Israel Elejalde nos habla de su trayectoria como actor.
¿Qué es el teatro para tí?…
El teatro es el vehículo de reflexión mas potente que conozco, es un espejo donde poder mirarnos y reconocernos. Además se realiza en comunión con el resto de personas asistentes lo cual lo dota de una singularidad, de un carácter ritual que lo hace único. En lo personal es mi manera de ganarme la vida, literalmente, no solo en lo económico, el teatro me organiza mi forma de pensar, de crecer, de adaptarme, de vivir.
¿Por qué haces teatro?…
Por todo lo que he dicho antes, pero resumiéndolo podría ser porque soy feliz encima del escenario.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?…
Creo que he tenido la suerte de trabajar con regularidad y también he tenido la suerte de encontrarme en el trayecto con grandes actores y directores que me han permitido crecer y evolucionar. Así que supongo que estoy contento, o más bien tranquilo, pero insatisfecho. Creo que es un buen estado para alguién que se dedica a esto.
¿Cómo surge el proyecto de La funcion por hacer?…
Pues surge de esa insatisfacción tranquila que he dicho antes. De la de Miguel y Aitor que sienten la necesidad de contar una historia y son capaces de sobreponerse a la indiferencia de productores y programadores, esa insatisfacción se une a la de seis actores que creen en una forma de trabajar en equipo, de relacionarse con el teatro, y finalmente todo desemboca en un mes de Agosto encerrados sin cobrar en una sala ensayando el texto, simplemente porque creíamos en él.
¿Cual es tu personaje?…
Yo interpreto al hermano mayor. Es el cabeza de familia y de alguna forma él junto a la mujer de su hermano son los desencadenantes del drama que traen los personajes. Se siente culpable y sobretodo angustiado con la idea de que su vida siempre será esa, la de un ser recordado por siempre como un adultero irresponsable. Siente la necesidad de contar la historia como él la ve, de liberarse de la culpa, de la mirada reprobatoria de los demás.
¿Hubo ocasión de aportar ideas para la puesta en escena?…
Sí, claro que las hubo. Miguel es un director con las cosas muy claras pero también muy abierto a dejarse llevar por la intuición de los actores. No voy a decir que es una relación horizontal, porque no lo es, pero sabiendo que la última decisión siempre le corresponde a Miguel, en el proceso siempre intervenimos todos. Por ejemplo, el texto siempre está vivo y abierto a sugerencias de los actores.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?…
Pues me gustaría decirte que hicimos un trabajo de meses de investigación y que probamos millones de cosas pero la verdad es que no puedo. Ha sido el proceso creativo más mágico y sencillo de toda mi carrera. Nos juntamos tres semanas a ensayar con el texto aprendido al dedillo, eso sí, y recuerdo que a los diez días con la mitad de la obra montada, nos miramos y dijimos:»¿nos hemos vuelto majaras, o esto es bueno de verdad?». Y parece ser que lo era.
Después hemos seguido trabajando sin parar, la función nunca está cerrada, Miguel ha visto más de ochenta funciones y eso significa una hora de notas al día siguiente, seguimos cambiando cosas y hablando entre nosotros para que cada día esté realmente viva.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear el personaje?…
Pues en lo técnico tenía claro que quería hablar como K.Branagh en Hamlet, con esa pericia, esa claridad, esa precisión; el personaje maneja texto de un dificultad endiablada y a toda velocidad así que requería de ese manejo. Y en un terreno más onírico, siempre me venía la imagen de Gassman, no sé por qué.
¿Qué balance haces de tus últimos trabajos como actor?…
Estoy especialmente orgulloso de mi trabajo en «La fiebre» un monólogo que yo mismo produje para el Fringe del año pasado y que volveré a hacer en la Cuarta pared en Julio. Era la primera vez que hacia un monólogo( y probablemente la última) y fue una sensación brutal, mezcla de placer y terror, pero que me dio la oportunidad de poner en práctica muchas cosas que me rondaban por la cabeza. Esta experiencia me permitió encarar el Pepe Rey de Doña Perfecta desde un lugar que no había hecho hasta ahora. Ernesto Caballero me dio mucha libertad para jugar con el texto, mucha confianza, para hacerlo mío, respetando a Galdós por supuesto, pero pude incluso recurrir a la novela para proponer cambios, para que el texto reflejara el Pepe que yo veía, un Pepe muy cercano a mí. En Maridos y Mujeres me lo pasé muy bien, hacia años que no hacía una comedia, y ha sido muy reconfortante, ahí me dejo llevar, el reparto es tan bueno que sólo tienes que dejarte llevar.
¿Cómo preparas los personajes?…
Pues depende, cada personaje requiere de una preparación. Hace unos años sí que hacía un trabajo concreto y concienzudo, ahora me dejo llevar por la intuición aunque el trabajo con el texto para mí es fundamental, qué dicen y cómo lo dicen es siempre la primera piedra sobre la que construyo.
¿Cual es tu método?…
No tengo un método. Sinceramente no creo que lo haya. Como he dicho antes cada personaje y cada obra tienen una realidad diferente, no es lo mismo hacer un Calderón y afrontar el trabajo de hablar en verso que hacer un personaje de Chejov. Son materiales diferentes y requieren sensibilidades y maneras de trabajo diferentes. Igual que no es lo mismo trabajar con Miguel del Arco que con Alex Rigola o Jose Luis Gómez. Cada uno quiere y demanda una cosa diferente de tí.
¿Qué función debe tener el teatro en la sociedad de hoy en dia?…
Pues la que ha tenido siempre. Como he dicho antes es un lugar de encuentro, de reflexión, un lugar en dónde los hombres como individuos sociales deciden encontrarse para reconocerse, para avanzar. Un lugar para hacer preguntas, para promover un espíritu crítico, para que la sociedad avance. El teatro es casi tan antiguo como la necesidad de los individuos de reunirse en grupos para ser mejores y más fuertes, y aunque nuestro gobernantes parecen desconocerlo, es más antiguo que el fútbol y más necesario, pero a los gobernantes siempre les gustó más los gladiadores, son menos molestos. Supongo que por eso nos castigan a las artes escénicas con el 21% de iva y al futbol no.
¿Crees que afectará la subida del iva y los recortes al teatro?…
Está afectando ya, pero no solo en lo económico, está afectando también en los valores con los que crece una sociedad. El mensaje es muy claro: La cultura no es necesaria, es solo un entretenimiento, se puede vivir sin cultura. El gobierno se mira en Alemania para tomar cualquier decisión pero no lo hace en esto. A nadie se le ocurre que la cultura es la base fundamental de la identidad de un pais, y que atacarla de esta manera tendrá consecuencias en el futuro. De todas formas es algo típico de este país, este desprecio es demasiado antiguo y así nos va. A veces me cuesta aceptar que mi país es tan cateto y me acuerdo de Cernuda que decía: «soy español a la manera de los que no pueden ser otra cosa».
¿Alguna sugerencia para hacer teatro en tiempos de crisis?…
Afortunadamente no creo que tenga que dar muchas sugerencias. El teatro está más vivo que nunca. Se abren nuevas salas en Madrid, sin parar. Hemos descubierto que se puede hacer muchos tipos de teatro y que no necesitamos grandes locales y grandes presupuestos con escenografías, sólo ganas, muchas ganas de contar algo, de hacer algo con la gente que tu quieres.
¿Que obra has visto últimamente que te haya gustado?…
Pues la última función que me gustó ha sido «Kafka enamorado», un trabajo de actores en estado de gracia, un trabajo sutil, lleno de sensibilidad. Y también me provocó reflexiones «El café» de Fassbinder, un ejemplo de un grupo de actores empeñados en sacar un proyecto adelante. Chapeau!
¿Proyectos?…
En Julio vuelvo con «La fiebre» a la Cuarta Pared, a partir del 19 de Julio, y en Septiembre comienzo ensayos de «Misántropo», el nuevo proyecto de Kamikaze con el equipo original.
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