La Joven Compañía ha decidido acercarse y acercar a los jóvenes a Lorca aportando su grano de arena en la visión del legado del poeta. Los Teatros del Canal acogen las primeras representaciones que más tarde continuarán en Conde Duque.
Cuentan con colaboradores excelentes para ello: Irma Correa y Nando López al mando de la dramaturgia, Miguel del Arco como director, Pazo Azorín creando escenografías oníricas, la iluminación de Juan Gómez-Cornejo y toda la ilusión de sus actores.
La propuesta pretende crear pequeños destellos de las vivencias de Lorca a través de una recreación no lineal de su vida tomando como excusa el momento de su muerte, en el que se supone que pasa toda la vida por su mente. Una idea acertada en la que los autores han conseguido hilvanar textos del poeta y dramaturgo granadino, algunos más conocidos y otros más personales, escenas y personajes importantes en la vida de Lorca, como Maruja Mallo, Rafael Alberti, Margarita Manso, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Buster Keaton, Luis Rosales o, incluso, el de José Antonio Primo de Rivera.
La puesta en escena conseguida por Miguel del Arco es potente, dinámica y arriesgada, con los actores pasándose el testigo de Lorca continuamente, expresando la alegría de vivir que irradiaba y generando flashes con su universo poético.
Como siempre, es importante destacar la gran labor pedagógica que La Joven Compañía sigue consiguiendo utilizando El Teatro como elemento generador de curiosidad y emoción, capaz de acercar a nuestros grandes autores a nuevas generaciones de estudiantes que tienen la oportunidad de disfrutar con propuestas de calidad excelente, pero que no aburren y permiten facilitar la labor de los profesores en la tarea de transmitir conocimientos importantes y de motivar para el aprendizaje.
Luis Mª García Grande.

1 de abril de 2019 | Categorías: CRÍTICAS, TEATRO | Tags: Buster Keaton, federico garcía lorca, irma correa, jóvenes, La Joven Compañía, Luis Buñuel, Luis Rosales, Margarita Manso, Maruja Mallo, miguel del arco, nando lópez, Paco Azorín, Rafael Alberti, Salvador Dalí, teatro, Teatros del Canal | Deja un comentario
“Los rayos de sol cazan a la noche, desbaratando los poderes de los impostores”, así termina la ópera más misteriosa de Mozart, estrenada el 30 de septiembre de 1791 en Viena, tan sólo unos meses antes de su muerte. El carácter dual de la obra, en la que Beethoven veía la cima que reunía todas las formas del canto, desde la fuga al lied –no en vano concilia la música culta con el singspiel, la comedia y el drama–, encierra un mensaje que resume todos los ideales de la Ilustración. Ópera sobre el amor común y el amor sublime, cuento maravilloso, comedia popular, fábula filosófica, confrontación entre el Bien y el Mal encarnados por la luz y las tinieblas…el mosaico que crea el músico de Salzburgo encaja piezas tan dispares con genial maestría. La insólita puesta en escena del director australiano Barrie Kosky supone un intento de volver a codificar la obra con el lenguaje de los inicios del cine, en un homenaje a Buster Keaton y su generación. Kosky devuelve a La flauta mágica su carácter de espectáculo popular, divertido y al mismo tiempo estimulante. Que Mozart era un genio es indiscutible y que pocas veces los que han de leer de manera contemporánea su obra, se atreven a proponer otras miradas sobre sus grandes piezas, siempre hay ese miedo a enfrentarse a una genialidad y se peca de respeto. Por suerte, hay creadores hoy en día que, sin saltarse las reglas básicas de la obra original, buscan su personal visión, acercándola al público de hoy con lenguajes que van desde el cine al comic o al grafismo. Esta Flauta mágica que se ha presentado en el Teatro Real es una de las versiones más sorprendentes y fascinantes que recuerdo de la obra. No hay escena que no deje atónito al público en el patio de butacas. Una locura para los sentidos!!!.
Adolfo Simón
29 de enero de 2016 | Categorías: ÓPERA y ZARZUELA, CRÍTICAS, OPINIÓN | Tags: "La flauta mágica" de Mozart, Barrie Kosky, Buster Keaton, Teatro Real | Deja un comentario
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