gira en torno al rey Baltasar, descendiente de Nabucodonosor, quien desafió a los dioses con la construcción de la torre de Babel. En el auto, Baltasar se erige como un heredero directo de esta estirpe mítica y no duda en considerarse un Dios en la Tierra. El contrapunto en la pieza lo representa Daniel, el profeta, que no dudará en cuestionar la osadía de Baltasar y para ello invoca a la Muerte, no para que se lleve a Baltasar sino para que le «aterrorice» y se arrepienta de todos sus pecados. Nos parecía muy revelador el uso del «terror» como medio de extorsión en el hombre, ya que Daniel, por sí solo, no dispone de suficientes argumentos para convencer a Baltasar ni al auditorio; de ahí que en la pieza la presencia de ambos (el profeta y la Muerte) sea determinante para el transcurso de la acción.
Otro de los temas ampliamente estudiados en el auto es el desdoblamiento de Baltasar en sus partes simbólicas (Vanidad, Idolatría, Pensamiento) y en nuestra puesta hemos querido ir más allá, de modo que todos los personajes que aparecen son «literalmente» las partes jóvenes y añoradas del rey, representaciones no reales de su mundo interno, incluyendo a la Muerte y a Daniel. Y por ello, el propio Baltasar necesita de ellos para vivir y para actuar, al encontrarse encerrado en un cuerpo enfermo y vencido, en un estado de parálisis que supera gracias a sus alegóricos partenaires.
Como tercera punta de lanza tenemos el dispositivo escénico creado para el público. En lugar de recibir la representación desde lo alto, en carras, sobrevolando al público en el objetivo de edificar y conmemorar el Corpus Christi, en nuestro caso hemos sentado al público alrededor de una mesa, doce comensales como en una “última cena” profana, donde compartirán pan y vino junto a Baltasar y sus alegorías; de pronto, el auto ocurre alrededor nuestra, presenciamos la disolución de la máscara del actor, tomamos partido o no de la acción en favor de Baltasar o de Daniel, contactamos con la celebración, la vida, la enfermedad y la muerte de una manera directa, sin interferencias, viviendo una experiencia donde la inmersión y la relación con el entorno es íntima y personal. Y aún así, después de todo, seguimos estando en el género, ya que se celebra la eucaristía, se sacraliza un lugar profano, se reflexiona sobre los pecados del hombre, se espectaculariza el formato con música en directo, juego de luces, números coreografiados, etc…, es decir, reflexionamos desde el género y el autor pero dándoles actualidad y sentido hoy. O al menos eso es lo que intentamos.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?… ¿Cómo ha sido el proceso creativo?…
El proceso que plantemos desde [ los números imaginarios ] y LA MANADA es considerar al actor como un creador más, un artista con voz y criterio para tomar decisiones activas a todos los niveles, no sólo en lo que se refiere a su parcela como intérprete. Hemos puesto en cuestión la propia narrativa del auto, el formato, el género, el dispositivo, la tesis… Todo lo que tiene que ver con un análisis profundo de la obra ha sido consensuado entre todos, no sólo actores, sino con el resto del equipo artístico. Aún hoy seguimos función a función reflexionando sobre las conveniencias y dificultades de la pieza, siempre hay modificaciones, matices, lugares donde arrojar luz, y siempre partimos de la misma premisa: si está vivo, se mueve. Si no se mueve, es que no está vivo. Por eso no compartimos el mecanismo del «bolo», cuando de pronto se decide que la obra de teatro ya está estrenada y sólo hay que repetirla, una y otra vez, una y otra vez. Lo que intentamos trabajar, semana a semana, es que el público viva una experiencia única, y para eso, el único camino que hemos encontrado es que efectivamente sea único también para nosotros, nuevo y vivo. Y sin reflexión, sin conciencia de lo que estamos haciendo, sin respeto por la vivencia, la experiencia y la re-actualización constante, creemos que es imposible. O al menos muy complicado de conseguir.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para la adaptación y la puesta en escena?…
Tengo debilidad por el trabajo de Thomas Ostermeier que viene desarrollando en Berlín desde hace quince años, por sus lecturas contemporáneas sobre textos clásicos, su conexión con el público y la ruptura de fronteras, la estética dura, la música en directo con referentes pop, la expresividad en la interpretación, etc… A nivel estético hay conexiones con el trabajo de Castelluci, Pandur, Lepage, pero todos satélites lejanos; realmente estamos en la búsqueda de un lenguaje propio que parte fundamentalmente de la experiencia con el espectador y la disolución de la máscara del actor y en este sentido los dos modelos más cercanos son Álex Rigola, como ya comenté al principio, al que he tenido la suerte de acompañar en un proceso creativo para el Teatro de la Abadía, y Andrés Lima, al que acabo de asistir en prácticas de dirección con Los Mácbez y que plantea un proceso de trabajo ejemplar para mí: trabajo conjunto con todos los departamentos desde el día uno, lectura y re-lectura de la fuente original para después estirarla hasta otros mundos, el humor, el disfrute en la puesta en escena, etc…
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
En lugar de generar significados para que el espectador tenga que desentrañarlos (como viene siendo tradición desde el clasicismo ilustrado) creo que la sociedad necesita un teatro que genere contextos donde el público se encuentre y comparta con los creadores mundos posibles, donde la reflexión y el impacto sean reales, donde haya intercambio de ideas y de experiencias, no un teatro escaparate que siempre se desarrolle de la misma manera, que ofrezca el mismo «producto» y el escenario sea un mero contenedor. El teatro nos obliga a repensarnos, a identificarnos y a mirar hacia al lado, hacia dentro, hacia fuera. Sólo este acto, el acto de mirar a otro haciendo o diciendo algo, es tan contundente que tiene sentido por sí mismo.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al
teatro?…
Se habla mucho de este aspecto pero me gustaría desviar la mirada hacia otro lugar. Está claro que el país donde vivimos no cree en la cultura ni en el teatro, o siendo justos, no cree en la cultura y el teatro incómodo para el propio sistema. Se castiga al espectador, se castiga a las salas de exhibición, se castiga a las compañías que vivían de subvenciones y de giras, etc… Nunca tendremos a un dramaturgo o director como presidente, (como sí ocurrió con Vaclav Havel) ni tendremos I+D+I en industria cultural ni estaremos en la vanguardia teatral europea. Ahora bien, el verdadero problema, donde habría que mirar con lupa porque es un teatro irrecuperable es el teatro “en la sombra”: las salas alternativas de nueva creación, las compañías de pequeño formato, las apuestas por el teatro postdramático, discursivo, asociativo, de investigación sin fines comerciales… Ellos tienen el verdadero problema porque nadie habla, porque los empresarios pierden espectadores, ayudas y giras pero los que nunca optaron a ellas, los que jamás existieron oficialmente, pero existen, estos son los que conforman el tejido cultural invisible y donde realmente está el futuro del teatro español, en los «jóvenes locos y raros» que hacen teatro imposible, ahí es donde está la vanguardia y esto es lo que está desapareciendo: la asunción de riesgos reales, la apuesta por el fracaso en pos de una experiencia no oficial ni oficiante, el teatro anti-sistema no porque lo critique sino porque se encuentra en sus límites, en sus fronteras. Ahí está el germen de lo que podría llamarse la «esperanza de las nuevas ideas» que se están extinguiendo, y como seguimos hablando de los que se mueren permitimos, queramos o no, que “los otros” no puedan nacer.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Aunque suene a tópico, realmente no hay recetas ni soluciones inmediatas, el camino seguro es el de la incertidumbre y la asunción del fracaso. Sobrevivir, tener éxito, que te reconozcan…, todo esto no hace más que incrementar la frustración y la parálisis. Hay que crear y seguir creando, investigando, reflexionando, con pocos medios, con los que haya, pero seguir «haciendo», solo, con gente, con nueva gente, de nuevo solo, pero seguir en este camino si es lo que realmente quieres hacer, si es lo que te hace feliz, no esperando rendimiento, o esperándolo, pero no con hipotecas creativas. Esto de “voy a llamar a este actor o voy a hacer este texto porque así voy a poder moverlo” es algo que lamentablemente hoy ya no es garantía de nada. Puede funcionar o no, pero puestos a arriesgar tiempo, dinero y vida, mejor hacerlo con un barco en el que creas, y si te hundes, te hundes con todo, pero fiel a lo que querías compartir. Ésta es al menos mi manera de verlo, me vaya bien o mal, siempre podré decir que era lo que quería hacer y como lo quería hacer.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
«El banquete» dirigido por Sonia Sebastián, un montaje muy interesante y revelador sobre cómo entendemos “el amor” hoy. Me pareció muy elocuente la elección dramatúrgica: un monólogo para cada personaje escrito por un dramaturgo diferente. Traducen escénicamente la heterogeneidad del discurso platónico y me sedujo mucho los momentos patéticos, cómo presentan a Sócrates (viejo, perdido, irónico), su relación con Alcíbiades, el trabajo de Hui Chin, vamos, disfruté mucho de la puesta y creo que es un espectáculo emprendedor que ojalá pueda girar.
¿Proyectos?…
Actualmente con [ los números imaginarios ] y LA MANADA estamos inmersos en un nuevo proyecto llamado «NO EXIT», que estrenamos el próximo 30 de mayo: una reflexión sobre nuestra incapacidad para adaptarnos al otro. Partimos de «A puerta cerrada» de Jean Paul Sartre y estamos en co-producción con Atolladeros, compañía que viene trabajando desde hace años con actores con diversidad funcional (motriz, intelectual y sensorial) y con Espacio en Blanco donde residimos desde hace un año. Volvemos a generar un dispositivo especial para treinta personas que vivirán en «el infierno» durante una hora y compartirán qué supone generar espacios de incomunicación o de inaccesibilidad en el otro, en el que es diferente a mí. Será un montaje cien por cien accesible para el espectador sea cual sea su diversidad y esperamos poder moverlo por espacios no convencionales.
Alfonso Lara nos habla de sus proyectos para la escena
¿Cómo surge el proyecto de El divorcio de Fígaro?…Háblanos del montaje…
El proyecto surge en el momento en que leo esa función, hace cinco años o más, y quedo atrapado por ella. A primera vista es un texto monumental, digno -como han dicho algunas críticas y por ello estamos orgullosos en nuestra Compañía- de un CDN. A partir de ahí empezó un largo, trabajoso y apasionante camino, primero con la adaptación, sus correspondientes versiones, convencer a l@s compañer@s de embarcarse en esta aventura, amoldar la producción a nuestras posibilidades, ir cogiendo de aquí y allá músicas, referencias, símbolos, elementos, pequeños fragmentos, etc, etc…
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Por supuesto que los actores aportan muchísimo. No concibo un trabajo sin que ellos -parte fundamental del teatro-. No creo que sean simples marionetas. Desde el cariño, la concentración y la armonía, los actores te lo suelen entregar todo. No entiendo este trabajo desde el miedo, el reproche o cosas por el estilo.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear el montaje?…
Los referentes se encuentran, por así decirlo, unos a otros, y así se va conformando el todo que es el montaje. Una canción mejicana, Zapata, la Revolución, los Balcanes, Centroeuropa, los años 30, el presente, el Circo, el Expresionismo, los Derechos Humanos, Robert Walser, un tema de Baby Dee -transexual de Cleveland-, de Beirut… Todo eso está en El Divorcio de Fígaro y empasta, creo, a la perfección.
¿Por qué haces teatro?…
Porque el teatro es lo más parecido a la libertad y a la felicidad. Esas dos palabras, tan abstractas, se materializan en el teatro para mí.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos en teatro?…
La verdad es que difícilmente podría elegir mejor suerte para un actor que la que me ha tocado en los últimos años en teatro:
– Urtain, con Andrés Lima. Premio Max Mejor Actor Secundario
– Falstaff, también con Andrés en el CDN
– Los Hijos se han dormido, con Daniel Veronese
– El Divorcio de Fígaro
– Emilia, actualmente, con Claudio Tolcachir
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La que tuvo siempre. La de divertirnos y emocionarnos. La de hacernos reflexionar y ponernos un espejo delante. En otros países esa función, o ese espacio, mejor, es mucho más grande; es más necesario el teatro, es más parte esencial de la sociedad.
Si el espacio que ocupa el teatro fuera una cuarta parte del que ocupa la TV la sociedad sería, con seguridad, mucho mejor, más sana.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Nos está destrozando el IVA. Es una vergüenza que un equipo de fútbol como el Real Madrid -del que, por otro lado, soy seguidor- tenga un aforo de 80.000 personas, pague un 10 % de IVA en sus entradas y sus precios sean de locura, y que nosotros en la SALA TÚ, por ejemplo, de la que soy socio, con un aforo de 60 personas paguemos el 21 %. Señores, dejen que seamos empresarios -¿no quieren crear empresas y apoyar a los pequeños y medianos empresarios?-, dejen que nos ganemos la vida y salgamos a flote con nuestro trabajo.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Vi «Tirano Banderas», en el Español, sobre todo por ver a mi admirada y querida Susi Sánchez, que siempre está espléndida.
¿Proyectos?…
Seguir con la gira de «Emilia» y presentarla en Madrid en Enero, en los Teatros del Canal. Seguir con El Divorcio de Fígaro. Una TV movie para TVE y ya empezando a dar vueltas seriamente sobre un par de cosas que me ilusionan mucho para el año que viene. Una para la SALA TÚ y otra de formato más grande.
Rulo Pardo en verano…
¿Qué balance artístico haces de este año?…
Muy bueno, me ha gustado mucho el movimiento que he sentido que esta empezando a haber, sobre todo de propuestas interesantes que vi.
¿Cómo estás pasando el verano?…
Muy bien, en Menorca, descansando, mirando el mar y asentando ideas que estaban rondaban por la cabeza.
¿Has visto algún espectáculo interesante?…
de lo último visto: ELEPE. EL REGIMEN DEL PIENSO. LA VISITA.
¿Qué libro estás leyendo?…
LA PARANOIA (Rafael Splegelburg)
¿Proyectos para el otoño?…
10 Septiembre estreno: KAPITALISMO (hazles reir) Circo Price, dirigido por Andrés Lima.
Desde 4 octubre GIRA «SEXPEAREMENTE», tenemos una gran gira hasta final de año por toda la peninsula.
Fundación Universia e INAEM colaboran para impulsar el acceso a las artes escénicas y musicales de estudiantes con discapacidad
El Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) y Fundación Universia, con la colaboración del Centro Dramático Nacional (CDN), entregan en esta I Convocatoria del Programa de Becas Hefesto, 10.000 euros de ayudas para promover el acceso o progreso en la formación académica y profesional en las artes escénicas y musicales, de las personas con discapacidad.
Madrid, 18 de julio 2013. Fundación Universia y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), con la colaboración del Centro Dramático Nacional (CDN), presentan la I Convocatoria del Programa de Becas Hefesto Fundación Universia-INAEM.
Miguel Ángel Recio Crespo, Director General del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) y Ramón Capdevila Pagès, Director de Fundación Universia, han firmado en la mañana de hoy este convenio de colaboración con el objetivo de impulsar el acceso al empleo en igualdad de oportunidades. En el acto han estado acompañados por Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional, centro de creación del Instituto que participará de forma activa en la selección de los proyectos becados.
Según el Director de Fundación Universia, «la figura de Hefesto representa el espíritu de superación que demuestran las personas con discapacidad ante la sociedad. Cuando se les da la oportunidad de demostrar sus competencias, su discapacidad pasa desapercibida. Así será con quienes consigan nuestras becas, estudiantes de Arte Dramático o de Técnicas de las Artes del Espectáculo con discapacidad, que de esta manera podrán incorporarse al mundo laboral, tras un periodo formativo reglado».
Mediante la concesión de ayudas económicas a estudiantes con discapacidad, ambas entidades persiguen impulsar el acceso o progreso con normalidad, en el proceso de formación académica y profesional en las artes escénicas y musicales, incrementando de este modo las oportunidades de consecución de un empleo de calidad.
ACTORES/ACTRICES Y TECNICOS DE LAS ARTES DEL ESPECTÁCULO CON DISCAPACIDAD
Para poder solicitar una de las becas será necesario estar matriculado en alguno de los estudios impartidos en alguna de las Escuelas Superiores de Arte Dramático de España, o de las Escuelas de Técnicos de las Artes del Espectáculo; y acreditar legalmente una discapacidad igual o superior al 33% o incapacidad permanente.
Las solicitudes deberán presentarse a Fundación Universia, entre el 10 de julio y el 4 de octubre de 2013. Fundación Universia e INAEM adjudicarán un mínimo de 2 becas, una para cada grupo de Escuelas, cada una por un importe no superior a 5.000 euros, hasta alcanzar la cantidad total de ayudas prevista de 10.000 euros. La concesión de las becas se resolverá antes del 14 de noviembre de 2013.
UNA MIRADA DIFERENTE
Dentro de este ámbito de colaboración, Fundación Universia ha participado en el festival Una mirada diferente, un espacio de programación que el CDN abre en esta temporada 2012‐2013 para acoger el trabajo de grupos de creadores con discapacidad. Esta muestra se plantea con el objetivo de facilitar la exhibición y los recursos humanos y técnicos necesarios para presentar al público sus creaciones.
Fundación Universia participó en el Taller de investigación: “La limitación como punto de partida creativo”, que tuvo lugar del 24 al 28 de junio 2013 en la Sala Mirlo Blanco. Teatro Valle Inclán. La Fundación colaboró becando la participación de 8 actores/bailarines con discapacidad en esta formación impartida por Ángel Negro y Elsa Clavel de la Compañía El Tinglao en colaboración con Andrés Lima.
Para más información:
Fundación Universia – Marta Gago
Tel. 91 289 17 97
Email: marta.gago@universia.net
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Viento (es la dicha de Amor) en el Teatro de la Zarzuela
Poema lírico sobre el Deseo, basado en la zarzuela de Antonio de Zamora con música de José de Nebra. Nueva producción del Teatro de la Zarzuela con dramaturgia de Andrés Lima a partir de poesía amorosa española de los siglos XVII al XXI. Escrita probablemente a principios del siglo XVIII por el dramaturgo Antonio de Zamora, la zarzuela Viento es la dicha de Amor se estrenó en Madrid el 28 de noviembre de 1743, con música de José de Nebra. Confluyeron pues el texto mitológico de Zamora y la partitura del compositor español más relevante de las décadas centrales del siglo XVIII. La obra, estructurada en dos jornadas, presenta tres historias de deseo amoroso, que se desarrollan en tres planos distintos y relacionados. El primero está protagonizado por la pareja Liríope-Céfiro. Ella es una ninfa consagrada al culto de Amor, cuyo templo arde al comenzar la acción en un incendio provocado por Céfiro, dios del viento. En un segundo plano encontramos a Antenor, conde extranjero, que esta ciegamente enamorado de Fedra. Fedra, enamorada a su vez, aunque no correspondida, de Céfiro. Delfa, ninfa, y Marsias, criado del conde, encarnan el nivel más popular de este triple enredo. En este montaje que nos ocupa, Andrés Lima nos transporta a un balneario suizo del siglo XXI, donde tres trabajadoras contarán la historia de Céfiro y Liríope a un extraño personaje que resultará ser el dios Amor. Lima sustituye la mayor parte de los versos del libreto original por una selección de poesía amorosa española de los siglos XVII al XXI, aportando al montaje grandes dosis de erotismo y deseo a través del verso, la belleza, la sensualidad, los masajes… y Epicuro. Andrés Lima con la colaboración coreográfica de Sol Picó, crea dos universos sobre el deseo, en el primero…un paisaje gélido y contenido nos muestra todo lo que se esconde tras el deseo, en la segunda parte se abandona al placer sensual de la aventura selvática. Una bacanal sensorial de imágenes potentes donde la complejidad de planos estéticos desbordó nuestros sentidos.
Adolfo Simón
Ay! Carmela, el musical en el Teatro Reina Victoria
Innovadora versión musical de la exitosa trágicomedia ¡Ay,Carmela! protagonizada por Inma Cuesta, Javier Gutiérrez y Marta Ribera Con temas originales de Víctor Manuel, Vanesa Martín, Pedro Guerra y el cancionero popular español, dirigida por Andrés Lima. No es de extrañar que el teatro estuviese lleno cuando fui a ver la función, seguro que el boca a boca hará que el público siga acudiendo de forma masiva para ver este musical español…Por fin se ha conseguido crear un espectáculo que no es la reproducción de un musical extranjero si no algo genuinamente español en el buen sentido de la palabra. La historia que se cuenta nos concierne y para ello se han elegido aquellos pasajes esenciales de la obra de José Sanchís Sinisterra. Y a ellos se han intercalado canciones que parece fueron escritas para esta fábula. Además no es un espectáculo prepotente como suelen ser los que se programan en la Gran Vía, todo está a la medida precisa para contar las aventuras de este familiar dúo que son Carmela y Paulino. Tanto el espacio escénico como la luz, el vestuario, los audiovisuales o la música en directo, acompañan a un equipo fantástico de actores que llenan de emociones diversas el escenario del Reina Victoria.
Adolfo Simón
Fernando Cayo nos habla de sus experiencias en el teatro
El teatro para mi es sobre todo un camino de enriquecimiento personal, una manera de ponerse en contacto con la íntima creatividad y emocionalidad y proyectarla en un trabajo en equipo destinado a compartirlo con la sociedad con la que vives. Una estupenda manera de disfrutar de la literatura de una forma viva y vibrante y de conocerte a través de la proyección en las historias y personajes.
¿Por qué haces teatro?
Surge en mi desde muy pequeño, quizá por ser el pequeño de una familia en la que mis hermanos mayores eran bastante más mayores que yo, jugué mucho solo de niño, me inventaba universos, historias. Ya en el colegio hice mis pinitos en las representaciones de Navidad creando mis propios espectáculos. Recuerdo que hice un pequeño performance uniendo varios monólogos de Segismundo…
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?
Tengo la sensación de haber pasado por un jardín muy rico y variado, probando distintos tipos de frutas, muy distintas. He aprendido mucho de grandes maestros, y sigo aprendiendo, estudiando y entrenando. He trabajado mucho y duro pero he disfrutado muchísimo con ello. Me encantaría que siguiera así, con continuidad y con cada vez más libertad e independencia creativa.
¿Cómo surge el proyecto de Terapia definitiva?
Llevaba desde el 99 interpretando, en los huecos entre trabajos, mi anterior trabajo en solitario ”Salvaje!!!” y cayó en mis manos un texto de Jacopo Fo “Cerebros verdes fritos”, un ensayo sobre la estupidez humana y sus partes adyacentes, que me pareció revelador y divertido. Y en seguida sentí la necesidad de compartirlo.
Háblanos de la obra…
Es un divertidísimo, acido y clarividente recorrido por la estupidez humana, en la historia, en las relaciones de pareja, en la política. De donde procede y sus posibles soluciones …
¿Cómo fue el proceso de creación?
Empecé trabajando sobre el texto, haciéndolo propio y añadiendo aspectos que me apetecía desarrollar, luego fui trabajando con una cámara de video, haciendo un acercamiento a la puesta en escena, desde un presupuesto muy físico que es como me gusta trabajar cuando hago cosas por mi cuenta. Posteriormente se unió el resto del equipo creativo, Jorge Muñoz y Eugenia Manzanera para ayudarme a la puesta en escena, Gloria San Vicente como asesora gestual, Vicente Fuentes con el texto, Eugenio Uñon con la música…
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear Terapia definitiva?
Desde luego, mis referentes básicos son Dario Fo y su sentido de juglaría, de hecho yo me formé en Italia con Antonio Fava, discípulo de Lecoq y del propio Fo, Pepe Rubianes y su empatía y desparpajo, la precisión y la potencia de Steven Berckof…
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?
He tenido mucha suerte con trabajos que me han hecho crecer y me han dado la posibilidad de mostrar otras facetas y salir de posibles encasillamientos. Estoy muy agradecido a Eduardo Vasco y Ana Zamora por darme mi primer protagonista con enjundia en el teatro madrileño “Don Duardos”, un trabajo muy complejo y que recuerdo con especial cariño, a Perez de la Fuente por Segismundo, poder interpretar a Segismundo en la Volksbüne de Berlín y en el Piccolo de Milán son algunos de los regalos que me deparó este trabajo, Tomaz Pandur “En la Caida de los dioses”,Andrés Lima en “Tito Andrónico” y Adolfo Fernandez en “19,30” son grandes directores de los que he aprendido y con los que he disfrutado mucho. Y por supuesto el encuentro con Miguel del Arco en “De ratones y hombres”, él me ha dado la oportunidad de sumergirme en un personaje con una complejidad y arco emocional y empatía increíbles, una joya, y la relación en escena que hemos vivido Roberto Álamo y yo es otro de mis grandes hitos personales y profesionales de mis últimos años.
¿Cómo preparas los personajes?
Primero doy mucha importancia al proceso de investigación, busco muchas referencias, cinematográficas, literarias, plásticas. Trabajo mucho la entidad psicológica del personaje a través de los eneatipos e intento descubrirlo dentro de mi. Luego suelo trabajar con Jorge Muñoz haciendo un análisis exhaustivo y empezando a transitar las escenas, buscando el arco emocional, sumergiéndome en detalles físicos, de vestuario etc. Con Vicente Fuentes suelo profundizar en el trabajo de texto y personaje. Intento llegar a los ensayos cargado a tope para poder ofrecer material a los compañeros y al director. Y luego a volar….
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?
Como decía el poeta, hacer sentir, hacer soñar, arrancar las almas del fango de la rutina… La sociedad necesita ser conmovida, se necesita la catarsis más que nunca.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?
Ya lo ha hecho, entre otras cosas el teatro independiente, excepto heróicas iniciativas, ha sido barrido. Una pena, porque era la base del tejido cultural-teatral de este país.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?
Seguir luchando con amor e ilusión ofreciendo a la gente lo mejor que tengamos. Disfrutar con lo que hacemos. Y buscar nuevas vías, las hay. Lo bueno de todo esto es que estamos viviendo un momento creativo electrizante. Estamos por encima de las realidades económicas, somos mucho más que eso…
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?
“Deseo” de Miguel del Arco, una demostración de que el teatro puede ser comercial y de calidad.
¿Proyectos?
Seguiré de gira con “La terapia definitiva” y compaginando distintos proyectos televisivos.
Estoy trabajando en un nuevo espectáculo unipersonal sobre mitología griega. Un espectáculo divertido y políticamente cañero sobre los dioses antiguos y los nuevos, esos que suben y bajan la prima cuando les sale de las narices. Estoy disfrutando de un equipo creativo estupendo, Jorge Muñoz, Alberto Iglesias, Pep Molina…
En otoño estaré con Pepe Viyuela en una versión estupenda de Bernardo Sánchez de “El baile” de Neville dirigida por Luis Olmos.
Un abrazo enorme con todo mi amor y energía!!!
Marc Rosich nos habla de sus múltiples experiencias como dramaturgo.

Marc Rosich nos habla de sus múltiples experiencias como dramaturgo.
¿Cuál ha sido tu formación como dramaturgo?…
Yo provengo del mundo del teatro amateur, durante más de diez años, de adolescente, estuve en un grupo de teatro amateur en el Centro de los Lluïsos del barrio de Gracia en Barcelona. Esa fue mi verdadera escuela teatral, al tiempo que sacaba las carreras de periodismo y traducción. De ahí pasé a los talleres de dramaturgia de la Sala Beckett, donde me formé y descubrí que mis años de amateur habían dejado mella en mí, y que sin darme cuenta me había convertido en dramaturgo. Empecé a escribir a partir de hacer traducciones de Mamet, Pinter, Williams y Shaw para mi grupo de teatro amateur… Traduciendo a los maestros encontré mi voz. Como provengo de la traducción, es por eso que muchos de mis trabajos como dramaturgo son versiones o reformulaciones de textos ya existentes.
¿Qué texto propios has escrito?¿Sobre qué temáticas?…
Mi relación con el teatro es muy ecléctica. Cada nueva obra que escribo toma formas diferentes. En mi haber, tengo desde comedias pensadas para un público popular, como obras más formalistas o cultas. Mis obras de teatro más serias siempre parten de un impulso lingüístico, de un ejercicio de búsqueda de la voz y el lenguaje de una serie de personajes, así nacieron obras mías como SURABAYA, CAR WASH o VITTORIA… Por otro lado también me gusta recrear personajes no ficticios en escena, así escribí Copi y Ocaña en el Purgatorio o Rive Gauche, centrada en los personajes de Sylvia Beach y Adrienne Monnier…
¿Cuándo comienza tu relación dramatúrgica con Calixto Bieito?…
Mi relación con Calixto empieza cuando en 2006 quedé finalista al premio de la Fundación Romea con mi texto Surabaya. Él lo apoyó hasta las últimas consecuencias, y pesar de que fui sólo finalista quiso incluir el texto en la programación de su teatro ese año. Tiempo después necesitaba alguien que realizara la dramaturgia de Plataforma de Houllebecq… y yo fui el escogido. Esa experiencia fue extrema, mi primera mili con él, trabajando con sus métodos de creación a partir del caos y la intuición… Ahí aprendí cuáles eran sus obsesiones y cómo ponerme al servicio de ellas sin dejar de lado mis propios impulsos creativos. La experiencia salió fabulosamente bien. Y desde entonces he trabajado con él en ocho proyectos diferentes… en una lógica del «más difícil todavía»… Calixto te plantea retos aparentemente irresolubles… te pide milagros y eso hace que como dramaturgo estés muy activo. Mi trabajo con él es sobre todo en la sala de ensayo respondiendo a las pulsiones creativas que pasan en la habitación. Muy a menudo no empezamos con un texto cerrado. Mi trabajo de preparación de cada proyecto es eso: Preparar durante un largo periodo de tiempo materiales de todo tipo, para poder responder en vivo y en directo a lo impredecible de las cosas que pasan en la sala de ensayo.
¿En qué medida ha influido en tu trabajo como dramaturgo el tipo de procesos como los que has realizado con Calixto?…
Calixto entiende el trabajo de dramaturgia y puesta en escena desde un punto de vista muy musical y espectacular. Y para mí acoplarme a esa visión es muy cómodo, porque mi cabeza funciona de manera similar. Es decir, que en mi relación con Calixto he aprendido a no tener miedo y en creer en los retos imposibles. Y por ahora llevo una mili con él, trabajando en sitios tan diversos como Freiburg, Chicago, Mannheim, Copenhaguen, Birmingham… aprendiendo de equipos artísticos y maneras de entender la profesión tan diferentes… A cada nuevo teatro donde aterrizamos tienes que enfrentarte a una tradición actoral y dramática diferente… a unos hábitos de creación y producción también diferentes… Y eso es muy enriquecedor. Y sí, inevitablemente acaba influenciando en tu manera de enfrentarte a tus propias obras.
¿Qué evolución se ha dado en esos trabajos dramatúrgicos con Calixto?¿Qué balance haces?…
Con Calixto estamos haciendo un viaje muy interesante de experimentación de nuevas formas, donde prima la poética teatral y espectacular, en detrimento de conceptos del teatro clásico, como la trama y el personaje… En los últimos espectáculos estamos intentando hacer espectáculos huyendo de las formas más anquilosadas del teatro, las que dicta el mundo de la trama, para crear espectáculos poéticamente más abiertos, donde lo visual, lo musical, lo lingüístico está más presente que las lógicas coartantes del causa y efecto y el teatro psicologista… Las raíces de este teatro estarían en la lógica del sueño y en las herramientas de libre asociación de imágenes típicas del surrealismo… En este sentido, Calixto siempre bebe de Lorca, Dalí, Buñuel, y del juego de espejos deformantes valle-inclanesco…
¿Has trabajado con otros directores de forma parecida?…
Con cada director con el que trabajo es un mundo diferente. Cada viaje es diferente. Mi trabajo con Andrés Lima en el festín que era Falstaff fue un viaje igualmente alucinante pero de otro tipo. Cada director tiene su estilo y sus obsesiones, y por eso mismo, sus alicientes, diferentes. En la sala de ensayo de Falstaff también me lo pasé en grande!. Así como con las locuras que hemos hecho con Rafel Duran en Mort de dama o Rive Gauhe. Lo que me gusta es que por ahora con todos los directores que he trabajado han dejado que mi yo dramaturgo esté ahí.
¿Cómo surgió el proyecto de Forests?¿Qué premisas te estableció Calixto?…¿Cómo es la relación dramatúrgica durante el proceso?…
El proyecto de Forests nace como un homenaje a la obra completa de Shakespeare a partir del leitmotiv del bosque, y por extensión de la naturaleza. El proceso de preparación requirió una lectura atenta de la obra completa del bardo, buscando esos momentos donde el tema del bosque en relación a la naturaleza humana estaba más presente. Sabía que Calixto quería hacer un collage poético desatado de lógica psicologista… Al contrario, la lógica ordenadora era temática. Así empezamos con unas primeras intuiciones de estructura. Había un primer esqueleto basado en las partes de la Divina comedia: El Paraíso (correspondiente al bosque de Arden), El Purgatorio (inspirado en los bosques nocturnos de Tito Andrónico y el Sueño de una noche de verano, así como en el bosque en guerra de Macbeth y las crónicas históricas) y El Infierno (inspirado en los paisajes yermos de los actos finales del Rey Lear y Timón de Atenas). Había una segunda estructura solapada a la primera y correspondía a las siete edades de la vida que Jaques describe en su famoso monólogo «All the world’s a stage» de Cómo gustéis.
¿Cómo se fue conformando el «collage» textual final?…¿En qué medida influyó el trabajo de los actores o del equipo artístico para la dramaturgia final?…
Nosotros llegamos a la sala de ensayo con una primera propuesta textual que se fue transformando, repensando con el trabajo intuitivo de los actores. En la dramaturgia habíamos borrado todas las referencias a personajes y tramas y habíamos dejado la palabra… cada actor tenía en su haber fragmentos extraídos de personajes diferentes. Un mismo actor podía decir frases de Yago, Rosalinda, Juana de Arco, Lear, Ofelia y Macbeth… El trabajo de cada uno de ellos era crear un hilo, un nuevo personaje a partir de todos esos retazos… Y fue mágico ver como del caos textual nacía una lógica espectacular, encontrada de forma orgánica por los cuerpos y la intuición de los actores en la sala de ensayo.
¿Ha evolucionado el texto o la dramaturgia durante las funciones?…
Calixto marca un viaje muy estricto a sus actores en el paisaje que ha marcado con la escenógrafa Rebecca Ringst… pero al mismo tiempo ese viaje está lleno de una gran libertad creativa. La misma libertad que los actores han vivido en la sala de ensayo sigue presente en las funciones… de manera que el espectáculo sigue su camino, y los actores redescubren nuevos caminos dentro del diseño marcado por Calixto. Las funciones, así, se vuelven inagotables, llenas de frescura creativa.
¿Tienes proyectos propios o con otros directores en perspectiva?…
En estos momentos, tengo diferentes proyectos en cartera que todavía no puedo anunciar, tanto con Calixto como con otros directores del país. Lo que sí que puedo anunciar es el montaje que ahora estoy dirigiendo en el Teatre Nacional de Catalunya. Se trata de mi último texto, un musical para niños, llamado «La dona vinguda del futur», con música de Guille Milkyway de La Casa Azul… Esto es una muestra más de mi eclecticismo…Tanto puedo estar detrás de un infantil para niños, como de una obra eminentemente comercial como Las chicas del calendario que se podrá ver en los Teatros del Canal, como estoy detrás del equipo del Festival de Ópera de Bolsillo y Nuevas Creaciones, apoyando la creación de ópera contemporánea… como estoy haciendo una dramaturgia de alto compromiso y riesgo artístico con Calixto.
¿Has visto algún montaje de teatro que te haya interesado últimamente?¿Por qué?…
Sé de un lugar de Iván Morales, una humilde producción nacida en salas alternativas en Barcelona que ha sido una bocanada de aire fresco… Empezó en pequeñas salas como la Caldera y La Seca… pero ha acabado haciendo temporada en sesiones golfas en el mismísimo Teatro Romea. Y creo que ya están pensando su paso por Madrid.
¿Crees que afectará al teatro la subida del I.V.A.?.
No sé cómo está el panorama en Madrid. Lo único que sé es que en Barcelona la situación es desoladora. Los teatros están vacíos. Se ven claramente las intenciones de ahogar el sector por parte de los que han tomado la decisión. Están haciendo mucho daño a la profesión. Mucho. Tardaremos mucho tiempo en recuperarnos, creo. Pero no podrán con nosotros.
Javier Gutiérrez nos habla de sus últimos proyectos en teatro como actor y productor.

Javier Gutiérrez nos habla de sus últimos proyectos en teatro como actor y productor.
¿Cómo surge el proyecto de EL TRAJE?…
Surge de las ganas de trabajar juntos Luis Bermejo y yo, y de la necesidad de hablar del momento actual que estamos atravesando (crisis, corrupción…). Para ello le pedimos a Juan Cavestany que escribiese un texto con esos ingredientes y que a ser posible fuese una comedia. A medida que iba escribiendo, nos dimos cuenta que era el director ideal para ponerlo en pie.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportaseis ideas en la dramaturgia y la puesta en escena?…
Sí, durante el proceso de ensayos iban apareciendo muchas ideas tanto desde la dirección como desde los actores, que ayudaban a entender mejor la historia que queríamos contar. En el trabajo de mesa previo se creó un clima de debate muy interesante. Cavestany tuvo una actitud muy humilde e inteligente, ya que en todo momento estuvo abierto a las propuestas de los actores por descabelladas que fueran, se probaba absolutamente todo. Lo que no funcionaba se caía por su propio pie. Y así consiguió que los actores nos sintiéramos parte importante de la creación en este proceso, gracias sobre todo a ese margen de confianza y respeto en el trabajo.
¿Hay algún referente técnico del que habéis partido los actores para crear los personajes?…
Desde la época de Animalario, en la que trabajamos los tres, hay un lenguaje común y una forma de hacer que compartimos. Juan nos dio una libertad total a la hora de componer los personajes. En mi caso tan solo me pidió hacer un tipo nada sofisticado, sino todo lo contrario, lo más reconocible posible. Un personaje como «El Pocero» como referente. Luis Bermejo dice que Cavestany en esta función da voz a personajes del extrarradio.
¿Cómo ha sido el proceso de ese «combate» escénico?…
Muy placentero. No tuvimos mucho tiempo para montar la función por compromisos anteriores, sólo veinte días, así que fue un trabajo muy intenso. Disfrutamos mucho, sobre todo testando la función en la sala Kubik, con vecinos del barrio.
Trabajas en televisión, cine…pero siempre que puedes vuelves al teatro…¿Es importante para ti?…
Siempre digo que el escenario es el lugar natural del actor. Y que medirse a diario con el público creo que le hace a uno mejor actor. No me importa el medio si la historia y el personaje son interesantes. Pero es cierto que en mi caso el teatro es una necesidad.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?…
Muy positivo. De un tiempo a esta parte he podido elegir los proyectos. Por ejemplo en «Woyzeck», independientemente del resultado, tuve la oportunidad de enfrentarme a un personaje capital en el teatro, que me permitió trabajar algo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora. En «Elling», pude combinar el drama y la comedia delirante en un montaje a medio camino entre lo comercial y lo alternativo. Y en «El Traje» queríamos, partiendo de un espectáculo muy sencillo, hacer un trabajo muy de actores. Y estamos satisfechos con el resultado.
¿Cómo ha sido la experiencia de producir teatro?…
Lo cierto es que le he cogido el gusanillo. Después de las experiencias de «Contraacciones» y «Elling», que fueron tan positivas, he repetido con «El Traje», en coproducción con Teatro del Zurdo. Sobre todo me interesa producir espectáculos donde el actor y la palabra sean lo más importante.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Entiendo que tiene que ser un espejo de nuestra sociedad, del mundo en el que vivimos. Y que puede entretener, divertir pero sobre todo debe invitar a la reflexión y a ser posible remover al espectador en la butaca. Prefiero que el espectador se sienta incómodo a que salga del teatro sin que le haya pasado nada, más allá de pasar un buen rato.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
La subida del IVA a la cultura me parece una auténtica salvajada. Además de sonarme a saldar cuentas pendientes por parte del gobierno del Partido Popular con la gente del cine y el teatro de este país por pronunciarnos en cuestiones políticas. Me emociona ver como los espectadores siguen, a pesar de esa subida brutal, acudiendo al teatro. Hoy en día, es una heroicidad levantar un proyecto al igual que acercarse a verlo.
¿Te preparas de manera distinta un personaje para tv, cine o teatro?…
Nunca dispones del mismo tiempo. Por eso prefiero el teatro, donde los procesos son más largos y donde el actor puede probar sin miedo a equivocarse. El cine es dinero, y si no lo hay eso quiere decir que tampoco hay tiempo paras ensayos. Es vital llegar y confiar en el director, además de tener clara la propuesta del personaje. Para eso ha tenido que haber con suerte algún ensayo o encuentros previos con el director, para ver cómo ve cada uno el papel. Y el mundo de la televisión ya es diferente. Mi experiencia es la de sálvese quien pueda, por eso le doy muchísimo valor a los buenos trabajos en la tele. Ahí, sí que el actor debe sacar al director que lleva dentro.
¿Cómo preparas los personajes?…
Hablar con el director es muy importante para mí. Que me dé su visión del personaje, referencias…Y a partir de ahí comienzo a trabajar. Le doy mucha importancia al vestuario, al aspecto externo y desde ahí trabajar lo interno. Suelo leer muchas veces el guión y procurar encontrar cosas nuevas en cada lectura. Y sobre todo estar muy abierto a indicaciones y pequeños hallazgos que vayan surgiendo en el trabajo.
¿Proyectos?…
Seguir con «El Traje» hasta diciembre. Después comenzaré a grabar nuevos capítulos de «Águila Roja» a la vez que ensayo el musical de «Ay, Carmela» que dirigirá Andrés Lima. Y tengo pendiente tres estrenos en en el cine, «A night in old México “ de Emilio Aragón, «Zipi y Zape y el club de la canica» de Oskar Santos y «Dos francos, 40 pesetas» de Carlos Iglesias.
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