MEMORIA POÉTICA DEL SIGLO XX EN ESPAÑA
CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL
TEMPORADA 2014-2015
TEATRO MARÍA GUERRERO
LECTURAS
MEMORIA POÉTICA DEL SIGLO XX EN ESPAÑA
SELECCIÓN, DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: RAÚL FUERTES
UN VIAJE EN CUATRO ACTOS A TRAVÉS DE LA POESÍA ESPAÑOLA
EN CASTELLANO DEL SIGLO XX
I) HASTA 1939
10 NOVIEMBRE
Lectura: Carlos Hipólito y Kiti Mánver
II) LOS AÑOS 40, 50 y 60
22 DICIEMBRE
III) LOS AÑOS 70
19 ENERO
IV) LOS AÑOS 80 y 90
2 FEBRERO
Siguientes lecturas II, III y IV con:
Luis Bermejo, José Coronado, Ana Fernández,
Blanca Portillo, Natalie Poza
CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL
TEATRO MARÍA GUERRERO
c/Tamayo y Baus, 4
Madrid
Más info en:
http://cdn.mcu.es/
Jugadores de Pau Miró en los Teatros del Canal
Reparto de lujo para una historia simple, la de cuatro hombres que juegan una partida de cartas y terminan embarcados en un juego mucho más peligroso. Jugadores es una radiografía de las relaciones humanas, de la parte oscura e inaccesible que esconde todo el mundo, salpicada de humor y, claro, de un saludable espíritu lúdico. Con estas palabras describe el autor y director lo que se supone que es Jugadores y sin embargo, es, a mí modo de ver, mucho más, gracias a que la obra no transita por la placidez de una partida entre amigos si no que se sumerge en los miedos y fantasmas que estos cuatro «hombres invisibles» tienen instalados en su día a día. En estos tiempos de crisis, tener más de cincuenta años y no haber resuelto la vida económica y afectivamente, te deja fuera de juego, del juego de cualquier partida. Los personajes y sus relaciones están llenos de sorpresas y enigmas que el público deberá resolver al ir a ver la función. No se pierdan el trabajo de cuatro esplendidos actores como son: Jesús Castejón, Luis Bermejo, Ginés García-Millán y Miguel Rellán.
Adolfo Simón
Carmen Ruíz nos habla de su trayectoría como actriz
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro es una parte muy importante de mi vida. Contar historias, el aquí y ahora, el trabajo en equipo… son algunas de las muchas cosas que me motivan y llenan de ilusión para hacer teatro. El teatro te hace estar con los pies en la tierra. Siempre alerta ya que es un arte que se crea y desarrolla a cada instante.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actriz?…Háblanos de tus últimos trabajos…
He tenido la oportunidad y la suerte de formar parte de proyectos muy diferentes tanto en cine, televisión y teatro que me han aportado muchas satisfacciones como actriz, aunque aún me queda mucho por aprender y hacer.
Actualmente se está emitiendo la tercera temporada de «Con el culo al aire» en la que participo. También se estrenó en cine «La vida inesperada» una preciosa película de la que me siento muy orgullosa de formar parte. Y ahora estar en «Las dos Bandoleras» en el Teatro Pavón es para mi muy importante y satisfactorio.
¿Cómo surge tu participación en el proyecto de Las Bandoleras?…
Surge de una llamada de Carme Portaceli, la directora, proponiéndome el personaje de Doña Inés. Me encantó la dramaturgia que habían hecho Carme y Marc Rosich y el proyecto me pareció un estupendo reto profesional.
Háblanos de tu personaje…
Inés es una mujer sensible, valiente y muy inteligente. Va siempre por delante de los acontecimientos. Es la mayor de las dos hermanas y la que pone el punto de cordura.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?…Háblanos del trabajo con la directora de escena…
Ha sido un proceso estupendo tanto con el verso como con el trabajo físico. Carme es una gran directora, sensible, generosa, clara y muy concreta a la hora de dirigir.
Hemos contado con Gabriel Garbisu como asesor de verso con el que hemos hecho un trabajo muy meticuloso.
Además hemos tenido que trabajar varias coreografías de esgrima. Ha sido extraordinario y hemos tenido la gran suerte de contar con Jesús Esperanza y Kike Inchausti como maestros.
¿Cómo preparas los personajes?…¿Cuál es tu método?…
Eso depende mucho del tipo de personaje y del proyecto. Lo primero siempre es hacer un buen análisis del texto. Pero no tengo el mismo método para todo y voy siempre muy abierta para poder hacer con libertad todo lo que el director me proponga y todo lo que vaya surgiendo con los compañeros. Me gusta sorprenderme y que me sorprendan.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que el teatro debe hacer pensar, soñar, divertir, conmover e intentar no dejar indiferente al espectador.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Es tremendo. Entre la subida de impuestos y el recorte en las subvenciones hacer una obra de teatro es una heroicidad. Aunque creo que a nivel artístico en estos momentos hay muy buenas ideas y muchos profesionales extraordinarios, la situación no acompaña.
Todo esto aleja al público que se piensa mucho qué ir a ver porque no se lo puede permitir.
Distanciar a la sociedad de la cultura es una tragedia y es lo que está pasando.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Sería muy osado por mi parte hacer ningún tipo de sugerencia. Lo que pienso es que hay que seguir adelante, confiar en las historias que queremos contar, en el talento de tantos buenos profesionales que tenemos y seguir luchando por un teatro de calidad. Seguir teniendo hambre de llegar al público. Seguir. No tirar la toalla.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
El minuto del Payaso un fantástico espectáculo dirigido por Fernando Soto con un brillante Luis Bermejo.
«La cortesía de España» dirigido por Josep María Mestres de la Joven Compañía de CNTC que también me gustó mucho.
Ahora no puedo ver mucho más porque estoy con funciones de martes a domingos. En cuanto terminemos en el Pavón me pondré al día.
¿Proyectos?…
De momento «Las dos bandoleras»
De payasos y funcionarios
Cuando alguien quiere insultar a otro, le dice…¡Eres un payaso!…y no sabe que en realidad, está diciéndole que pertenece a uno de los oficios más hermosos del mundo. Los payasos no tienen vida más allá de su nariz, lloran en los camerinos y gritan en las azoteas pero cuando salen a escena, entregan su corazón de papel secante para provocar una sonrisa al espectador que ha venido al teatro para olvidar su realidad…¿Su realidad?…¿Y si la realidad fuese lo que soñamos?…¿Y si en realidad nuestra vida fuese un sueño?…¿Qué habrá cuando despertemos y dejemos de hablar a solas reflejados en un espejo que se ha quedado dormido dentro de una maleta?. El minuto del payaso que por suerte se ha prorrogado unos jueves en Kubik es la oportunidad que tenemos para entrar en la privacidad del payaso y sus miedos, sus recuerdos, sus deseos, sus fracasos…y podamos ver la vida de otro modo, viva… la vida viva encarnada en la piel de un actor espléndido como es Luis Bermejo. Por suerte, los artistas no siempre son pasto de los desalmados funcionarios que tienen como cometido contabilizar el arte por puntos y a partir de aquí, sellar la carpeta del proyecto o creador…y dejarle en un sótano que huele a podrido y cerrado. Vitalicios en la Sala Mirador nos sienta ante el ritual rutinario de tres seres absurdos que ahogan su mediocridad y su falta de creatividad en la tarea de anular o eliminar a los que realmente se juegan la vida en el arte, dentro o fuera de un escenario…Son tan crueles verdugos que a veces, ejecutan de manera simbólica a los que basan su vida en imaginar otros mundos. Pero está claro, en tiempos de crisis, lo primero que hay que hacer desaparecer del mapa es a los artistas y a los viejos, ambos no valen para nada.
Adolfo Simón
Fernando Soto nos habla de su experiencia y colaboración con José Manuel Mora en Autopsia
Balance de vuestra trayectoria…Como actor, Fernando Soto ha estado ligado durante varios años al Teatro de La Abadía, participando en obras como Sobre Horacios y Curiacios, Premio Max al Mejor Espectáculo 2005; La melancolía de King Kong, con texto de José Manuel Mora; o Medida por Medida, dirigida por Carlos Aladro. Se le ha podido ver, además, en espectáculos como La Avería, dirigido por Blanca Portillo; Alejandro y Ana (Lo que España no pudo ver del banquete de boda de la hija del presidente), a cargo de la compañía Animalario; o Madre Coraje y sus hijos, producción del Centro Dramático Nacional. Como director, ha llevado a escena las piezas Hamster, Al final todos nos encontraremos, Así pasan los días, Rulos, Prohíbido besar y Mejorcita de lo mío (de la que también es coautor). Para EscenaTe ha dirigido montajes menos convencionales como Sueño y capricho, El encanto de Lugo y La pintura a escena. El siglo XIX en el Museo del Prado. Ha interpretado papeles en los largometrajes Celda 211, Una palabra tuya y La suerte dormida y es actor habitual en varias series de televisión.
José Manuel Mora es autor, dramaturgo y profesor. Cursó estudios de Dramaturgia y Dirección de Escena en la Real Escuela Superior de Arte Dramático y amplió su formación en Londres, Ámsterdam y Berlín. Entre sus obras se encuentran Trevélez (Me muero de amor), Cancro, La bendita pureza, Vértigo, Los cuerpos perdidos, Mi alma en otra parte y La melancolía de King-Kong. Sus textos han recibido numerosos premios y se han representado en espacios europeos como el Jerwood Theatre Upstairs del Royal Court Theatre de Londres, el Festival Internacional de Varsovia y el Berliner Festspiele, entre otros.
¿Cómo surge el proyecto que presentáis en Escena Contemporánea?…¿De qué va la obra?…
Este proyecto nace del encuentro entre dos creadores, José Manuel Mora dramaturgo y Fernando Soto actor y director, al que se incorpora más tarde la escenógrafa Monica Boromello. A partir de una ayuda a la creación del matadero de Madrid y el marco de DRAFT.INN, espacio de reciente creación que en la ciudad de Madrid reúne a un colectivo de jóvenes creadores en un proyecto de trueque de experiencias y reflexión cultural, donde experimentar las artes escénicas del siglo XXI. Nace de la necesidad de diseccionar la realidad como partes integrantes de la misma, es decir bucear en los resortes que mueven al ser humano y que le llevan a ser consciente de algo que muchas veces es inercia pura:su propia vida. Ser consciente de su propia vida con la consecución implícita de la muerte( pero no muerte como un estado físico única y exclusivamente sino como la parte integrante de una dualidad) y de la convivencia entre dichas partes..No pretendemos plantear un espectáculo donde se enjuicie o se dogmatice nada, buscamos ahondar en el concepto de comunicación con el espectador a través de un acto de consciencia sin ningún tipo de moralina alguna sino aludiendo a su contenido activo: ser conscientes. Pretendemos ser ese filtro por el que pase toda la información, ser el espejo dónde el espectador pueda elegir mirarse o no. Autopsia es una necesidad de comunicar no una obligación de imponer. Autopsia es un ejercicio de autocuestionarse tanto actor como espectador.
En Autopsia (Fábula moral en tiempos de crisis) hay un hombre. Una isla. El dolor inconmensurable de la pérdida del ser querido. Hay una fractura con el mundo, una necesidad de volver al epicentro de la catástrofe. Hay también un encuentro. Un encuentro convertido en esperanza de calma, de renacimiento.
¿Cómo fue el proceso dramatúrgico y de montaje de la obra?…
El proceso dramatúrgico dura aproximadamente un año y se ha basado en diversos encuentros, largas conversaciones y continuas referencias y estudio sobre la obra de diversos autores, los cuales giraban todos entre esa contraposición entre lo vida y la muerte, lo vivo y lo caduco. Nuestra intención era ir diseñando (en torno al trabajo de mesa) a partir de una idea motor el espectáculo, tanto a nivel de escritura como de estética. Queríamos soñar el espectáculo, visualizarlo, darle forma en nuestro imaginario. De este trabajo salen seis borradores del texto y tres esquemas de escenografía, totalmente abiertos a ser modificados en el proceso de montaje, pero lo que nos facilita tener claro el camino de lo que si debe permanecer intocable a la hora de ponerlo en pie. En estos momentos estamos en la penúltima semana de ensayos, y el texto ha variado, se ha ido descargando para quedar lo que creemos esencial. Podemos decir que durante todo este proceso hemos generado muchísimo material para intentar llegar al germen de lo que queríamos contar.
¿Conoces la obra de otros creadores contemporáneos en España?…
Si, conozco la obra de bastantes creadores contemporáneos en España y creo que en este país hay gente que propone un teatro interesante y comprometido, otra cosa es que haya circuitos para poder mostrar esos trabajos.
¿Qué opinas de la programación de Escena Contemporánea XIII?…
Me parece una programación plural y comprometida con la realidad que vivimos. Además me parece que en esta edicion como en tantas otras se han vuelto a hacer malabares ajustandose a presupuestos y medios para hacer llegar al publico un teatro actual. No lo digo de verdad porque yo este incluido en esta programación, lo pienso honestamente. Creo que Salva Bolta y su equipo han hecho un esfuerzo titánico por sacar esta edición adelante.
¿Qué función crees que ha de tener hoy la creación contemporánea para la sociedad en la que vivimos?…
No debe distraer o entretener, debe plantear y cuestionar. Creo que debe ser un espejo donde mirar qué estamos haciendo bien y que mal. Debe plantear preguntas que movilicen, que nos ayuden a creer que las cosas se pueden hacer de otra manera que no sea la establecida.
¿Qué te motiva o inspira para realizar proyectos que mostrar en vivo?…
Mi máxima inspiración es el ser humano. Es alguien el cual intento comprender desde que empezó en esto, intentar comprender como funciona, cual es su mecanismos. Para mi tiene mucho de antropología el teatro
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro para la escena alternativa?…
El teatro alternativo siempre ha estado afectado por una cosa u otra. Pero ahora esta situación es como si ya acabaran por asfixiarlo. Esta afectando y mucho, me entristece ver como compañeros que han trabajado hasta la saciedad para sacar una sala o un proyecto adelante tienen que echar el cierre. También siempre he cuestionado el termino «alternativo». Yo siempre he dicho que esa etiqueta para mi es porque no nos dejan otra alternativa. Si abrieran más los grandes teatros a otro tipo de lenguaje, la cosa funcionaria de otra manera, no se trata solo de economía en las producciones, es más una cuestión de lenguajes.
¿Qué obra de teatro, danza o performance has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
«El traje». Me pareció una propuesta arriesgada y diferente. Un gran trabajo.
¿Cómo ves la creación contemporánea en el lugar donde trabajas?…
Veo que hay mucha gente que quiere buscar nuevos caminos e investigar diferentes lenguajes escénicos, lo malo es que el circuito de exhibición para este tipo de lenguajes cada vez es más reducido.
¿Alguna idea para seguir creando en tiempos de crisis?…
Trabajar y seguir creyendo en lo que uno hace, y sobre todo creer que hay público que le interesa lo que hacemos, que desgraciadamente muchas veces se le subestima
¿Proyectos?…
Intentar que este montaje crezca a partir de su estreno en este festival. Por otro lado seguir colaborando con Draftinn en nuevas propuestas que estamos dándoles vueltas. Intentar montar una versión de Cámara Lenta de Pavlosky y seguir de gira con Yo soy don Quijote de la mancha dirigida por Luis Bermejo.
Javier Gutiérrez nos habla de sus últimos proyectos en teatro como actor y productor.

Javier Gutiérrez nos habla de sus últimos proyectos en teatro como actor y productor.
¿Cómo surge el proyecto de EL TRAJE?…
Surge de las ganas de trabajar juntos Luis Bermejo y yo, y de la necesidad de hablar del momento actual que estamos atravesando (crisis, corrupción…). Para ello le pedimos a Juan Cavestany que escribiese un texto con esos ingredientes y que a ser posible fuese una comedia. A medida que iba escribiendo, nos dimos cuenta que era el director ideal para ponerlo en pie.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportaseis ideas en la dramaturgia y la puesta en escena?…
Sí, durante el proceso de ensayos iban apareciendo muchas ideas tanto desde la dirección como desde los actores, que ayudaban a entender mejor la historia que queríamos contar. En el trabajo de mesa previo se creó un clima de debate muy interesante. Cavestany tuvo una actitud muy humilde e inteligente, ya que en todo momento estuvo abierto a las propuestas de los actores por descabelladas que fueran, se probaba absolutamente todo. Lo que no funcionaba se caía por su propio pie. Y así consiguió que los actores nos sintiéramos parte importante de la creación en este proceso, gracias sobre todo a ese margen de confianza y respeto en el trabajo.
¿Hay algún referente técnico del que habéis partido los actores para crear los personajes?…
Desde la época de Animalario, en la que trabajamos los tres, hay un lenguaje común y una forma de hacer que compartimos. Juan nos dio una libertad total a la hora de componer los personajes. En mi caso tan solo me pidió hacer un tipo nada sofisticado, sino todo lo contrario, lo más reconocible posible. Un personaje como «El Pocero» como referente. Luis Bermejo dice que Cavestany en esta función da voz a personajes del extrarradio.
¿Cómo ha sido el proceso de ese «combate» escénico?…
Muy placentero. No tuvimos mucho tiempo para montar la función por compromisos anteriores, sólo veinte días, así que fue un trabajo muy intenso. Disfrutamos mucho, sobre todo testando la función en la sala Kubik, con vecinos del barrio.
Trabajas en televisión, cine…pero siempre que puedes vuelves al teatro…¿Es importante para ti?…
Siempre digo que el escenario es el lugar natural del actor. Y que medirse a diario con el público creo que le hace a uno mejor actor. No me importa el medio si la historia y el personaje son interesantes. Pero es cierto que en mi caso el teatro es una necesidad.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?…
Muy positivo. De un tiempo a esta parte he podido elegir los proyectos. Por ejemplo en «Woyzeck», independientemente del resultado, tuve la oportunidad de enfrentarme a un personaje capital en el teatro, que me permitió trabajar algo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora. En «Elling», pude combinar el drama y la comedia delirante en un montaje a medio camino entre lo comercial y lo alternativo. Y en «El Traje» queríamos, partiendo de un espectáculo muy sencillo, hacer un trabajo muy de actores. Y estamos satisfechos con el resultado.
¿Cómo ha sido la experiencia de producir teatro?…
Lo cierto es que le he cogido el gusanillo. Después de las experiencias de «Contraacciones» y «Elling», que fueron tan positivas, he repetido con «El Traje», en coproducción con Teatro del Zurdo. Sobre todo me interesa producir espectáculos donde el actor y la palabra sean lo más importante.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Entiendo que tiene que ser un espejo de nuestra sociedad, del mundo en el que vivimos. Y que puede entretener, divertir pero sobre todo debe invitar a la reflexión y a ser posible remover al espectador en la butaca. Prefiero que el espectador se sienta incómodo a que salga del teatro sin que le haya pasado nada, más allá de pasar un buen rato.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
La subida del IVA a la cultura me parece una auténtica salvajada. Además de sonarme a saldar cuentas pendientes por parte del gobierno del Partido Popular con la gente del cine y el teatro de este país por pronunciarnos en cuestiones políticas. Me emociona ver como los espectadores siguen, a pesar de esa subida brutal, acudiendo al teatro. Hoy en día, es una heroicidad levantar un proyecto al igual que acercarse a verlo.
¿Te preparas de manera distinta un personaje para tv, cine o teatro?…
Nunca dispones del mismo tiempo. Por eso prefiero el teatro, donde los procesos son más largos y donde el actor puede probar sin miedo a equivocarse. El cine es dinero, y si no lo hay eso quiere decir que tampoco hay tiempo paras ensayos. Es vital llegar y confiar en el director, además de tener clara la propuesta del personaje. Para eso ha tenido que haber con suerte algún ensayo o encuentros previos con el director, para ver cómo ve cada uno el papel. Y el mundo de la televisión ya es diferente. Mi experiencia es la de sálvese quien pueda, por eso le doy muchísimo valor a los buenos trabajos en la tele. Ahí, sí que el actor debe sacar al director que lleva dentro.
¿Cómo preparas los personajes?…
Hablar con el director es muy importante para mí. Que me dé su visión del personaje, referencias…Y a partir de ahí comienzo a trabajar. Le doy mucha importancia al vestuario, al aspecto externo y desde ahí trabajar lo interno. Suelo leer muchas veces el guión y procurar encontrar cosas nuevas en cada lectura. Y sobre todo estar muy abierto a indicaciones y pequeños hallazgos que vayan surgiendo en el trabajo.
¿Proyectos?…
Seguir con «El Traje» hasta diciembre. Después comenzaré a grabar nuevos capítulos de «Águila Roja» a la vez que ensayo el musical de «Ay, Carmela» que dirigirá Andrés Lima. Y tengo pendiente tres estrenos en en el cine, «A night in old México “ de Emilio Aragón, «Zipi y Zape y el club de la canica» de Oskar Santos y «Dos francos, 40 pesetas» de Carlos Iglesias.
El traje de Juan Cavestany en Kubik Fabrik
El traje de Juan Cavestany en Kubik Fabrik
Los pulsos escénicos funcionan muy bien en teatro, en nuestra memoria están La huella, El veneno del teatro…piezas que permiten que dos actores se midan en escena y mantengan atrapado al público en un combate piscológico y dialético. El traje, es una pieza escrita y dirigida por Juan Cavestany que por momentos nos recuerda a Pinter en el Montaplatos o al Esperando a Godot de Beckett. Hay mucho absurdo y extrañamiento en esta situación anodina producida por la compra de un traje que desencadena en un final inesperado y sorprendente. Pero lo que hará que el público acuda allá donde se represente esta función, es el placer por disfrutar del combate cuerpo a cuerpo que realizan Javier Gutiérrez y Luis Bermejo, los dos actores están espléndidos, llenos de matices, con una entrega descarnada y generosa para dar piel y locura a esos dos pobres hombres metidos en un callejón sin salida del que no saben cómo salir. Teatro de actores, teatro al fin.
Adolfo Simón
José Ramón Fernández, dramaturgo
José Ramón Fernández, autor teatral y novelista nos habla en la siguiente entrevista de su momento creativo actual y sus proyectos.
¿Cuál ha sido tu último trabajo como dramaturgo presentado escénicamente?…
Mi último trabajo ha sido Yo soy Don Quijote de la Mancha, que se ha estrenado en el Festival de Almagro el 5 de julio, dirigido por Luis Bermejo y producido por Metrópolis Teatro. En los carteles verás que pone «dramaturgia de». He recogido fragmentos de la novela, frases, detalles, y he escrito un texto en el que hay una gran cantidad de escritura original, utilizando muchas palabras de Cervantes y, por supuesto, a Don Quijote y Sancho. Los críticos no saben si decir que es una adaptación o una obra nueva. Yo creo que ese es el trabajo del dramaturgo, desde Guillem de Castro a Christopher Hampton.
¿Adáptación…Texto original? ¿Cómo surgió la propuesta?…
La propuesta vino de Natalia Menéndez, directora del Festival: hacer un Quijote esencial, que iba a interpretar José Sacristán. Al principio se valoró que fuera un monólogo, yo consideré que necesitaba la mirada de Sancho… cuando se me ocurrió dibujar a Sanchica encontré la clave contemporánea que necesitaba. Más tarde, hablando con Luis Bermejo, el director, surgió la posibilidad de abrir ese universo a la fórmula de teatro dentro del teatro, que nos permitía romper las costuras de la novela para dialogar con el mito. Desde el principio decidí que quería que una buena parte de lo que dijeran los personajes fuesen frases de la novela. Ahora jugamos a ver quién adivina de dónde sale cada frase.
¿Qué diferencia para ti una versión de una adaptación?…
Tengo alguna experiencia, una docena de estrenos, más o menos. En la versión existe tu mirada. La adaptación es algo técnico: ajusta tiempo, espacios, personajes, para que esta compañía pueda hacer esta función. Pero los límites entre los dos trabajos a veces son muy difíciles de percibir; incluso a veces ves que te han puesto en el cartel como versión lo que era una traducción, sin más. Por otra parte, la versión se completa en la puesta en escena. En el trabajo que hice con Lavelli sobre El Avaro, la mirada de Jorge dibujó ese Harpagón totalmente distinto del estereotipo, por ejemplo; algo que no podíamos hacer sólo sobre el papel.
¿Cómo es el proceso de escritura de un texto original?…
Yo parto de una pregunta, de algo que me llama la atención. Veo algo que me provoca y me lleva a preguntarme sobre lo que veo. A partir de ahí, intento habitar el lugar en que sucede, ver moverse a los personajes, oírles, unas preguntas llevan a otras… es un proceso lento en el que la escritura, la poesía, llega hacia el final. Con todo ese material, me pongo el mono de dramaturgo y trato de darle forma para el escenario: la estructura, la elección del uso o no de didascalias… Finalmente, el diálogo con los otros, el director, los actores, el equipo artístico y de producción. Trato de ser parte de un equipo.
¿Se puede aprender una técnica para escribir teatro?…
Se puede aprender lo que han hecho otros para conocer modos de resolver problemas y usarlos si los quieres usar. El conocimiento de la técnica no perjudica al artista, ese es uno de los conceptos básicos en música o pintura. Sherlock Holmes no era solo un genio de la deducción: había estudiado todos los crímenes del último siglo, de modo que muy a menudo encontraba precedentes en los modos de hacer de sus criminales. Yo encuentro en Sófocles o en Moliere técnicas que usa David Mamet.
¿Qué texto o puesta en escena te ha interesado de lo que has visto ultimamente?…
En directo, dos cosas de las últimas semanas: SOS en la Triángulo, de mis amigos de El Zurdo Teatro; una propuesta especial, con actores haciendo personajes y el músico Tozo haciendo de sí mismo, con buenos actores, momentos de gran poesía y el descubrimiento de Luis Crespo como director de escena. Y Duda razonable, de Borja Ortiz de Gondra, en Cuarta Pared: un texto magníficamente escrito, maduro y sabio, que si lo hubiera firmado Stoppard se estarían dando de hostias por él muchos productores y directores, con una impecable puesta en escena. Y en vídeo – veo muchísimo teatro en vídeo – he visto hace pocos días un montaje que me ha conmovido por su hondura en la búsqueda y porque lo he sentido muy cercano: Veraneantes, de Miguel del Arco y su grupo Kamikaze.
¿Qué proyectos tienes a corto plazo?…
Ahora, la compañía Palmira Teatro ensaya un texto enteramente original, Mi piedra Rosetta, que dirigirá David Ojeda. Se iba a estrenar en el Festival Madrid Sur, pero ha desaparecido, parece que el estreno será en Leganés a final de noviembre. Será mi último texto de teatro durante un tiempo, porque me he metido en una novela y porque siento que me he vaciado en la escritura de esta obra, volviendo al riesgo y a la desnudez con que escribí La tierra y cavando muy muy hondo. La propuesta de Palmira fue: tenemos estos cuatro actores y este director, escribe lo que quieras y tarda lo que necesites. Ha sido un proceso maravilloso que he podido disfrutar sin los agobios de otros encargos. Estoy aprendiendo mucho con David y con todo el equipo.
¿Cómo ves la realidad del teatro que se hace en nuestro país?…
Hasta hace un par de años: un próspero teatro de consumo (comedias, stand-up, variedades…); un poderoso teatro público con grandes títulos clásicos que ha atendido singularmente en los últimos ocho años (CDN y Español) a autores de mi generación, nacidos en los sesenta; y un circuito alternativo brillante, lleno de propuestas interesantes en el que está surgiendo una nueva generación que me ilusiona. De dos años para acá: una situación de zozobra económica (y de criterios) en la que corre peligro, sobre todo, este tercer modo, y por ello el desarrollo de la creación más joven.
¿Crees que va a cambiar el panorama de producción teatral tras los recortes en cultura?…
Va a suponer un ajuste brutal y se va a empobrecer mucho el panorama: cierran compañías, salas, festivales… Como he dicho, lo más preocupante es que puede dificultar el desarrollo de los procesos de creación más jóvenes y más arriesgados. Por otra parte, aquella expresión que acuñó nuestra amiga Itziar Pascual hace casi veinte años, «producciones amigo mío», nunca nos ha abandonado del todo. Nos podrán impedir vivir del teatro que hacemos. Pero no nos pueden impedir hacer el teatro que queremos hacer. Hemos crecido viendo a Brook hacer milagros con una caja. Haremos lo que queramos, no lo que quieren los que pretenden decidir qué teatro es el correcto.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
La que me hacía mi bisabuela: ten paciencia. No hay que correr, no hay que dejarse llevar por el ansia. Precisamente, porque no hay «mercado», o eso nos dicen, podemos no correr, saborear el proceso y mantener vivo un proyecto, no estrenarlo donde sea, no matarlo a las tres semanas, no meternos a montar otra cosa, seguir investigando en lo que hacemos. Despacio. Sin prisa.
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