JACOBO DICENTA nos habla de su pasión por la interpretación
¿Qué es el teatro para ti?…
VIDA, así, con mayúsculas. Es mi manera de entender la vida y compartirla, de tocar un poco la vida de los demás, de vivir múltiples vidas que de otra manera no sería posible y en definitiva, que también es importante, es mi forma de ganarme la vida.
¿Por qué haces teatro?…
Si te soy sincero porque desde que lo probé no quiero hacer otra cosa y además creo que no sabría hacer otra cosa o por lo menos no me apetece intentar otra cosa. Todo lo que gire en torno al mundo de la interpretación en todas sus vertientes y medios es lo que deseo que me sumerja en su torbellino. Que eso es también esto, un torbellino fascinante del que , afortunadamente, llevo viviendo ya 21 años.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?…
Que no va mal la cosa, pero me queda tanto…
Háblanos de tus últimos trabajos…
Mi anterior trabajo fue una pequeña y deliciosa joya musical llamada “Forever Young”. Allí nos interpretábamos a nosotros mismos, ya de viejecitos, en una residencia para artistas retirados. El espectáculo lo produjo y dirigió Tricicle y estuvimos dos años con él. La respuesta del público fue brutal.
Antes había interpretado a una especie de don Juan trasnochado y venido a menos en la maravillosa “Angelina, o el honor de un brigadier” de don Enrique Jardiel Poncela.
También he tenido la inmensa suerte de interpretar al Tenorio en Alcalá de Henares en dos veladas inolvidables ante 25000 personas cada día.
Y tantas cosas…
¿Por qué no has hecho más cine o televisión?…
Jajajajajaja. Pregunta que me hacen familiares y amigos. “¿Es que no quieres hacer cine y televisión?” Y yo siempre respondo: “Es el cine y la televisión los que no quieren…” Ahora en serio, no lo sé. Son dos medios que me encantan, pero por lo que sea me llaman más para teatro. Es cierto que alguna vez andaba con teatro y ha sido difícil compaginarlo. Desde aquí hago un llamamiento: si tienen a bien, me encantaría hacer más cine y televisión. Ahí lo dejo.
¿Cómo surge el proyecto de El buscón?…
Daniel Pérez, director del Teatro Principal de Zamora, dramaturgo y versionador, adaptó este Buscón para monólogo pensando en mi. Cuando alguien te hace un regalo así… te lanzas de inmediato sin preguntar. Las respuestas ya se encuentran en el camino y, de momento, todas son, pues eso, un regalo.
Háblanos de tu personaje…
Para mi, más que la esencia del pícaro español, que también, es la historia de un superviviente. Un hombre que ha de enfrentarse a lo que el destino le ha deparado con las únicas armas a su alcance, es decir, su ingenio para salir adelante en cualquier situación, su humor afrontando el día a día, a veces cruel, su picaresca inofensiva, sólo se vuelve destructiva contra él mismo cuando las cosas le salen mal, su humanidad y su bondad. ¿Es un pecado querer prosperar? Creo que no, siempre y cuando se haga con honestidad y creo que este pícaro es siempre honesto. Es un ser, en el mejor sentido de la palabra, bueno. Pero no lo dejan. Lo pisotean, lo hunden en el fango y él siempre intenta salir a flote de nuevo. Seguro que todo esto, lamentablemente, nos suena de algo.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?…
Primero comencé por releerme la novela de Quevedo, o si te soy sincero de leerla por primera vez, porque aquello que hice en la escuela, obligado, creo que no sirvió de mucho, o por lo menos yo no lo recuerdo. Me fascinó. Rescatamos algún episodio que no estaba en la versión de Daniel, eliminamos otro, quizá demasiado literario, que no hacía avanzar la historia de cara a una puesta en escena… Estudio y a ensayar. Un espacio vacío, un director, un actor y la PALABRA. No se necesitaba más. Con el tiempo introdujimos el laud renacentista y la guitarra barroca que me acompaña en escena maravillosamente interpretada por Dulcinea Juárez, actriz, músico y cantante. Y se creó la magia.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear el personaje?…
No especialmente. Más bien partí del hecho concreto con que se inicia esta aventura. Un ser magullado, con la voz dolorida que lleva ocho días pidiendo a la puerta de una iglesia y que para que caigan los dineros rodando va a relatar su historia. Lo demás está en Quevedo y en la libertad que te deja para imaginar e interpretar su mundo.
¿Cómo preparas los personajes?…¿Cuál es tu método?…
Si te soy sincero no tengo un método concreto. Estudié el Método en la Escuela de Arte Dramático de Madrid. Mi maestro, Juan Pastor, siempre nos decía: “esto es la base, después tendréis que crear el vuestro propio”. Y así fue. Cada personaje, con ese método de base y mucha intuición, me lleva a prepararlo, cómo te diría, como él lo pide. Me dejo llevar. Investigo, si hay que investigar y luego sobre el propio texto voy jugando, inventando, siempre de acuerdo con lo que previamente haya pactado con el director o directora.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Hoy, más que nunca, de denuncia, de apoyo al que lucha por sus derechos, de reclamo de una situación, sino ya mejor, mínimamente decente para el ser humano que la transita, la sufre, la vive. Perdón, mínimamente no, máximamente. ¿O quizás eso es demasiado pedir?
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Pues nos está hundiendo, o ¿es que no se ve? Con esta subida cada vez se ven más salas vacías y que tienen que cerrar. Pero hay otra realidad. Lógicamente, con o sin subida, si la gente no tiene trabajo ni perspectivas de tenerlo, si la gente no puede pagar su hipoteca o su alquiler y tiene que tirar de la familia o amigos que a veces están tan ahogados como ellos, si no puede comer, ¿cómo van a ir al teatro o al cine? Dan una vuelta, ven escaparates y sueñan con que algún día todo esto cambie. Mientras los que están en la Poltrona, bien instalados, se ríen de nosotros. Lo que me extraña es que la situación no estalle de alguna manera. Demasiado poco está ocurriendo. Y francamente, como vi hace en poco en Facebook, menos alarmarse por ver un contenedor quemado y más por ver gente rebuscando en ellos algo que llevarse a la boca.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
No rendirse. No nos queda otra.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
“El cojo de Inishmaan”. Un fascinante trabajo de todo el reparto. Dulce y amarga, divertida, tierna, doliente. Se desarrolla en la misma Irlanda de los años 30 que curiosamente estoy leyendo en “Las cenizas de Ángela”. No sabes la cantidad de “Buscones” que salen en sus páginas y en la función. No hemos mejorado mucho.
¿Proyectos?…
Alterno este “Buscón” con “Ay, Carmela”, la espléndida función de Sanchís Sinesterra que tengo el placer de interpretar con Elisa Matilla, una actriz de altura.
También estoy participando en la tercera temporada de la serie de TVE “ISABEL”, ¡coño, mira, tele! y en Abril comienzo a ensayar un Marivaux.











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