Hamlet Kamikace
Hamlet lo escribió Shakespeare y lo reescribe todo artista que encuentra una pista para dar una visión personal del personaje más difícil y complejo de la literatura dramática de todos los tiempos. En esta ocasión, Miguel del Arco se pone frente a la peripecia del personaje y toma decisiones a cada momento de la obra, justo lo que no hace Hamlet que se debate siempre en la duda. Este Hamlet Kamikace es el puzle endiablado que surge a partir de una premisa…Hamlet, en realidad, está muerto…y si los muertos, en vez de ver pasar su vida en el último aliento, se sumergiesen en un sueño del que despiertan para aparecer en otro sueño y así sucesivamente, ir trasladándose de un lugar a otro y de un momento a otro de su existencia reciente, en este caso a partir de la muerte del padre de Hamlet…Esto le situaría en un bucle semejante al que experimenta Segismundo y así, no terminará de saber si lo que le ocurre es la realidad o lo que sueña. Solo, al final, como Edipo, descubrirá que lo que va a cubrir el resto de su no vida, será el silencio. La propuesta escénica está llena de juegos teatrales que transitan por múltiples géneros escénicos, unos encajan mejor con el texto que otros, pero todos nos llevan por esa montaña rusa a la que se ha subido Hamlet hasta parar en seco, suspendido en el aire.
Adolfo Simón
Carlos Martínez-Abarca: Hago teatro porque me parece más real que la vida.
¿Cómo surge el proyecto que has estrenado en Arte & Desmayo?…Háblanos del proyecto…
«Equus» surge a propuesta de la propia sala Arte&Desmayo. Ya había trabajado con Juanma y Álvaro Gómez en «El Coleccionista», y éste ha sido el segundo proyecto con ellos. Al principio me pareció imposible hacer un texto así en esta sala, pero tras estudiar bien el original de Peter Shaffer, le pedí a Juanma que me diera la libertad de hacer una adaptación adecuada para el formato de espectáculo que estaba a nuestro alcance. Fue todo un desafío: un espectáculo con doce personajes interpretados por ocho actores, la mezcla de líneas de tiempo distintas de forma simultánea en el espacio, la aparición de los caballos a los que dan vida cuatro actores… Una locura que necesitaba de un equipo creativo y una compañía de actores audaces y dispuestos a trabajar al límite. Diseñando la producción nos dimos cuenta de que un espacio como Arte&Desmayo era perfecto para «Equss». Shaffer nos alerta sobre el exceso de control y búsqueda de la normalidad previsible en nuestras vidas… El público no puede escaparse ni controlar, y hace una inmersión total en la peripecia de los personajes. Hoy ya no puedo concebir este texto de otra forma.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que aportasen ideas el resto del equipo en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
El 15 de julio (a 6 meses del estreno) reuní a una docena de locos maravillosos dispuestos a crear este espectáculo:luz, espacio, sonido, vídeo, coreografía, máscaras, vestuario, diseño gráfico… para generar un mundo lleno de estímulos sensoriales en el que combatieran el dios de la normalidad que nuestra sociedad ha construido y personaliza Martin, y Equus, el dios que Alan trae de la mano y nos invita a mirar en lo oscuro. Seis meses después estrenábamos el diseño de espectáculo que les presenté… sólo que ese esquema de punto de partida había tomado vida y crecido gracias a ellos. Mis pautas a priori fueron muy claras, pero era necesario una creatividad audaz por parte de cada uno. Y aceptaron el reto con tanto miedo como ilusión; todos me han ido confesando que les temblaban las piernas al salir de esa reunión. Pero lo han hecho. Me froto los ojos todos los días en la sala, y ahí está, es real. Un «milagro» sólo posible con un equipo que se ha roto la cabeza por ir más allá… sólo como ejemplo Guillermo Campa tuvo que hacer hasta diez diseños de máscara para llegar al que nos gustaba…y después siguió retocando el diseño. Patricia Roldán ha estado trabajando cuatro meses con los actores par que los caballos tomen vida de forma real… No se puede explicar en unas líneas la capacidad de creación y renuncia simultáneas que hemos necesitado para poder llegar al «Equus» que soñé hace meses y ahora veo vivo en escena cada día. Y lo mejor es que es fruto de un equipo, de muchas sensibilidades trabajando en una sola dirección.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear este espectáculo?…
Supongo que lo que hago es fruto de todo lo que he visto y aprendido en años; creo que la imaginación no es más que memoria remezclada caóticamente. Mi referente siempre es el texto, no busco modelos fuera. El texto más la suma de las ideas centrales de mi dramaturgia proporcionan los ejes estéticos a emplear, estos aparecen de forma espontánea, orgánica…. si luego remiten a algún tipo de referencia concreta es fruto del proceso natural y de la herencia estética de cada miembro del equipo creativo.
¿Por qué haces teatro?…
Porque me parece más real que la vida.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director de teatro?… Háblanos de los más recientes… El coleccionista…
Me considero sobre todo una persona muy afortunada; mis últimos trabajos me han permitido hacer el tipo de teatro en el que creo, y de la mano de Shakespeare, Fowles, Shaffer, Conejero, recientemente he descubierto un nuevo autor divertidísimo y fantástico, Chema Trujillo… Estoy haciendo lo que quiero y con la gente que quiero. Sobre todo «Un cuento de invierno», «El Coleccionista» y «Equus» me han permitido explorar en la línea de la bipolaridad en lo estético y en lo ideológico, en la configuración de dos mundos opuestos que chocan en escena y deben hacerlo además con armonía, lo que algunos llaman la «suma de contrarios», y que late de forma tan poderosa en toda la tensión creativa que ha galvanizado la cultura occidental. Además esto plantea el reto de hacerlo sin caer en el maniqueísmo ni en esquematismos ideológicos. De ese choque debe surgir toda una gama de grises compleja y sobre todo, sin respuesta única. Me interesa que el público salga con una pregunta, no con respuestas. Y los autores que he hecho últimamente te desafían a ello.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que el teatro debe conmocionar. Me parece que en occidente hemos ido al teatro durante siglos para eso. Shakespeare lo dice en «Hamlet» con tanta belleza y precisión que no voy a intentar remedarle, pero ese espejo que nos pone el teatro (sea del color y forma que sea) siento que últimamente se nos presenta demasiado empañado para no hacernos daño como espectadores y comprar nuestro beneplácito y paz espiritual… ¡¡pero el teatro debe ponernos en guerra!! Con el público no se negocia, se le sacude: de horror, de risa, de dolor, de lo que sea, pero hay que sacudirle. Para eso vienen a vernos; la gente con su entrada compra el derecho a vivir al límite y en peligro durante un par de horas… porque el resto de su vida es tratar de ahorrarse ese vértigo que necesita ver en él a través de los personajes.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Subir el IVA, recortar ayudas, encarcelar titiriteros… toda forma parte de una declaración de guerra de la más negra derecha española para hacernos desistir. En estos cuatro años hemos padecido los tiempos más oscuros desde la dictadura. Pero no van a acabar con nosotros. Más les vale que se relajen un poco y que desistan ellos.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
«Equus» me ha absorbido de tal manera estos meses que he desaparecido del mundo…. El recuerdo más vívido y que más me impactó de lo último que he visto es «La Gaviota» por una compañía lituana absolutamente maravillosa. Me fascina la capacidad de los actores de la escuela rusa para trabajar con esa sensación de facilidad y llegar a estados extremos con tanta fluidez, como si fuera un fenómeno inevitable de la naturaleza.
¿Proyectos?…
El secreto profesional me obliga a guardar silencio… Y es demasiado goloso como para decirlo en público….
Liberto de Gemma Brió en el Teatro de la Abadía
Hay obras de teatro que, al salir de verlas, tendría la necesidad de leer el texto, en este caso escrito por Gemma Brió, igual que cuando vamos a ver una propuesta escénica sobre Hamlet, no perdemos de vista el texto que escribió Shakesperare. Liberto de Gemma Brió en el Teatro de la Abadía es una historia de caos y desesperación, en el programa de mano se describe como una tragedia moderna. No tengo claro qué ha hecho Norbert Martínez, el director, con este texto, tengo la sensación de que lo ha instalado en un plano de modernidad y saltos de signos escénicos que dificulta el acceso a lo que pueda ser la obra íntima escrita en el papel, pero, ahí está la gracia o no del teatro, que es un hecho vivo y hay que acudir a ver el encuentro de diferentes poéticas sobre el escenario. Hablar de lo deshumanizada que se ha convertido esta sociedad con múltiples planos escénicos, a veces genera más confusión para el espectador.
Adolfo Simón
Rafael Ruiz Pleguezuelos: Se mejora estando cerca de los que saben
¿Cómo han surgido los textos que estrenas en Madrid?…
Terapia de Choque surge de una historia real… leí en prensa, con apenas una semana de diferencia, que dos individuos habían conseguido trabajar en hospitales e incluso operar sin tener la titulación, con unas falsificaciones burdas manipuladas con un escáner casero… comencé a trabajar en la idea de un terapeuta de éxito que no hubiera pisado la facultad…
Flores de Ginebra nace de mi pasión por Shakespeare… leía sobre las primeras ediciones de sus obras, acerca de la leyenda que circula de que podía haber sido enterrado con algún manuscrito perdido… pensé que ahí había una obra. Empecé a especular sobre un director de teatro que cree tener uno de esos manuscritos, y busca en las mujeres de la calle esa protagonista ideal, Ginebra, porque ninguna actriz le parece adecuada para el papel.
Háblanos de las obras…Del proceso de escritura…
Como escritor soy enormemente ordenado y disciplinado. Horario estricto, método de trabajo… no me permito nada. Un auténtico soldado de la escritura. Tratamientos, estructuras… intento atarlo todo. El único momento en el que me permito libertad total y que entre el azar es cuando ya “dejo” que los personajes hablen, el momento en que escribo los diálogos… pero todo el proceso de preparación anterior es tremendamente meticuloso.
¿De qué referentes estéticos o temáticos te has nutrido para su escritura?…
La mayor influencia en prosa me viene de los narradores “gamberros”, que siempre me han fascinado: Hanif Kureishi, Alan Sillitoe, alucinados maravillosos como Richard Brautigan. En teatro Shakespeare. La primera vez que leí Hamlet me quedé sin habla. Y nuestro Lorca. El teatro perfecto. Lírica y pueblo. La poesía sobre el escenario. No soy muy dado a los misticismos, pero me parece que como granadino estoy muy bien preparado para entrar en el Lorca más profundo, siento una conexión especial con su obra.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas?¿Qué te anima a participar en ellos?…
Siempre intento buscar proyectos en los que preveo que puedo estar cómodo, en los que sé qué tipo de artistas me van a rodear. Intento saber qué terreno voy a pisar, no me gustan las aventuras ni las sorpresas. Desde muy joven he querido siempre asociarme con alguien mayor que yo, o mejor que yo, que ser el capitán de alguien menos preparado. Intento rodearme de gente con la que puedo aprender bien el oficio y aprender de su arte. Se mejora estando cerca de los que saben.
¿Cuál ha sido tu evolución como autor?…
Me cuesta ver una evolución en el sentido de algún cambio en lo que hago… me siguen atrayendo los mismos temas y creo que los trabajo de la misma forma… lo que sí ha existido ha sido una lógica profesionalización paulatina. Cada vez me tomo más en serio lo que hago. Realmente no sé si al final afecta a la obra como producto final, pero al menos cada vez parto de pretensiones más firmes y serias.
¿Crees que se puede aprender a escribir teatro?…¿Tienes un método para escribir?…
Para llegar a un teatro de buena factura, por supuesto hay que partir de unas cualidades mínimas, como en cualquier arte… pero el resto del camino, al menos en mi caso, es trabajo, trabajo y trabajo. Se puede aprender viendo mucho teatro, teniendo la humildad de ver lo bueno de los demás montajes, de los demás autores… como en todo oficio, hay una parte que se puede transmitir (por tanto creo en su enseñanza) y otra que es un aprendizaje personal, de encontrar tu método, que es un camino a recorrer por cada artista individualmente. Mi método es utilizar muchos andamiajes: crear estructuras, cuadros de personajes, divisiones, momentos de giro… no comienzo a dialogar hasta que la historia suena perfecta sobre la pizarra.
¿Hay que esperar a que un texto se haya estrenado para publicarlo?…
¡No! ¡Hay que intentarlo todo a la vez! Pienso que cada obra nueva quema en el cajón, así que hay que buscar la forma de darle vida como sea. Si llega el montaje con el montaje, y si no publicarlo. A mí me obsesiona que todo quede publicado. El teatro es maravilloso, pero es efímero. Es bueno para el dramaturgo que quede siempre publicado, porque además puede llamar a otros montajes.
¿Has realizado otras tareas en teatro además de la escritura?…Háblanos de ello…
Nunca. Solamente escritura. Con la dificultad de un oficio ya me basta.
¿Por qué escribes teatro?…¿Se puede vivir hoy de escribir teatro?…
El teatro me parece el arte más humano de todos. En ninguno me siento tan cerca de las otras personas, de sus inquietudes… no creo que otro género te sitúe tan cerca de sus creadores como el teatro. Cada vez que se abre el telón, sea un obra mía o no, celebro mi pasión por el teatro. Hay una anécdota que me encanta contar: mi madre me llevaba al teatro siendo yo un niño, incluso con menos de diez años… pero nada de teatro infantil… una de las primeras obras de las que tengo memoria es ir a ver con ella Samarkanda, de Antonio Gala. Recuerdo además que la gente le dijera que era tirar el dinero, llevando a un niño tan pequeño al teatro, para no enterarse de nada. ¡Vaya que si me enteraba!
En cuanto a si se puede vivir hoy de escribir teatro… no estoy aún lo suficientemente profesionalizado para tener una buena respuesta. Supongo que una élite de la profesión lo consigue. Yo aún no.
¿Cómo ves la situación teatral en estos momentos en nuestra ciudad?…¿En nuestro país?…
Creo que es interesante el auge de pequeños teatros en Madrid, no paran de abrir locales y eso es muy bueno. A pesar de todas las barbaridades de política cultural que ha sufrido recientemente y está sufriendo, el teatro resiste, se reinventa, busca sus lugares. Aunque sea de manera precaria y azarosa. Me molesta mucho el imperio de los musicales. Es ir al teatro sin ir al teatro, y eso es maleducar a la gente. Lo que más me preocupa es la creación de público de base. El teatro que ven los escolares suele ser de una calidad pésima. Malos montajes, obras mal reducidas y adaptadas, a veces muy mal actuadas… nadie se engancha al teatro viendo mal teatro. Deberíamos plantearnos mucho mejor cómo se crea afición.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
La temporada pasada me dejó con la boca abierta El cojo de Innishman, dirigido por Gerardo Vera. Hasta ese momento no había leído ni visto nada de Martin McDonagh, y quedé muy impresionado por la construcción del texto. La versión que vi en el Español fue maravillosa.
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
Multiplicar lo que uno hace… con poca pesca, cuatro cañas cogen más que una. Si apuestas a una carta es fácil que no sea la tuya. Coge tres. O cuatro.
¿Proyectos?…
Este fin de semana estará todavía Terapia de Choque, en Microteatropordinero Madrid. A mediados de junio estreno Flores para Ginebra en El Apartamento. En septiembre se publica una recopilación de teatro breve llamada Caballos de Carreras. Alguna cuestión más no está del todo cerrada, así que por eso de no vender la piel de oso antes de cazarla, lo dejamos aquí. La verdad es que no puedo quejarme.
Cervantes y Shakespeare en el Día del Libro
Este año, el Día del Libro lo he celebrado de la mano de Shakesperare con una función deliciosa de Hamlet en el Teatro del Canal. Shakespeare’s Globe se embarcó en una gira mundial que durará dos años y los llevará a visitar todos los países del mundo con esta producción. Globe to Globe Hamlet, dirigida por el director artístico de Shakespeare’s Globe, Dominic Dromgoole, es una aventura teatral sin precedentes. Esta producción propone una puesta en escena fresca y jovial de la clásica tragedia shakesperiana, que da cuerpo tanto a sus venganzas como a su comicidad y enardecido uso del humor negro, latente a través de toda su obra; igualmente celebra la exuberancia y la inventiva de su lenguaje. Y lo hace desde una propuesta sin aparatosidad, centrando todo el trabajo en la creatividad de los actores de diferentes procedencias étnicas.
Y la otra celebración la he vivido en la Sociedad Cervantina donde pude disfrutar de un exposición de libros de artista y de un texto exquisitamente adaptado por María Velasco sobre las peripecias de insigne Cervantes en los días previos a la publicación del Quijote, representado con entusiasmo por Estefanía de los Santos y Rodrigo Posión alrededor de la imprenta donde se hicieron los primeros ejemplares de esta obra y que está en los sótanos de esta institución. Pieza dirigida con humor y destreza por Sonia Sebastián.
Adolfo Simón
Hambret en Nave 73
La obra se desarrolla de forma coral en un espacio desolador. La locura es sólo una máscara más, un recurso lúcido del príncipe Hamlet, perdido en sus dudas y pensamientos, para poder engañar a su tío Claudio y ganar tiempo mientras prepara una venganza que se pospone hasta provocar el derrumbamiento total de la corte para su propia vergüenza. Una propuesta de teatro pánico, llena de imágenes dolorosas y crudas; una catársis para los intérpretes.
Adolfo Simón
Carmen en el Teatro de la Zarzuela
Hay historias que uno no debería volver a ver tras una experiencia importante vivida con ellas. A primeros de los ochenta vi la Carmen de Peter Brook en el Mercat de les Flors en Barcelona, tal vez no debí acudir más a ver una lectura escénica sobre este mito. Es verdad que todos los grandes textos y las grandes historias, sobreviven a los que construyen una nueva mirada sobre ellas, a veces aciertan y otras fracasan en el intento. Pero así ha de ser, sería una pena que no se volviese a representar Hamlet o La vida es sueño porque alguien se acercó al misterio que esconden sus palabras. Ana Zamora ha desarrollado una carrera exquisita como directora de escena en su compañía Nao D´Amores. Ha recuperado textos olvidados y ha ido construyendo una poética personal que le ha dado proyección nacional e internacional. Seguramente tenía que llegar el momento en que se enfrentase a un encargo alejado de su universo teatral. La propuesta, en principio, era sugerente, una versión de Carmen en la que se recupera el texto en verso castellano y con dos mujeres al frente de la dirección del espectáculo, Ana en lo escénico y Yi-Chen Lin en la dirección musical. Conforme iba avanzando el montaje, tuve la sensación de que un globo de iba desinflando. Todo lo que parecía iba a ser un puzle que se iría construyendo hasta crear una imagen final que diese sentido a todo, se convertía ante mis ojos en un sin sentido constante. Todo lanzaba rayos de luz que se desvanecían nada más ser apuntados. Salvo la intérprete principal, María José Montiel que defendía el personaje a muerte, el resto me pareció que estaban allí o podían estar en una zarzuela de gira por España. Creo que Ana Zamora tendrá que aprender de esta experiencia para el futuro.
Adolfo Simón
Israel Elejalde nos habla de su trayectoria como actor.
¿Qué es el teatro para tí?…
El teatro es el vehículo de reflexión mas potente que conozco, es un espejo donde poder mirarnos y reconocernos. Además se realiza en comunión con el resto de personas asistentes lo cual lo dota de una singularidad, de un carácter ritual que lo hace único. En lo personal es mi manera de ganarme la vida, literalmente, no solo en lo económico, el teatro me organiza mi forma de pensar, de crecer, de adaptarme, de vivir.
¿Por qué haces teatro?…
Por todo lo que he dicho antes, pero resumiéndolo podría ser porque soy feliz encima del escenario.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?…
Creo que he tenido la suerte de trabajar con regularidad y también he tenido la suerte de encontrarme en el trayecto con grandes actores y directores que me han permitido crecer y evolucionar. Así que supongo que estoy contento, o más bien tranquilo, pero insatisfecho. Creo que es un buen estado para alguién que se dedica a esto.
¿Cómo surge el proyecto de La funcion por hacer?…
Pues surge de esa insatisfacción tranquila que he dicho antes. De la de Miguel y Aitor que sienten la necesidad de contar una historia y son capaces de sobreponerse a la indiferencia de productores y programadores, esa insatisfacción se une a la de seis actores que creen en una forma de trabajar en equipo, de relacionarse con el teatro, y finalmente todo desemboca en un mes de Agosto encerrados sin cobrar en una sala ensayando el texto, simplemente porque creíamos en él.
¿Cual es tu personaje?…
Yo interpreto al hermano mayor. Es el cabeza de familia y de alguna forma él junto a la mujer de su hermano son los desencadenantes del drama que traen los personajes. Se siente culpable y sobretodo angustiado con la idea de que su vida siempre será esa, la de un ser recordado por siempre como un adultero irresponsable. Siente la necesidad de contar la historia como él la ve, de liberarse de la culpa, de la mirada reprobatoria de los demás.
¿Hubo ocasión de aportar ideas para la puesta en escena?…
Sí, claro que las hubo. Miguel es un director con las cosas muy claras pero también muy abierto a dejarse llevar por la intuición de los actores. No voy a decir que es una relación horizontal, porque no lo es, pero sabiendo que la última decisión siempre le corresponde a Miguel, en el proceso siempre intervenimos todos. Por ejemplo, el texto siempre está vivo y abierto a sugerencias de los actores.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?…
Pues me gustaría decirte que hicimos un trabajo de meses de investigación y que probamos millones de cosas pero la verdad es que no puedo. Ha sido el proceso creativo más mágico y sencillo de toda mi carrera. Nos juntamos tres semanas a ensayar con el texto aprendido al dedillo, eso sí, y recuerdo que a los diez días con la mitad de la obra montada, nos miramos y dijimos:»¿nos hemos vuelto majaras, o esto es bueno de verdad?». Y parece ser que lo era.
Después hemos seguido trabajando sin parar, la función nunca está cerrada, Miguel ha visto más de ochenta funciones y eso significa una hora de notas al día siguiente, seguimos cambiando cosas y hablando entre nosotros para que cada día esté realmente viva.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear el personaje?…
Pues en lo técnico tenía claro que quería hablar como K.Branagh en Hamlet, con esa pericia, esa claridad, esa precisión; el personaje maneja texto de un dificultad endiablada y a toda velocidad así que requería de ese manejo. Y en un terreno más onírico, siempre me venía la imagen de Gassman, no sé por qué.
¿Qué balance haces de tus últimos trabajos como actor?…
Estoy especialmente orgulloso de mi trabajo en «La fiebre» un monólogo que yo mismo produje para el Fringe del año pasado y que volveré a hacer en la Cuarta pared en Julio. Era la primera vez que hacia un monólogo( y probablemente la última) y fue una sensación brutal, mezcla de placer y terror, pero que me dio la oportunidad de poner en práctica muchas cosas que me rondaban por la cabeza. Esta experiencia me permitió encarar el Pepe Rey de Doña Perfecta desde un lugar que no había hecho hasta ahora. Ernesto Caballero me dio mucha libertad para jugar con el texto, mucha confianza, para hacerlo mío, respetando a Galdós por supuesto, pero pude incluso recurrir a la novela para proponer cambios, para que el texto reflejara el Pepe que yo veía, un Pepe muy cercano a mí. En Maridos y Mujeres me lo pasé muy bien, hacia años que no hacía una comedia, y ha sido muy reconfortante, ahí me dejo llevar, el reparto es tan bueno que sólo tienes que dejarte llevar.
¿Cómo preparas los personajes?…
Pues depende, cada personaje requiere de una preparación. Hace unos años sí que hacía un trabajo concreto y concienzudo, ahora me dejo llevar por la intuición aunque el trabajo con el texto para mí es fundamental, qué dicen y cómo lo dicen es siempre la primera piedra sobre la que construyo.
¿Cual es tu método?…
No tengo un método. Sinceramente no creo que lo haya. Como he dicho antes cada personaje y cada obra tienen una realidad diferente, no es lo mismo hacer un Calderón y afrontar el trabajo de hablar en verso que hacer un personaje de Chejov. Son materiales diferentes y requieren sensibilidades y maneras de trabajo diferentes. Igual que no es lo mismo trabajar con Miguel del Arco que con Alex Rigola o Jose Luis Gómez. Cada uno quiere y demanda una cosa diferente de tí.
¿Qué función debe tener el teatro en la sociedad de hoy en dia?…
Pues la que ha tenido siempre. Como he dicho antes es un lugar de encuentro, de reflexión, un lugar en dónde los hombres como individuos sociales deciden encontrarse para reconocerse, para avanzar. Un lugar para hacer preguntas, para promover un espíritu crítico, para que la sociedad avance. El teatro es casi tan antiguo como la necesidad de los individuos de reunirse en grupos para ser mejores y más fuertes, y aunque nuestro gobernantes parecen desconocerlo, es más antiguo que el fútbol y más necesario, pero a los gobernantes siempre les gustó más los gladiadores, son menos molestos. Supongo que por eso nos castigan a las artes escénicas con el 21% de iva y al futbol no.
¿Crees que afectará la subida del iva y los recortes al teatro?…
Está afectando ya, pero no solo en lo económico, está afectando también en los valores con los que crece una sociedad. El mensaje es muy claro: La cultura no es necesaria, es solo un entretenimiento, se puede vivir sin cultura. El gobierno se mira en Alemania para tomar cualquier decisión pero no lo hace en esto. A nadie se le ocurre que la cultura es la base fundamental de la identidad de un pais, y que atacarla de esta manera tendrá consecuencias en el futuro. De todas formas es algo típico de este país, este desprecio es demasiado antiguo y así nos va. A veces me cuesta aceptar que mi país es tan cateto y me acuerdo de Cernuda que decía: «soy español a la manera de los que no pueden ser otra cosa».
¿Alguna sugerencia para hacer teatro en tiempos de crisis?…
Afortunadamente no creo que tenga que dar muchas sugerencias. El teatro está más vivo que nunca. Se abren nuevas salas en Madrid, sin parar. Hemos descubierto que se puede hacer muchos tipos de teatro y que no necesitamos grandes locales y grandes presupuestos con escenografías, sólo ganas, muchas ganas de contar algo, de hacer algo con la gente que tu quieres.
¿Que obra has visto últimamente que te haya gustado?…
Pues la última función que me gustó ha sido «Kafka enamorado», un trabajo de actores en estado de gracia, un trabajo sutil, lleno de sensibilidad. Y también me provocó reflexiones «El café» de Fassbinder, un ejemplo de un grupo de actores empeñados en sacar un proyecto adelante. Chapeau!
¿Proyectos?…
En Julio vuelvo con «La fiebre» a la Cuarta Pared, a partir del 19 de Julio, y en Septiembre comienzo ensayos de «Misántropo», el nuevo proyecto de Kamikaze con el equipo original.
Claudio, tio de Hamlet en el Sol de York
Siempre se ha dicho que la historia queda para la posteridad en función de quién la cuenta. Shakespeare escribía muchas de sus obras a partir de acontecimientos de su época, por tanto, lo contó según su punto de vista. Cualquier acontecimiento podría variar dependiendo de qué personaje lo explique. En esta obra que se presenta en El Sol de York, espacio que está dinamizando culturalmente la zona de Quevedo, se le da ocasión a Claudio de contar la historia a partir de su experiencia, de este modo, cambian algunos detalles fundamentales y eso es lo interesante; ya no son los malos tan malos ni los buenos tan buenos como en el Hamlet de Shakespeare. El problema no está en el texto, está en la puesta en escena, si bien hay que valorar que tres estupendos actores resuelvan todos los personajes, confunde, en cambio, la atmósfera espacial y sobre todo el vestuario que nos sitúa en la época en la que ocurrió todo, cuando en el lenguaje y la metateatralidad se nos acerca al presente el conflicto de poder y manipulación que ocurre en la obra.
Adolfo Simón
Hamlet, retrato de familia en los Teatros del Canal
No me gusta leer el programa de mano antes de la representación, no quiero que me influyan sobre lo que voy a ver. A veces lo leo tras la función, en el metro, camino de casa. Hoy he leído, tras la obra, el texto escrito en el programa sobre el montaje de Hamlet, retrato de familia y me ha parecido muy acertada la observación que se hace en aquellas líneas sobre la complejidad del texto de Shakespeare, sobre la dificultad de agotar los distintos niveles de discurso y teatralidad que tiene. Y me he preguntado: Si son conscientes de que es un texto inmenso, en vez de tratar de aclarar sus misterios, ¿Por qué han superpuesto imágenes, musicalidades y otras propuestas escénicas que hacen de Hamlet, retrato de familia, un espectáculo más oscuro y abstracto? y no he encontrado respuesta.
Ignacio Ribes
Eduardo Vasco nos habla de sus proyectos tras su etapa al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico

Eduardo Vasco nos habla de sus proyectos tras su etapa al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico
¿Qué balance haces de tu etapa como director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico?
Mi balance es positivo. Muy positivo. Cuando llegamos a la Compañía nos propusimos recuperar una serie de cuestiones relativas al funcionamiento interno (la formación de dos elencos que se complementaran, la creación de la Joven Compañía Nacional, los proyectos de medio formato, la formación continua, etc) y otras relativas a su actividad externa (recuperación de las giras, la proyección internacional, ampliación de repertorio, apoyo y difusión por los festivales, etc.) y conseguimos todas, de una u otra manera. Creo que la Compañía es una institución que uno acaba sintiendo cerca y que tiene un objetivo tan concreto que resulta precioso desarrollarlo junto a sus miembros, los festivales, teatros, universidades y el público, que es un valor que acompaña a esa casa maravillosa.
¿Cómo surge el proyecto que vas a estrenar en La Abadía?
Queríamos volver a reunir Noviembre Compañía de Teatro como era en el momento que lo dejamos. Acabamos aquella etapa con Hamlet y queríamos volver con Shakespeare, y esta vez con una comedia. De entre todas las que barajábamos la que más nos interesaba por temática y contenidos, y mejor se ajustaba a nuestro elenco era Noche de reyes. Noviembre funciona con la complicidad de sus miembros como gasolina principal, así que nos juntamos y nos pareció una buena cosa volver a la arena teatral con esa obra tan positiva, ten bella. Teníamos muchas ideas que se fueron concretando según avanzaba el tiempo a partir de estímulos muy variopintos.
¿Cómo ha sido el proceso?…
Lo hemos disfrutado enormemente. Cada ensayo. Tenemos la suerte de conocernos desde hace mucho tiempo y de haber trabajado juntos en tantas ocasiones que nuestro nivel de confianza y de capacidad para probar y equivocarnos es muy alto. Exploramos la vía del music-hall para poder desarrollar todo el ambiente musical que está propuesto en el texto, que es mucho, y decidimos que debía ser un elemento fundamental. A partir de ahí todo apareció de una manera muy natural.
Creo que también estrenas otro montaje en Valencia…Háblanos de él…
Se trata de La gaviota de Chejov, una producción de Teatres de la Generalitat Valenciana que se estrenó en el Teatro Talía de Valencia en castellano el pasado octubre y se ha remontado en esta ocasión en valenciano. Ha sido un encuentro con un grupo extraordinario de actores y me ha dado la oportunidad de conocer parte de la profesión valenciana, que me parece un entorno con un potencial teatral tremendo. Y montar a Chejov es algo que deseaba desde hace mucho tiempo.
¿Qué proyectos tienes entre manos?…
Estreno en el CDN El malentendido de Camus a finales de enero, con un lujo de reparto: Cayetana Guillén Cuervo, Julieta Serrano, Ernesto Arias, Lara Grube… Después me tomaré un tiempo antes de comenzar el siguiente Shakespeare de Noviembre. Mi siguiente proyecto tiene que ver con la música…
¿Han cambiado tus planteamientos de trabajo y tu manera de enfocar los proyectos tras tu paso por la Compañía Nacional de Teatro Clásico?…
Seguro. Me he pasado siete años entre los clásicos, trabajando monográficamente un tipo de dramaturgia muy concreta que constituye la base de casi todo lo que se escribe hoy. Ha sido una experiencia tan enriquecedora que ya no soy la misma persona de teatro que era antes, creo que ha cambiado hasta mi manera de hacer y entender el teatro contemporáneo. Confío más en el actor y en el texto, trabajo de manera más sobria cada vez y, seguramente, de una manera más lúdica; disfruto cada vez más.
¿Has visto algún montaje de teatro últimamente?¿Qué te pareció?…
Lo último que he visto, hace unos días en Valencia, han sido siete montajes del festival Ruzafa Escénica y me ha parecido fantástico. Una iniciativa de gentes de la profesión hacia su barrio, relacionando artistas plásticos con gentes de teatro y músicos que actuaban en lugares atípicos. Mucha imaginación, calidad y rigor. Y sin ayuda pública. Es como un pulmón cultural para la ciudad. Un acto bello y valioso.
¿Crees que va a afectar la subida del I.V.A. y los recortes en el teatro?…
Sí, definitivamente. Va a cambiar nuestra manera de hacer teatro, ya lo está haciendo. Están desapareciendo compañías, cada vez es más complicado volver a los usos que han sido habituales para producir espectáculos. Hay mucha gente en la profesión que lo está pasando muy mal. Nosotros apostamos por una producción grande (11 actores) y no nos ha ido mal dadas las circunstancias, pero cada vez es más complicado.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?
Complicidad. Reunir equipos de gente con pasiones e intereses comunes, apostar por proyectos diferentes que merezcan la pena. Hacer teatro contra esta marea de pensamiento conformista amedrentado por la economía.
“Hamlet”. William Shakespeare. Will Keen. Naves del Español-Matadero Madrid.

Naves del Español-Matadero Madrid
“Hamlet”
Autor: William Shakespeare
Dirección: Will Keen
Siempre vale la pena acudir a ver Hamlet, la obra cumbre de William Shakespeare, siempre hay la esperanza de descubrir algo nuevo de la condición humana a través de sus personajes y sus diálogos. No importa que sepamos que todos mueren al final, da igual, podemos seguir de nuevo, paso a paso, la trama, porque en cada versión parece que los personajes van a ser dueños de su destino y cambiar el rumbo de los acontecimientos. Es lo que tiene ser una obra genial, da para todo, para mil y una variantes. Al salir de ver la propuesta de Will Keen tuve una sensación extraña en el cuerpo, una mezcla de frialdad y ligereza. Me habían contado la peripecia del príncipe de Dinamarca en una adaptación actualizada, habían usado elementos que le daban contemporaneidad a la historia…Y había un equipo de actores entregados a la propuesta y sin embargo…No me ha emocionado, al revés, hubo momentos, sobre todo en los que se indagaba en el posible humor del texto, en que sentí que se alejaban del corazón de la obra para hacer justo lo que Hamlet pide que no hagan en la clase magistral que da a los cómicos antes de hacer la función en la que conseguirá que su tío, asesino de su padre, quede al descubierto. Hay un par de escenas en la que desapareció la realidad y el efectismo que me hicieron pensar que la intuición del director había acariciado una mirada diferente sobre este texto, pero se esfumaron de inmediato. Por momentos, tenía la necesidad de mirar a los actores que hacían personajes secundarios, en su mirada y su cuerpo encontraba un Hamlet más profundo.
Adolfo Simón
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