Claudio Tolcachir nos habla de sus creaciones escénicas
¿Cómo surge el proyecto de Emilia?…Háblanos del montaje…
Yo quería hacer la experiencia de escribir en soledad. Para después formar un elenco.
Los personajes de Emilia están atrapados por diferentes maneras de entender el amor y si bien son concientes del engranaje en el que están sumergidos no pueden escapar. El amor como entrega absoluta, como agradecimiento, posecion, culpa. El miedo a la soledad como justificación para sostener una vida solitaria. Y fundamentalmente la desconeccion. La incapacidad de registrar al otro.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…¿Qué diferencias hay entre el resultado de los montajes de España y el de Argentina?…
Para mi no hay otra manera de ensayar que no sea nutrirse de la peculiaridad de los actores. Los cuerpos y sus historias son los que verdaderamente construyen los personajes y por lo tanto la historia. Es lo más maravilloso del teatro. El momento en que todas esas energías se entremezclan y florecen. Siempre lo accidental es infinitamente superior a lo previsto y ese es el trabajo del director.
Por esto mismo las dos versiones son absolutamente diferentes. Porque los cuerpos que sostienen el cuento son otros. Si así no fuera sería un trabajo tremendamente aburrido.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta obra?…
Los de siempre: CHEJOV, Beckett, todo el movimiento de teatro que disfruto y me exita. Lo íntimo y lo espectacular.
¿Por qué haces teatro?…
Porque es lo más divertido que conozco. Además es lo único que se hacer.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como director-autor de teatro?…
Uno es muy crítico con su trabajo. Siempre pienso que podría hacerlo mejor y ser más creativo y sutil.
Más allá de esto siempre soy honesto con mi trabajo. Intentó ser genuino y desafiar mi propio camino sin tener en cuenta las expectativas externas. Busco sobre todas las cosas la libertad. Pero es algo realmente difícil.
En definitiva estoy feliz por haber sido coherente. Y siempre insatisfecho.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Removernos, hacernos más grandes. Menos prejuiciosos. Más humanos, sacarnos de la comodidad. Sencibilizarnos en cualquier sentido. Y disfrutar. El teatro tiene que ser atrapante, intenso. Fulminante.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Dificulta la producción. Lo hace todo más complejo. Más duro en un mundo que de por sí es muy complejo. No creo que sea inocente. Pero por suerte la reacción de los teatrístas esta siendo producir más y más. Generar nuevos espacios. Que no resuelven económicamente el problema pero activa un movimiento que siempre es sano.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Breve ejercicio para sobrevivir. Dirigido y escrito por Lautaro Perotti en La pensión de las pulgas en Madrid. Un trabajo maravilloso de una sensibilidad y una sutileza admirable.
¿Qué diferencia crees que hay a la hora de poner en pie un proyecto en Argentina o en España?…
Adaptarse a las diferentes formas de producción. A los diferentes códigos. Luego. Todo el teatro creo que es sentido común, adaptación. Disfruté ambos proyectos por suerte.
¿Proyectos?…
Mirando el horizonte. A ver que aparece.
El traje de Juan Cavestany en Kubik Fabrik
El traje de Juan Cavestany en Kubik Fabrik
Los pulsos escénicos funcionan muy bien en teatro, en nuestra memoria están La huella, El veneno del teatro…piezas que permiten que dos actores se midan en escena y mantengan atrapado al público en un combate piscológico y dialético. El traje, es una pieza escrita y dirigida por Juan Cavestany que por momentos nos recuerda a Pinter en el Montaplatos o al Esperando a Godot de Beckett. Hay mucho absurdo y extrañamiento en esta situación anodina producida por la compra de un traje que desencadena en un final inesperado y sorprendente. Pero lo que hará que el público acuda allá donde se represente esta función, es el placer por disfrutar del combate cuerpo a cuerpo que realizan Javier Gutiérrez y Luis Bermejo, los dos actores están espléndidos, llenos de matices, con una entrega descarnada y generosa para dar piel y locura a esos dos pobres hombres metidos en un callejón sin salida del que no saben cómo salir. Teatro de actores, teatro al fin.
Adolfo Simón
PUBLICACIÓN LIBRO: Memorias de Samuel Beckett
La uÑa RoTa publica la primera biografía de Samuel Beckett en castellano
Samuel Beckett, el último modernista, de Anthony Cronin, cuenta con nitidez la vida y la
evolución de la obra de Samuel Beckett, premio Nobel que revolucionó la literatura y el
teatro contemporáneos.
La traducción corre a cargo de Miguel Martínez-Lage, buen conocedor de la obra de
Beckett, quien ya tradujo para La uÑa RoTa y otras editoriales varios de sus títulos.
El libro sale a la venta el 14 de mayo de 2012, y será la apuesta de la editorial en la Feria
del Libro de Madrid, en la que participa por primera vez (caseta nº 178).
La uÑa RoTa, Segovia. Mayo 2012. 656 páginas. 25€.
ISBN: 978-84-95291-22-6
La presente biografía, la primera publicada en castellano, es sin duda la más personal de
las existentes sobre el Premio Nobel de Literatura de 1969. Al no detenerse, además, en un
análisis académico de las obras de Beckett, resulta la más atractiva para cualquier tipo de
lector que quiera iniciarse en la compleja vida y personalidad del autor de Esperando a
Godot. Para el escritor John Banville, de todas las biografías escritas sobre Beckett, la de
Cronin «es de lejos la más amena y elegante».
El libro de Anthony Cronin indaga en los entresijos de la vida del autor irlandés y sigue un
itinerario desprovisto de la carga de oficialidad que pesa como un gran lastre en otros
trabajos biográficos.
Se trata además de una obra que se adentra en la parte más desconocida de Samuel Beckett
y escudriña con precisión los aspectos más esquivos del escritor. Sin caer en la moralización
ni en el retrato psicológico, descubre al Beckett real, el modo en que vivió su vida y el
modo en que creó su obra.
Cronin nos muestra así un Beckett genial, profético y universal, pero también
contradictorio, falible y firmemente arraigado en un entorno de acentos y paisajes del que
nunca escapó del todo.
En suma, es el complemento esencial para entender el contexto creador que propició la
forja de uno de los más grandes escritores del siglo XX.
Según el prestigioso crítico Harold Bloom, «la obra de Beckett es un clásico indiscutible que
seguirá leyéndose y representándose mientras exista interés por Shakespeare, o sea por la
literatura».











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