José Luis Mosquera: Soy autodidacta, no tengo un método concreto y si lo fuera sería el “Caos que ordena”
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?… ¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
Después de tomar algunas clases, empecé como profesional a los 13 años en una obra infantil con entremeses de Lope de Rueda y Lope de Vega titulada “La Tierra de Jauja”, lo curioso es que entré en un teatro profesional antes como actor que como espectador.
Siempre me gustó la danza y con 17 años hice algunas coreografías para un montaje amateur de Jesucristo Superstar y he repetido la experiencia en algunas ocasiones, incluidas mis clases de cabaret y alguno de mis espectáculos.
¿Qué es el teatro para ti?…
La mejor y más completa forma de entender, sentir y comunicar el hecho de estar vivo.
¿Por qué haces teatro?…
Por la necesidad vital de disfrutar, compartir, aprender y comunicar.
¿Qué balance harías sobre tu larga trayectoria?…
Teniendo en cuenta una cierta irregularidad en la calidad de los proyectos, los parones y los aprietos económicos, emocionales y existenciales que conllevan, me siento absolutamente afortunado y agradecido, porque después de casi cuarenta años trabajando, he conseguido “vivir” de esta profesión sin tener que salir de ella, y aún siendo muy dura, me ha dado muchísimos de los mejores momentos y experiencias de mi vida.
¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Hoy y siempre, de espejo y maestro, donde poder reflejar desde cualquier género, lo mejor y lo peor de las relaciones humanas, aprendiendo de la experiencia compartida entre los dos mundos… que son uno.
¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
En el año pasado hice una pequeña colaboración en el cortometraje “Por alcanzarte” de Natalia Ruiz con un trabajo interesante de miradas y dejé “La cena de los idiotas” para incorporarme a “Priscilla, el musical”, de “La cena..” me llevo casi un máster en los ritmos de comedia, gracias a Josema Yuste, Agustín Jiménez, David Fernández y Felisuco.
¿Cómo surgió tu participación en el montaje de Priscilla?…Háblanos de este trabajo…
Estando de gira con “La cena…” me envió la convocatoria mi mejor amiga, después de pensarlo decidí presentarme y tras cuatro pruebas, fui seleccionado para uno de los personajes protagonistas. Bernadette es un transxesual con mucha fortaleza, fue pionera artística y socialmente por su condición sexual, divertida, dura, maternal…un personaje muy rico en matices dentro de un espectáculo impresionante, donde la alegría, el humor, la amistad y la solidaridad se mezclan con una explosión de música, imposible de no bailar.
Cómo creas tus personajes?…¿Tienes un método?…
Soy autodidacta, no tengo un método concreto y si lo fuera sería el “Caos que ordena”. Siempre me he sentido como una esponja, he aprendido de tod@s y cada un@ de mis compañer@s …y de algunos talleres puntuales. A partir de todo ello escucho lo que dice y hace el personaje, lo que dicen y hacen con respecto a él y buscamos…
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¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Demoledor en muchos aspectos, desde la puesta en pie de nuevos proyectos, hasta la rentabilidad en las recaudaciones, destrozando un, ya antes incluso, débil tejido industrial. Resulta vergonzante como ciudadano, que la Cultura en este país tribute más que muchos artículos de lujo.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Me impactó mucho el montaje de “El Misántropo” de Miguel del Arco como espectador y profesional, un trabajo redondo artística y socialmente. Y “Cuando deje de llover” de Andrew Bovell dirigido por J. Fuentes Reta, un texto laberíntico y conmovedor, acompañado de una interpretación y dirección muy precisa.
¿Proyectos?…
Seguir disfrutando con “Priscilla…” y en cartera a medio y largo plazo, un estupendo monólogo que llevo tiempo con ganas de poner en pie y otro posible musical.
«PRISCILLA, el Musical», en el Nuevo Teatro Alcalá

Hace unos días Belén Esteban dividía a la raza humana en hombres, mujeres y maricones… se olvidaba de varias categorías muy importantes,… entre ellas las Drag Queens. Pero aquí ha llegado el viejo autobús escolar rebautizado «Priscilla» para poner las cosas en orden. Para devolvernos la sensibilidad y el sentido común en este mundo de locos y de locas, para soñar con que algún día no habrá categorías y todos bailaremos los grandes éxitos de la música disco bajo el mismo cielo. Esto es lo que nos demuestra «Priscilla», que existen vidas y que todas tienen los mismos derechos y los mismos sentimientos y que todas se levantan a bailar «I will survive» con una alegría desbocada, que puede haber peligrosas Drags que pelean con rudos mineros, y que saben cuidar de sus hijos como el mejor de los padres, que es necesario tener el valor de coger un viejo autobús y recorrerse media Australia para cumplir con tus sueños.
Simon Phillips, el director, ha sabido plasmar, con prudencia, como él dice, el alma de la película escrita por Stephan Elliot y Allan Scott, imaginando ese desierto y creando escenas e interpretaciones que brillan con luz propia, incorporando unas divas voladoras que le dan más entidad al espectáculo y que se entremezclan en la historia otorgándole más glamour aún. El elenco español es excepcional, con actores curtidos en el musical y en el que no desentona ni un secundario. En nuestra visita vimos a José Luis Mosquera y a Víctor González exultantes en su papel e imaginamos que así también estará Mariano Peña y Christian Escudero.
Sin duda «Priscilla» es el mejor musical que se puede ver ahora en España, por su elenco, por su vestuario, escenografía y gran producción, y no está en esa «Gran Vía Madrileña» está algo apartado, pero rompiendo taquilla. Es indispensable verlo y pasar una noche mágica en ese desierto australiano para darnos cuenta de que lo que nos rodea es prescindible cuando suena una buena canción y tenemos a mano una buena plataforma a la que subirnos. Y esto es debido a que está muy bien montado, a que los actores, cantantes y bailarines son excelentes y a que es un pedazo de guión mezclado con grandes éxitos como en una jukebox que hará sacar a la luz todos nuestros sentimientos. Hay musicales basados en películas que están bien, pero Priscilla no defrauda y se ha vengado de ese bajo presupuesto que tuvo el film australiano para derrochar toda la pluma, lentejuela, strass, y brillantina que ha querido sin dejar de lado la poesía.
Luis Mª García Grande
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