Rafael Ruiz Pleguezuelos: Se mejora estando cerca de los que saben
¿Cómo han surgido los textos que estrenas en Madrid?…
Terapia de Choque surge de una historia real… leí en prensa, con apenas una semana de diferencia, que dos individuos habían conseguido trabajar en hospitales e incluso operar sin tener la titulación, con unas falsificaciones burdas manipuladas con un escáner casero… comencé a trabajar en la idea de un terapeuta de éxito que no hubiera pisado la facultad…
Flores de Ginebra nace de mi pasión por Shakespeare… leía sobre las primeras ediciones de sus obras, acerca de la leyenda que circula de que podía haber sido enterrado con algún manuscrito perdido… pensé que ahí había una obra. Empecé a especular sobre un director de teatro que cree tener uno de esos manuscritos, y busca en las mujeres de la calle esa protagonista ideal, Ginebra, porque ninguna actriz le parece adecuada para el papel.
Háblanos de las obras…Del proceso de escritura…
Como escritor soy enormemente ordenado y disciplinado. Horario estricto, método de trabajo… no me permito nada. Un auténtico soldado de la escritura. Tratamientos, estructuras… intento atarlo todo. El único momento en el que me permito libertad total y que entre el azar es cuando ya “dejo” que los personajes hablen, el momento en que escribo los diálogos… pero todo el proceso de preparación anterior es tremendamente meticuloso.
¿De qué referentes estéticos o temáticos te has nutrido para su escritura?…
La mayor influencia en prosa me viene de los narradores “gamberros”, que siempre me han fascinado: Hanif Kureishi, Alan Sillitoe, alucinados maravillosos como Richard Brautigan. En teatro Shakespeare. La primera vez que leí Hamlet me quedé sin habla. Y nuestro Lorca. El teatro perfecto. Lírica y pueblo. La poesía sobre el escenario. No soy muy dado a los misticismos, pero me parece que como granadino estoy muy bien preparado para entrar en el Lorca más profundo, siento una conexión especial con su obra.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas?¿Qué te anima a participar en ellos?…
Siempre intento buscar proyectos en los que preveo que puedo estar cómodo, en los que sé qué tipo de artistas me van a rodear. Intento saber qué terreno voy a pisar, no me gustan las aventuras ni las sorpresas. Desde muy joven he querido siempre asociarme con alguien mayor que yo, o mejor que yo, que ser el capitán de alguien menos preparado. Intento rodearme de gente con la que puedo aprender bien el oficio y aprender de su arte. Se mejora estando cerca de los que saben.
¿Cuál ha sido tu evolución como autor?…
Me cuesta ver una evolución en el sentido de algún cambio en lo que hago… me siguen atrayendo los mismos temas y creo que los trabajo de la misma forma… lo que sí ha existido ha sido una lógica profesionalización paulatina. Cada vez me tomo más en serio lo que hago. Realmente no sé si al final afecta a la obra como producto final, pero al menos cada vez parto de pretensiones más firmes y serias.
¿Crees que se puede aprender a escribir teatro?…¿Tienes un método para escribir?…
Para llegar a un teatro de buena factura, por supuesto hay que partir de unas cualidades mínimas, como en cualquier arte… pero el resto del camino, al menos en mi caso, es trabajo, trabajo y trabajo. Se puede aprender viendo mucho teatro, teniendo la humildad de ver lo bueno de los demás montajes, de los demás autores… como en todo oficio, hay una parte que se puede transmitir (por tanto creo en su enseñanza) y otra que es un aprendizaje personal, de encontrar tu método, que es un camino a recorrer por cada artista individualmente. Mi método es utilizar muchos andamiajes: crear estructuras, cuadros de personajes, divisiones, momentos de giro… no comienzo a dialogar hasta que la historia suena perfecta sobre la pizarra.
¿Hay que esperar a que un texto se haya estrenado para publicarlo?…
¡No! ¡Hay que intentarlo todo a la vez! Pienso que cada obra nueva quema en el cajón, así que hay que buscar la forma de darle vida como sea. Si llega el montaje con el montaje, y si no publicarlo. A mí me obsesiona que todo quede publicado. El teatro es maravilloso, pero es efímero. Es bueno para el dramaturgo que quede siempre publicado, porque además puede llamar a otros montajes.
¿Has realizado otras tareas en teatro además de la escritura?…Háblanos de ello…
Nunca. Solamente escritura. Con la dificultad de un oficio ya me basta.
¿Por qué escribes teatro?…¿Se puede vivir hoy de escribir teatro?…
El teatro me parece el arte más humano de todos. En ninguno me siento tan cerca de las otras personas, de sus inquietudes… no creo que otro género te sitúe tan cerca de sus creadores como el teatro. Cada vez que se abre el telón, sea un obra mía o no, celebro mi pasión por el teatro. Hay una anécdota que me encanta contar: mi madre me llevaba al teatro siendo yo un niño, incluso con menos de diez años… pero nada de teatro infantil… una de las primeras obras de las que tengo memoria es ir a ver con ella Samarkanda, de Antonio Gala. Recuerdo además que la gente le dijera que era tirar el dinero, llevando a un niño tan pequeño al teatro, para no enterarse de nada. ¡Vaya que si me enteraba!
En cuanto a si se puede vivir hoy de escribir teatro… no estoy aún lo suficientemente profesionalizado para tener una buena respuesta. Supongo que una élite de la profesión lo consigue. Yo aún no.
¿Cómo ves la situación teatral en estos momentos en nuestra ciudad?…¿En nuestro país?…
Creo que es interesante el auge de pequeños teatros en Madrid, no paran de abrir locales y eso es muy bueno. A pesar de todas las barbaridades de política cultural que ha sufrido recientemente y está sufriendo, el teatro resiste, se reinventa, busca sus lugares. Aunque sea de manera precaria y azarosa. Me molesta mucho el imperio de los musicales. Es ir al teatro sin ir al teatro, y eso es maleducar a la gente. Lo que más me preocupa es la creación de público de base. El teatro que ven los escolares suele ser de una calidad pésima. Malos montajes, obras mal reducidas y adaptadas, a veces muy mal actuadas… nadie se engancha al teatro viendo mal teatro. Deberíamos plantearnos mucho mejor cómo se crea afición.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
La temporada pasada me dejó con la boca abierta El cojo de Innishman, dirigido por Gerardo Vera. Hasta ese momento no había leído ni visto nada de Martin McDonagh, y quedé muy impresionado por la construcción del texto. La versión que vi en el Español fue maravillosa.
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
Multiplicar lo que uno hace… con poca pesca, cuatro cañas cogen más que una. Si apuestas a una carta es fácil que no sea la tuya. Coge tres. O cuatro.
¿Proyectos?…
Este fin de semana estará todavía Terapia de Choque, en Microteatropordinero Madrid. A mediados de junio estreno Flores para Ginebra en El Apartamento. En septiembre se publica una recopilación de teatro breve llamada Caballos de Carreras. Alguna cuestión más no está del todo cerrada, así que por eso de no vender la piel de oso antes de cazarla, lo dejamos aquí. La verdad es que no puedo quejarme.
José Moreno Arenas: «Maduro mucho las ideas en la mente, de manera que ya están prácticamente escritas en el vacío cuando realmente me pongo a escribirlas.»
José Moreno Arenas, alboloteño, granadino, dramaturgo, vive un momento dulce. Sus obras encuentran cada vez más producciones en cualquier rincón de España, obtiene presencia en festivales internacionales (ha venido hace muy poco de participar en una muestra de teatro español contemporáneo en Grecia), prepara gira por EEUU y no deja de publicar. El teatro le sonríe, y la universidad también: a final del 2014 se dedicaba un Seminario universitario de estudios teatrales a desgranar su figura y la de Alfonso Zurro. El teatro mínimo, que él tanto ha practicado, parece vivir una época de oro. Conversamos con el autor de Farsas de ayer y de hoy y 13 Minipiezas para saber más de su figura y, sobre todo, de su teatro.
He oído que el escritor nace, pero el dramaturgo se hace… ¿cuándo surge el dramaturgo Moreno Arenas? ¿Hay algún hecho que orientara su escritura hacia el teatro?…
Fue mi madre la iniciadora de esta pasión por el teatro. A partir de ahí, el teatro ha ido constituyendo mi persona, formándola según iba madurando como autor… con el tiempo he visto el teatro cada vez de una manera más descarada e inconformista, como si en cada obra quisiera dar una patada a la conciencia del espectador. Como escritor he aprendido mucho del Siglo de Oro español, de Aristófanes, con su carácter corrosivo, por supuesto Valle-Inclán y el humor del “otro 27”, los Mihura, Poncela, Álvaro de Laiglesia… después está el absurdo y el surrealismo, Ionesco, Beckett…
¿Cómo escribe Moreno Arenas?…
Como mi teatro, soy bastante anárquico. Espero siempre a que llegue la idea, sobre todo no me acerco a escribir si no me veo preparado para ello. Maduro mucho las ideas en la mente, de manera que ya están prácticamente escritas en el vacío cuando realmente me pongo a escribirlas. Eso me permite que después las pueda escribir en muy poco tiempo. Están prácticamente hechas antes de sentarme a teclear.
Con tus pulgas dramáticas, vas buscando jugar de manera continua con los elementos mínimos del hecho dramático, siempre destilando hasta quedarte con lo absolutamente necesario… ¿Por qué es tan importante para Moreno Arenas esa reducción de la realidad?…
Me gusta recordar esa definición de Eugene O’Neill en la que decía que en teatro, la forma más perfecta de comunicación es el silencio. Yo trabajo mucho el silencio en mis piezas. El conflicto es el acelerador de las emociones para el espectador, y no se puede encontrar solamente en la palabra. La vanguardia nos enseñó precisamente que hay muchas formas de conmover al espectador, sin que los actores sean exclusivamente bustos parlantes. Merece la pena explorar esos caminos, uno es muy libre de experimentar. No me importa escribir “contra el público”, si con eso llego a despertarles, a levantar sus sentimientos.
Cada vez se está investigando más desde ámbitos universitarios el teatro de Moreno Arenas, lo que es señal indiscutible de su calidad y vocación de perdurabilidad, pero ¿Cómo define el propio autor su teatro?…
Cuando comienzo una historia, siempre tengo en mente que no haya limitación alguna. Mi teatro es anárquico porque está totalmente al servicio de lo que quiero contar. Esa libertad a veces lleva precisamente a que se despoje con frecuencia al teatro de toda restricción o estructura que le coarte, y pienso que hago un teatro sin cortapisas, y con mucha vida.
¿Te dicen con frecuencia que es difícil de montar?…
Puede ser complicado a veces, entiendo que realizar un montaje de una obra de un par de minutos no es sencillo, de ahí que haya que buscar fórmulas, como reunir varias que juntas conformen un espectáculo de duración convencional o construir un espectáculo cuya historia permita enlazar varias piezas mínimas. Además, hay que tener en cuenta que el teatro también se lee.
¿Qué siente uno cuando comienzan a investigarle en la universidad, cuando alguien decide hacer una tesis doctoral sobre su trabajo?…
El trabajo de los investigadores y analistas es muy importante, por el esfuerzo que realizan de desentrañar los mecanismos compositivos de un autor, y llegar al lugar al que no ha llegado un lector o espectador. Por supuesto es un motivo de orgullo, pero sobre todo ilusiona saber que alguien va a llegar tan lejos en el conocimiento de tu trabajo, y que los resultados de su estudio van a estar disponibles para que más gente te conozca. Además, uno siempre ha tenido la intención de ofrecer ciertos temas éticos y remover conciencias. El hecho de que los estudiosos encuentren esos temas, los glosen y los expliquen desde tu teatro te dice que realmente ha quedado expresado y contenido de la manera adecuada.
¿Qué personajes son los más queridos para Moreno Arenas?…
Todos aquellos que unen tipo e individualidad. Me interesa un banquero como banquero, es decir, como estereotipo, pero también como persona. Intento dotarles de ambas cosas: un envoltorio reconocible y un interior original.
Solamente se puede quedar con una obra de Moreno Arenas… ¿Cuál?
Resulta difícil… pero quizá me quedaría con El atraco… porque como autor me lleva a una etapa más definitiva, de madurez. No sé si con El atraco se abren las puertas a mi teatro definitivo, pero no hay duda de que con su escritura se inició una nueva andadura que dio un giro a mi dramaturgia.
*Esta entrevista ha sido realizada por nuestro compañero de QRLA: Rafael Ruiz Pleguezuelos









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