Paco Déniz: Los creadores generan riqueza porque sus mentes esconden tesoros.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Empecé como aficionado en Santa Brígida mi pueblo, ubicado en Gran Canaria. Allí formé parte de la compañía La otra esquina; Dios, de Woody Allen. Los 80 son nuestros de Ana Diosdado o Aquí no paga nadie de Darío Fo fueron algunos de los títulos que representamos.
Pasé tres años en la universidad dando tumbos (uno estudiando geografía e historia y otros dos filología hispánica). En ese tiempo estuve formándome como actor en diversos cursos que organizaba el Servicio Insular de Cultura, el Aula de teatro de la Universidad o La Casa de Cultura de Schamman.
En 1994 me estrené como actor profesional encarnando uno de los guardias de La Verbena de la Paloma dirigido por Jesús Castejón, Historia de un soldado dirigido por Quino Falero y en colaboración con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria e incluso el protagonista de Las preciosas ridículas de Moliere dirigido por Jorge Reyes para el Festival Internacional de otoño de Las Palmas vinieron después. Juan Ramón Pérez de la compañía los Profetas del mueble bar me animó a venir a la península para continuar mi formación, en concreto a Barcelona, aunque por aquello del catalán escogí Madrid. Finalmente me titulé en el 2000 en Interpretación textual por la R.E.S.A.D. y desde entonces resido y trabajo en Madrid.
¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
Compositor de bandas sonoras para televisión.
Como miembro del grupo de música a Capella Vocal Factory compuse e interpreté la banda sonora de Aquí no hay quien viva y en solitario las dos últimas temporadas de esta serie más las seis primeras de La que se avecina bajo la firma de Big Bang Boka. Presenté un concurso para televisión Canaria llamado Locos de la cabeza en el que también firmaba la música y cantaba con los artistas invitados.
Realizé locuciones para empresas nada mas llegar a Madrid y por tonterías de la edad no aproveché el tirón.
Por supuesto también trabajé de camarero nada más terminar mis estudios en la R.E.S.A.D. hasta que Ernesto Caballero me ofreció el papel de Azolán en Las amistades peligrosas.
En mi juventud fuí jardinero, primero como acompañante de mi padre que también era operador del cine del pueblo ( Mi infancia fue un poco Cinema Paradiso) y luego como extra en verano para mis gastos. De esa etapa conservo unas manos de labrador encallecidas por las azadas, la tierra, la lluvia y el calor. De hecho me veo a mi mismo como un hombre de campo.
¿Qué es el teatro para ti?…
Mi profesión, mi manera de ganarme la vida. Aquello para lo que me he formado. El trabajo con el que mantengo a mi familia y pago mis impuestos. Mi vocación y uno de los motores más importantes de mi vida.
¿Por qué haces teatro?…
Porque se me da bien y porque me gusta.
¿Qué balance harías sobre tu trayectoria?…
He logrado más de lo que esperaba en algunas cosas y mucho menos de lo pensé en otras. Estoy contento con lo que he logrado pero en absoluto conforme. Tengo muchísimo más que ofrecerme a mí mismo y a los demás.
¿En qué ha cambiado el teatro de tus inicios a hoy?…
Antes los espectáculos tenían más vida. Sobre todo en gira. Tal vez ahora haya más medios donde hacerse ver y eso es de agradecer. Siempre ha existido el off pero antes se tendía a lo macro. Grandes salas, grandes producciones, grandes giras. Ahora todo es micro. Se busca la intimidad, la exclusividad. Las giras son más cortas. Es un momento interesante en el que compiten modelos distintos. Mientras se respeten los convenios laborales todo me parece estupendo.
Hay que intentar generar y sobre todo mantener modelos sólidos y que se entienda de una vez que siendo fuertes generamos riqueza.
¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Soy un gran defensor del entretenimiento, del “pasarlo bien”. Uno va al teatro para descubrir algo nuevo, o para evadirse, desconectar del día a día y entrar en otra realidad. El espectador desea sorprenderse y en el fondo está deseando ser cómplice de lo que le proponemos. Ahora bien, cuanto más y mejor trabajado está un espectáculo más se abandona y disfruta un espectador.
¿En qué proyectos has participado durante el último año? Háblanos de ellos…
Arranqué la temporada con la gira de Montenegro, Las Comedias Bárbaras bajo la dirección de Ernesto Caballero para el Centro Dramático Nacional donde disfruté de primera mano al Premio Nacional de Teatro Ramón Barea. Todo un ejemplo de saber estar, saber hacer y saber liderar.
Luego vino Rinoceronte de Ionesco de nuevo bajo la batuta de Ernesto y el C.D.N. Representaba el papel de El Lógico. Una parodia de los ideólogos que generan las corrientes de pensamiento. Hacía pareja con el gran Juan Antonio Quintana con quien coincidí en Esperando a Godot. Realmente hicimos un grupo humano formidable. La compañía era sobresaliente (Pepe Viyuela, Fernando Cayo, Fernanda Orazzi…). Con Ernesto Caballero trabajo muy a gusto porque me da mucha libertad. Terminé rapeando un monólogo por petición suya lo que terminó siendo un regalo inesperado.
Participé en un ciclo de radioteatro en la Ser de la obra Sí, pero no lo soy de Alfredo Sanzol, dirigido por Lucía Quintana y Sánchez Cabezudo. Y he picoteado algo de televisión. Como actor un abogado sin escrúpulos en Vis a Vis, un reportero comprometido en Sin identidad y un presentador superado por las circunstancias en Anclados.
Como músico e interprete se me puede escuchar en la cabecera de la serie Aquí Paz y después Gloria. Proyecto que no firmo pero en el que participé activamente todo el verano. Finalmente desembarqué en el Teatro de la Ciudad.
¿Cómo surgió tu participación en Edipo…?
Hace quince años Alfredo montó como trabajo de fin de curso Como los griegos de Berkoff (texto inspirado en Edipo Rey). Alfredo quiso montar este Edipo con el mismo reparto. Un fin de ciclo y un inicio de otro.
Háblanos de este trabajo…
Edipo Rey habla sobre el destino, sobre lo inevitable del mismo y sobre cómo la naturaleza de cada uno nos lleva a un lugar que no podemos evitar.
Este mes se cumplió un año desde que hicimos nuestro primer taller (tuvimos tres) antes de comenzar los ensayos oficiales. Eso nos permitió tanto a los actores como al director ahondar en el estilo y en el sentido del texto.
El resultado es una representación de una hora de duración sin transiciones que produce un efecto hipnótico en el espectador ya que no te permite abandonar la atención en ningún momento. Con sólo cinco actores (Juanan Lumbreras, Eva Trancón, Elena González, Natalia Hernández y servidor) y respetando el texto original (versión de Alfredo Sanzol) se cuenta y representa al público esta historia mítica sin artificios de ningún tipo. Una mesa, cinco sillas y el escenario son nuestros elementos de trabajo. El texto queda así desnudo al servicio del público. Ha sido un reto para todo el equipo.
¿Cómo creas tus personajes?…
Cada uno es diferente. Te voy a decir cómo he creado a Creonte. Alfredo se preguntaba qué entendíamos hoy en día por personaje trágico, así que en el proceso de creación de los personajes partimos de referentes reales. Buscamos en nuestro pasado situaciones de personas cercanas que nos resultaran trágicas o que no hubiesen quedado resueltas en el pasado, improvisamos con esas situaciones y luego hicimos una segunda ronda de improvisaciones en la que defendíamos la dignidad de esas personas o de los actos que en un principio no comprendíamos. De esa defensa surgió la dignidad a partir de la cual uno justifica su manera de actuar ante el mundo. Esa dignidad fue el primer motor que tuvo cada uno de nosotros para enfrentarse a los personajes. Nuestro vestuario por ejemplo esta basado en fotos de las personas que habíamos escogido. Yo en mi caso trabajé con la figura de mi padre ( ya fallecido ). Él me acompaña cada noche cuando interpreto a Creonte y también le invito a sentarse a la mesa. Como buen jardinero llevo un ramo de flores en la mano como lo podía haber llevado él mismo.
¿Tienes un método?…
Lo primero que hago es aprenderme el texto en su totalidad para no tener que pensar en él durante el ensayo. No soporto como espectador no entender a un actor así que me esmero en desgranar lo mejor posible el texto y cada palabra. Por lo demás trato de escuchar al director e intentar comprender qué es lo que quiere y a partir de ahí me dejo llevar por mi instinto o por la técnica adquirida en los procesos anteriores.
Dentro de mis métodos sobre todo en función sigo una pauta:
-Me gusta escribir todo mi texto como si fuese un monólogo y me lo aprendo de carrerilla. Lo recito completo antes de hacer la función una, dos o tres veces depende del tiempo que tenga. Esto me sirve para que la boca «no piense» lo que va a decir y me sirve para “resetear» la línea de acción del personaje desde su aparición hasta su última salida.
-Me gusta recitarlo en la sala para afinarme con ella porque entiendo que soy un instrumento pero mi caja de resonancia es el teatro en el que voy a actuar esa noche.
-Hago unos masajes para relajar mis cuerdas vocales y al ataque.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Los recortes en nuestro sector han sido un atentado injustificado y absurdo al tejido laboral que teníamos creado. El consumidor no debe pagar un 21% de IVA por la entrada de los espectáculos que además no le desgrava lo más mínimo. Es un atraco a mano armada y obliga al sector a la precariedad constante. Está más que demostrado que el gobierno recauda menos con la subida de este impuesto y con ello han borrado el tejido laboral que teníamos construido. Con respecto a la media europea es desorbitadamente alto y sinceramente lo interpreto incluso como un impedimento para que el ciudadano tenga acceso al ocio y la cultura. Sólo la cultura aporta el 4% del P.I.B. y podría aportar mucho más si se apoyase al sector porque tiene capacidad de crecimiento y es una fuente de riqueza para todos.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado? ¿Por qué?…
Por motivos obvios Medea y Antígona.
De Medea por supuesto me cautivó su protagonista ( Grande la Medea de Aitana ) y la fuerza plástica e indómita que caracteriza el teatro de Andrés Lima.
De Antígona me sorprende una vez más el talento innato de Miguel para acceder al gran público con un espectáculo total. El Creonte de Carmen Machi fue una inspiración para mi, una experiencia liberadora.
¿Proyectos?…
Los que vengan.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Seguir creando. Los creadores generan riqueza porque sus mentes esconden tesoros.
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8 de junio de 2015 | Categorías: ACTORES, ENTREVISTAS | Tags: Andrés Lima, Antígona, Aquí no hay quien viva, “Las Comedias Bárbaras”, “Sí, Big Bang Boka, C.D.N., Capella Vocal Factory, Carmen Machi, Cinema Paradiso, Como los griegos de Berkoff, compañía La otra esquina; Dios, de Woody Allen. Los 80 son nuestros de Ana Diosdado . Aquí no paga nadie de Darío Fo, Edipo, Edipo Rey, el Aula de teatro de la Universidad, Elena González, ERNESTO CABALLERO, Esperando a Godot, Eva Trancón, Fernanda Orazzi, Fernando Cayo, Historia de un soldado dirigido por Quino Falero, Juan Antonio Quintana, Juan Ramón Pérez, Juanan Lumbreras, La Casa de Cultura de Schamman., La que se avecina, La Verbena de la Paloma dirigido por Jesús Castejón, Las amistades peligrosas, Las preciosas ridículas de Moliere dirigido por Jorge Reyes, Locos de la cabeza, Lucía Quintana, medea, Montenegro, natalia hernández, Pepe Viyuela, pero no lo soy de Alfredo Sanzol, Profetas del mueble bar, R.E.S.A.D., Ramón Barea, Rinoceronte de Ionesco, Servicio Insular de Cultura, VIS A VIS | Deja un comentario
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