«La Cenicienta» de Malandain en los Teatros del Canal
Los cuentos reflejan muchas veces la realidad. Imitan a la vida idealizándola y haciéndola más bella. «La Cenicienta» de Perrault y de los hermanos Grimm ha tenido muchas versiones y visiones a lo largo de la historia, unas más poéticas, otras menos. Malandain y el el Ballet Biarritz nos traen una versión «moderna» de esta cenicienta, con unos Louboutin debajo del brazo y que se fija más en los vicios y perversiones de la sociedad, en la hipocresía de las reuniones sociales y de las relaciones protocolarias que en el amor y los flechazos principescos en los bailes de palacio. La protagonista queda eclipsada por una madrastra y hermanastras travestis que llevan la voz cantante y a las que no les interesa el amor ni la pasión. Lo que ellas quieren es estar en los saraos modernos, posar en el photocall y llenar su armario con zapatitos para superar con creces a Imelda Marcos.
Las palabras de Massenet en las que se ha inspirado el coreógrafo dicen que Cenicienta «nace para escapar a la negrura de las cosas demasiado reales, para olvidar la humanidad que sangra, la ignorancia y la necedad humanas». El objetivo ha sido conseguido y nos encontramos con una protagonista que está fuera de este mundo y que flota sobre la mediocridad que le rodea. El ballet Biarritz destaca por una ejecución muy correcta y una depuración en el estilo Neoclásico que no tiene nada que envidiar a muchos ballets europeos. El decorado y vestuario de Jorge Gallardo destacan ya que no hacen más que acentuar lo que Malandain nos quiere transmitir. Son pocos medios, sencillos pero eficaces: quedamos sorprendidos por un escenario minimalista pero plagado de zapatos escrupulosamente ordenados que nos sumergen desde el principio en este cuento bailado con música de Prokofiev.
La cenicienta y su corte estará en los Teatros del Canal del 3 al 6 de Abril. Si asisten, no olviden el tacón de aguja.
Luis Mª García Grande.
Homenaje al bolero de Ravel en los Teatros del Canal
El ballet de la Generalitat Valenciana y la Compañía Nacional de Danza han aunado fuerzas para ejecutar obras contemporáneas bailadas al ritmo del famoso bolero. Entre ellas «B/olero» interpretada por Isao Tomita del coreógrafo Ohad Naharin y «Bolero» con la coreografía de Thierry Malandin, principal representante de la danza neo-clásica francesa y cuyas obras están en el repertorio de importantes compañías internacionales. Esta última destacable por el trabajo coral que supone y por su vestuario, diseñado por Jorge Gallardo que imprime una corporeidad a la obra recordándonos las clásicas coreografías de Bejart.
Merece la pena destacar estas dos obras e indicar que la primera que se ejecutó no debería tener espacio en este homenaje. Me refiero a «Two Duets & Two Trios», que no alcanzaban la plasticidad de las siguientes. Aún así el ballet de la Generalitat las defendió con bastante holgura.
En cuanto a a la CND con su «Walking Mad», estrenado este año en el teatro de La Zarzuela, hay que decir que encuentra perfectamente su sitio en este espectáculo y que lo cierra «con un estado sin control» a medida del crescendo musical. Una coreografía con muchas referencias visuales a Magritte, Dalí o a autores minimalistas. La coreografía de Johan Inger fue creada para el Nederlans Dans Theater I en 2001. Inger quedó cautivado por una vieja grabación para televisión de Bolero con Zubin Mehta.
Un pequeño homenaje en el que nos faltaron las famosas coreografías del 20th Century Ballet.
Luis Mª García.


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