Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

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Jesús Barranco: El teatro es el único medio por él que descubro que tiene sentido la realidad.

JESUSITOB  ¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
Conocí el teatro alrededor de los 16 años. Por un lado estudiando clases particulares en con una actriz que me enseñaba a decir textos de La Gaviota de Chejov, y por otro realizando talleres con Andrey Skandera, director polaco que durante años llevó al Escuela municipal de teatro de Segovia. Gracias a estas dos epifanías pude formar parte enseguida del elenco de dos compañías amateur que han marcado mi doble trayectoria como actor: Picatrix, una compañía dirigida por dos actores experimentales que abandonaron la RESAD, y Los Amigos de Real Coliseo de San Lorenzo del Escorial con los que ensayaba piezas de repertorio.

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Simultáneamente a mis descubrimientos como intérprete realizaba trabajos de camarero, encargado de supermercado, dispensador de sellos en un despacho de quinielas, estudiando filología hispánica y dando clases de teatralidad a niños. Después de estas empresas y licenciado en filología, alrededor de los 24 años realicé un pacto con mi madre por él cual pude desarrollar mis estudios en Arte Dramático, a cambio de su apoyo económico y emocional. Durante estos años fue fundamental el trabajo y la compañía de Domingo Ortega con el que formé el grupo de creación Blenamiboá (que este año cumple los 20 años) y mis descubrimientos al lado Luca Aprea del teatro de movimiento, de nuevo dos epifanías que supusieron dos nuevo inicios artísticos. Este periodo de fudamentación de la poética personal terminó con el primer contrato como trabajador asalariado en el Teatro de la Abadía.

barranco1¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro es el único medio por él que descubro que tiene sentido la realidad. La realidad, digo la realidad más absoluta, sea el que sea, en el escenario adquiere sentido. Considero el teatro, y por extensión las “artes vivas”, una oportunidad para ser y comprenderme como ciudadano. No tengo miedo a decir que es un acto que se organiza entre lo terapéutico, lo comunitario y lo artesanal.

JESUSITO0¿Qué balance harías sobre tu trayectoria?…
En estos momentos de la mitad de mi vida, ¡!, podría afirmar tres certezas, que no balances, sobre mi trabajo como actor. La primera certeza, a la que también he llegado cuando he dirigido piezas escénicas, es que creo que la naturaleza creadora del intérprete está al entero servicio de las propuestas de los otros, ya sean directores, ya sean acompañantes. He atestiguado que puedo no estar de acuerdo con las propuestas formales de los que están fuera mirando mi cuerpo, pero siempre siento un profundo respeto por lo que quieren contar, y esto me hace entrar en diálogo artístico. Y cuando hablo de respeto hablo del aprendizaje que supone entregarse. Me alucina tomar partido por todo aquello que me hace no ser yo, que me hace no estar sólo en mi discurso.
La segunda certeza es que he debido aceptar que soy un actor fronterizo, dispuesto a vivir entre el teatro de repertorio dentro de elencos institucionales, y las propuestas experimentales en espacios no siempre convencionales. Podría denominarme también como artista mediador, actor chaquetero, chapero o monje obediente. No soy capaz de hacer balance sobre que trabajos se han visto contaminados por los otros, si mi trabajo como actor de elencos grandes se ha visto pervertido por la libertad creadora de mis piezas más personales, o si las piezas más personales que comparto con amigos se han visto expuestas a la tentación de la excelencia y el virtuosismo.
Y una tercera certeza es: creo en el amateurismo como primer impulso para enfrentarme a la creación y evitar en lo posible los prejuicios que invoca la experiencia. El amateurismo como una conciencia de fragilidad del estatus profesional y como una tentación constante por el desapego.

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¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Siento que la función que le queda al teatro es de reivindicar el rito como acto revolucionario, como una práctica de convivencia real que permita no tener miedo al otro. No creo en el teatro como un lugar de masas, creo en la ingenua posibilidad de que aún dos personas desconocidas pueden ponerse una delante de la otra y hacer e imaginar una tregua para auto-denunciarse juntos.

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¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
He formando parte del elenco de Los Macbez, una pieza dirigida por Andrés Lima. Una versión de Juan Cavestany sobre el texto de Shakespeare situada en la Galicia contemporánea. Ha estado en gira desde que terminó la temporada en el CDN en junio de 2014.
Este año he podido cuestionarme mis incapacidades personales como intérprete en la pieza Mi Piedra Rosetta de José Ramón Fernández, dirigida por David Ojeda con su compañía Palmyra Teatro.
Desde septiembre de este 2014 estoy en un proyecto ideado por Santiago Ortiz para reflexionar sobre la distopía. Es un proyecto de investigación a largo plazo en el que estamos unas 13 personas trabajando sobre un supuesto “reality” televisivo en una sociedad de ciencia ficción. Es un proyecto interdisciplinar entre el net.art, el video y las artes escénicas.
También inicié un grupo de investigación llamado Investro -artes plásticas y escénicas- con otros compañeros con el que estamos desarrollando un lenguaje de entrenamiento propio que tiene su sede en el Teatro Fronterizo del barrio de Lavapiés.
Con el colectivo Armadillo, con el que llevo trabajando desde hace diez años, hemos estrenado en Teatro Pradillo la última pieza, 66 ejercicios de estilo, inspirado en el libro Ejercicios de estilo de Raymond Queneau. Un trabajo en el que mi gran compañero Raúl Marcos y yo, ponemos en cuestión si el estilo es o no una falacia efímera. Ahora iniciamos el recorrido de su distribución y cuestionamiento como pieza en los contextos que nos quieran.
Formo parte de La cena del rey Baltasar, un auto sacramental de Calderón de la Barca que ha dirigido y adaptado Carlos Tuñón, con él que estamos los lunes en la sala Kubik en el barrio de Usera de Madrid. La pieza para doce comensales es una revisión no religiosa de lo sacro.

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¿Cómo surgió tu participación en el montaje de La cena del Rey Baltasar?…Háblanos de este trabajo…
El proyecto se inició como un trabajo de investigación del director Carlos Tuñón de final de 3º año en la asignatura de verso de la RESAD. Se mostró en un aula durante una semana y la experiencia quiso que fuéramos programados en una sala de exhibición con público no especializado. Iniciamos la temporada pasada en Kubik y después fue seleccionado en el Off del Festival de Almagro.
Para mi concretamente el trabajo empezó siendo un impulso entre el entrenamiento y la duda. Era enorme la ilusión de trabajar con compañeros jóvenes en edad y experiencia profesional, pero también me sentía frágil a la exposición. Tuve que enfrentarme a la energía actoral de esos cuerpos jóvenes, y la exigencia de estar inmóvil y tener la palabra como la única acción. Siempre estuve acompañado de Carlos, de alguna manera él quiso que pusiera en práctica las investigaciones que había realizado años pasados con el cuerpo moribundo en el proyecto fedón 2004.2010. Tuve que volver a entrar en el cuerpo que espera morirse. Para mi encarnar Baltasar los lunes a las 21:00 h. en Kubik es siempre una oportunidad para desapegarme del concepto de trabajo bien hecho y entrar en el terreno de la experiencia conjunta con el espectador. Es una manera de dialogar entre los límites -verso y partitura física- y el abismo de descubrirme distinto, sin la conciencia de las huellas pasadas. Siempre que realizamos la pieza descubrimos que se hace distinta ante la cercana visión del público. Para mi es la pieza es una oportunidad para cuestionarme la autonomía frente a la divinidad.

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¿Cómo creas tus personajes?…¿Tienes un método?…
Últimamente cuando reflexiono sobre la metodología para trabajar, para crear una artesanía diaria, llego al convencimiento, nunca a la verdad, de que es el entrenamiento del cuerpo y del imaginario la privada locura. Entrenar por la calle, en la sala de trabajo, en las funciones, en la escucha de los otros, y no desde la obsesión por lo concreto, sino en la absoluta reacción. Para mi el trabajo actoral no es tanto la creación de personajes como el descubrimiento de personas en mi, incluso a riesgo de no entrar en los perfiles que te solicitan desde fuera. Creo tanto en el juego como en la posesión, y si estas dos herramientas están a la par, la realidad es inevitable. No sé si hablo de método como de procedimiento para conocer la realidad e incrementarla como dice Gadamer a propósito de la representación.

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¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Creo que sobre todo afectan a la pérdida del riesgo artístico tanto del creador, del programador como del espectador. Ante esta medida ya no hay confianza en la propuesta artística, sino en la inversión que vaya a tener beneficios. Parece que como artistas del medio teatral tuviéramos que estar siempre dando explicaciones de cada paso para ser solventes. También considero que este aumento injusto del IVA es también una manera de alarmar por parte de la clase política sobre lo caprichoso del trabajo artístico.

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¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Este final de año he visto dos montajes inspirados en la ciudad de Berlín que me han dejado muy removido: Berlín no es tuyo de Ricardo Santana con texto de Alejandro Moreno (estrenado en Teatro Pradillo el 27 de noviembre); y Desde Berlín de Andrés Lima (estrenado en Las Naves del Matadero el 5 de noviembre). El primero porque el intérprete y creador Santana se apodera de un testimonio sin ningún tipo de reivindicación ideológica, sino dejando que la palabra y el juego sencillo sean armas para dejar que el dolor sea respirado por los espectadores sin darse cuenta. El segundo por lo contrario, por la entrega al dolor sin prejuicios de los intérpretes -Natalie Poa y Pablo Derqui- en un acto de recreación, de construcción continua como una larga canción. Las dos piezas usan Berlín para hablar de la imposibilidad del amor sublimado, para hablar del amor decadente, del amor como una fuente de dolor abusiva. Parece que las dos piezas son dos maneras de enfrentar el canon teatral de esta ciudad de Madrid, que siempre es bipolar, entre las narraciones recreadas y los conceptos vividos. Las dos tienen calidad suficiente para ser vistas por el mismo público, pero el mismo público no se acerca a ver las dos.

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¿Proyectos?…
Ahora estoy empezando en un proyecto sobre la necesidad de la cooperación internacional al desarrollo. Está apoyado por Oxfam. Trabajo con varios compañeros del colectivo Armadillo y junto a otros creadores madrileños. Es una re-lectura de El alma buena de Sezuan de Brecht para tratar de entender lo bueno y lo malo en el duelo países ricos-países empobrecidos. Creemos que puede ser una manera de reflexionar sobre la neutralidad del ciudadano de a pie ante el desconocimiento de la ayuda económica que no dan nuestros gobiernos.
Iniciaré el año que viene con un proyecto de creación entre las artes visuales y la música electro-acústica con Marta Azparren y Sergio Blardony.
De nuevo bajo las órdenes de Carlos Tuñón el mismo elenco del Baltasar nos enfrentamos un nuevo auto sacramental: El hospital de los Locos de Valdivieso.
Junto a dos compañeros del Teatro de La Abadía, Daniel Moreno y Jorge Gourpegui, estamos insertos en un proyecto de formación e investigación que hemos denominado Fuso Negro, espacio de investigación en artes escénicas.
Y continuo mis trabajos de investigación en doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid sobre la representación y sus niveles en artes vivas.

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¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Asumiendo lo mesiánico de este acto, diría que es importante entender el día a día como la única ambición posible. Asumir que la crisis es una naturaleza más del momento en el que vivimos, y no tanto una excusa para ser posibilista. En estos momentos mi experiencia es que no es tan cierto el compromiso político como el compromiso ideológico con lo artesano. Considero que es importante asumir la dignidad del trabajo artístico como la asume cualquier otro trabajador consciente de que es ciudadano. Claro que la industria cultural no es considerada por nuestro gobierno como una prioridad para el conocimiento, por lo que es importante, y más ahora, crear un contexto de resistencia personal e íntima para posibilitar que nuestros conciudadanos se apropien de las preguntas de las perguntas, y sienta que el arte es una necesidad tan segura como la sanidad, el salario, la diversión o el plan de pensiones.

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Fisuras de Diana I. Luque en Escritos en la escena del CDN

Fisuras podría aludir a las heridas físicas de los personajes. Sin embargo, éstas evolucionan hasta volverse lesiones de un riesgo latente: un brazo que podría acabar amputado, unas piernas que, tal vez, no suelden bien y deban volver a romperse, que quizás no vuelvan a servir para bailar o andar. Ambas forman parte del tratamiento de lo siniestro en el texto, de cómo lo cotidiano se torna extraño y temible. David Ojeda, el director, aborda la propuesta en proceso textual desde un cruce de poéticas, como si se estuviesen simultaneando las dos historias en el tiempo. Algo que genera extrañamientos en la escena. Hay momentos de inquietante escenificación en paralelo que le da sentido a la búsqueda de lo contemporáneo en una escritura de laboratorio.
Adolfo Simónfisuras


David Ojeda: El teatro tiene la labor de acrecentar a la sociedad, en valores, en realidades y en compromisos

ojeda¿Cómo surge el proyecto que estrenas en la Sala de la Princesa?…Háblanos del texto y del montaje…
El proyecto de Fisuras surge dentro de la propuesta del Taller Rivas Cherif del CDN, Escritos en escena, a partir del texto de Diana Luque.
Como plantea el proyecto, se trata de una apuesta en creación, un texto que no se halla cerrado, sino que está en proceso, durante todo el tiempo de trabajo, pudiéndose incorporar, ajustar, adaptar y valorar en todo momento hasta el último día de muestra, dado que será a partir de entonces cuando se haya concluido su composición. Y así está siendo.
Tanto Diana como yo, asistimos en conjunto a todo el proceso creativo, y eso ha sido una maravillosa experiencia, pues hemos ido dando forma, a través del trabajo de estudios e improvisaciones con los actores, a la escritura de Fisuras. Existía un borrador inicialmente, con una propuesta de personajes, que no ha variado, alrededor de un 60 % de escenas, mientras que a partir de todo el tiempo de trabajo inicial, alrededor de las tres primeras semanas, se fue conformado lo que ha dado pie al texto casi difinitivo, pues como digo, el texto se cerrará en sí el día 21 de diciembre, cuando hagamos el último pase. El montaje pues se constituye como una labor en proceso, donde la dramaturgia a tres bandas, la de la propia autora, la del director y la de los actores, va cerrando y concretando el principio original de la autora, y en la que Diana tiene una labor presente y constante en tanto debe atender que el proceso creativo no sea divergente hacia la fábula, sino enriquecedor y esclarecedor.

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¿Cómo ha sido el proceso de creación?…
Ha durado siete semanas, teniendo un crescendo en el proceso de concreción del texto.
Las primeras tres semanas ocupó la labor de improvisación y creación de estudios para personajes y situaciones, desde las que ir ajustando los distintos acontecimientos que conformaban las historia.
A continuación, perfilar los personajes en las situaciones ya concretadas y acercar el texto «provisional», así se debe considerar dentro de la propuesta, a lo largo de las escenas, ajustando más la línea de conflictos y viendo la eficacia del escrito, recientemente constituido, y siendo en muchas ocasiones labor de la propia gestación del intérprete en su labor de estudio e improvisaciones. En este sentido, se confecciona una labor en tres intenciones que deben adaptarse desde la generosidad, la escucha y la suficiente honestidad, pues, se ha de saber que se está en un cuerpo vivo, operando en el instante, y que cualquier condición extraña o innecesaria podría hacer tambalearse parte del engranaje. Esta es la gran diferencia a otros procesos, pues aun cuando se puedan llevar a cabo ciertas labores preliminares de configuración de personaje y ciertas apuestas previas al texto en la investigación del conflicto, se torna leve pues el texto ya nos depura la mirada, la trayectoria a seguir, es una obra cerrada que se abre de a poco para el estreno, mientras que aquí, el estreno, si lo hubiere, se produce el último día, cuando se acaban las muestras, al menos, el estreno del texto que será ya definitivo.

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¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta puesta en escena?…
En concreto ninguno, he seguido fiel a mis atenciones como director a la hora de que el espacio escénico donde la acción del intérprete esté desde un primer momento definido. En este caso, me parecía necesario acotar desde un primer momento los espacios y los entornos donde los seis personajes iban a encontrarse, hallando de a poco, en las dos primeras semanas, la ubicación inicial de los espacios de los personajes, pues era conveniente a la hora de trazar una mínima línea de intenciones que pudiera dar coherencia primordial al trabajo interpretativo de los estudios y las improvisaciones. Se fue elaborando una escaleta de acontecimientos y lugares de referencia, a la que a poco a poco se fue llenando de contenido y la concreción paulatina del texto.
El universo plástico lo he tenía muy aproximado, levedad de espacio, lugares en dos planos de acción, sobre lo real y lo onírico, y acotar que menos elementos dieran el máximo de posibilidades. Esto estaba condicionado por el propio espacio donde se iba a mostrar, la Sala Princesa, y desde un primer momento, intenté acotar el espacio en los distintos lugares de ensayos que hemos tenido, perfilando al final de las tres primeras semanas una leve planta de espacios, lugares y entornos en los que se movían los personajes. Desde luego, iba en una dirección que se debía acercar a lo hiperreal, en línea, como bien aportaba en su escrito preliminar de imaginario la propia Diana, ubicado entre una director como David Linch con propósitos donde lo cotidiano se vuelve extraño, siniestro, acaso algo anormal… o irreal. Ese ha sido el cometido final en la labor de espacio escénico y propuesta de iluminación, ayudados por el equipo técnico del CDN que en todo momento han intentando acercarse de manera sumamente creativa y disponible al proceso creativo.

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¿Por qué haces teatro?…
Quizá porque no pueda ya, no sepa o no quiera hacer otra cosa. En este montaje, se da un instante muy hermoso. Y es parte de este engranaje mágico de nuestra profesión. En el proceso de elección de elenco, se trazaron varias posibilidades para uno de los roles, y en el camino, apareció la figura de Vicente Díez. Esto supone para mí una importante posibilidad, no porque el resto de intérpretes no sean de suma necesidad, imposible pensar en otros, David Alonso, Ángel Perabá o Xenia Sevillano, sino porque se ha producido un hecho sumamente emocionante para mí con la participación de Vicente. Pues, hace nada menos que unos treinta años, le vi actuar en la mítica Sala Cadalso con el Indio quiere el Bronx, un montaje que con mis apenas quince años, significó que me decidiera finalmente a encaminarme a esto que realizo hoy día. En este sentido, hallarme en el CDN y encontrarme con su participación, pienso, en ciertos momentos, que ha cerrado un camino que se iniciara entonces, cerrar mi deseo y mi destino. Y digo esto, y en este sentido, porque abre, por todo motivo, un espacio de crecimiento, apuesta y búsqueda en mi trayectoria, aún incierta, pero que me ha supuesto una gran ilusión, una necesaria entrega, un merecido aprehendizaje, a través de la labor continua de todo el equipo artístico, junto a Diana Luque y Miguel Ribagorda, quien además de asistirme en la dirección ha dado un calado con la labor de poética musical que hubiera sido impensable de cualquier otra forma.

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¿Qué balances haces de tus trabajos como director teatro?…Háblanos de tus últimos trabajos…
Pues que han sido necesarios, sin excepción. Desde que se produjera con mi anterior compañía, El Tinglao, el montaje de Fando y Lis, del que todavía tengo remansos, pues, próximamente estoy invitado al Congreso de Literatura de la Crueldad en la Universidad Complutense a través del profesor y Catedrático Javier Huerta Calvo, y una próxima publicación de la obra, la cuál he podido prologar con la mirada de hoy a lo que fue la puesta en escena, añadiendo fotos del espectáculo; así como germen inicial de Mi piedra rosetta de mi querido amigo José Ramón Fernández y que ha inaugurado la nueva andadura en la que me encuentro, Palmyra Teatro, siento que Fisuras enmarca y propone un salto hacia adelante. Un crecimiento de un propósito donde la coralidad escénica, la mirada trágica, la atención a personajes nobles en momentos inciertos, la creación con apuestas estéticas y estilísticas en espacios únicos, permanentes, donde no existe el vacío escénico interpretativo, donde la música es motor de la dinámica de la acción y la conducción del conflicto, donde los tres lenguajes escénicos se muestras al unísono en una labor fundamental en el eje del espectáculo, en fin, en todas estas características, pienso que son una línea de intenciones que dura desde hace diez años, sin ser mucho ni poco, apuesta por una definición de todos esos parámetros, singnifcando una estructura artística, estética y estilística suficiente. Donde la mención a la discapacidad, y a la diversidad humana, se hace eco tanto en escena como a nivel dramatúrgico, cuestiones que me rondan y pueblan desde mis principios artísticos y teatrales, desde 1992 con la idea original de lo que fuera El Tinglao, compañía que dirigí durante casi 15 años, con una puesta innovadora en el panorama nacional, apostando por vías que hoy son reales, algo cotidianas, pero que entonces, era sumamente genuinas… Creo que en este arco de más de veinte años, y en lo concreto, en el ciclo ce los últimos diez años, Fisuras, hace un salto suficiente, y circunda una puerta desde el que adentrarse a una aventura nueva, una amplitud en la mirada y un recorrido en la búsqueda de espacios en diálogo con todo esto que me antecede.

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¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Pues creo que tiene la labor de acrecentar a la sociedad, en valores, en realidades y en compromisos. Creo que la labor del teatro no duerme, no se siente ajena a las situaciones vitales, a las distintas formas sin ética que rodea a la política, por ejemplo, y a las distintas necedades y comportamiento faltos de humanidad de muchas capas sociales. Busca continuamente actualizarse, convertirse y avanzarse a sí mismo, pues tiene una labor de vate, vigía y timón permanente, no nunca una permisividad, un estancamiento, sino una pura y digna vanguardia, pues en todo hecho teatral se renueva, analiza y enmarca atenciones que la sociedad y el ser humano nunca debe dejar de atender. Por eso, hoy, mañana y desde siempre, el teatro no ha perdido, pierde ni perderá ese rumbo, por tanto, labor inexcusable e imperecedera, por suerte, en tanta marchita y a veces inane condición vital, también nociva, reitero, en ciertos comportamientos carentes de ética y valor humano de ciertos estratos sociales o de ciertos profesionales de la política, que por otro lado, debieran revisar sus acciones para ver otra función vital y social más necesaria.

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¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Viniendo de lo anterior, ha afectado rotundamente, haciendo que aparezcan aspectos nada deseables ni para los creadores ni para el público. La palabra crisis, como sabemos, es por desgracia una constante en el quehacer de nuestro arte, y por ello, aporta la necesaria imaginación para salir de ella. Quizá esa crisis, real, que vivimos, debieran padecerla otros estamentos de la acción profesional y social, para que tuvieran mejores ideas, y no compras insólitas de intenciones necias. Se mira a Europa por motivos infinitos, pero no se reconoce nunca en nuestra electiva profesionalidad política el ámbito de la cultura en esa Europa que ha hecho grandes apuestas, aciertos infinitos y actos sociales para con la cultura de sus naciones y pueblos, y que por desgracia aquí seguimos no usando, pero que a los profesionales de esta arte, de esta profesión, milenaria, no nos parecen inciertos, imposibles e inmarcesibles en una sociedad democrática, que evoluciona y que busque para sus ciudadanos un crecimiento ético, cultural y político. Es por todo ello, lamentable, y hace difícil poder mantener con las mismas circunstancias activas a la necesaria función profesional que debiera compararse al resto de profesiones de nuestro país, pues qué sería de otras tantas funciones sociales y profesionales si se vieran en estas mismas situaciones de recortes y desatenciones permanentes… quizá, por suerte, los que estamos en este lugar, seamos capaces de imaginarlo… otros, igual, no tienen esa capacidad…

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¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Pues por todo el momento de atención que ha supuesto Fisuras, solo he podido ver Fausto de Pandur. Creo que sigue fielmente las señas de identidad de este genuino director. Es mayestática, una apuesta estética grandiosa, y un rasgo distintivo más en el universo de su dirección. Sobre todo, rescato la labor de la dramaturgia, que me pareció acertada para abrir esa fábula con distancia y originalidad suficiente a nuestros días. Hay actuaciones fantásticas como la de Ana Wagener o la del mismo Roberto Henríquez, dimensionando el trabajo coral y estético del resto del elenco. Para mí, ha sido algo más sugerente, como espectador, que otras propuestas que haya visto anteriormente del mismo director.
En otro orden, resalto En el desierto, que pude ver a inicio de temporada, y que creo que es una de las obras más geniales que haya visto de Chevy Muraday, y que es una lástima no pueda volver a la escena madrileña, igual me equivoco, o que tuviese un tiempo más en cartelera, pues creo que resume una marcada búsqueda y recorrido en su trayectoria como creador y coreógrafo, y propone un trabajo sumamente artístico, estético y profesional en el engranaje del teatro, la danza y la mirada conjunta, a través del resto de aportes artísticos que configuran la nómina de intérpretes y diseñadores que aúnan el proyecto, y que consolida un trabajo escénico de los mejores que puedan haberse visto en este arranque de año escénico.

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¿Proyectos?…
Pues continuar con la difusión de Mi piedra rosetta que abre un marco sobre la diversidad en la escena y la accesibilidad para el público con discapacidad sensorial en todas sus representaciones, cuestión primordial al proyecto de Palmyra Teatro y no muy común en la escena nacional. Conseguir que se pueda ver más viene siendo mi objetivo del último año, a ver si lo logramos,… y existen otras aventuras, pero mencionarlas pueda ser motivo de que dejen de serlo, por tanto, como las meigas, haberlas, haylas… pero mejor, vivirlas, pues será lo mejor, así que eso pido a los reyes, papás noeles y otras figuras de la magia, la ilusión y por tanto, la realidad…

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¿Se pueden hacer propuestas combativas de teatro hoy?…
Por supuesto, y en mi caso, Palmyra Teatro es mi apuesta combativa, pues reivindico que la escena es plural y diversa, que los lenguajes escénicos brindan una oportunidad inmejorable para encontrarse la posibilidad humana en todo su rigor y extensión, añadiendo a que no solo en la escena se vea esa necesaria vida compartida por las personas con capacidades diferentes, sino que apuesto porque cada función toda persona sin ningún requisito ni condición sienta la posibilidad de compartir su ocio, su cultura y su hecho vital ante una función accesible, motivando a que no sea un día exclusive, sino inclusive, en el mundo en el que vivimos. Quizá sea mi lugar de combate, pero siento que en muchos aspectos se une a todos y cada uno de los motivos que los profesionales del teatro hacen y construyen cada día, para seguir haciendo un mundo y una sociedad mejor, al menos, lo tenemos inscrito en nuestro código deontológico, y por qué no, en el genético…

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Tomi Ojeda nos habla de su experiencia a lo largo de veinte años en el teatro y la danza

tomiojeda¿Qué es el teatro para ti?… ¿Por qué haces teatro? …

El teatro para mí es una herramienta viva, directa entre emisor y receptor para transmitir hacia fuera esa comunicación entre ambos, un medio a través del cual puedo expresar desde la creación situaciones que quiero plantear desde el arte y lo social. El teatro mueve conciencias, nos hace pensar, reflexionar, cuestionar… nos hace libres para elegir dónde deseamos posicionarnos ante un hecho concreto…nos emociona, nos duele, a veces, nos remueve, nos calma, es una escuela de llanto y risa, una tribuna libre donde podemos expresarnos, como decía Lorca.

Hago teatro, danza… porque es un sueño que he hecho realidad, un sueño que tenía desde pequeña cuando jugaba a disfrazarme para ser Gilda y cantaba lo de Amado mío… Como veía complicado ese sueño porque no veía actrices ni bailarinas cojas, pues pensaba que no podía ser… Aparqué ese sueño, viví otros caminos y a los 30 años, después de separarme de mi pareja, me plateé qué hacer con mi vida y, bueno, fui a por mi sueño y aquí estoy. Ha sido un camino difícil, maravilloso, agotador, bello, inmenso para bucear y descubrir miles de posibilidades que mi cuerpo, diferente al resto de lo “normal”, ha experimentado a la hora de crear personajes desde otros movimientos, buscado desde esa diversidad física funcional, que me lleva por caminos distintos a la hora de investigar y crear. Un bello sueño hecho realidad, lo cual me satisface porque me confirma que se puede soñar despierta y hacerlos realidad desde el trabajo, la voluntad, la tenacidad, el amor y entrega que pones en ello.

 

¿Qué balance haces de tu trayectoria como actriz?

Bueno, tras 20 años de carrera, siento que es un balance bastante positivo en lo personal, no tanto en la difusión y planteamiento social de las compañías que están compuestas por actores con diversidad funcional o con otras diversidades, no tan visibles, que trabajamos en este campo. Tras mi primer taller de teatro donde mis profesoras sólo trabajaban mis partes “validas” de mi cuerpo, Ángel Negro y yo, pensamos que no era el camino adecuado, nuestros cuerpos funcionaban de manera diferente al resto, pero daba para mucho más…Nos planteamos crear un taller teatral donde tuvieran cabida todos los cuerpos, mentes y personas que quisieran formase en teatro, plena diversidad y punto. Hablamos con David Ojeda, profesor de teatro, actor por aquella época, le lanzamos nuestra propuesta ,le gustó, aceptó el reto como profesor, porque para él ahí empezaba también un camino desde la formación en la diversidad que luego desembocó en su tesis Teatro y discapacidad. En ese encuentro se creó la semilla de la compañía de teatro y danza el Tinglao, siendo los tres sus fundadores.

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Un largo camino para ver que aún, lo social, sigue haciendo su doble juego, es decir, aprueba la existencia de este tipo de compañías pero, el circuito donde movernos es reducido, el arte y lo social están discapacitados, nos somos las personas con diversidad funcional la que tenemos el problema con la sociedad, es la sociedad quien tiene un problema con nosotros, se habla de inclusión, integración, normalización, inserción…Bellas palabras que no van a ningún sitio, que no se cumplen, porque la escuela de arte dramático, el conservatorio de de danza y música, y muchos centros de formación actoral siguen siendo inaccesible tanto por las barreras arquitectónicas que aún quedan por derribar, y por no haber cabida para que cualquier persona que elija el camino del arte y la creación se pueda formar en las escuelas normales porque no están abiertas aún a cuerpos que ven, oyen, caminan, piensan o se mueven de manera diferente a lo entendido como “normal”. Las instituciones, los docentes, tienen que abrir su mente a la diversidad humana, a la aceptación de lo diferente sin que sea una “imposición social” para cumplir el expediente y decir que todos tenemos los mismos derechos, cuando bien se sabe que eso no es cierto en esta sociedad en que vivimos, hay que cambiar tantas cosas socialmente, desde el derecho, no desde cerrar el circuito de éstas compañías a ciertos campos sólo del ámbito de la discapacidad, sino, al contrario, estar en los circuitos de red como otras compañías, por su trabajo, por su calidad en la puesta en escena, porque haberlos haylos, no sólo estar en momentos puntuales para celebrar el día “D”…En mi trayectoria personal diría que va estando bien ya que he hecho los proyectos que he deseado hacer, y eso es un placer, en lo social, queda MUCHISIMO por hacer, como diría Lis, uno de los bellos personajes que he tenido la oportunidad de crear y disfrutar…pero seguimos estando en el mismo camino de siempre no hemos avanzado nada…Han pasado 20 años, es una pena, pero no ha cambiado mucho la cosa, no nos engañemos, pero sigo ahí, seguimos ahí para que los que vienen detrás lo tengan un poco más fácil.

 

¿Cómo surge el proyecto Mi Piedra Rosetta? Háblanos de tu personaje.

Bueno, creo que ésta pregunta sería mejor que la contestasen David Ojeda y Sara Akkad, los creadores de la compañía Palmyra Teatro y José Ramón Fernández, el autor del texto, pero, intentaré a través de dos pequeños extractos de José Ramón que circulan por entrevistas y en la página de Palmyra Teatro en facebook, donde podéis entrar y bucear toda la información al respecto de lo que es este proyecto. José Ramón lo cuenta así:

     En el otoño de 2010, Sara Akkad y David Ojeda (es decir, Palmyra Teatro) me propusieron que escribiera una obra con estos mimbres: Jesús Barranco, Patricia Ruz, Tomi Ojeda y Christian Gordo, más un violonchelista. Y libertad absoluta para inventarme una historia.

     Por supuesto, decidí que jugasen las características especiales de Patricia, Tomi y Christian como intérpretes: Patricia es coreógrafa; Tomi se mueve en silla de ruedas; Christian es sordo. Y los tres son bailarines.

    Esta es una historia que habla de cosas que le pasan a todo el mundo: la dificultad para conocer al otro, para dejar que el otro te conozca; la dificultad de amar; la dificultad de vivir. Es una historia que habla de límites y caminos. Esta es también una historia sobre la belleza, sobre la música, sobre nuestra incombustible voluntad de amar.

     Esta es una historia de amor. Una historia sobre el amor de un hermano. Esta es una historia sobre las palabras. Esta es una historia sobre la belleza. Esta es una historia sobre las personas que tenemos al lado y no amamos lo suficiente. Esta es una historia sobre lo pequeños que somos. Sobre lo miserables que somos. Esta es una historia sobre los momentos en que somos ángeles.

José Ramón Fernández

 

Victoria, mi personaje, es una mujer que no suele rendirse. Desde fuera parece que se come el mundo, pero tiene un mundo interior turbulento también, pero está ahí en esa espiral de mirar al otro, de ponerse en su lugar, de ayudar, de necesitar al otro, de escuchar, de entender el silencio de Ariel, de ayudar a Bruno a salir del pozo donde ha caído. A través de Nura, amiga suya, bailarina, trama un posible concierto para ayudar a Bruno, para que Ariel a través de la danza pueda entender la música, entender qué le pasa a la gente cuando oyen a su hermano tocar y se emocionan y sienten algo que él no puede entender porque no puede oír lo que toca su hermano, saber que pasa en el adentro de Bruno. Y bueno, todos los personajes caminan por esa mirada al otro, por ese mundo interior de cada uno, de soledades, silencios, miedos, límites, caminos, vida, muerte, encuentros, desencuentros…

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¿Cómo fue el proceso de creación?…

Cuando José Ramón nos entregó el primer borrador del texto, hicimos trabajo de mesa, leímos el texto, hablamos del perfil de los personajes. David nos dio pautas para cada personaje y empezamos a trabajar partiendo de improvisaciones. Siempre ha sido un trabajo en equipo desde la dirección, el autor,  el elenco de actores, los músicos,  la lengua de signos, la interprete de signos, ya que tanto para el trabajo de Christian, que necesita ese apoyo,como para el resto de actores, que hemos tenido que aprender parte de esa lengua para comunicarnos con Christian a la hora de crear a Ariel y para el trabajo final de audio descripción, sub titulación…para que sea un montaje totalmente accesible a cualquier público que asista a ver la función, ya que se trata de eso. De esa metáfora que es Mi Piedra Rosetta, esa accesibilidad a la comunicación y la necesidad de comunicarse con el otro venga de donde venga la forma en que se haga, que el resultado sea posible y entendible para todos, porque se puede hacer, esta obra lo demuestra, además debe ser así. Esperamos que esta propuesta sea una puerta abierta para que otros creadores tengan en cuenta la accesibilidad universal a la hora de montar una obra, para que los teatros, los cines, los museos, la salas de conciertos…etc, se planteen esto para que cualquier persona con diversidad funcional, tenga la misma oportunidad de acceder a una sala en cualquier momento, no solo, el día tal, en que es el día que parece ser el “oportuno” para poder disfrutar del ocio como cualquier otro ser que compone la sociedad.

 

¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear tu personaje?…

He partido de pautas que me ha dado David, del fuego, como elemento, del transitar en espiral, sintiendo que tengo que estar en una situación, pero que a veces, no puedo estar, que deseo irme, pero que sigo permaneciendo en ese lugar desde la ayuda al otro, la escucha, la mirada, pero que también siempre está la decisión de salir y cerrar la puerta para no volver a entrar nunca más si elijo ese camino…de la energía y fuerza que posee Victoria, su risa, su pasión, su soledad interior. Llevo conviviendo con Victoria desde Junio del año pasado, además, Victoria tiene facetas de su vida que tienen que ver con Tomi y Tomi con Victoria. Es así y no sé si es bueno a malo a la hora de crear el personaje, pero a ambas, nos está sentando muy bien esta convivencia…jajaja. Yo le aporto a ella y ella me aporta a mí. También en un momento de la creación del personaje hablé con José Ramón pues había ciertos puntos de encuentro entre ambas que había que perfilar más desde la necesidad de dar más matices a Victoria y José me ayudo mucho, es un ser muy, muy generoso, de una gran escucha, abierto a la necesidad del actor a la hora de crear a través del texto, así que tuvimos una bella y larga conversación que empezó por Victoria y acabó hablando Tomi porque era delicado lo que le comentaba, en un momento me rompí por dentro y me abrí a él desde Tomi, sólo faltaba una semana para el estreno de Diciembre, pero o lo hablaba con él o callaba para siempre, y creo que ha sido hermoso y certero para los tres, para José, Victoria y Tomi. El día siguiente a esta charla, David me dio el nuevo texto de José corregido y…. me emocioné mucho, porque había recogido tan, tan bien todo lo dicho por mí, por Victoria. Es grande, muy grande como persona, como autor, porque esta obra es tan reivindicativa, tan actual, tan del día a día lo que vivimos aquí y ahora, con tanta belleza y contundencia en sus palabras. Es un bello y necesario trabajo ésta puesta en escena. Además todo el equipo hemos puesto pasión, ganas, entrega, energía, voluntad, amor, mucho amor, y claro, así con estos ingredientes, es fácil estar y trabajar siempre con la mirada en avanzar, nunca rendirse y sobre todo, disfrutar de lo que hacemos.

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¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actriz en teatro?…

Bueno, partiendo de que siempre que empiezo un nuevo proyecto, una nueva creación de un personaje, sea teatro, danza, performance…me cago la pata abajo, me entran todos los miedos e inseguridades habidas y por haber, me digo y me repito mil veces, por qué no me quedo en mi casa haciendo arroz con leche, que no me gusta ni sé cómo se hace…Pues creo, que el balance desde mí, que sólo me sirve a mí, porque el de fuera es el público y los críticos quien lo hacen, casi siempre es un balance positivo, es un paso más para seguir aprendiendo, reciclándome como creadora, seguir apostando por aquel sueño que está en mis manos para que siga siendo una realidad y en la proyección hacía los demás para que se queden lo que les sea válidos para ellos y un mensaje social desde el arte para seguir abriendo caminos, tendiendo puentes para avanzar en el arte, lo social, los derechos, la diversidad humana y el transitar la vida, que no es poco. He tenido la suerte y la posibilidad de poder trabajar con diferentes compañías aquí en España y fuera de nuestras fronteras, y eso ha sido un placer y un gran aprendizaje. Solo puedo decir, gracias. Siento que mi trabajo es respetado, y lo agradezco de corazón, unos gustan más, otros menos, pero doy gracias a la vida y a las personas que me traen estos bellos regalos como ahora lo hace Palmyra Teatro y el texto de José Ramón de Mi Piedra Rosetta.

¿Cómo preparas los personajes?…¿Cuál es tu método?…

Pues no tengo un método concreto, cada personaje es un mundo a investigar, estudiar músicas, textos, partituras de cuerpo, visualizar posibilidades aún no encontradas, atreverte a probar, a improvisar, a proponer,  a transmutar los miedo e inseguridades en ganas, fuerza, valor, voluntad, tenacidad, trabajo, amor por lo que haces…

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¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…

El teatro es una herramienta de reivindicación, de denuncia, de posicionamiento, del pueblo para el pueblo. En el momento actual que vivimos hay tanto, tanto que denunciar, que desenmascarar. Pero creo que el momento de necesidad de denuncia no sólo es de hoy, ha sido desde siempre. El teatro es un abanico de posibilidades desde la ironía, la comedia, el drama, tragicomedia, el absurdo… Desde el cuerpo, la palabra, la música, el silencio, la mirada, el ritmo…es un campo de cultivo para proyectar hacía fuera las vivencias, creencias, sueños, deseos, frustraciones, posibilidades, encuentros y desencuentros, soledades y libertades del ser humano. Esto es para mí, otros eruditos del estudio de este gran arte, aportarían mucha más luz de este bello encuentro entre emisor y receptor. Pero yo soy gente llana del pueblo llano…jajaja…

¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…

¿Hay algún sector social que se salve de esta subida o estos recortes? Bueno si, hay uno, y no es social. El poder, el capital. Los de arriba, los que tienen el poder, el capital, pisando el cuello a los de abajo, al pueblo, al obrero. Es una vergüenza todo lo que está pasando. Es injusto que no haya una justicia igual para todos, todo lo que vemos cada día en este país a mi me lleva a la reflexión de que ahora no hay una guerra de tanques y bombas en la calle. Hay una guerra contra la población civil por los que ejercen el poder. Un poder que se ha cargado todo el estado del bienestar de este país. Unos derechos que nos han arrebatado de cuajo, con manipulación, mentiras, engaños, sin vergüenza ni respeto por la vida y la dignidad de las personas. Atentando contra el pueblo, la democracia, la constitución…A mí, al colectivo de personas con diversidad funcional, los que estamos los últimos de la cola en lo social, los que no contamos, no nos tienen en cuenta, no somos visible, deciden por nosotros dónde tenemos que vivir, en residencias, apartados del mundo, donde no estorbemos, donde  seamos muertos vivientes sin derecho a elegir cómo deseaos vivir nuestras vidas, sin apoyos, con una puta ley de dependencia en vez de una LEY DE INDEPENDENCIA, porque ahora mismo por poner un ejemplo, se está preparando la ciudad del autismo en Málaga. Pensarlo me da escalofríos, es monstruoso. Un país donde hay personas que se están muriendo en sus camas por falta de apoyo del estado, de derechos, de herramientas, como la asistencia personal. Cuesta mucho más una plaza en una residencia, que la asistencia personal para que sea el individuo quien elija dónde desea vivir, con quien, con derecho al trabajo, al ocio, al estudio, con accesibilidad universal, con el respeto a su dignidad como persona, como ser social. Soy activista del Foro de vida Independiente y DIVERTAD, dignidad y libertad en la diversidad. Llevamos muchos años realizando documentos hacia los estados, la administración, el gobierno, haciendo encierros, haciendo marchas por los derechos humanos…Trabajando mucho en todos los sectores sociales para que se oiga nuestra voz, para decir basta, porque nuestra gente se muere por los rincones por falta de derechos y herramientas que tiene que poner el estado, y éste, mira para otro lado…. Toda esta mierda que está cayendo, a quien más salpica es a nosotros, porque como te digo, somos los últimos de la cola de los sectores desfavorecidos de esta nuestra sociedad, nosotros REEEEEEEPAGAMOSSSSSS, y no sigo ahora mismo porque me estoy poniendo de muy mala leche, me hierve la sangre. Por todo ello, para mí el arte, el hecho creativo, es una grandísima herramienta de denuncia.

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¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…

Seguir creando proyectos que toquen al poder, al estado, convertirnos en escracher, señalar a los responsable de esta crisis que no es el pueblo, es el estado, la banca, el capital, unir sinergias y fuerzas creativas que proyecten dónde se haya el ser humano en estos momentos, porque también hay una gran crisis en valores humanos, cambiar el paradigma social hacía otro lugar de igualdad y derechos. Como me dijo una gran amiga y creadora hace pocos días: Los creadores, tenemos la obligación de crear conciencia colectiva. Siento que es necesario despertar a través del arte al ser humano, para que reaccione, para que no caiga en la apatía, la desesperación, la frustración, la impotencia… El arte, el conocimiento, nos hace libres.

 

¿Qué obra de teatro has visto últimamente?… ¿Qué te pareció?…

Voy muy poco al teatro, al cine, a museos, a conciertos, a restaurantes… No porque no me guste o no me apetezca, sino, porque como dije en la pregunta anterior, reeeeeeeepaaaaaagaaaaamossss por todos lados. Una salida en mi vida cotidiana a cualquier evento de este tipo supone, buscar un asistente personal, las horas cuentan, porque hay que pagar su trabajo, su entrada, porque no le vas a dejar en la puerta, y porque tiene que ayudarte dentro también, gasolina si vas en coche, transporte doble si vas en servicio público, y suerte si es accesible, que entonces, hasta hechas una sonrisilla porque ese día no ha sido tan jodido llegar sin altercados mil, pero luego viene la guinda, ¿será accesible el lugar, podré mear con dignidad o tendré que mear en la calle, si puedo, o buscar algún baño accesible en algún lugar perdido, porque no suele haberlos en casi ningún lugar público sea de ocio o de algún organismo público, que tampoco suele tener baños accesibles, y si los hay, suelen estar muyyyyyy sucios, luego al final, después de todo el mogollón para llegar al lugar donde se supone que vas a divertirte un rato, te puede pasar lo que le pasó a mi amiga Maika el sábado cuando fue a ver la función y llegó la hora de mear y tuvo que irse hasta la estación de atocha para poder mear en un baño sucio, porque ni en los teatros, ni cines, ni museos, ni…Hay un baño digno donde mear como cualquier persona andante.

Cuando estoy en la faceta de actriz, hago lo imposible por estar y tomármelo con humor porque mi objetivo en que se proyecte el trabajo para seguir en la lucha por mí y por los que vienen detrás, pero en mi vida personal, hace años que tomé la decisión de no pisar ningún lugar donde no estuviera accesible para mí en todos los sentido, y de esos, os aseguro que hay MUYYYYYY pocos. Irónico y vergonzoso ¿no?, amo mi profesión, pero no puedo empaparme del trabajo de otros creadores, no puedo disfrutar de ellos, enriquecerme con ellos, porque la sociedad en la que vivo me lo pone, nos lo pone muy difícil a los que funcionamos y vivimos de forma diferente al resto de la sociedad, luego, que no me hablen de inserción, integración, inclusión, normalización, porque  aparte de que son palabras vacías que se incumplen cada segundo de nuestra vida, somos discriminados por nuestra diversidad funcional, entonces, no quiero pertenecer a este tipo de sociedad en la que continuamente se pisotean mis derechos … ¿Antisistema, escracher, inconformista, perro flauta, subnormal, discapacitado, minusválido, de izquierdas, anarquista…? Soy yo, las circunstancias que rodean mi vida, mi aquí y ahora, quienes me harán posicionarme en el lugar que elija estar para seguir apostando por un mundo mejor, porque es posible, sólo es cuestión de señalar a los responsables  de éste holocausto humano que estamos viviendo en estos momentos. Y el ARTE, es muy buena herramienta para llevarlo a buen puerto.

 

¿Proyectos?…

Hay alguno por ahí, pero se están cociendo, preparando. Os iré contando cuando se vayan convirtiendo en realidades. Gracias por vuestra escucha y por ofrecerme esta oportunidad de compartir con vosotros mi aquí y ahora.

Un abrazo cálido para todos. Nos vemos en Mi Piedra Rosetta. Que lo disfrutéis.

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Seminario «Memoria y pensamiento en el teatro contemporáneo»

Lunes, 8 Abril 2013
Sala María Zambrano 0C9
-16.30 hrs. Melania Moscoso: “De aquí no se mueve nadie”: Del uso del discapacitado para el aleccionamiento moral.
-18.00 hrs Encuentro con José Ramón Fernández y David Ojeda, autor y director de Mi piedra Rosetta.
Interpretación de fragmentos de Mi piedra Rosetta a cargo de la compañía Palmyra Teatro.
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