IVÁN-OFF EN LA CASA DE LA PORTERA DIRIGIDA POR JOSÉ MARTRET
Todo lo que se escriba sobre la obra principal y que ha dado nombre y fama a la Casa de la Portera será redundar y volver a repetir lo que muchos críticos afamados han escrito. Pero hay que reconocerlo: la puesta en escena de Ivánov es innovadora y contemporánea. La idea es perfecta: meternos en el propio despacho de Iván, que representa también su interior, su constante agobio en el vivir y sus obsesiones y esto sólo puede pasar cuando te adentras en su casa, estás a su lado, lo oyes respirar y piensas que lo estás viviendo como si fuera un hecho real, cosa que no se produce en la butaca de un teatro normalmente. Y nos meten dentro de un espacio escénico singular, diseñado por Alberto Puraenvidia y que nos trasporta a ese ambiente de finales del XIX y sin embargo utiliza elementos decorativos contemporáneos.
Asimismo hay que destacar la capacidad de trabajo de todo el equipo que se esfuerza en «recubrir» la actuación de Raúl Tejón y darle un aspecto completamente espléndido.
Martret ha conseguido dejarnos muy claro cuál son las pretensiones de Iván, sus sentimientos y su ciclo vital hacia el desenlace de la obra, clarificando el texto, dándo énfasis a lo que se lo merece y destripando la obra, de manera que te mantiene en vilo durante casi dos horas.
La Casa de la Portera se ha hecho un hueco ya en esa lista que circula por ahí de «100 cosas que no puedes dejar de hacer cuando vengas a Madrid».
Luis Mª García.
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