Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

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Nieve de Medina: El arte es fundamental para el ser humano

nieve-0¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?… Yo venía de la danza de haber sido bailarina y sin darme cuenta empecé con un grupo de amigos a hacer performance en bares de Madrid allá por los años 80. De ahí pasé inmediatamente al laboratorio Teatral de William Layton y todo comenzó ahí. Al terminar la escuela ayudada por un compañero montamos un monólogo de Mario Fratti que se llamaba “La Hungara” y desde entonces.

¿Realizaste otras facetas además de la actuación?… Si. Di clases de gimnasia de mantenimiento en Centros Culturales, he hecho zancos, malabares, me he metido en el muñeco mascota del Parque de Atracciones, he hecho pasacalles, he dado clases de teatro y por supuesto al empezar estuve casi diez años de camarera trabajando los fines de semana. Lo peor que he hecho, se robó la luz de mi cara y mucha de mi voz, fue un infierno, ni me drogaba, ni bebía, ni fumaba y odio la música a todo volumen.

¿Qué es el teatro para ti?…Es arte. Aunque a veces uno no llega a hacer arte.. en sí lo es. Una manifestación artística un lujo poder incluirse ahí dentro mientras estemos vivos.

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¿Por qué haces teatro?… Creo que es lo más apropiado que puedo hacer en este sistema que nos hemos inventado para vivir con mis emociones, mis pasiones, mi gusto estético y mi forma de ver la existencia, es el único refugio donde poder estar en plenitud. Quizá podría hacer otras cosas, sí es cierto pero no quiero porque mis condiciones son favorables para esto y no debo tirarlas.

¿Qué balance harías sobre trayectoria?… Puf no me atrevo todavía; soy mayor pero no tanto. Javier Angulo director del por entonces Fotogramas cuando todo el follón que supuso Los Lunes al Sol en mi carrera, dijo de mi, que yo era una flor rara. Puede que tenga razón. Me gusta mi trabajo y hay cosas que aún no teniendo para comer no las he cogido no porque no fuesen dignas, simplemente no quería estar ahí, no quería eso en ese momento, creo que estos pasos han condicionado mi carrera mucho, sobre todo en cine que no perdona. Además de una manera muy personal de hacer y de un físico no muy comercial y singular. Pero estoy tranquila conmigo y con mi trabajo, es muy importante ser fiel a uno mismo y más si te dedicas a esto. Hay demasiado ruido, demasiado alboroto en esta profesión, uno no debe perder su meta, su norte. Hay que permanecer firme. Uno tiene el deber de amarse, si no nada funcionará.

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¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?… La de siempre, ser un espejo, para todos, un lugar al que asomarse cualquiera de nosotros para descubrir que la realidad no es como creemos; que puede ser otra. El teatro debe ser un lugar de arte. Un lugar donde preguntarse cosas, un lugar por supuesto para soñar, para escuchar el sonido y el aire de la poesía. Un arma política un lugar de catarsis… de cambios… de crisis.

¿En qué proyectos has participado durante el último año?…
Este año empecé en Enero terminando unos bolos de Atlas de Geografía Humana función sobre una novela de Almudena Grandes de la que me quedaban varios funciones por provincia. Inmediatamente empecé los ensayos de La Punta del Iceberg, función que estoy representando en La Abadía de Madrid hasta el 30 de Marzo. Por otro lado en cine se estrena este año, el 27 de Marzo, la segunda parte de una película que hice hace 10 años (1 Franco 14 pesetas) que se titula 2Francos 40 pesetas dirigida por Carlos Iglesias y rodada en Agosto de 2012. Por mi cuenta he rodado un documental sobre un personaje anónimo de la movida madrileña, una persona que se malogró y no llegó a realizar lo que quería, espero estrenarlo en breve en Madrid. Estoy en busca de sala para proyectarlo.

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Háblanos de estos trabajos…
Puf… De Atlas de Geografía Humana tengo poco que contar, fue un montaje duro para mí, hacía un personaje de comedia muy divertido y muy loco, me lo pasaba bien, pero estuvimos dos temporadas en el María Guerrero y en la primera, durante las representaciones murió mi padre y en la segunda murió mi hermana del alma todo eso y más cosas que no vienen a cuento hace que me aleje con amor pero sin pausa de aquel montaje.
De La Punta del Iceberg podría hablar horas, es el proyecto que me tiene atrapada en este momento, me hace muy feliz, es la primera vez que una casa como La Abadía confía tanto en esta “flor rara”. Ha sido una bendición, es un lujo, mis compañeros son adorables, estoy en el estado ese de los primeros seis meses de relación con alguien, es decir en la fase del enamoramiento y la pasión. Estar a las órdenes de Sergi Belbel ha sido algo delicioso. Todos los días empiezo con ese miedo que impone la responsabilidad de llevar todo el peso de una función pero en cuanto me veo a mí misma en la penúltima escena lo único que quiero es detener el tiempo, que no se acabe, que no acabe nunca. Me invento (porque yo escribo también) escenas continuamente en mi cabeza para continuar la función para poder prolongarla… Necesito una segunda parte de La Punta del Iceberg… Es hasta ahora el proyecto de teatro que más me ha reconfortado y que más he amado.
De la película de Carlos… Se me escapa; la rodé hace dos años es una segunda parte… Esto no me había pasado nunca, me ha parecido muy divertido… Esta vez en comedia, al cien por cien, con guiños (respetando a los genios) a Berlanga y Azcona… y es estupendo estar en ese tipo de pelis porque yo que vengo de una carrera en la que se me ha identificado mucho con el drama, es muy bueno descolocar al espectador con mi trabajo. Estoy contenta de mi trabajo en “2Francos 40 Pesetas” se estrena el 28 de Marzo, id a verla, vais a pasar un buen rato, es una película honesta, consigue lo que se pretende… Que el espectador pase un rato muy muy agradable. Eso hoy en día me parece un logro importante.
Y de mí documental(“Por si te vas te quedas”) sólo tengo que guardar silencio, es mi primera apuesta fuerte, está dedicado a mi hermano pequeño que es esquizofrénico y al que amo más de lo que yo creía. Ha sido un viaje duro y apasionante a la vez, un reconocimiento a su persona a su talento malogrado. Rodarlo y estar con él, fue una lección para mí en todos los sentidos. Ahora sólo me queda estrenar y ver qué puede pasar. Pero sobre todo no perder el objetivo: que le sirva a él para algo. Reforzar su autoestima y su amor propio. No lo he hecho para nada más.

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¿Cómo surgió tu participación en La punta del iceberg?..
Yo conocía a Ronald Bower (Coordinador Artístico de La Abadia); le había ofrecido un texto para la Abadía hacíe años, pero no pudo ser, también había trabajado con María Ruiz hace veinte años cuando Ronald trabajaba con ella, además Ronald me había ido a ver al Teatro Lara cuando yo monté un texto mío hace tres años: “Ni con el pétalo de una rosa” y finalmente un día vino al María Guerrero a ver Atlas de Geografía Humana y se quedó a saludarme, me felicitó por el trabajo y me dijo que había perdido mi teléfono, se lo di, no se quedó ni a tomar un café… al verle marchar me pareció un poco raro. Dos días más tarde me llamó y me propuso; en palabras suyas, “ser la protagonista del nuevo montaje de La Abadía”… Me dejó clavada en el suelo, yo estaba paseando a mi perra por el parque, creo recordar que le dije: “cuando cuelgues recuerda que esta mañana has hecho feliz a una mujer”.

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Háblanos de tu personaje…
Soy Sofía Cuevas, una Ejecutiva de una Multinacional con sede en Londres que viene a Madrid a investigar por qué ha habido tres casos de suicidio en cinco meses… Para averiguarlo se va a ir entrevistando con diferentes personajes de esta empresa y de la conversación con ellos no sólo irá atando cabos para solucionar el enigma como si de un puzle o un thriler se tratase, si no que ella se irá transformando, redescubriendo. Es un viaje apasionante una autentica montaña rusa de emociones, pasiones, frustraciones, deseos, anhelos… puf… increíble. Ella es fuerte y frágil es seductora pero fría y calculadora a la vez, muy inteligente, muy preparada, con un toque masculino, pero es elegante y algo sofisticada… además de que es un personaje que necesita urgentemente una caricia… YA!, una pizca de amor antes que su soledad la devore totalmente.

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¿Cómo creas los personajes?… No tenéis espacio suficiente para esta pregunta… Ja, ja, ja, ja… No, de veras es complicado contestar. Hay personajes que los lees y sabes que no tienes nada más que hacer que estudiarte el texto, estar en situación, elegir muy bien un vestuario que te ayude a que el espectador lo vea… y ser. Sobre todo jugar a ser… como un niño pequeño cuando coge un palo de escoba, se lo mente entre las piernas y grita ¡¡Soy el jefe Indio Jerónimo!!. Otras veces resulta que se te escapa y tienes que andar no sólo documentándote si no haciendo preguntas importantes al texto o a los personajes para que te lleven a dónde está la clave del drama personal, del personaje o de su extremada ligereza, del conflicto… O trabajar de forma corporal porque la mente no ayuda en algunos casos. También a veces uno necesita algo que le ayude a situarse en un contexto o época que desconoce… Es una pregunta que se puede extender mucho.

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¿Tienes algún método?… Todo el mundo tiene un método hasta aquel que dice… yo no hago nada… Salgo y lo digo. Bien pues ese es su método… porque salir y decirlo no es moco de pavo. El mío es un método que cambia con las necesidades de cada proyecto. Pero tengo un abc que siempre me funciona. Primero leerme el texto (no todo el mundo empieza así), no es una obviedad; hay gente que empieza jugando y a partir de improvisaciones de las situaciones y de los conflictos encuentra la manera de llegar al texto. Lo segundo ver si reconozco en mí todo lo que me toca de lo que voy a tener que ocuparme y después ponerme a ello, memorizar, buscar emociones, conflictos, imaginar mucho, inventármelo todo en mi cabeza y pasarlo por el cuerpo, por lo que yo soy, que generalmente es el cuerpo, porque lo que uno es en materia y de forma tangible es el cuerpo. Aunque luego se vaya a lo mejor todo fuera, en cuanto entra la figura del director… pero no importa… nunca está de más, imaginar mucho, hay que soñar… La realidad está bien pero a veces se queda corta.

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¿Cómo ha sido el trabajo con el director?… Maravilloso. Dos semanas de lectura de texto para dejar claro lo que el quería ver y lo que podíamos dar. Otras dos semanas a toda velocidad dibujando un montaje a brochazos y después el resto del tiempo lo dedicamos a hilar fino a rellenar y a pasar constantemente las escenas para pulirlas y renegociar en algunos casos cosas con tiempo para investigar algunos puntos. Sergi Belbel no sé si es más sabio que mago o al revés. Además de una persona muy agradable y cercana. Un lujo de verdad. El es autor además de director y ayuda mucho al actor con pequeños trucos que vienen de toda una vida dedicada con pasión pero sobre todo con mucho amor a este oficio.

¿Qué proyectos tienes entre manos?… Me han ofrecido hacer de Catalina de Rusia en una Zarzuela muy especial que se va a montar en Madrid para Junio. La función se llama Catalina. No voy a cantar ni a bailar (qué más quisiera) es una propuesta diferente. Viene de la mano de un dramaturgo y director de escena, Álvaro del Amo, pero esto aún no lo he cerrado así que… pasa palabra.
Y por supuesto la gira: La gira de La Punta del Iceberg, ojalá podamos viajar por toda España y por fuera… Otro sueño… No importa, no pasa nada… esperaré.

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¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…Poco que decir, las cifras hablan por si mismas. No ha servido para nada, más que para que se vacíen los teatros, se nos castigue a los cómicos y se redondee una política penosa y desastrosa en lo cultural de este gobierno. Pero como no me gustan los que gobiernan y no se merecen que les hagamos publicidad de su deplorable gestión y gobierno, lo dejo aquí. A esta gentuza no les dedico ni una línea más.

¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?… Soy muy mala espectadora de teatro, no es que no me guste el trabajo de mis compañeros no, no soy la típica actriz resabiada que sólo le gusta lo que hace ella. No, es que me parece que en general me acerco al teatro a ver poesía y no la encuentro. Supongo que porque soy una espectadora ávida de lo lírico… Ahora mismo no me acuerdo más que del último que vi en la Abadía, antes justo de estrenar nosotros, “Las Ratas” de Alex Rigola…

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¿Por qué?… El texto entraba como una caricia y los actores eran impecables, para mí fue un regalo. Se apagan las luces y soy una espectadora, empecé a escuchar y el texto tan hermoso se ocupó de mí.

¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?… La de siempre; el amor a lo que hacemos y la certeza de que es necesario: la sociedad necesita a personas como nosotros para que el teatro, el cine, las ficciones televisivas continúen. El arte es fundamental para el ser humano.

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XXII Festival de teatro Don Quijote en París

El Festival de teatro Don Quijote de París celebra su vigésimo segunda edición del 17 al 30 de noviembre. Nueve compañías pondrán en escena, en el Instituo Cervantes y el Teatro Café de la Danse de la ciudad de la luz otras tantas obras de auores como Alfredo Sanzol, Almudena Grandes, Lope de Vega o Calderón de la Barca.
Más info en: http://www.accioncultural.es/es/festival_don_quijote_22_edicion

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Alicia Blas nos habla de su trayectoria como escenógrafa y pedagoga

Ablas¿Cómo fueron tus inicios en el diseño escenográfico?…
Me resulta muy extraño oír esta pregunta formalizada en pasado. Los años pasan para tod@s, pero, creo que afortunadamente, sigo considerándome una principiante. Alguien que está “empezando”; aunque lleve más de 20 años en la profesión… Bromas aparte, lo que atrajo a la frustrada alumna de arquitectura que era entonces, fue precisamente el carácter efímero del diseño escenográfico; y la posibilidad que brindaba de realizar un trabajo conceptual que, de alguna forma, “siempre queda inacabado”, pero que al mismo tiempo, y paradójicamente, es muy concreto, artesanal y definido por plazos estrictos.
En plena crisis personal, toparme con el Curso experimental de Escenografía que se ofertaba en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid fue providencial. Los compañeros de un Taller de Maquinaría Teatral en el que participaba en la Sala Cuarta Pared, me informaron de la existencia de la convocatoria de sus primeras pruebas de acceso. Sin mucho pensarlo, me presenté al examen, y entré en la RESAD. Allí pronto tuve oportunidad de explorar, y de diseñar escenografías, con y para mis compañeros y profesores. Fue en el año 92. No he salido de allí: Primero como alumna de Escenografía, luego de la carrera de Dirección de escena, y más tarde como docente, siento mi trayectoria como parte de un contínuum fluido.

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¿Lo has compatibilizado con otros trabajos?
Claro. Sobre todo he dado clases de espacio escénico. Pienso que mi verdadera vocación es la investigación. Tampoco veo mucha diferencia entre la enseñanza y diseñar: son sólo formas de “hacerse preguntas” y de trabajar con “gente”… Me acerco a los distintos medios con igual curiosidad y respeto, e intento integrarme en las estructuras de producción en las que he tenido la suerte de participar, con idéntico compromiso personal: Siempre abierta. La experiencia en el medio teatral, por ejemplo, me ha sido muy útil en mis incursiones en el diseño publicitario, e incluso en el interiorismo. Y a la inversa… Así se aprende mucho.

¿Qué balance harías sobre tu trayectoria?
Creo que soy afortunada, y más en los tiempos que corren, por encontrar un campo tan mutante en el que desarrollar mi creatividad, y mi vida… Un medio que exige una reinvención constante, y que ayuda a prepararse para los cambios y las crisis que llegan con el tiempo… Quizás en su momento, parecía una locura dedicarse a la experimentación pedagógica y al diseño teatral. Sin embargo, su inestabilidad me ha instruido para las “no muy favorables” condiciones de hoy, y me permite mantener la esperanza de seguir adelante también ahora; apoyándome en la satisfacción de hacer algo con lo que disfruto. Más allá de reconocimientos externos.

¿Cómo surgió tu participación en La Rendición? ¿Qué has querido proponer desde el espacio?
Trabajar en el espacio escénico de La Rendición ha sido una muestra de esas oportunidades de disfrute que se pueden obtener en las ocasiones imprevistas. Un verdadero regalo que empezó como un encargo, casi un reto: el lanzado por el CDN al proponerme diseñar una escenografía sostenible para las tres obras programadas como parte del Ciclo de la novela al teatro, en la pequeña Sala de la Princesa del María Guerrero. Creo que no se había hecho algo similar antes, y ha sido un privilegio que se acordaran de mí.
Incluir La Rendición en esa propuesta global parecía complejo: Una puesta en escena ya estrenada exitosamente en el Microteatro, y que partía de un proyecto muy personal impulsado por la adaptadora del texto, Isabelle Stoffel, que también lo interpretaba. Había un importante cambio de escala y la dificultad de integrarse en un equipo ya constituido; sin embargo, la relación con Isabelle y con su director, Sigfrid Monleón, fue desde el primer momento muy fluida, y pronto encontramos, tanto Pilar Velasco, la iluminadora de todo el ciclo, como yo, nexos a partir de los cuales desarrollar el aspecto espiritual, casi místico, de una temática aparentemente muy profana. Remitir a un “espacio sagrado”, íntimo y público al mismo tiempo, fue la propuesta principal del espacio.

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¿Cómo te surgieron las ideas para este proyecto? ¿Cuánto margen tuviste para crear durante el proceso?
A lo largo de todo el Ciclo, medio en serio, medio en broma, hablamos de “milagros” y “sincronías”: Las distintas influencias se conectaban con una sencillez que a veces asustaba. Como el punto de partida era aprovechar “a favor” las características de la Sala de la Princesa, y las condiciones materiales del proyecto, nunca sentí que se coartara mi libertad creativa. Además, contábamos con el apoyo del gran equipo técnico del María Guerrero, y la forma casi circular de La Princesa y la cercanía al espectador ayudaban a crear la atmósfera buscada: envolvente e inmersiva. Similar a la de los teatros anatómicos del Renacimiento italiano, y dotada de la cualidad casi táctil y sensorial característica de la arquitectura oriental, que lo emparentaba con un “espacio sagrado”.
Incluso las columnas con las que está salpicada la sala eran perfectas para remitir en esta ocasión, al ábside de un templo cristiano o al interior de una estupa budista. Rodeadas de nuestros biombos-bastidores traslúcidos, sólo tuvimos que pintarlas de los colores “adecuados”. Y estos aparecieron en una de las primeras reuniones con Sigfrid e Isabelle: En ella me contaron como Toni Benley, la autora del libro en el que está basada la obra, tenía su dormitorio enteramente pintado de dorado por el misterioso amante protagonista. Me pareció que usar el tópico del oro y el rojo púrpura podía ser interesante para crear una “sala relicario”, contenedora de memorias y recuerdos fetichizados; materializables gracias a sombras. A ambos le encantó la idea. Que Toni se emocionara cuando asistió al estreno fue un honor añadido, pero para conseguir el ambiente buscado fue decisivo que la iluminadora no sólo no se asustara ante la propuesta, sino que muy al contrario la alentara, e insistiera en las posibilidades de experimentar con la luz sobre dichas texturas. Busqué el material adecuado, e hice muchas pruebas y experimentos: añadir pan de oro al washi (papel tradicional japonés) fue un gran hallazgo… Bajo la delicada iluminación de Pilar Velasco tiene un comportamiento casi mágico.

¿En qué proyectos has participado durante el último año?
Desde mis tiempos como estudiante de escenografía, no había tenido una actividad escénica tan frenética y estimulante como la de este año. A pesar de la crisis, o quizás precisamente por ella, se están haciendo cosas… Por supuesto, no todas llegan al público, y muchas cuentan con muy pocos recursos económicos. Pero la implicación y las ganas que ponen los equipos, a veces consiguen compensar lo exiguo de las partidas presupuestarias.
Entre los que llegaron a puerto, además del espacio para La Rendición, he diseñado para el mismo ciclo del CDN, la escenografía de Atlas de geografía humana de Almudena Grandes, dirigida por Juafra Rodríguez; he colaborado con la creación de las marionetas para los audiovisuales de Los cuentos enchufados que Christina Rosenvinge presentó en la programación infantil del Día de la música del Matadero, y he participado como coordinadora del diseño del espacio escénico del Don Juan Tenorio dirigido por César Barló en el Campo de Cebada de la Plaza de la Latina.

¿Qué proyectos tienes entre manos?
Ahora estamos sumergidos en los ensayos de la última obra del ciclo del CDN: Kafka enamorado. Está siendo muy interesante, porque José Pascual, su director, lo está planteando como un trabajo en proceso, con todo el equipo implicado en los ensayos. Incluyendo el autor del texto, Luis Araujo… Se estrena a mediados de marzo.
Para después, estoy involucrada en un par de proyectos promovidos por jóvenes directores. Casualmente, ambos parten de ideas de creación y autoría colectiva; así que, de distinta forma, seguiré en la misma línea. No puedo adelantar mucho, porque aún no están del todo en marcha, y no quiero gafarlos.
Lo que si he hecho ya, es matricularme en un Máster en Redes Sociales y Aprendizaje Digital. Me gustaría, gracias a él, relacionar las estructuras horizontales de aprendizaje cooperativo que se desarrollan en las redes sociales, con mis clases de Pedagogía Teatral en la RESAD y con la práctica creativa en el teatro. Investigar sobre esto, es mi próximo gran proyecto personal. A ver si consigo encauzarlo…

¿Crees que los recortes y el aumento del I.V.A. van a afectar a los proyectos de teatro?
Los recortes y la subida del I.V.A. no sólo afectarán, sino que ya están afectando al teatro… Como el resto de las consecuencias de la crisis sistémica que nos asola. Lo hacen a la sociedad en su conjunto y a los proyectos vitales de todos sus ciudadanos, así que no podemos pretender permanecer en una isla. El teatro, como el resto de la cultura, forma, y debe formar parte, de la colectividad. En lo bueno y en lo malo… Únicamente espero que no sólo lleguen los aspectos más negativos. Quiero ser optimista, y tengo fe en que las transformaciones también pueden traer cosas buenas: Nuevas formas de trabajar, de vivir y de desarrollar la creatividad… Algo se atisba en las redes sociales y en las asambleas ciudadanas. Desgraciadamente, como en tantos otros aspectos, parece que siempre son los más débiles los más perjudicados, y muchas de esas esperanzas están viéndose frustradas.

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¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado? ¿Por qué?
Como dije antes, creo que se están haciendo cosas interesantes y diversas. Me cuesta elegir; pero ya que tengo que hacerlo, voy a seleccionar dos que destacaron por la ambición de sus “dimensiones” y, cada una a su manera, por su riesgo. Sobre todo en el “espacio”. Ya que no se desarrollaron en ámbitos escénicos convencionales.
La primera, y aunque puede estar mal destacarlo aquí, porque participé de alguna manera en ella, es el Don Juan Tenorio 2012 del Campo de la Cebada. Pero mi colaboración como coordinadora de espacio, fue lo suficientemente despegada, como para poder valorarlo como espectadora… Me interesó la utilización de un lugar público y al aire libre, para contar una historia a través de un recorrido físico que lo vinculaba con la arquitectura pre-existente. El intento de recuperar un ritual de encuentro comunitario por medio de un texto muy popular y tradicionalmente asociado a un momento del año, la relación con el barrio en su fase de ensayos y construcción, y fundamentalmente la ilusión puesta por un equipo enorme que trabajó sin ningún tipo de contrapartida económica, pero con gran profesionalidad y dedicación. El propio proceso fue un ejemplo de cómo se puede trabajar en red, en comunidad, y ejemplifica que, como decía su director César Barló, repartiendo el trabajo y aunando voluntades, pueden hacerse grandes cosas con pocos medios económicos.
La otra propuesta está en las antípodas como producción; ya que fue una de las más costosas del año: aproximadamente un millón de euros. También se pensó para una estructura espacial poco frecuente: circular completa. Juego de cartas 1: Picas, de Robert Lepage, en el Teatro Circo Price de Madrid, fue muy criticada desde ciertos sectores. En general, puede ser comprensible no “ver bien” que, en una época como la actual, se inviertan tantos recursos en una obra que para su estreno mundial, llevado a cabo en España, ni siquiera estaba “acabada”… Sin embargo, si lo analizamos como parte de una producción en proceso, en la que salas de más de 13 países de todo el mundo, se han unido para fomentar la experimentación teatral y crear la Red de espacios circulares 360º, adquiere otra perspectiva. Esa es la mía.

¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Bueno te diré lo que suelo recomendar a mis alumnos: Creo que no hay que perder la esperanza y las ilusiones. No hay que ser impaciente, ni dejarse llevar por el desaliento. Me parece que romper la mediocridad gris de la depresión social y resistir a la tiranía de los apremios es una forma de rebeldía.
Pero es difícil: Las cambios importantes llevan su tiempo, y ahora podemos estar en uno de dimensiones enormes. Mientras ocurren, “hay que seguir comiendo”, así que la mayoría estamos abocados a hacer un arte de trincheras y resistencia… Supongo que hay que cambiar de prioridades. Estoy muy orgullosa de que muchos de mis antiguos y nuevos alumnos, ahora convertidos en compañeros y maestros, sean mis guías para este viaje. El punto de vista de la gente más joven, me está ayudando a asumir las difíciles transformaciones que el nuevo paradigma cultural obliga a hacer; con su capacidad de adaptación y flexibilidad, su generosidad y su sentido del colectivo y la comunidad… Sólo instalados en la cultura de lo que está por venir y evolucionar, se puede valorar positivamente lo que nos está tocando vivir: la crisis, la decadencia, lo inacabado, lo mudable e incompleto; y podremos encontrar la belleza y el disfrute en las cosas no convencionales, sencillas, algo toscas e imperfectas. Ya que sólo dando importancia lo que tenemos cerca y dentro, podremos alcanzar las cotas más altas y lejanas; personales y profesionales. Como dice David Lynch en Atrapa el pez dorado: Las ideas son como peces. Si quieres pescar pececitos, puedes permanecer en aguas poco profundas. Pero si quieres pescar un gran pez dorado, tienes que adentrarte en aguas más profundas. En las profundidades, los peces son más poderosos y puros. Son enormes y abstractos. Y muy bellos.
Desgraciada, o afortunadamente, nos hemos quedado casi sin “pececitos”… Así que no nos queda otro remedio que buscar nuevos caladeros, aún por explorar. Para mí, la sistematización de un trabajo procesual, la búsqueda de una metodología que te permita trabajar en equipo y la aceptación de lo inevitable, sólo es una forma de ayudar a zambullirnos más al fondo, en busca de ese gran pez. Esperemos no ahogarnos en el camino.

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Atlas de Geografía Humana de Almudena Grandes dentro del Ciclo de la Novela al Teatro-CDN

Una vez leí una noticia en la que se daba cuenta de la hazaña de escribir el Quijote en la hoja de un árbol. Son esas locuras que se le ocurre a mucha gente que le gustaría conseguir el más difícil todavía sin tener en cuenta que para saltar en el trapecio hay que tener una red de protección debajo. Intentar llevar una novela al teatro es siempre un acto suicida, o se traslada palabra a palabra y no sería posible seguir todas las tramas en un escenario o se opta por elegir aquello que al adaptador le parece más interesante o sobresaliente. En esta ocasión se ha elegido presentar al principio a los cuatro personajes femeninos en una situación común y después ir mostrándolos a través de brochazos-monólogo durante la hora que dura la función…Entre cada uno de esos tiempos en que se exponen las peculiares existencias de estas mujeres, las actrices deambulan por la escena sin un objetivo concreto, más bien parecen perdidas en la ínfima escena. En algunos momentos aparecen detalles escénicos que podrían haber dado consistencia y sentido al trabajo de las actrices pero solo Rosa Savoini compone con su presencia un personaje creíble, cargado de emoción.
Simón Ribes