¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
Conocí el teatro alrededor de los 16 años. Por un lado estudiando clases particulares en con una actriz que me enseñaba a decir textos de La Gaviota de Chejov, y por otro realizando talleres con Andrey Skandera, director polaco que durante años llevó al Escuela municipal de teatro de Segovia. Gracias a estas dos epifanías pude formar parte enseguida del elenco de dos compañías amateur que han marcado mi doble trayectoria como actor: Picatrix, una compañía dirigida por dos actores experimentales que abandonaron la RESAD, y Los Amigos de Real Coliseo de San Lorenzo del Escorial con los que ensayaba piezas de repertorio.

Simultáneamente a mis descubrimientos como intérprete realizaba trabajos de camarero, encargado de supermercado, dispensador de sellos en un despacho de quinielas, estudiando filología hispánica y dando clases de teatralidad a niños. Después de estas empresas y licenciado en filología, alrededor de los 24 años realicé un pacto con mi madre por él cual pude desarrollar mis estudios en Arte Dramático, a cambio de su apoyo económico y emocional. Durante estos años fue fundamental el trabajo y la compañía de Domingo Ortega con el que formé el grupo de creación Blenamiboá (que este año cumple los 20 años) y mis descubrimientos al lado Luca Aprea del teatro de movimiento, de nuevo dos epifanías que supusieron dos nuevo inicios artísticos. Este periodo de fudamentación de la poética personal terminó con el primer contrato como trabajador asalariado en el Teatro de la Abadía.
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro es el único medio por él que descubro que tiene sentido la realidad. La realidad, digo la realidad más absoluta, sea el que sea, en el escenario adquiere sentido. Considero el teatro, y por extensión las “artes vivas”, una oportunidad para ser y comprenderme como ciudadano. No tengo miedo a decir que es un acto que se organiza entre lo terapéutico, lo comunitario y lo artesanal.
¿Qué balance harías sobre tu trayectoria?…
En estos momentos de la mitad de mi vida, ¡!, podría afirmar tres certezas, que no balances, sobre mi trabajo como actor. La primera certeza, a la que también he llegado cuando he dirigido piezas escénicas, es que creo que la naturaleza creadora del intérprete está al entero servicio de las propuestas de los otros, ya sean directores, ya sean acompañantes. He atestiguado que puedo no estar de acuerdo con las propuestas formales de los que están fuera mirando mi cuerpo, pero siempre siento un profundo respeto por lo que quieren contar, y esto me hace entrar en diálogo artístico. Y cuando hablo de respeto hablo del aprendizaje que supone entregarse. Me alucina tomar partido por todo aquello que me hace no ser yo, que me hace no estar sólo en mi discurso.
La segunda certeza es que he debido aceptar que soy un actor fronterizo, dispuesto a vivir entre el teatro de repertorio dentro de elencos institucionales, y las propuestas experimentales en espacios no siempre convencionales. Podría denominarme también como artista mediador, actor chaquetero, chapero o monje obediente. No soy capaz de hacer balance sobre que trabajos se han visto contaminados por los otros, si mi trabajo como actor de elencos grandes se ha visto pervertido por la libertad creadora de mis piezas más personales, o si las piezas más personales que comparto con amigos se han visto expuestas a la tentación de la excelencia y el virtuosismo.
Y una tercera certeza es: creo en el amateurismo como primer impulso para enfrentarme a la creación y evitar en lo posible los prejuicios que invoca la experiencia. El amateurismo como una conciencia de fragilidad del estatus profesional y como una tentación constante por el desapego.

¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Siento que la función que le queda al teatro es de reivindicar el rito como acto revolucionario, como una práctica de convivencia real que permita no tener miedo al otro. No creo en el teatro como un lugar de masas, creo en la ingenua posibilidad de que aún dos personas desconocidas pueden ponerse una delante de la otra y hacer e imaginar una tregua para auto-denunciarse juntos.

¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
He formando parte del elenco de Los Macbez, una pieza dirigida por Andrés Lima. Una versión de Juan Cavestany sobre el texto de Shakespeare situada en la Galicia contemporánea. Ha estado en gira desde que terminó la temporada en el CDN en junio de 2014.
Este año he podido cuestionarme mis incapacidades personales como intérprete en la pieza Mi Piedra Rosetta de José Ramón Fernández, dirigida por David Ojeda con su compañía Palmyra Teatro.
Desde septiembre de este 2014 estoy en un proyecto ideado por Santiago Ortiz para reflexionar sobre la distopía. Es un proyecto de investigación a largo plazo en el que estamos unas 13 personas trabajando sobre un supuesto “reality” televisivo en una sociedad de ciencia ficción. Es un proyecto interdisciplinar entre el net.art, el video y las artes escénicas.
También inicié un grupo de investigación llamado Investro -artes plásticas y escénicas- con otros compañeros con el que estamos desarrollando un lenguaje de entrenamiento propio que tiene su sede en el Teatro Fronterizo del barrio de Lavapiés.
Con el colectivo Armadillo, con el que llevo trabajando desde hace diez años, hemos estrenado en Teatro Pradillo la última pieza, 66 ejercicios de estilo, inspirado en el libro Ejercicios de estilo de Raymond Queneau. Un trabajo en el que mi gran compañero Raúl Marcos y yo, ponemos en cuestión si el estilo es o no una falacia efímera. Ahora iniciamos el recorrido de su distribución y cuestionamiento como pieza en los contextos que nos quieran.
Formo parte de La cena del rey Baltasar, un auto sacramental de Calderón de la Barca que ha dirigido y adaptado Carlos Tuñón, con él que estamos los lunes en la sala Kubik en el barrio de Usera de Madrid. La pieza para doce comensales es una revisión no religiosa de lo sacro.

¿Cómo surgió tu participación en el montaje de La cena del Rey Baltasar?…Háblanos de este trabajo…
El proyecto se inició como un trabajo de investigación del director Carlos Tuñón de final de 3º año en la asignatura de verso de la RESAD. Se mostró en un aula durante una semana y la experiencia quiso que fuéramos programados en una sala de exhibición con público no especializado. Iniciamos la temporada pasada en Kubik y después fue seleccionado en el Off del Festival de Almagro.
Para mi concretamente el trabajo empezó siendo un impulso entre el entrenamiento y la duda. Era enorme la ilusión de trabajar con compañeros jóvenes en edad y experiencia profesional, pero también me sentía frágil a la exposición. Tuve que enfrentarme a la energía actoral de esos cuerpos jóvenes, y la exigencia de estar inmóvil y tener la palabra como la única acción. Siempre estuve acompañado de Carlos, de alguna manera él quiso que pusiera en práctica las investigaciones que había realizado años pasados con el cuerpo moribundo en el proyecto fedón 2004.2010. Tuve que volver a entrar en el cuerpo que espera morirse. Para mi encarnar Baltasar los lunes a las 21:00 h. en Kubik es siempre una oportunidad para desapegarme del concepto de trabajo bien hecho y entrar en el terreno de la experiencia conjunta con el espectador. Es una manera de dialogar entre los límites -verso y partitura física- y el abismo de descubrirme distinto, sin la conciencia de las huellas pasadas. Siempre que realizamos la pieza descubrimos que se hace distinta ante la cercana visión del público. Para mi es la pieza es una oportunidad para cuestionarme la autonomía frente a la divinidad.

¿Cómo creas tus personajes?…¿Tienes un método?…
Últimamente cuando reflexiono sobre la metodología para trabajar, para crear una artesanía diaria, llego al convencimiento, nunca a la verdad, de que es el entrenamiento del cuerpo y del imaginario la privada locura. Entrenar por la calle, en la sala de trabajo, en las funciones, en la escucha de los otros, y no desde la obsesión por lo concreto, sino en la absoluta reacción. Para mi el trabajo actoral no es tanto la creación de personajes como el descubrimiento de personas en mi, incluso a riesgo de no entrar en los perfiles que te solicitan desde fuera. Creo tanto en el juego como en la posesión, y si estas dos herramientas están a la par, la realidad es inevitable. No sé si hablo de método como de procedimiento para conocer la realidad e incrementarla como dice Gadamer a propósito de la representación.

¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Creo que sobre todo afectan a la pérdida del riesgo artístico tanto del creador, del programador como del espectador. Ante esta medida ya no hay confianza en la propuesta artística, sino en la inversión que vaya a tener beneficios. Parece que como artistas del medio teatral tuviéramos que estar siempre dando explicaciones de cada paso para ser solventes. También considero que este aumento injusto del IVA es también una manera de alarmar por parte de la clase política sobre lo caprichoso del trabajo artístico.

¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Este final de año he visto dos montajes inspirados en la ciudad de Berlín que me han dejado muy removido: Berlín no es tuyo de Ricardo Santana con texto de Alejandro Moreno (estrenado en Teatro Pradillo el 27 de noviembre); y Desde Berlín de Andrés Lima (estrenado en Las Naves del Matadero el 5 de noviembre). El primero porque el intérprete y creador Santana se apodera de un testimonio sin ningún tipo de reivindicación ideológica, sino dejando que la palabra y el juego sencillo sean armas para dejar que el dolor sea respirado por los espectadores sin darse cuenta. El segundo por lo contrario, por la entrega al dolor sin prejuicios de los intérpretes -Natalie Poa y Pablo Derqui- en un acto de recreación, de construcción continua como una larga canción. Las dos piezas usan Berlín para hablar de la imposibilidad del amor sublimado, para hablar del amor decadente, del amor como una fuente de dolor abusiva. Parece que las dos piezas son dos maneras de enfrentar el canon teatral de esta ciudad de Madrid, que siempre es bipolar, entre las narraciones recreadas y los conceptos vividos. Las dos tienen calidad suficiente para ser vistas por el mismo público, pero el mismo público no se acerca a ver las dos.

¿Proyectos?…
Ahora estoy empezando en un proyecto sobre la necesidad de la cooperación internacional al desarrollo. Está apoyado por Oxfam. Trabajo con varios compañeros del colectivo Armadillo y junto a otros creadores madrileños. Es una re-lectura de El alma buena de Sezuan de Brecht para tratar de entender lo bueno y lo malo en el duelo países ricos-países empobrecidos. Creemos que puede ser una manera de reflexionar sobre la neutralidad del ciudadano de a pie ante el desconocimiento de la ayuda económica que no dan nuestros gobiernos.
Iniciaré el año que viene con un proyecto de creación entre las artes visuales y la música electro-acústica con Marta Azparren y Sergio Blardony.
De nuevo bajo las órdenes de Carlos Tuñón el mismo elenco del Baltasar nos enfrentamos un nuevo auto sacramental: El hospital de los Locos de Valdivieso.
Junto a dos compañeros del Teatro de La Abadía, Daniel Moreno y Jorge Gourpegui, estamos insertos en un proyecto de formación e investigación que hemos denominado Fuso Negro, espacio de investigación en artes escénicas.
Y continuo mis trabajos de investigación en doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid sobre la representación y sus niveles en artes vivas.

¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Asumiendo lo mesiánico de este acto, diría que es importante entender el día a día como la única ambición posible. Asumir que la crisis es una naturaleza más del momento en el que vivimos, y no tanto una excusa para ser posibilista. En estos momentos mi experiencia es que no es tan cierto el compromiso político como el compromiso ideológico con lo artesano. Considero que es importante asumir la dignidad del trabajo artístico como la asume cualquier otro trabajador consciente de que es ciudadano. Claro que la industria cultural no es considerada por nuestro gobierno como una prioridad para el conocimiento, por lo que es importante, y más ahora, crear un contexto de resistencia personal e íntima para posibilitar que nuestros conciudadanos se apropien de las preguntas de las perguntas, y sienta que el arte es una necesidad tan segura como la sanidad, el salario, la diversión o el plan de pensiones.

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
22 de febrero de 2015 | Categorías: ENTREVISTAS | Tags: Alejandro Moreno, Andrés Lima, Andrey Skandera, Berlín no es tuyo, Blenamiboá, calderón de la barca, Carlos Tuñón, cdn, colectivo Armadillo, compañía Palmyra Teatro., Daniel Moreno, David Ojeda, Desde Berlín, Domingo Ortega, Ejercicios de estilo de Raymond Queneau, El alma buena de Sezuan de Brecht, El hospital de los Locos de Valdivieso., Escuela municipal de teatro de Segovia, Fuso Negro, Investro -artes plásticas y escénicas-, Jorge Gourpegui, Juan Cavestany, La cena del rey Baltasar, Los Amigos de Real Coliseo de San Lorenzo del Escorial, Los Mácbez, Luca Aprea, Marta Azparren, Mi Piedra Rosetta de José Ramón Fernández, Natalie Poa, Naves del Matadero, Off del Festival de Almagro., Oxfam, Pablo Derqui, Picatrix, Raúl Marcos, RESAD, Ricardo Santana, SALA KUBIK, Santiago Ortiz, Sergio Blardony., TEATRO DE LA ABADÍA, Teatro Fronterizo del barrio de Lavapiés, TEATRO PRADILLO, Universidad Autónoma de Madrid | Deja un comentario
Un espectáculo que va más allá de la biografía de Lou Reed, basado en la obra poética, musical y visual del ya desparecido Lou Reed. Desde Berlín trata sobre la dificultad de vivir la convención de la sociedad, de la búsqueda de un espacio diferente para las pasiones, sobre cómo vivir el lado salvaje de una manera normal y cotidiana. Un canto a una generación que enseñó actitudes desde el recuerdo de Lou Reed, un artista excepcional que, con su obra y actitud vital, mostró diferentes caminos para estar vivos. Andrés Lima firma la dramaturgia y dirección de esta extraña y sugerente pieza de estética potente y de un acompañamiento musical idóneo para crear las atmósferas necesarias que narran este puzle biográfico. Natalie Poza crea un desasosegante personaje que atrapa todo el tiempo desde la escena.
Adolfo Simón

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
14 de noviembre de 2014 | Categorías: CRÍTICAS, TEATRO | Tags: Andrés Lima, Desde Berlín (Tributo a Lou Reed), Juan Cavestany, Juan Villoro, matadero madrid, Natalie Poza, Pau Miró | Deja un comentario
Durante cuatro jornadas se ha llevado a cabo el Taller de Dramaturgia sobre la visión contemporánea de los mitos, centrando el estudio sobre Medea / Edipo / Antígona. Teatro de la Ciudad ha puesto en marcha esta iniciativa para lo que terminará siendo una fiesta teatral en la primavera de 2015 en el Teatro de la Abadía y en el corazón de este evento se representará Edipo dirigida por Alfredo Sanzol, Medea dirigida por Andrés Lima y Antígona dirigida por Miguel del Arco. En estas jornadas de indagación dramatúrgica se ha contado con la reflexión y experiencia de creadores y estudiosos como José Sanchís Sinisterra, Juan Mayorga, Bernardo Souvirón, José Padilla y Juan Cavestany. De nuevo, una ocasión para seguir documentándome y creciendo en el conocimiento del origen del teatro.
Adolfo Simón

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
23 de octubre de 2014 | Categorías: OTRO LUGAR... | Tags: Alfredo Sanzol, Andrés Lima, Antígona, Bernardo Souvirón, Edipo, José Padilla, josé sanchís sinisterra, Juan Cavestany, Juan Mayorga, medea, miguel del arco, TEATRO DE LA ABADÍA, Teatro de la Ciudad | Deja un comentario
“Tres en coma” cuenta la historia de un cura, una peluquera y el hombre al que atienden: un misterioso enfermo en coma que salta a la fama haciendo comedia desde la frontera entre la vida y la muerte. Un hombre en coma sin identidad yace en una habitación de hospital. Las únicas visitas que recibe son las del capellán que acude a rezar por su alma y de la peluquera en prácticas que viene a cortarle el pelo. La peluquera es radioaficionada y descubre que el comatoso empieza a comunicarse en morse a través de los pitidos del monitor de constantes vitales. El enfermo está contando chistes zafios desde la frontera entre la vida y la muerte. Pese a la oposición del capellán, los médicos del hospital desarrollan un interfaz para convertir en audio la incipiente conciencia del comatoso, que pronto será conocido como “el cómico en coma”. Esta es la premisa que tuvo como partida Juan Cavestany y el Colectivo Canódromo Abandonado. Los ingredientes son sugerentes en principio, con disparate y drama a partes iguales, el problema surge cuando se meten en la cazuela que es el escenario y lo que podría haber sido una propuesta y novedosa donde el audiovisual también formase parte de la trama, se queda en un juego demasiado gris sobre todo en lo que concierne a la interpretación de los actores que tal vez no son lo suficientemente experimentados para afrontar un espectáculo de este calibre.
Adolfo Simón

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
30 de agosto de 2014 | Categorías: CRÍTICAS, TEATRO, TEATRO MUSICAL | Tags: Colectivo Canódromo Abandonado., Juan Cavestany, Teatro del barrio, Tres en coma | Deja un comentario
¿Qué es el teatro para ti?…
El teatro nació de la comunidad y sigue siendo un ritual comunitario. En el teatro nos encontramos para compartir.
¿Por qué haces teatro?…
El teatro explora lo que significa ser humano. Y la humanidad no es una cosa natural, es una cosa que nosotros construimos. Lo mismo que la justicia. Nuestra concepción básica de lo que es la humanidad lleva el germen de la corrupción desde la Biblia, que nos narra como pecadores. Esa energía psíquica milenaria nos persigue. La literatura y los noticiarios nos narran diciendo lo malos que somos. Vivimos en una sociedad que maltrata a diario la imagen del hombre. Para mi, el teatro es un proyecto humano dónde trato de encontrar respuestas a una pregunta, ¿Cómo ser humanos en un mundo asolado por la guerra y por la injusticia social?.

¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?…
El balance lo hacen los presupuestos de acción, las historias con las que te acabas comprometiendo. Llevo un año encadenando proyectos, tanto en el cine como en el teatro. En el teatro, he trabajado textos de Lola Blasco, María Velasco y Sergio Martínez Vila. Y en el cine con Carlos Vermut, Borja Cobeaga, Juan Cavestany o Nacho Vigalondo. Y, curiosamente, casi todas interrogan o dan cuenta de los mecanismos del sistema para deshumanizarnos.

Háblanos de los últimos montajes en los que has participado.
Hace un año, en el CDN, me propusieron uno de los retos más grandes de carrera como actor. Interpreté a una transexual en La Ceremonia de la confusión de María Velasco, con dirección de Jesús Cracio. El texto interrogaba a la generación de la movida desde el movimiento de los indignados del 15M, y mi personaje acababa desmontando la cuestión de género. Después llego un regalazo, abordé a Sócrates en El banquete, que estrenamos en el Fringe y que ahora volvemos a reponer en el Ateneo. Uno del os mejores monólogos que ha llegado a mis manos, escrito por Sergio Martínez Vila. Y, pasado el verano, Carlos Aladro me propuso participar en el Don Juan, de Zorrilla. Un montaje multimedia para Alcalá de Henares. Ahí descubrí lo sagrado del teatro. El viaje culminó en la Huerta del Obispo del Palacio Arzobispal, el 31 de octubre y el 1 de noviembre, ante 20.000 personas en silencio, durante dos horas. Después hicimos Perfiles, de Sergio Martínez Vila, en La casa de la portera. La obra planteaba como en el mundo virtual el Otro desaparece y el sistema nos va convirtiendo en máquinas. Estuvimos cuatro meses reflexionando sobre esas máquinas que llevamos en los bolsillos y que lo aceleran todo pero que no pueden asegurar nuestra humanidad. Y, los dos últimos montajes fueron en el escenario de la Cuarta Pared. Günter, un destripador en Viena, de María Velasco. Un montaje sobre el accionista vienés Günter Brus y sus autolesiones para despertar a la sociedad de su tiempo. Un trabajo que entronca con nuestra actualidad, con la dificultad para renovar en el ámbito del arte y de lo social. Y En defensa( un concierto de despedida), de Lola Blasco. Luis Paniagua compuso la música original del concierto, una elegía para despedir a los jóvenes que abandonan el país, por falta de trabajo. Un montaje de investigación para renovar el teatro político a partir de Brecht y de Piscator. Y una toma de conciencia sobre la resistencia que habitamos. La revolución de las ideas se corresponde con la de las formas y de las estéticas.

¿Cómo surge El Banquete, el proyecto que vais a presentar en el Ateneo?…
La idea de hacer El banquete surge de María Velasco, que coordinó a la dramaturgia, y de Sonia Sebastián, que se encargó de la dirección. Cinco dramaturgos: Alberto Conejero, Elena Lombao, Ana R. Costa, Sergio Martínez Vila y María Velasco, reescribieron los discursos del amor, a partir del original de Platón.

¿Cómo fue el proceso de creación?…
Escritos los discursos, Sonia Sebastián ofreció a los dramaturgos la posibilidad de que propusieran a los actores que podían interpretar sus discursos. Una vez formado el equipo, hicimos exploratorios sobre la clase social a la que podían pertenecer estos filósofos, su manera de comportarse en este tipo de reuniones y las posibles relaciones que podían surgir entre los comensales. Siempre con la comida de por medio o distintas catas de vinos. El equipo se compactó en seguida, la verdad. Y el resto, con la batuta de la Sebastián, fue rodado.

¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido, para crear tu personaje?…
A Sócrates lo condenaron por corromper a los jóvenes… Situé su juventud, la década en la que podía haber forjado sus cimientos, en el movimiento hippie, Todavía estamos bebiendo de la revolución sexual de los años sesenta, del amor libre, la marihuana, la experimentación con los alucinógenos y de todo un mundo sonoro. Se instaló una canción y un tempo: Across the universe, de los Beatles. Nothings gonna change my world…
¿Cómo preparas los personajes?…
Suelo trazar momentos de su biografía que le marcaron cambios de conciencia. Trato de documentarme todo lo que puedo y estar alerta de lo que me va dando la vida diaria. Para mi, lo importante es aproximarme a su carácter, sentir de dónde nace el discurso que trata de sostener y de su estado de conciencia en el momento que entra en acción.

¿Qué función crees que debe tener el teatro para la sociedad en la que vivimos? …
Vivimos la desaparición del especio público, de reunión. Cada día estamos más dispersos y el bombardeo de la información crea confusión. Creo que el teatro nos convoca para sacarnos del ruido del mundo y abrirnos un poco más los ojos a una verdad secreta. Esa que fecunda la conciencia. Tenemos que empezar por entender que sentido nos damos nosotros a nosotros mismos para saber qué tipo de sociedad queremos. Y el sentido también debe aprenderse, nos una cosa natural.
¿Te interesan las propuestas combativas y políticas?…
Claro que sí. Las ideas que mueven al hombre entroncan con la situación política en las que esas ideas se gestaron. Ahora que la democracia no nos ayuda porque no hay una verdadera comunidad, que estamos divididos por la economía, sin objetivos comunes, el teatro tendría que ser más abiertamente político. Es el momento de repensarse. Si no ahora, ¿cuándo?.

La Subida del IVA…
Tratan de hacer daño a la cultura y, por tanto, a la identidad del país. Nos duele, pero no nos paran.
Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis…
En vez de crisis di resistencia. Estamos en una resistencia y hay que planificar la resistencia. La otra palabra puede llegar a paralizarte.

Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
Citaría el repertorio de Pablo Messiez. Me interesa lo que cuenta, como lo cuenta, los climas que crea y adónde viajo como espectador.
Proyectos.
Tenemos Los bárbaros como distribuidora y como compañía. El proyecto es crear más visibilidad a la dramaturgia contemporánea; y más amortización del trabajo. Lo más inmediato, el estreno de Perfiles en escenario a la italiana. El 5 de abril, en La Elipa. Nos vamos de bolos con Günter, un destripador en Viena, a Burgos. Seguiremos en Madrid con El Banquete. Y estamos con la pre-producción de El arte de la guerra, una versión de Sergio Martínez Vila sobre el original de Sun Tzu.

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
26 de marzo de 2014 | Categorías: ENTREVISTAS | Tags: Across the universe, Alberto Conejero, Alcalá de Henares, Ana R. Costa, Ateneo, ‘El arte de la guerra’, Beatles., BORJA COBEAGA, Carlos Aladro, Carlos Vermut, cdn, cuarta pared, El banquete, Elena Lombao, En defensa( un concierto de despedida), fringe, Günter, Günter Brus, Huerta del Obispo del Palacio Arzobispal, Jesús Cracio, Juan Cavestany, LA CASA DE LA PORTERA, La Ceremonia de la confusión, Lola Blasco, Los bárbaros, Luis Paniagua, María Velasco, Miquel Insua, Nacho Vigalondo, pablo messiez, Perfiles, Sergio Martínez Vila, Sonia Sebastián, Sun Tzu | Deja un comentario
¿Qué es el teatro para ti?… Un pedazo intenso de existencia, una droga, aprendizaje, prueba/error, un lenguaje, una manera de entender la vida…
¿Por qué haces teatro?…Porque es mi oficio y la manera que tengo de expresarme.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actriz? …Empecé con el teatro en el instituto, se cruzó en mi vida Herminia una profesora de literatura amante del teatro, con ella montamos un grupo y la primera obra que hicimos fue La casa de Bernarda Alba y yo hice de Bernarda con 16 años, todavía me se los textos, de ahí pase a estudiar con Zulema Katz, después con Cristina Rota y en 2001 junto a Gustavo Gonzalo montamos nuestra propia compañía FunFanfarria, en todos estos años he participado en más 30 montajes, y en varias series, quizá lo que me gustaría es haber tenido la oportunidad de trabajar en cine, pero es muy complicado, hoy por hoy imposible.

Háblanos de tus últimos trabajos…En este último año, estrenamos «El Amante» en La Casa de La Portera y por primera vez hemos trabajado con Susana Gómez en la dirección, y ha sido todo un hallazgo, trabajar los textos de Pinter es un laberinto y parece que siempre estas perdido, que nunca has tomado la elección correcta, un reto. «Gente Abollada» un texto de Gustavo Gonzalo en el que llevaba mucho tiempo trabajando, que por fin pudimos llevar a escena, trabajamos con un elenco de cuatro actores, además de Gustavo y yo contamos María de Miguel, Celia Bermejo y Francesca Sorrentino al piano y a la voz, estuvimos en la Sala Triángulo durante mes y medio, después nos fue difícil retomar en otra sala, y ahora con Cabaret Magnético volvemos al cabaret, un formato que nos ha dado muchas alegrías y que ya llevamos haciendo más de diez años.

¿Cómo surge el proyecto de Cabaret magnético para usos rurales de Funfanfarria en Selectos Puraenvidia?…
Conocimos a Alberto cuando estuvimos haciendo El Amante en La Casa de la Portera, nos habló de su espacio Selectos Puraenvidia y nos pareció el marco perfecto para volver a hacer cabaret.
Háblanos de tu personaje…Hago varios personajes desde una diva pasada de rosca a una cantante-camarera adicta al tequila, pasando por una profesora de orgasmos…

¿Cómo ha sido el proceso creativo?…Una de las partes más complicadas es seleccionar los textos, adaptamos muchos textos de autores que nos gustan como Juan Cavestany, Slawomir Mrozek, Jim Jarmush, Dario Fó, Samuel Beckett, Paolo Sorrentino, etc…aunque Gustavo Gonzalo suele escribir el 50% de los textos. En los ensayos trabajamos improvisando los personajes y cuando entramos en texto los jugamos de mil formas diferentes, hasta que poco a poco vamos acotando y encajando todos los textos, es un puzzle en el que el orden de los números es muy importante, hay cambios muy rápidos y la música la lanzamos nosotros, hay que orquestar muchos elementos.

¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear tus personajes?…Muchos, desde los hermanos Marx hasta Berlanga, desde Lola Gaos a Gloria Swanson, todo el cine que he visto, todo el teatro que me ha emocionado, todos los profesores que me han enseñado, el teatro que me ha arrebatado, observar lo que hay a mi alrededor y tomar cañas y/o tequilas con mis amigos son a grosso modo mis referentes.
¿Cómo preparas los personajes?…¿Cuál es tu método?…Cada personaje lo preparo de una forma, no es lo mismo preparar una borracha en un número de 10 minutos a Sara h de El Amante de Pinter; en el primer caso trabajo mucho desde la intuición y haciendo una composición tanto física como psicológica más marcada, en el segundo caso preparar un personaje a fuego lento, intentar entenderlo desde el texto, pensar como pensaría, como huele, que le gusta, en este caso el trabajo con la directora Susana Gómez fue muy minucioso, a la hora de enfrentar un trabajo para mi no existe un METODO, cada actor es completamente diferente y hay métodos que a unos sirven y a otros no, lo ideal es estar en continua formación y no dejar de actuar que es la mejor forma de aprender.

¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…Enseñar una parte oculta del ser humano, poder vernos en nuestras pequeñas miserias, ser un espejo para entendernos mejor, pero también tiene que hacer reír, llevo muchos años haciendo cabaret en los pueblos más recónditos de España y hacer una buena función de cabaret y ver como la gente se ríe a carcajadas es algo que da sentido a este oficio tan duro. Espejo y carcajada podría ser un buena función.

¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Es una burrada lo que esta haciendo el gobierno en muchos sentidos, lo del IVA para una compañía como la nuestra supone, que si antes ganabas casi nada, ahora es, menos nada, una locura. En cuanto a los recortes en el teatro, nosotros nunca hemos recibido ninguna subvención y no porque no las hayamos pedido, con «Gente Abollada» hicimos un crowfounding para la producción, en cuanto a los recortes en el teatro público desconozco las cifras, pero los teatros del ayuntamiento están a la deriva y pasando a manos privadas, creo que es un debate que nos tenemos que plantear en la profesión, implicarnos en el funcionamiento de lo público pagado por todos que funciona como el cortijo de unos pocos, un desastre.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…Tesón,imaginación y muchas muchas ganas y algo más de amor.

¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…Varias, me quedo con «Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y ganas de triunfar»de Vaca 35, una propuesta sobre el texto de Las Criadas de Genet, un trabajo desgarrador, «Andre y Dorine», una belleza delicada y profundamente humana, «Mbig» un trabajo arriesgado con unas interpretaciones que te dejan sin aliento, con una dirección y espacio escénico únicos,»Intimidad»en la Sala Tu, una muy buena interpretación, un montaje directo y sencillo, la presentación del nuevo disco de LAB, que aunque no es estrictamente teatro, sus directos si lo son, humor fino y canciones surrealistas, un lujo.
Me encanta ir al teatro, a veces me quedo con las ganas de ver mas montajes, tengo el presupuesto ajustado.
¿Proyectos?…Volvemos con El Amante a una sala nueva que se llama OFF de La Latina y en Mayo queremos empezar otro proyecto,una obra de Harold Pinter y volver a trabajar con Susana Gómez.

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
20 de marzo de 2014 | Categorías: ENTREVISTAS | Tags: "El Amante" en La Casa de La Portera, "Gente Abollada", "Intimidad"en la Sala Tu, "Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y ganas de triunfar", "SELECTOS - PURAENVIDIA", André y Dorine, cabaret magnético, Celia Bermejo, Cristina Rota, Darío Fo, Francesca Sorrentino, Funfanfarria, Gloria Swanson, gustavo gonzalo, harold pinter, Jim Jarmush, Juan Cavestany, La casa de Bernarda Alba, Las Criadas de Genet, Lola Gaos, María de Miguel, MBIG, OFF de La Latina, sala triángulo, Samuel Beckett, sara nieto, Slawomir Mrozek, Susana Gómez, Vaca 35, Zulema Katz | Deja un comentario
Javier Gutiérrez nos habla de sus últimos proyectos en teatro como actor y productor.
¿Cómo surge el proyecto de EL TRAJE?…
Surge de las ganas de trabajar juntos Luis Bermejo y yo, y de la necesidad de hablar del momento actual que estamos atravesando (crisis, corrupción…). Para ello le pedimos a Juan Cavestany que escribiese un texto con esos ingredientes y que a ser posible fuese una comedia. A medida que iba escribiendo, nos dimos cuenta que era el director ideal para ponerlo en pie.

¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportaseis ideas en la dramaturgia y la puesta en escena?…
Sí, durante el proceso de ensayos iban apareciendo muchas ideas tanto desde la dirección como desde los actores, que ayudaban a entender mejor la historia que queríamos contar. En el trabajo de mesa previo se creó un clima de debate muy interesante. Cavestany tuvo una actitud muy humilde e inteligente, ya que en todo momento estuvo abierto a las propuestas de los actores por descabelladas que fueran, se probaba absolutamente todo. Lo que no funcionaba se caía por su propio pie. Y así consiguió que los actores nos sintiéramos parte importante de la creación en este proceso, gracias sobre todo a ese margen de confianza y respeto en el trabajo.
¿Hay algún referente técnico del que habéis partido los actores para crear los personajes?…
Desde la época de Animalario, en la que trabajamos los tres, hay un lenguaje común y una forma de hacer que compartimos. Juan nos dio una libertad total a la hora de componer los personajes. En mi caso tan solo me pidió hacer un tipo nada sofisticado, sino todo lo contrario, lo más reconocible posible. Un personaje como «El Pocero» como referente. Luis Bermejo dice que Cavestany en esta función da voz a personajes del extrarradio.
¿Cómo ha sido el proceso de ese «combate» escénico?…
Muy placentero. No tuvimos mucho tiempo para montar la función por compromisos anteriores, sólo veinte días, así que fue un trabajo muy intenso. Disfrutamos mucho, sobre todo testando la función en la sala Kubik, con vecinos del barrio.
Trabajas en televisión, cine…pero siempre que puedes vuelves al teatro…¿Es importante para ti?…
Siempre digo que el escenario es el lugar natural del actor. Y que medirse a diario con el público creo que le hace a uno mejor actor. No me importa el medio si la historia y el personaje son interesantes. Pero es cierto que en mi caso el teatro es una necesidad.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?…
Muy positivo. De un tiempo a esta parte he podido elegir los proyectos. Por ejemplo en «Woyzeck», independientemente del resultado, tuve la oportunidad de enfrentarme a un personaje capital en el teatro, que me permitió trabajar algo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora. En «Elling», pude combinar el drama y la comedia delirante en un montaje a medio camino entre lo comercial y lo alternativo. Y en «El Traje» queríamos, partiendo de un espectáculo muy sencillo, hacer un trabajo muy de actores. Y estamos satisfechos con el resultado.

¿Cómo ha sido la experiencia de producir teatro?…
Lo cierto es que le he cogido el gusanillo. Después de las experiencias de «Contraacciones» y «Elling», que fueron tan positivas, he repetido con «El Traje», en coproducción con Teatro del Zurdo. Sobre todo me interesa producir espectáculos donde el actor y la palabra sean lo más importante.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Entiendo que tiene que ser un espejo de nuestra sociedad, del mundo en el que vivimos. Y que puede entretener, divertir pero sobre todo debe invitar a la reflexión y a ser posible remover al espectador en la butaca. Prefiero que el espectador se sienta incómodo a que salga del teatro sin que le haya pasado nada, más allá de pasar un buen rato.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
La subida del IVA a la cultura me parece una auténtica salvajada. Además de sonarme a saldar cuentas pendientes por parte del gobierno del Partido Popular con la gente del cine y el teatro de este país por pronunciarnos en cuestiones políticas. Me emociona ver como los espectadores siguen, a pesar de esa subida brutal, acudiendo al teatro. Hoy en día, es una heroicidad levantar un proyecto al igual que acercarse a verlo.
¿Te preparas de manera distinta un personaje para tv, cine o teatro?…
Nunca dispones del mismo tiempo. Por eso prefiero el teatro, donde los procesos son más largos y donde el actor puede probar sin miedo a equivocarse. El cine es dinero, y si no lo hay eso quiere decir que tampoco hay tiempo paras ensayos. Es vital llegar y confiar en el director, además de tener clara la propuesta del personaje. Para eso ha tenido que haber con suerte algún ensayo o encuentros previos con el director, para ver cómo ve cada uno el papel. Y el mundo de la televisión ya es diferente. Mi experiencia es la de sálvese quien pueda, por eso le doy muchísimo valor a los buenos trabajos en la tele. Ahí, sí que el actor debe sacar al director que lleva dentro.
¿Cómo preparas los personajes?…
Hablar con el director es muy importante para mí. Que me dé su visión del personaje, referencias…Y a partir de ahí comienzo a trabajar. Le doy mucha importancia al vestuario, al aspecto externo y desde ahí trabajar lo interno. Suelo leer muchas veces el guión y procurar encontrar cosas nuevas en cada lectura. Y sobre todo estar muy abierto a indicaciones y pequeños hallazgos que vayan surgiendo en el trabajo.
¿Proyectos?…
Seguir con «El Traje» hasta diciembre. Después comenzaré a grabar nuevos capítulos de «Águila Roja» a la vez que ensayo el musical de «Ay, Carmela» que dirigirá Andrés Lima. Y tengo pendiente tres estrenos en en el cine, «A night in old México “ de Emilio Aragón, «Zipi y Zape y el club de la canica» de Oskar Santos y «Dos francos, 40 pesetas» de Carlos Iglesias.

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
12 de noviembre de 2012 | Categorías: ENTREVISTAS | Tags: 40 pesetas, A night in old México, Andrés Lima, Ay! Carmela, Águila Roja, Carlos Iglesias, Dos francos, El traje, Elling, Emilio Aragón, Javier Gutiérrez, Juan Cavestany, Luis Bermejo, Oskar Santos, SALA KUBIK, Woyzeck, Zipi y Zape y el club de la canica | Deja un comentario
El traje de Juan Cavestany en Kubik Fabrik
Los pulsos escénicos funcionan muy bien en teatro, en nuestra memoria están La huella, El veneno del teatro…piezas que permiten que dos actores se midan en escena y mantengan atrapado al público en un combate piscológico y dialético. El traje, es una pieza escrita y dirigida por Juan Cavestany que por momentos nos recuerda a Pinter en el Montaplatos o al Esperando a Godot de Beckett. Hay mucho absurdo y extrañamiento en esta situación anodina producida por la compra de un traje que desencadena en un final inesperado y sorprendente. Pero lo que hará que el público acuda allá donde se represente esta función, es el placer por disfrutar del combate cuerpo a cuerpo que realizan Javier Gutiérrez y Luis Bermejo, los dos actores están espléndidos, llenos de matices, con una entrega descarnada y generosa para dar piel y locura a esos dos pobres hombres metidos en un callejón sin salida del que no saben cómo salir. Teatro de actores, teatro al fin.
Adolfo Simón

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
25 de octubre de 2012 | Categorías: CRÍTICAS, TEATRO | Tags: BECKETT, El Montaplatos, El traje, Esperando a Godot, Javier Gutiérrez, Juan Cavestany, KUBIK FABRIK, Luis Bermejo, Pinter | Deja un comentario
Debe estar conectado para enviar un comentario.