Corrupción al cuadrado
Hay dos propuestas en el CDN, arriba en el Teatro María Guerrero: Los Caciques y abajo, en la Sala de la Princesa: Bangkok que tienen un nexo común, lo que provoca en una sociedad la corrupción. En la primera, Carlos Arniches ya tiene claro en su tiempo que un país que no se libera de los corruptos, no puede crecer en libertad ya que, de este modo, está sujeto a un mecanismo perverso que sólo consigue contaminar todo lo que se pone en contacto con esta enfermedad eterna. Ángel Fernández Montesinos opta por hacer una puesta en escena sobria, centrada en el trabajo de los actores y de la historia que cuenta la obra, huye de cualquier efectismo superfluo que distraiga la atención del espectador. En Bangkok, Antonio Morcillo plantea una situación delirante que, curiosamente, pertenece a nuestra realidad…El encuentro fortuito entre un empleado de un aeropuerto sin uso y un viajero perdido en ese lugar muerto antes de empezar a volar. Hay un juego metafórico muy interesante entre los animales que cuidan del lugar y lo que estos dos hombres pueden significar en la sociedad de hoy y, además, hay otro tercer nivel en el que se convierten en símbolos que dan trascendencia hacia otro plano vivencial. Curioso y sencillo trabajo, lleno de estímulos para un espectador inquieto.
Adolfo Simón


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