Roberto Drago: Hago teatro porque me apasiona y me hace sentir vivo.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Mi padre me metió a clases de teatro ya desde que era pequeño en Argentina. Él era dentista de la Asociación Argentina de Actores y también hacía teatro. Al acabar mi formación en la escuela de Cristina Rota me llamaron para formar parte del elenco de «Rosencrantz y Guildenstern han muerto» dirigida por la propia Cristina Rota.
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro forma parte de mi infancia y de toda mi vida. Crecí rodeado de teatreros. Hago teatro porque me apasiona y me hace sentir vivo.

¿Qué balance harías sobre tu trayectoria?…
Mi trayectoria ha sido irregular; muchos años de televisión y teatro y luego, con la crisis, muchos proyectos quedaban en el camino o no duraban mucho tiempo. Ahora estoy combinando 3 obras de teatro y doy clases de interpretación. España se ha argentinizado en ese aspecto.
¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
El teatro debe tener la misma función que ha tenido siempre: concienciar, entretener, reflexionar…

¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
Pues estoy en la Compañía del Corral de Comedias de Almagro interpretando a Don Juan en «El Burlador de Sevilla». Estoy encantado con ese texto maravilloso y muy arropado por grandes compañeros. También estoy de gira con «El extraño caso de la Marquesa de Vadillo» con la compañía Teatro del Zurdo… Una compañía con la que quería trabajar hace tiempo y con amigos desde hace años. Encantado. También estoy con «El grito del Contrabajo» de Patrick Süskind bajo la dirección de David Lorente. Es una apuesta muy fuerte en la que he involucrado a mucha gente talentosa que tengo alrededor.

¿Cómo surgió tu participación en El Grito del Contrabajo?…
Hace años que estaba buscando un buen monólogo para hacer. Un día recordé que mi hermano (bajista) me había aconsejado que lo leyera cuando éramos adolescentes y me pareció perfecto. Hablé con David Lorente, ya que lo admiro como director y aceptó.
Háblanos de este trabajo…¿Cómo han sido los proceso?…
Lo primero que hicimos es la adaptación, con paciencia y cuidado para mantener la esencia del texto. Unos meses después empezamos a ensayar. Los ensayos han sido muy gratificantes, sin forzar, y explorando a través de ejercicios. Luego se incorporó mi hermano para definir el montaje. En el camino se fueron incorporando Concha Delgado en la ayudantía de dirección y Mirian Reyes en Regiduría.

¿Cómo creas tus personajes?…¿Tienes un método?…
No tengo un método definido, cada proyecto es distinto,pero intento rodearme de gente que me aporta y me ayuda.
¿Cómo crees está afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Es una auténtica barbaridad el 21% de IVA. Es evidente que al gobierno no le interesa que prospere la cultura, pero no van a poder destruir el deseo de los artistas.

¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Últimamente veo teatro buenísimo! «Othelo» de Gabriel Chamé; «El minuto del payaso», de Teatro del zurdo, «El más querido» de Denise Despeyroux. Hay mucho talento.
¿Proyectos?… En Enero protagonizo un capítulo de «El ministerio del tiempo» en TVE con un personaje precioso. Y seguiré con los tres montajes de teatro.

¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Creo que en España sobra talento y eso no se puede frenar. Hacer teatro en espacios no-convencionales es una buena alternativa para desarrollar los proyectos.

Nuria Benet: El teatro es el arte en el que el contacto con el público es más directo
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Cuando era adolescente me debatía entre dedicarme a la interpretación o a la música. Shakespeare y el hecho de que en mi casa ya había muchos músicos me hizo inclinarme hacia el teatro. Mi debut profesional se produjo en Londres, donde fui a continuar formándome tras acabar la licenciatura de arte dramático en la RESAD. Al final, estuve formándome y trabajando en el Reino Unido como actriz durante doce años. Regresé cuando Jordi Milán, director de La Cubana, con quien había trabajado en una producción en inglés, me hizo una oferta que no pude rechazar y entré en el elenco de Cómeme el Coco, Negro.

¿Qué es el teatro para ti? ¿Por qué haces teatro?
El teatro es el arte en el que el contacto con el público es más directo. Es un arte, cuya obra está en continuo cambio y evolución, que necesita al espectador para poder alcanzar su forma final y que, dada su naturaleza efímera, sufre la paradoja de que cada momento que vive es momento que muere y esto le confiere una valía añadida.
Al disfrutar de esta íntima relación con la platea el teatro puede ejercer un efecto directo en los espectadores, puede despertar conciencias, movilizar, emocionar y, por qué no, entretener y divertir.
Si a todos esos elementos se le añade el placer que esa comunión entre escenario y auditorio me produce, será fácil comprender por qué he elegido el teatro como modo de vida y, efectivamente, eso es en lo que se convierte: tu vida.

¿Qué balance harías sobre tu trayectoria?
He tenido mucha suerte a lo largo de mi carrera. Es cierto que uno solo puede subir al tren de la suerte si está en la estación, preparado y dispuesto para poder cogerlo. Es decir, creo firmemente en la formación, y estoy convencida de que parte de la razón por la que nunca me ha faltado el trabajo es por mi versatilidad; y esa versatilidad, aunque tenga algo de innata, es fundamentalmente resultado de mi afán por educarme y seguir formándome como artista.

¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?
El teatro, para poder sobrevivir, ha de entretener con productos de calidad que motiven a productores, compañías y púbico por igual a continuar manteniéndolo vivo. Tiene que haber montajes dirigidos a diferentes públicos, pero siempre intentando alcanzar la excelencia, tanto si es un producto meramente comercial, como si es un infantil o una obra más intelectual. No hay que educar al público, ni ser condescendientes con él, hay que movilizarlo, hacerle reír, llorar, pensar, analizar, olvidar, provocar… cualquier emoción es buena, pero ha de producir algún tipo de marca en el espectador para que salga tocado y quiera volver.

¿En qué proyectos has participado durante el último año? Háblanos de ellos
Llevo un par de años de mucho trabajo (¡toca madera!). Dada la precariedad laboral que existe acepto prácticamente todos los proyectos que me ofrecen e interesan; las compañías son conscientes de la situación actual y ofrecen cierta flexibilidad con las fechas, aunque también se está convirtiendo en algo habitual el compartir personajes.
Este último año he participado en: La Ópera del Malandro, de Chico Buarque, estreno absoluto en España del musical brasileño basado en la Ópera de los Tres Peniques de Brecht. Con él gané el Premio Garnacha a la Mejor Actriz de Reparto. Junto a Teatro Defondo, la compañía que produjo este musical, dirigida por Vanessa Martínez y producida por Pablo Huetos, estoy en otros dos montajes: Los Atroces, una creación colectiva basada en el mito de los de Átridas y en El Sueño de una Noche de Verano, una versión familiar del clásico de Shakespeare. También actúo en El Extraño Caso de la Marquesa de Vadillo, dirigida por Luis Crespo y producida por Teatro del Zurdo, compañía en la que también soy asidua y por cuyo montaje, La Ventana de Chygrinskiy, de José Ramón Fernández, obtuve el Premio Arcipreste de Hita a la Mejor Actriz. Además interpreto el papel de Maestra de Ceremonias en NOC, Un Auténtico Vodevil, dirigido por David Quintana, un cabaré original y muy divertido con el que llevamos tres temporadas en la cartelera madrileña. Por último, participo en el montaje celebración del vigésimo aniversario de Teatro del Astillero, dirigido por Luis Miguel González, titulado Los Charlatanes, una sátira de humor negro sobre el panorama social contemporáneo.
¿Cómo surgió tu participación en las obras que tienes ahora en cartel en Madrid?
Para La Ópera del Malandro hice cásting y a raíz de allí me convertí en miembro asiduo de Teatro Defondo.
Como he dicho, El Extraño Caso de la Marquesa de Vadillo, es mi segundo montaje con Teatro del Zurdo, la primera vez que trabajé con ellos, bajo la dirección de Luis Bermejo, fue gracias a que este vio mi trabajo en Cómeme el Coco, Negro y pensó en mí para su próximo montaje.
Para NOC fui recomendada por alguien que había visto mi trabajo en La Ventana de Chygrynskiy.
Y para Los Charlatanes también los miembros de Teatro del Astillero habían seguido mi trayectoria con Teatro del Zurdo.

Háblanos de estos trabajos…¿Cómo han sido los procesos?
Muy variados.
Con La Ópera del Malandro, al ser un musical con música brasileira, nos sumergimos en la cultura de este país – hasta tuvimos coaching in fonética brasileña.
En Los Atroces, la tarea titánica de adaptar en una hora y media una saga que comprendía una miríada de personajes e historias entrelazadas, hizo que el trabajo de mesa fuera intenso y extenso. Una vez que tuvimos el esquema narrativo comenzamos a improvisar cada escena, estas eran grabadas y la directora, Vanessa Martínez, las transcribía y daba forma.
El Extraño Caso de la Marquesa de Vadillo tuvo un proceso más “tradicional”. Al partir de un texto ya escrito, los ensayos se desarrollaron con normalidad, aunque la dramaturgia fue cambiando y evolucionando a medida que el espectáculo iba tomando forma.
Los Charlatanes también ha tenido un extenso periodo dedicado al trabajo de mesa. La obra es un amalgama de escenas que tocan diversos temas actuales y a lo largo del proceso hemos ido seleccionando las que mejor funcionaban, o bien a nivel teatral, o bien a nivel de coherencia de contenido.

¿Cómo creas tus personajes? ¿Tienes un método?
No tengo un método establecido, este va cambiando dependiendo del tipo de montaje y proceso de ensayos. Algo que sí que necesito tener claro es la imagen del personaje. Esta puede aparecer (aun a riesgo de que suene manido) en un sueño, o puedo ver al personaje sentado en frente de mí en un vagón de metro, o reflejado en las páginas de una novela, o en un cuadro, o simplemente me viene un flash visual o una sensación física y a partir de ahí se va construyendo. Sin embargo, creo fervientemente en que, tanto si se trabaja de dentro a fuera como de fuera a dentro, el personaje tiene que respirar, tiene que retorcérsele las tripas, tiene que acelerársele el corazón, en resumen, tiene que tener verdad.

¿Cómo crees está afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?
Muy negativamente. Si ya antes era difícil movilizar al público para que viniera al teatro, ahora el factor psicológico de la subida del IVA va totalmente en contra de nuestra industria. España es un país donde el ir al teatro todavía no forma parte intrínseca de la cultura, como ocurre en el Reino Unido. Ponerle más trabas a que esto ocurra es contraproducente para la cultura de nuestro país.
Es cierto que, en contraposición, los teatreros hemos sabido movilizarnos para sobrevivir; se han creado nuevos espacios (como La Casa de la Portera) y nuevos géneros (como el Microteatro) que son un grito de rebeldía ante lo establecido. Pero existe la multiprogramación a la que están avocadas las salas y el demasiado frecuente “a taquilla” que proponen las compañías está teniendo un doble efecto. Por un lado, la amateurización de la profesión: cualquiera puede hacer teatro con muy poco dinero y sin pagar a nadie, teatro que las salas contratan porque tienen que llenar todos sus horarios – en general, no existe un filtro de calidad o coherencia artística a la hora de programar. Y por otro lado, poca gente puede vivir del teatro, con lo que, o, haces como yo, y estás en tropecientos proyectos, o tienes un trabajo paralelo que te dé de comer y te impida comprometerte plenamente a los proyectos teatrales, o eres una niña bien a la que su familia le subvenciona cual mecenas florentino. Es absolutamente necesario introducir la ley del mecenazgo cultural para que con la introducción de capitales privados se pueda reavivar y dar a la cultura la importancia y lugar predominante en la sociedad que se merece.

¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?
La paradoja del actor es que cuando trabaja no puede acudir al teatro e interesarse por lo que está en cartel. Así que, por desgracia, últimamente no he podido acudir mucho al teatro. Lo último que vi y que me interesó profundamente fue Trilogía de la Ceguera de Maeterlinck en el CDN. Cada obra corta era dirigida por un director joven y, aunque mantenían una coherencia formal, eran muy diferentes entre sí. Me pareció una idea muy positiva para dar a conocer repertorio clásico y mostrar el trabajo de jóvenes artistas.
¿Proyectos?
Ya sabes lo que se dice de los proyectos… que si se habla de ellos se truncan… así que hago mutis elegantemente.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?
Estrujarse la mente y la imaginación para seguir creando espectáculos de calidad que reten e interesen al público; reivindicar unos mínimos para que nuestro gremio no sufra; plantarse ante una industria que cada vez exige más y da menos, sin perder de vista los enormes esfuerzos que hacen las compañías para llevar un montaje adelante; y no olvidar que el teatro embellece y mejora la vida, la sociedad y la cultura.
Luis Crespo: El Teatro ha de ser ese espacio para compartir
¿Cómo surge el proyecto de La Marquesa de Vadillo?…Háblanos del texto y del montaje…
A lo largo de estos 20 años de compañía la representación de Pequeñas Historias de asesinatos (cluedos) han sido una manera de mantener la estructura y al equipo, pero tambien ha sido un laboratorio de ideas y personajes. Asi, tras infinitas versiones y adaptaciones decidimos hacer un Homenaje a todos esos actores y actrices que habían pasado por la función. A partir de ahí surgen situaciones y anécdotas que son el embrión del texto. Con la ayuda de Felix Estaire afrontamos la dramaturgia sin complejos ni miedos.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en el texto o en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Intenso. Grato. Duro. Sorprendente. Si es verdad que cuando escribíamos era para un elenco ya confeccionado. Y eso ha ayudado mucho. Son 9 en escena. El trabajo se afrontó desde el texto, pero abierto durante el proceso a cosas que surjan en el ensayo o aportaciones de los actores. Este trabajo no se podria afrontar de no tener un equipo artístico estable que ha favorecido mucho el resultado de la obra.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta obra?…
Si. De teatro : El Espíritu Burlón o Viaje a ninguna parte, otros como: La princesa prometida , Noviembre , Ser o no ser…sobre todo para tener referentes en cuanto a una estructura dramática.
¿Por qué haces teatro?…
Porque es una necesidad.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director-autor de teatro?…
Siempre es difícil hacer balance….partir de un folio en blanco y que eso termine llenando un teatro, es un subidón. Satisfecho pero ganas de más.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?… ¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
El Teatro ha de ser ese espacio para compartir. Para probar la vida. Para disfrutar de emociones y energías. Para volar. Para ver mecanismos. Para observar actitudes. Sin moralinas.
Sobre el Iva, pues me parece que ha arruinado parte del sector de una manera irreversible. Hay compañías, teatros, actores o actrices o regidores…que no han de volver.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
No voy a decir las 2 ultimas. Si la antepenúltima que es «Un Hombre con gafas de Pasta», que me fascinó.
¿Proyectos?…
Preparando gira de El Extraño caso de la Marquesa de Vadillo y El Minuto del Payaso .
En agosto dirijo una obra para una compañía gallega.
¿Cómo ves la situación teatral en nuestro país?…¿Se pueden hacer propuestas combativas hoy en día?…
La situación es muy confusa. También creo que hemos tocado fondo. Confío que las compañías, y el Teatro, vuelva a tener la presencia y la inversión que se merece.
Pues claro que si se pueden hacer propuestas combativas. La cuestión es el matiz con el que se encara.







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