Quino Falero: El teatro ha de ser un espejo vivo en el que reflejarnos y reflexionar.
¿Cómo surge el proyecto “De mutuo desacuerdo”?…Háblanos del montaje…
El autor, Fernando J. López, escribió este texto después de nuestra experiencia trabajando juntos en “Cuando fuimos dos”, una obra que supuso un encuentro muy gratificante entre nosotros. Fernando me la ofreció para leerla con la intención de que fuera nuestro siguiente proyecto juntos. La obra me entusiasmó, enseguida pensé en Toni Acosta para el reparto, quien se sumó al proyecto nada más leerla, a partir de ahí comenzamos a trabajar algunos ajustes del texto y enseguida se sumaron al proyecto Iñaki Miramón y el productor Jesús Cimarro. Entre todos armamos el proyecto, con la ilusión de saber que teníamos entre manos una historia muy apetecible para ser contada.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en la puesta en escena?… ¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Entiendo el proceso creativo como un trabajo en equipo, en ese sentido respeto el margen creativo de cada uno de los miembros de cada equipo que, como director de escena, lidero. Para mí es muy importante, no solo escuchar y ser muy permeable a las propuestas de cada uno de ellos, sino también crear el ambiente apropiado para que estas propuestas se generen continuamente. A lo que más importancia doy, durante el proceso, es al trabajo con los actores, en este caso trabajar con Toni y con Iñaki ha sido muy enriquecedor, ellos han trabajado mucho juntos, se entienden, se escuchan y se admiran mutuamente, por eso, dirigirlos ha sido una experiencia muy feliz y productiva.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta propuesta?…
Uno de los retos más gordos que teníamos para la puesta en escena era la creación del espacio escénico. La escenógrafa Monica Boromello y yo trabajamos mucho a partir de la referencia plástica que encontramos en el arquitecto japonés Sou Fujimoto. Nos interesaba, sobre todo, su uso de los volúmenes en el espacio, este fue el punto de partida para diseñar un espacio versátil que recogiera los tres espacios que necesitábamos para que se desarrollara la acción.
¿Por qué haces teatro?…
Porque es el medio de expresión artística con el que siento que puedo expresarme de una forma plena. Y porque aglutina muchas otras disciplinas artísticas que también me interesan muchísimo, las artes plásticas, la música, la literatura…
¿Qué balance haces de tus trabajos como director de teatro?… Háblanos de los más recientes…
Trato de hacer siempre balances positivos de los trabajos que hago, trato de ser muy autocrítico con cada experiencia porque lo que me mueve siempre es mantener la honestidad en cada proyecto al que me enfrento. Es muy importante para mí ser consciente de los aciertos y de los errores de cada uno de mis montajes, me gusta analizar, desde todas las perspectivas que alcanzo, el resultado de mi trabajo y el proceso mediante el cual he llegado a ese resultado, considero que es la única forma de ir creciendo como director.
El último trabajo que he estrenado es “Tamaño familiar” una reflexión en tono de comedia sobre cómo nos relacionamos en el entorno familiar que actualmente está de gira.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Un espejo vivo en el que reflejarnos y reflexionar.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Pues está afectando de manera trágica a la industria, en este país no se es consciente del valor de la Cultura.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
He visto la versión de Edipo de Alfredo Sanzol. Me pareció un trabajo de síntesis narrativa maravilloso. Salí feliz del teatro.
¿Proyectos?…
Tengo varios proyectos a los que estoy deseando enfrentarme, vivo en un permanente “dedos cruzados” para que salgan.
¿Cómo ves la situación teatral en nuestro país?… ¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
Pues la situación es muy complicada para crear proyectos que tengan un recorrido en buenas condiciones, sin embargo se van generando propuestas artísticamente interesantísimas que conectan mucho con los espectadores. Creo que siempre que se dé la contradicción o la batalla interior, existe espacio para lo combativo y no debe estar reñido, en ningún caso, con la curiosidad del público al que nos dirigimos.
Un viaje a nuestras piedras más antiguas por Carmen Losa
Los días 10 y 11 de julio se ha desarrollado en el Teatro Central de Sevilla el I Foro Internacional de Teatros Romanos de Andalucía con la participación de especialistas de todos los sectores que tienen que ver con el teatro grecolatino. La visión desde la que hemos podido acercarnos a estos espacios ha sido amplia y bastante profunda a pesar de la agilidad de las ponencias que se sucedían en el foro, dentro de un programa bien organizado por Guillermo Galán y Antonio Tejedor.
En la web http://www.teatrosromanosdeandalucia.es se puede ver la declaración de intenciones que fundamenta el evento: La idea central del I Foro Internacional de Teatros Romanos de Andalucía es dialogar acerca de los teatros clásicos desde varios puntos de vista: el del arqueólogo que investiga y excava; el del arquitecto que restaura y acondiciona; el de los creativos que escriben, diseñan, producen y dirigen; el de los técnicos que ponen en funcionamiento los espacios y, especialmente, el de los usuarios últimos a los que todo el trabajo está dirigido: el público, tanto turistas como espectadores.
El programa de las jornadas comenzaba con una sesión dedicada al aspecto más académico, aunque la primera ponencia, que disertaba sobre la comedia grecolatina, corría a cargo de José Luis Alonso de Santos, un auténtico comunicador, tan sabio como ameno. Después habló sobre la tragedia Francisco Socas, que expuso las dificultades que suponía adentrarse desde la escena en el universo de Séneca.
Se insertaba entre las ponencias la presentación de la programación de los Teatros Romanos de Andalucía: Itálica, Málaga y Baelo Claudia, compuesta por siete producciones: Dos comedias de Plauto: Los gemelos y Amphitrión; Augusto fortuna pública dolor privado, una dramaturgia llevada a escena por La Tarasca, La bella Helena de Troya, contada en clave de comedia musical, Las bacantes de Eurípides, Medea la extranjera, un trabajo muy sugerente de Atalaya y la Lisístrata de Aristófanes.
Por la tarde los ponentes nos mostraban el esfuerzo por la recuperación de los espacios en un interesante recorrido que nos desvelaba el trabajo de arqueólogos e investigadores sobre el Teatro Griego de Siracusa, y los Teatros Romanos de Mérida y Acinipo (Ronda).
Luego vino la parte que más nos apasiona a los teatreros, la recuperación de esos lugares monumentales para los fines para los que fueron creados: la representación teatral. Ahí empezamos a ver cables camuflados entre las piedras, focos, entarimados, dotación de camerinos, disposición del material y elementos necesarios para la consecución del hecho escénico. En esta sección pudimos disfrutar con el conocimiento práctico de Guillermo Galán en su faceta de director técnico, del iluminador Juan Gómez Cornejo, del escenógrafo Damián Galán Nogales y del director de Atalaya, Ricardo Iniesta. En la parte sobre infraestructura y legislación escuchamos con interés al ingeniero industrial Enrique del Pozo y al especialista en prevención y evacuación Germán Pérez Zavala. Para terminar, la ponencia de Jesús Cimarro, actual director del Festival de Mérida.
Esta es la primera edición de un foro que al que deseamos larga vida. Es necesario recordar la historia para dar sentido a nuestra profesión, para que veamos más allá de las piedras que han perdurado a través de los siglos y rescatemos con respeto y admiración las ceremonias con que se iniciaron los oficios de la interpretación y de la escritura y del artefacto. La tragedia primero y luego la comedia. Ritos que formaban y transformaban. Voces que llenaban los espacios, palabras y sonidos, representaciones a la puesta de sol…
Muy recomendable este viaje a nuestros clásicos más antiguos, que las más de las veces nos sorprenden por su vigencia y resultan más modernos que algunas de las moderneces que ocupan nuestros escenarios.
Carmen Losa













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