Cerda de Juan Mairena en La casa de la Portera

Todas somos cerdas…por mirar de reojo empujados por el deseo, por dialogar con nuestro amante haciendo play-back de Parole, por ponernos una toalla en el pelo y sentirnos novicias, por hacer la coreografía de una canción de Madonna en el pasillo de casa…por creer que se nos aparece la Virgen cuando hemos perdido el rumbo de nuestra vida. Juan Mairena escribe una historia fantástica que podría existir en el planeta Cerda o en el que habitamos. Un disparate delicioso que nos lleva de la carcajada o la mueca de dolor. Y todo esto lo hace de manera muy sencilla, fácil…aceptamos el código en el que nos instala porque es un juego disparatado al que siempre hemos querido jugar en secreto. Y además, nos cuenta una historia de soledad y aislamiento, esas provincias ocultas a las que acudimos invierno tras invierno. Creo que son muy saludables las historias trasgresoras que a menudo se ven en La casa de la Portera, como esta de Cerda…Una pieza queer de teatro travesti en el que todo lo que parece irreal es tratado con normalidad absoluta. Para ello, cuenta con un equipo de “actroces” fantástico, que juegan al hábito, la pestaña y la barba con fruición y generosidad. De mayor, quiero ser…Cerda!!!.
Adolfo Simón