Gloria Muñoz: El teatro, para mí es…Crear preguntas en la cabeza de los espectadores y provocarles para que busquen respuestas.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
Mis inicios se remontan a mis seis años haciendo de Mariposa en la obra «Lentejita» de la Galería Salesiana.
Después, mis inicios profesionales se dan en 1965, primero en el Festival de Hita y enseguida en la Compañía de Amelia de la Torre y Enrique Diosdado.
Luego, en un giro fundamental para mí en 1970, me incorporo a Tábano y al Teatro Independiente.
Allí todos realizábamos otras facetas…yo estuve llevando la pasta (me refiero a la economía de la compañía) unas veces, preparando las giras otras, ayudando a montar los focos, ayudando en la realización de vestuario…y en dos montajes formé parte del equipo de dirección.
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
Para mí el teatro es básicamente mi profesión, una profesión con la que me gano la vida trabajando mucho (cuando hay trabajo), pero pasándolo muy bien.
Dentro de eso, es una forma de hablar de la realidad, de crear preguntas en la cabeza de los espectadores y de provocarles para que busquen respuestas.
Hago teatro porque es lo que he querido hacer desde mi adolescencia y he ido aprendiendo a hacerlo y a disfrutarlo.
¿Qué balance harías sobre tu larga trayectoria?…
Cuando trato de hacer un balance, siempre tengo una extraña sensación de que estoy empezando…de que aún no he dado el paso importante para estar plenamente dentro del teatro.
Pero, aparte de esa impresión, creo que he tenido la suerte de hacer personajes muy hermosos, muy complejos, en funciones casi siempre estupendas, la suerte de trabajar con directores extraordinarios que me han enseñado muchísimo y con textos de autores de los que saben crear personajes de verdad.
¿En qué ha cambiado el teatro de tus inicios a hoy?…
En el terreno formal, el desarrollo de las tecnologías ha ido añadiendo posibilidades que, cuando están bien empleadas, sea con grandes presupuestos o con pocos medios, ayudan al desarrollo de las funciones, aunque a veces no son más que fanfarria que entorpece el buen desarrollo del texto.
Un cambio muy importante es la desaparición de la censura explícita. Quiero decir que ahora los que hacemos una función de teatro, desde el autor al actor…nos autocensuramos, demasiado diría yo, y después los productores y los programadores ejercen otra censura a la hora de llevar una obra a la cartelera. Pero, cuando yo empecé las funciones tenían que ser revisadas varias veces por la censura propiamente dicha: eso provocaba ejercicios maravillosos de ingenio para sortearla, juegos de palabras, dobles sentidos, guiños continuos al espectador que se convertía en cómplice.
Hay otro cambio en el terreno profesional. Mis inicios fueron en una época en que luchamos mucho por conseguir derechos laborales. Luego hubo un tiempo en que éstos se respetaron. Pero ahora, como ocurre en todas las profesiones en este país, ha habido un retroceso que aprovecha el miedo a no tener o a perder el trabajo, de manera que se trabajan más horas, los salarios han bajado, muchas veces no se respeta el día de descanso, o se olvida que somos trabajadores por cuenta ajena…en fin que hay que volver a empezar.
¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Sobre todo la de ser un reflejo vivo de la propia sociedad. Que la gente se reconozca y llegue a conclusiones.
Es muy importante que esté muy vivo, porque ese es el interés actual del teatro frente al cine, la tele o, como dicen los contratos actuales, cualquier otro dispositivo inventado o por inventar. En el teatro el espectador respira y siente al mismo tiempo que el actor y así reconoce los sentimientos y las emociones de una forma más directa, se siente implicado en lo que está viendo y reflexiona.
¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
Este último año, tomado a fecha de hoy, he estado de gira con «Emilia» , una función escrita y dirigida por Claudio Tolcachir, que nos ha dado muchas satisfacciones. Era un trabajo muy emocional y muy sincero donde lo pasábamos muy bien sufriendo mucho.
He participado en una serie de TV, «Bajo sospecha» que ha sido un gran éxito de audiencia.
Y desde febrero estoy inmersa en esta función «El señor Ye ama los dragones» que nos está proporcionando muchas alegrías a todo el equipo.
¿Cómo surgió tu participación en El señor Yi…?…Háblanos de este trabajo…
A mediado de Enero me llamaron del Español para proponerme esta función. Nada más leerla, dije que sí. El texto de Paco Bezerra me pareció excelente, original, que habla de la actualidad, de lo que está pasando, incisivo y muy divertido y el personaje estupendo, con muchas capas y un lado muy oscuro que me apeteció muchísimo. Y además tenía ganas de trabajar con Luis Luque, así que, de cabeza…
Ha sido un trabajo muy interesante, partiendo de crear equipo… porque ninguno habíamos trabajado juntos antes y el resultado en cambio, es muy empastado como sí lleváramos toda la vida haciendo funciones. Tuvimos que ponernos de acuerdo en desde dónde íbamos a trabajar, con qué estilo, aprender a mirarnos y entendernos y desde allí poner de pie una función extraña, parte sainete, parte thriller, parte futurista.
¿Cómo creas tus personajes?…¿Tienes un método?…
Mi método es absolutamente ecléctico. Empecé aprendiendo Declamación, Expresión Corporal (se llamaban así). Luego hice todos los cursos y cursillos que me pasaron por delante, y sobre todo, he absorbido todo lo que me gustaba de las actrices grandísimas que veía y veo.
Luego, cada personaje se crea un poco en función del tipo de obra y del director: no es lo mismo hacer Las Troyanas con Mario Gas que Emilia con Tolcachir ni El señor Ye…con Luis Luque.
Por lo general, y tratando de sintetizar un poco, estudio y analizo muy a fondo el texto, invento una composición más o menos ligera según sea la obra, lo cotejo con el director… y luego me dejo llevar por la intuición y la relación con los otros actores en las situaciones de la obra.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Están afectando de una manera crucial, naturalmente. Las obras con más de cinco personajes o con complicaciones de montaje sólo las pueden abordar los teatros públicos que luego no las hacen girar o algún empresario arriesgado que no recupera la inversión.
Las giras se acortan porque nadie se atreve a ir a taquilla con ese IVA y los teatros que pagaban cachet fijo, no tiene ahora dinero para hacerlo. Los salarios bajan.
Las salas alternativas programan de manera desaforada, varias funciones al día y funciones distintas cada uno de esos días, de muy diferente calidad.
La profesión se precariza….Para eso se han hecho los recortes y ese IVA, ¿no?.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Últimamente, al estar en el teatro trabajando, voy poco al teatro. Lo último que he visto ha sido «Crímenes de andar por casa» que es uno de esos montajes que se hace un sólo día y a las 11 y media de la noche, lo que es una pena.
Es un montaje muy divertido, pero con un fondo muy ácido, en la línea de nuestros Mihura o Jardiel Poncela y con unos actores estupendos.
¿Proyectos?…
Varios, pero aún no está cerrado ninguno… y de todos es sabido que da mala suerte hablar de ellos.
De momento, viajar y estar con mis nietos que, por cierto, es lo que más vida da para poderla luego poner en escena.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Justamente eso, seguir creando…reunirse con compañeros y hacer cosas y muchos proyectos, pero sin perder de vista que ésta es también nuestra forma de vida, nuestra profesión y hay que pelear para que se mantenga digna.
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