Sergio Blanco: El teatro es el espejo oscuro en el que los seres humanos necesitamos mirarnos
¿Qué es el teatro para ti?…
Creo que es el espejo oscuro en el que los seres humanos necesitamos mirarnos. Es ese mirador en donde venimos a mirar y a mirarnos. Jorge Luis Borges al intentar definir el oficio del actor decía que se trataba de alguien que juega a ser otro ante un concurso de personas que también juega a tomarlo por ese otro. El teatro es ese espacio maravilloso que autoriza estos mecanismos de denegación en donde lo real y lo ficticio se dan en un mismo soporte. Ese lugar que implica un aquí y un ahora pero para hablar de otro lugar y otro tiempo.
¿Cómo surgió que escribieses teatro?…
Empecé a escribir durante mi clandestinidad cuando tenía veinticuatro años, es decir en el período en que estuve sin documentos en Francia. Por ese entonces tenía miedo de que la policía me sorprendiera en las calles de París y que me obligara a regresar a mi país de origen a donde no quería volver. Entonces decidí encerrarme y no salir a la calle. En esa situación lo único que podía hacer era leer. Y fue lo que hice hasta que un día decidí empezar a escribir. Sin esta experiencia de la clandestinidad y del encierro, creo que nunca habría empezado a escribir.
¿Por qué escribes teatro?…
Porque es lo único que sé hacer. Porque es lo que permite combatir la soledad. Porque cuando escribo le pierdo el miedo a la muerte, a la enfermedad, a la desaparición, al sufrimiento. Porque es lo que me permite reencontrarme con mi lengua materna que es el español y con la que solo me encuentro en las sesiones de escritura.
¿Cómo surge el texto de Kassandra?…
Surgió en una estadía que tuve en Atenas a donde fui invitado para el estreno de una pieza mía llamada Slaughter. Tuve que pasar varios días en la capital griega y estaba muy solo. Una mañana me desperté y me dije que lo único que podía tener en común con Esquilo, Sófocles y Eurípides era escribir una pieza de teatro en Atenas. Y entonces como solo me quedaban dos días, decidí salir bien temprano a caminar con un mapa de la ciudad en la mano e ir escribiendo en las calles del mapa todo lo que se me iría ocurriendo en las calles reales del itinerario. Poco a poco el mapa empezó a quedar oscuro de texto. A la noche cuando regresé al hotel, tenía casi toda la pieza escrita en el mapa. Y era un monólogo. Y escrito en inglés que es una lengua que desconozco en absoluto. En cierta manera es una pieza que me fue dictada por la propia ciudad. Muchas veces digo que no es una obra que escribí en Atenas sino que es una obra que Atenas escribió en mí.
¿Hiciste algún tipo de búsqueda o documentación sobre el tema antes de empezar a escribirla?…
No. No hice ninguna búsqueda porque todo fue muy improvisado. Luego cuando ya la pasé a Word, es decir cuando la pasé del mapa a la pantalla, algunas cosas fueron cambiando, pero muy pocas. Yo quería que el monólogo – la voz de Kassandra –, tuviera el ritmo y la respiración de lo que había sido mi vagabundeo. Cuando uno lee la obra puede sentir que tiene un ritmo particular. Y para preservar ello, no toqué mucho el texto. El monólogo tiene que tener algo de vagabundeo, de deambulación, de recorrido. Pobre Kassandra, ella camina todo el tiempo por la ciudad buscando clientes, buscando la manera de sobrevivir, buscando personas a quienes contar su historia. Pobre, ¿verdad?.
¿Ha cambiado tu visión del texto a partir de la puesta en escena?
Claro. Cada puesta en escena me hace tener una visión distinta del texto. Eso es hermoso. Pero eso no me sucede solo con Kassandra. Eso también me sucede con todos mis textos. Cada puesta en escena que veo me dejo deslumbrar por la nueva visión que me va a presentar el director y su equipo de actores y técnicos. Una pieza de teatro nunca está terminada. Es siempre una pieza inconclusa. Desde un punto de vista escénico es algo completamente hueco. Es la invitación para algo que no sucederá nunca en el texto sino que sucederá en ese otro lugar que es la escena. De alguna manera cada nuevo director la va a concluir con su propia puesta en escena. Y esto es algo fascinante para mí. Eso es lo que hace que mis piezas siempre estén vivas y abiertas, siempre a la espera de que alguien venga a encarnarlas, a darles vida y a hacerlas decir muchas más cosas de las que yo he pretendido decir.
¿Qué balance haces del desarrollo de tu escritura?…
¡Ay! Eso me cuesta respondértelo. Creo que prefiero que los balances lo hagan otros. No conozco lo suficiente el desarrollo de mi escritura para darte una respuesta seria. No sé. Es posible que no me anime a hacerlo.
¿Opinas como algunos autores que no hay que publicar un texto hasta verlo estrenado?…
No. No opino eso para nada. He publicado algunas piezas mías que no se habían estrenado antes de la publicación. El texto de teatro es sin lugar a dudas la base de una representación escénica pero también es un objeto literario, y como tal es interesante que sea publicado. Leer una pieza es algo tan bello. Ir pasando las páginas. Ir hacia delante o hacia atrás. Poder detener la lectura cuando nosotros lo decidamos, por ejemplo en el momento preciso en que Romeo se va a apuñalar. Eso es algo hermoso. Uno puede detener la muerte. Eso solo se puede hacer leyendo teatro. Yo siempre defiendo la publicación ya sea antes, durante o después.
¿Qué sentido ha de tener el teatro hoy?…
El que cada uno le quiera dar. El teatro es algo que puede tener muchos sentidos o que hasta puede no tener ningún sentido. Yo adhiero mucho con lo que dice Oscar Wilde en el prólogo de El retrato de Dorian Gray: “Todo arte es perfectamente inútil”. Para mí el sentido que tiene el teatro en tanto que experiencia artística es que nos brinda un instante estético absolutamente inútil, un momento en que todo se suspende y algo imposible acontece delante nuestro. Y creo que es esa inutilidad la que lo hace algo extraordinario. Es el mundo de las naderías en donde nada es lo que es. El mundo en donde 2 más 2 puede ser 6. El mundo en donde el ser y el no ser acontecen en un mismo tiempo y espacio. ¿Qué sentido tiene el teatro? No lo sé. ¿Qué sentido tiene una manzana? ¿O una mariposa? No sabría decírtelo. ¿Qué sentido tiene el silencio de una piedra?.
Alguna sugerencia para crear en tiempos de crisis,,,
Soy malísimo sugiriendo cosas. Cada vez que sugiero algo me equivoco. A ver… Yo creo que el artista siempre está en crisis. Que no existe creación sin crisis. Pienso que el tiempo de la creación es siempre un tiempo crítico. Yo creo porque estoy mal o angustiado o porque tengo miedo de morirme. Cuando estoy feliz no me interesa ponerme a crear. En los instantes de felicidad salgo a caminar, a ver amigos o juego con mi gato durante horas. Sin embargo cuando algo me duele en Dinamarca – cuando algo entra en crisis –, entonces allí empiezo a crear.
¿Proyectos?…
Por suerte tengo muchos proyectos para los próximos dos años a venir. En este momento estoy ensayando un texto mío que se llama Ostia y que voy a estrenar yo mismo con mi hermana la actriz Roxana Blanco en Montevideo. Es un texto que está escrito para ser leído por nosotros dos. Yo no soy actor y esta es la primera vez que voy a subir a un escenario. Luego voy a poner en escena mi último texto La ira de Narciso que voy a estrenar también en Montevideo con la actuación del actor, dramaturgo y director teatral uruguayo Gabriel Calderón. A comienzos del año que viene voy a dirigir Las tres hermanas de Chejov. Y a todo eso se suma todas las giras que tenemos por América Latina y Europa con mi última puesta en escena de mi texto Tebas Land. Luego tengo también mucho trabajo de investigación, docencia y formación en las distintas universidades y escuelas en las que trabajo.
Hécuba de Euripides en el Teatro Español
Hay muchos personajes femeninos interesantes en la historia de la literatura dramática. Hay muchas madres conmovedoras por cómo viven su condición de generadoras de vida, la lista sería interminable. Pero pocos personajes femeninos hay como Hécuba, por eso es un gran clásico. Que una madre esté en el tiempo del otoño de su vida y con todo perdido y aún así, sea capaz de reaccionar como el animal protector que todos llevamos dentro, no es tan fácil de encontrar en las páginas escritas por los autores de teatro. Hécuba es un mito porque supone el abismo para un personaje al tener que decidir entre la vida y la muerte, entre el perdón o la venganza. Y como inmensa tragedia que es, contiene todos los elementos precisos para que el espectador esté pegado a su butaca durante toda la representación. La puesta en escena de José Carlos Plaza ayuda a que esa mítica historia se acerque a nuestro tiempo, algo que también consigue Juan Mayorga con su versión. El elenco es muy acertado y dentro de él, está la actriz que, a lo largo de su carrera ha transitado por todos los estilos de teatro y de todos ha salido airosa sin perder su personalidad, ella es: Doña Concha Velasco.
Adolfo Simón
José Pedro Carrión nos habla sobre su larga trayectoria en el teatro.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
A los siete años las Variedades llegaron a mi pueblo, a los doce salí voluntario para payaso, a los diecisiete hacía teatro leído, luego, con veintiuno, entré en la Resad y allí conocí en vivo y en directo a D. Manuel Dicenta y a William Layton… Salí de estampida tras él hacia el Pequeño Teatro de Magallanes 1. Y en ese teatruco eche los dientes…
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
Una vocación. Creo que de servicio a los otros. Y lo hago, porque soy obediente a la voz que suena dentro…
¿Tu labor en el teatro lo has compatibilizado con otros trabajos?…
Vendí libros, hice la mili, cobré autobuses y me hice animador cultural… Me gusta mucho trabajar la madera en mi casa y los focos en el escenario… También sería cocinero…
¿Qué balance harías sobre tu larga trayectoria?…
Espero que la trayectoria de privilegio que he vivido me sirva para seguir buscando el camino hacia un sueño reparador.
¿Qué diferencia hay para ti del teatro que se hacía en tus principios al que se hace hoy en día?…
Por aquellas circunstancias nefastas, el teatro estaba más cerca de la sociedad. Ahora, que vamos directos a peor, además está en un momento de desprestigio, de conformismo, de autocomplacencia, que hace que a la mayor parte de las personas le sea indiferente.
¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Cuando desarrollas el oficio de actor es cuando puedes darte cuenta del enorme capital humano que se pone en juego: el cuerpo, la respiración, la imaginación, la mente, el corazón, la voz, el silencio, la escucha del otro, las palabras escritas, que describen al hombre, la colaboración, la amistad, el coraje, la voluntad, la poesía… Y me extiendo con intención, aún habiendo más y más, porque es muy lamentable que en los teatros que se han hecho, o rehabilitado, los niños, los adolescentes, los mayores no lo practiquen. Y en su mayoría estén vacíos o infrautilizados. Quien en realidad hace el teatro son las personas que en el silencio y la oscuridad de la sala empiezan un sueño con nosotros, que cuando es buen teatro es transformador, también para el actor, y muy nutritivo para el espíritu y un gran antídoto contra la mediocridad.
¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
Con Valery Tellechea. Además de hacer Júbilo, por ejemplo en el Corral de Almagro en Julio, hemos dado cuerpo a Marguerite Duras en La Douleur, con versión de Juan Caño y un equipazo de colaboradores, Mariano Díaz, Juan Gómez Cornejo, Elisa Sanz, Enrique Vara… Y he vuelto a trabajar con José Carlos Plaza, que me enseñó tanto sobre este oficio, y al lado de mi admirada ha Concha Velasco y con Juan Gea, con el que he compartido tantas noches en el escenario. Y soy un hombre contento, viendo que los parlamentos de Eurípides han provocado en las personas una unanimidad y un calor en el aplauso, que a mi parecer convertían Mérida en un autentico Parlamento. Quizá también era la expresión de su rabia… Seguimos la gira…
¿Qué proyectos tienes entre manos?…¿Cómo surgió “Júbilo Terminal”?…
Seguir con VIVERO, donde trabajo el arte de “largar”, que mis queridos mayores dominaban. Cerraron Garaje Lumière. Allí trabajábamos, y , al aniquilarlo injustamente, me han dado en el talón. Quiero soñar espectáculos ricos en imaginación, que quepan en una maleta. Así nació Júbilo… Por la inspiración de Joaquim Benite, un buen amigo y gran hombre del teatro Portugués.
¿Hay algún proyecto que nunca pudiste realizar y te gustaría?…
Después de veintiséis años anhelando hacer Cyrano, antes de conseguirlo, soy muy precavido. Pero Einstein me tienta cada día, viendo tanta estupidez entre los hombres.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Como a cualquier ciudadano los impuestos nos abrasan. En el teatro es una forma de Inquisición. ¡Todos a la hoguera! La diferencia es que ahora estamos considerados como “mamandurrios” según la propaganda que lanzan los malos farsantes en nuestra contra. Pero mi queja se dirige hacia mi propio colectivo, por no reaccionar ni ahora, ni cuando hemos sido beneficiados por lo Público, ignorando un problema común para nosotros y para la sociedad en general: la reclamación del Teatro en la Educación de nuestros jóvenes. Se acaba el público acostumbrado a acudir a las salas. Una butaca ha costado hace poco mucho más de lo que hemos acostumbrado a la gente a pagar por ella. Ahora les parece caro. Y sin ayudas sólo nos queda la Taquilla. Sin gente en las salas ese IVA es criminal. Pero confío en que toda esta provocación tendrá su reacción apropiada.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
A mi el teatro me gusta, hasta cuando es malo. Echo de menos no ir todos los días… Lo último fueron unos ingleses, que, siendo buenísimos, también tienen su techo creativo…
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
Crisis es la forma del teatro, y su sentido más profundo, para mi. Por eso siempre está terminal sin llegar a morir. Si todo va bien, quieres dormir. Mientras haya sueños habrá teatro… Quiero despertar mi astucia, mi picardía, para encontrar la manera de interesar. Siempre nos queda la plaza pública… “La crisis trae progresos” “La creatividad nace de la angustia” “Sin crisis no hay desafíos, ni méritos…” “Callar en la crisis es fomentar el conformismo” “La verdadera crisis es la incompetencia…” EINSTEIN dixit. ¡Qué fuerte!.



















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