Julián Ortega en verano…
¿Qué balance artístico haces de este año?…
En cuanto al balance artístico creo que se ha iniciando (entre la temporada pasada y la que empieza ahora) un proceso de búsqueda artística muy potente, no sé si de fondo, de forma o de ambas. Creo que la calidad del teatro va a aumentar, se va a dar un proceso de selección natural; de entre la cantidad de oferta que hay, serán los mejores montajes, las mejores compañías, de teatro los que sobrevivan (siempre y cuando, los que tienen la capacidad de promocionar dicho teatro, no se abandonen al amiguismo y apoyen de verdad la calidad) Esta selección natural, esta vuelta a la selva, esta involución, se debe al 21 % de IVA que se nos ha impuesto y a la cantidad de obstáculos que una persona de teatro (que no pretende enriquecerse, sólo vivir de lo que sabe hacer) ha de superar para conseguir que su obra pueda ser expuesta, en este caso, en un teatro y llegar así, de forma «Legal», a su público. Estamos sí o sí, bajo las leyes del mercado, de la fiscalidad, y quien hace la leyes hace la trampas. Los que no las hacemos deberíamos empezar a tomar cartas en el asunto ¿Cómo? Ah! ahí está el dilema. Creo que, aparte de afectar a la economía, la crisis en la que estamos, es una crisis de valores y esto, en el teatro, se traduce en una falta de ideología. No de partidismo político, cuidado. Parece que el público de nuestra generación, (yo tengo 31 años) esté lejos de querer comulgar con tendencias políticas de ningún tipo. Es lógico, dada la falta de valores de la que hablaba antes (sobretodo en el congreso). El dilema, para mi, es que política, moral, ética… ¡van de la mano! Se puede hacer un teatro que no sea panfletario, pro-ningún-partido, etc. Lo que no se puede hacer es un teatro apolítico, igual que no se puede hacer un teatro amoral. En una situación como la que vivimos ahora mismo, todo teatro que no muestre un punto de vista sobre lo que está sucediendo (aunque sólo sea moralmente) es un teatro de entretenimiento, sin más. Bueno, está bien, cada cual elige lo que quiere contar al público. Sin embargo, creo que toda historia, toda puesta en escena, toda dramaturgia, aunque sólo sea estructuralmente, puede ser revolucionaria o reaccionaria. Puede decir, «Las cosas se pueden cambiar» o, por el contrario, decir «Las cosas están bien como están, aquí no pasa nada». Yo espero que el teatro que nazca de este momento que vivimos tienda a querer cambiar las cosas más que a dejarlas como están. Y no sólo hablo de un cambio sobre las tablas, hablo de la búsqueda de cambios en la fiscalidad, en la Ley.
¿Cómo estás pasando el verano?…
El Verano está dejándome verle los colmillos al Otoño. Aun así, yo estoy contento. Estoy montando un texto mío con unos amigos y eso me tiene motivado. También entro con «La tigresa y otras historias», un texto de Dario Fo, en el teatro del Sol de York, que es, por cierto, de las pocas salas, que yo conozca, en Madrid Capital, que le ofrezcan tantas ventajas a una compañía.
¿Has visto algún espectáculo interesante?…
Me gustó mucho, en la sala Plot Point, un montaje que se llamaba «Cuestiones con Ernesto Che Guevara». Teatro político, sí. Un texto muy bueno, muy actual. El montaje me gustó, los actores también, pero sobretodo me gustó la elección de ese texto. A veces, uno va al teatro, no para ver las grandes interpretaciones o genialidades estéticas, estilísticas, o incluso, sintácitco-pintorescas, con que el director ha solucionado tal o cual momento. A veces, uno va al teatro para que le cuenten una buena historia que le haga pensar, y el montaje de «Cuestiones con Ernesto Che Guevara» es de este tipo de teatro.
¿Proyectos para el otoño?…
Como ya he comentado estrenamos «La tigresa y otras historias», de Dario Fo, en la sala de teatro de El sol de York. Estaré en Septiembre, de Jueves a Sábado a las 22:30h y Domingos a las 21h. «La tigresa y otras historias» son tres cuentos en los que Dario Fo propone, como en el «Misterio Buffo», una vuelta al teatro de tradición oral, a la épica narrada, y también dramatizada, donde el público ha de co-crear, junto con el actor, la historia que se va proponiendo sobre el escenario. Se apela a la imaginación de los espectadores y esto llega a ser muy placentero para ellos. Esta vuelta a la tradición oral permite que cada persona, desde su butaca, se convierta en su propio generador de imágenes. Es un teatro en estado puro. La vuelta a uno de los estilos más atávicos, uno de los proceso más simples y primitivos que existe; yo te cuento algo y tú lo vas imaginando. Sin embargo, no es tan simple; estos tres cuentos («La tigresa», «El primer milagro del niño Jesús», e «Ícaro y Dédalo») se sostienen en una técnica y una partitura muy complejas que nos permiten volar (y no hablo sólo del cuento de «Ícaro y Dédalo»). Cada una de las tres historias tiene su ritmo y su poética, (Dario Fo es un Nobel, y hay que ir a favor de su propuesta). Es un montaje que ya este mismo director puso en pie hace ahora 30 años con Manel Barceló, un gran actor catalán, y que, debido a su éxito, llegó a girar más de 15 años entre España y Sudamérica. La gente se lo pasa muy bien. Y quien tenga inquietudes políticas, ideológicas e incluso religiosas más aún. Espero que vengáis a verlo.
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2 de septiembre de 2013 | Categorías: VERANO 2013 | Tags: "Ícaro y Dédalo", "Cuestiones con Ernesto Che Guevara", "El primer milagro del niño Jesús", "La tigresa y otras historias", "La tigresa", Darío Fo, Julián Ortega, Manel Barceló, Misterio Buffo, sala Plot Point, Teatro el Sol de York | Deja un comentario
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