Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

Lisbeth Gruwez en Casa Encendida-Escena Contemporánea

Cuerpo, discurso y poder. Bailar un mitin
Un rectángulo de luz. Alguien de aspecto andrógino (camisa y pantalón masculinos, zapatos de charol, pulcritud) entra en escena. Una mujer vestida de hombre. Se acerca. Nos mira. Hace un gesto. Nos sigue mirando. No pide nada. No exige nada del público. Una voz masculina suena entrecortada. El número de gestos aumenta progresivamente. Hay agresividad en los movimientos. Parece que la voz la atrapa y la obliga a moverse. ¿De qué hablan los gestos? Recuerdan un mitin. Movimientos contundentes, duros. Alguien quiere convencer de algo. Gestos de dictador la atraviesan a ella, que no quiere convencer de nada. Cambios sencillos en el vestuario: las medias por encima del pantalón, una faja de color carne hasta más arriba de la cintura. Luz verde sucio. Sonidos articulados cada vez más inteligibles. La voz dice una frase en inglés. Los movimientos son más libres y grandes y el ritmo más acelerado. El discurso posee al cuerpo. Se tumba en el suelo. Al ponerse de pie la voz suena lejana, como emitida por los altavoces de un estadio. Ella vibra, una vibración dolorosa, extenuante.
Y finalmente, música. Por primera vez ella sonríe y salta, salta, salta. Libre. El cuerpo libre del dominio del discurso que aplasta y atrapa.
Relato, como puedo, el trabajo de Lisbeth Gruwez/Voetvolk It’s going to get worse and worse and worse, my friend. Un trabajo hipnótico, austero, perfecto, en el que el cuerpo piensa acerca del poder y la palabra.
Para curiosear entra en http://www.voetvolk.be/
Magda Labarga

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