La cena del rey Baltasar en Kubil Fabrik
En el teatro, como en cualquier arte, todo está inventado, solo nos queda la habilidad e inteligencia de conjugar lenguajes y disciplinas, solo, de ese modo podremos conseguir algo nuevo e interesante que expresar.
¿Para qué vamos al teatro?…Yo voy a vivir una experiencia única, algo que desordene mis planteamientos para darles un orden nuevo. Voy porque necesito tener la sensación de que la escena es un lugar peligroso, donde puedo tropezarme con preguntas a las que tal vez no encuentre respuesta…Voy a vivir un ritual antiguo y nuevo a la vez. Voy a sentirme vivo.
Cada vez encuentro propuestas más interesantes en la periferia escénica, en las salas pequeñas, en los barrios…a estos espacios no convencionales acudo con la esperanza de descubrir algo que me haga seguir pensando en ello aunque hayan pasado horas o días.
Anoche, un lunes lluvioso, tras el vía crucis de la semana santa, acudí a Kubik Fabrik, a una cena escénica…me sentí elegido porque para entrar en la sala me llamaron por mi nombre y porque me lavaron las manos antes de sentarme a la mesa…y porque tenía la sensación de estar entrando a un lugar donde la recepción era amable aunque sospechaba que solo era el acceso al laberinto.
La parte del teatro que vemos habitualmente es hermosa, bellas construcciones…pero a mí me fascina perderme por las entrañas de los teatros…Me resulta sugerente el teatro que se hace tras el escenario porque creo que allí está la vida escondida en la penumbra.
Casi, sin darnos cuenta, los doce comensales quedamos atrapados entre los muros de un espacio donde las vigas crujían…¿O estábamos en la bodega de un barco maldito a la deriva?…
Lo que ocurre en esa escena no se puede ni se debe contar porque tenéis que intentar conseguir una plaza en ese viaje…Baste con decir que el menú consta del jugo resultante de… un puñado de La noche del cazador, un pellizco de Reservoir dogs, cuarto y mitad de Tito Andrónico, medio litro de Haneke…dos respiraciones de Koltés, un latido de Barbarella en la bañera de Marat…todo serigrafiado por Warhol para una nueva estampa de la Santa Cena…
Bueno, seguro que a vosotros os estallará en el espejo de vuestro imaginario con otras referencias…Eso es lo interesante del teatro, un rito común con mil lecturas posibles.
LA CENA DEL REY BALTASAR de Pedro Calderón de la Barca, auto sacramental para 12 comensales, una creación de [ los números imaginarios ] y LA MANADA, interpretada por Jesús Barranco, Enrique Cervantes, Alejandro Pau, Kev de la Rosa, Rubén Frías, Antonio Rodríguez. Versión y dirección: Carlos Tuñón.
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Esta entrada fue publicada el 22 de abril de 2014 por querevientenlosartistas. Se archivó dentro de CRÍTICAS, TEATRO y fue etiquetado con Alejandro Pau, Antonio Rodríguez, Carlos Tuñón, Enrique Cervantes, Jesús Barranco, Kev de la Rosa, Kubil Fabrik, La cena del rey Baltasar, LA MANADA, Pedro Calderón de la Barca, Rubén Frías, [ los números imaginarios ].
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