«La habitación blanca» en el Teatro Español
Carlos, Laia y Manuel se reencuentran con la señorita Mercedes, la maestra que les enseñó a leer y escribir cuando eran pequeños. Quedan lejos esos tiempos en los que eran niños, percibidos como una hoja en blanco donde todo sueño o aspiración parecía posible. Han pasado más de veinticinco años y ahora son adultos que han superado los treinta y se van acercando a la cuarentena. La vida de cada uno de ellos ha ido por caminos diferentes. El reencuentro, aparentemente casual, con la señorita Mercedes, resultará inquietante y trastornador para cada uno de ellos.
Cuando hay un texto potente, lo más inteligente es dejarlo fluir en la escena, que se instale en los cuerpos e imaginarios de un buen elenco. No hace falta más, bueno, tres sillas, una mesa y un suelo blanco. En ocasiones nos encontramos en los teatros grandes aparatos escénicos que se olvidan que la función primordial: Contar historias. Aquí, en cambio, lo importante es compartir con el público ese presente inquietante de los personajes que oculta muchos agujeros del pasado, aquellos que, seguramente, fueron los causantes de que un grupo de niños, hayan perdido la infancia sin conseguir el futuro que soñaron. Nada es lo que parece y toda casualidad es, siempre, dudosa.
Adolfo Simón

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