El legado de Don Juan en el Off del Teatro Lara
Don Juan ha existido siempre y existirá mientras haya hombres y mujeres sobre la tierra. A veces ha sido más seductor y otras un fantoche. En El legado de Don Juan nos presentan a los descendientes de un burlador reciente, tal vez vivió hace cincuenta años. A través de unos personajes extremos en sus rasgos de personalidad, vamos descubriendo, en su espera inútil, la peculiar personalidad de este particular Don Juan; más humanizado, menos truhán. Aunque su paso por la vida de una serie de mujeres, ha dejado bastante víctimas, no solo por ellas si no por sus descendientes. Así, descrito, parece una obra de Albert Camus y no, es un divertimento jocoso de Guillermo Amaya en el que los actores están deliciosos en su rol. Al final, se deja una puerta abierta a la esperanza con esta herencia insólita.
Adolfo Simón
Los justos de Albert Camus en el Matadero Madrid
Albert Camus fue uno de los escritores y filósofos más importantes del siglo pasado, a pesar de su temprana muerte, nos dejó una serie de obras de imprescindible lectura para todo ciudadano que se precie como tal. Los justos se estrenó en Paris en 1949 y más de medio siglo después sigue, desgraciadamente, vigente. El mayor acierto de esta propuesta teatral de la productora 611 Teatro es la ajustada versión que ha hecho José A. Pérez y Javier Hernández-Simón que también firma la puesta en escena. Resulta inquietante que encaje todo el material dramático para hablar de una realidad a la que Camus no hacía referencia directamente en el texto original. Un teatro político no tiene por qué estar exento de una propuesta estética potente y este montaje la tiene y se luce espléndidamente en el escenario del Matadero Madrid. Entre esas paredes donde la muerte habitó, ahora se instala un drama claustrofóbico que genera un pulso constante entre la vida y la muerte. El director ha imaginado una tela de araña que surge de la madre tierra y en la que los personajes están atrapados mientras no sean capaces de huir de ese cordón umbilical infecto. Los actores están medidos y precisos en su trabajo, no hay estridencia en ninguno. Todo el conjunto de efectos escénicos, suma en este trabajo de gran belleza ética.
Adolfo Simón
Ciclo de Entrevistas imaginarias en el Montacargas
El insigne escritor Allan Poe acudirá a una entrevista en directo para abrir la veintiunava temporada de la sala El Montacargas de Madrid, el 11 de septiembre a las 20,30h. Esto será posible gracias a la magia del teatro, dentro del Ciclo “Entrevistas imaginarias” que organizará la Asociación “Escritores a escena”, que desde éste mes tiene su sede en la sala EL Montacargas .Esta Asociación, cuyo objetivo es aunar el mundo de la literatura con el de las Artes escénicas, desarrollará un amplio abanico de actividades a lo largo del año, que incluye, aparte de éste ciclo el primer jueves de cada més con figuras como Virginia Wolf, Albert Camus o Cortázar, otras como el “El monólogo de un escritor” (tercer viernes de cada més, en sesión golfa en el escenario del bar) “Canto a la literatura”, mesas redondas.
Más info en: http://www.teatroelmontacargas.weebly.com
Javier Hernández-Simón en verano…
¿Qué balance artístico haces de este año?…
Desde el punto de vista personal, no me puedo quejar. He estado inmerso en la gira de “La vida es sueño” que ha sido todo un fenómeno de crítica y público, y en el proceso de ensayos de “La verdad Sospechosa” que se estrenó en el pasado Festival de Almagro. Ambas producciones de la CNTC. En este aspecto he tenido la grandísima suerte de contar con la confianza de Helena Pimenta y ser su ayudante de dirección.
En un nivel más general, artísticamente creo que ha sido un buen año, en el que han surgido proyectos muy interesantes. Siempre ocurre en épocas de crisis, los ingenios se agudizan…aunque por desgracia, no siempre estos proyectos tienen la repercusión que deberían. Verdaderamente nos encontramos en una situación agonizante.
¿Cómo estás pasando el verano?…
La verdad es que está siendo un verano intenso y feliz, ya que tras el estreno de “La verdad Sospechosa” en Almagro…me he sumergido en los ensayos de “Los Justos” de Albert Camus, en el que participo como director de escena, y que está siendo producido por mi compañía 611teatro. Esta obra es un sueño que yo tenía desde hace algo más de 10 años, y por fin hemos reunido el dinero para levantarla…nos dejamos todos nuestros ahorros…pero bueno…hay que arriesgarse ¿no?. Se trata de una versión de la obra de Camus que hemos realizado entre el dramaturgo bilbaíno José A. Pérez y yo, situando la acción en una célula de E.T.A. a finales de los 70.
¿Has visto algún espectáculo interesante?…
Pues entre la gira y los ensayos, apenas he podido ver nada… si creo que “la verdad sospechosa” es una obra que va a despertar el interés del público, la verdad es que Helena Pimenta está en un momento artístico impresionante. Soy muy afortunado de poder trabajar a su lado, porque estoy aprendiendo muchísimo.
Tengo muchas ganas de ver el último trabajo de la compañía La Tristura “El sur de Europa, días de amor difíciles” y también el último trabajo de la compañía Almaviva “Fuenteovejuno, ensayo sobre la violencia”.
¿Qué libro estás leyendo?…
Como estoy en proceso de ensayos de “Los Justos”, ahora mismo no estoy leyendo nada que no tenga que ver con el tema. Ahora mismo mi libro de cabezera es “Sangre, votos, manifestaciones: ETA y el nacionalismo radical 1958-2011” De Gaizka Fernández y Raúl Lopez.
En cuanto termine los ensayos de “Los Justos” y estrenemos “La verdad sospechosa” en Madrid, me está esperando “Viaje al fin de la noche” de Louis-Ferdinand Céline.
¿Proyectos para el otoño?…
En Otoño será el estreno oficial de Los Justos en Alcira (Valencia) y estaré haciendo temporada en el Pavón con la CNTC…con eso creo que estaré mucho más que ocupado…por suerte.
Ernesto Arias nos habla de sus últimos trabajos como actor y director
¿Cómo surge el proyecto Enrique VIII?…
Rakatá/Fundación Siglo de Oro fue seleccionada para representar a España en las llamadas «Olimpiadas Culturales» en Londres donde en el Globe Theatre se representarían las 37 obras de Shakespeare por compañías de 37 países y en 37 idiomas diferentes; se asignó por parte de la organización Enrique VIII y tuve la enorme suerte de que la compañía me propusiese dirigirlo. Era una tarea difícil por la complejidad del material, pero ha sido muy gratificante y enriquecedora.
¿Hubo ocasión, durante el proceso, para que los actores aportasen ideas en la dramaturgia y la puesta en escena?…
Sí, por supuesto. La puesta en escena nos obligaba a realizar una adaptación del texto, y comenzamos los ensayos con una primera dramaturgia que realizamos José Padilla, Rafa Labín y yo mismo, y esta ha ido enriqueciéndose en el proceso de ensayos, y algunas de las sugerencias vinieron por parte de algunos actores; por ejemplo Fernando Gil, que interpreta el rey Enrique hizo aportaciones en sus parlamentos que fueron fundamentales. En cuanto a la puesta en escena lo cierto es que no hubo mucho tiempo de ensayos con lo que no había demasiadas posibilidades de exploración y se comenzaron los ensayos con una propuesta muy clara.
¿Hay algún referente técnico o estético del que has partido para esta puesta en escena?… Háblanos de ello…
La función era un encargo muy determinado, era un texto asignado para realizar en un marco muy concreto y con unas posibilidades de producción muy limitadas; con lo que tengo que reconocer que lo fundamental ha sido ajustarnos a todas las premisas que la realidad imponía de antemano. El Globe Theatre es un espacio muy particular que requiere unos recursos teatrales muy concretos, dados por la naturaleza del espacio; allí no puede ponerse una escenografía, las funciones son a la luz del día -con lo que no existe la posibilidad de recursos de iluminación-, ochocientos de los mil trescientos espectadores están de pie viendo la función -con lo que los tiempos de la función son muy concretos y venían impuestos por la organización-. Para pensar la puesta en escena estudiamos mucho el espacio y sus posibilidades. Enrique VIII es una de las llamadas «obras históricas», y nosotros, humilde compañía madrileña íbamos a acometer la «osadía» de ir a Londres a representar un texto de su gran autor inglés que cuenta un episodio muy importante de la historia de Inglaterra, en el «templo del teatro londinense»; pues ese fue el punto de partida de la puesta en escena, que comienza con unos actores que se suben al escenario saludan a los presentes para luego perderse entre cajas y -tras un prólogo que anuncia el juego teatral y justifica la humildad de la producción- aparecen a modo de personajes para contar esa «historia» que, aunque seguramente los hechos no ocurrieron tal y como se cuentan podrían haber sucedido así.
¿Cómo ha sido el proceso de creación?…¿Qué has querido contar desde la dirección?…
Todas las decisiones creativas que tomáramos debían ajustarse al equilibrio entre lo que nos interesaba del material original y las limitaciones, y ese ha sido un proceso muy enriquecedor, que oscilaba entre la frustración por no poder hacer exactamente lo que imaginábamos y la ilusión y alegría cuando dábamos con algún hallazgo interesante. Empezamos por la dramaturgia que debía posibilitar poder realizar una función que en su original tiene casi cuarenta personajes con catorce actores, con lo que fundimos personajes, anulamos otros, quitamos alguna escena, reordenamos la estructura de la obra, todo ello con la finalidad de crear un material lo más interesante posible de un original que en mi humilde opinión no lo es tanto. Yo creo que el original de Shakespeare no es ni una obra dramática, es un «guión» para un acto conmemorativo, fue un encargo para una celebración, y pensó una función que permitiera la espectacularidad, la pompa, el lujo, las mascaradas, bailes y fuegos artificiales. A nosotros eso, aparte de que no nos interesaba, se escapaba de nuestras posibilidades. Lo realmente interesante era el episodio histórico en el que se enmarcaba la obra, y los personajes. El texto original cuenta muy por encima el conocimiento de Enrique de Ana Bolena, y el proceso de anulación del matrimonio con la Reina Catalina y ahí fue donde nos centramos; en las motivaciones y conflictos de los personajes, en la lucha del Rey (del poder) por conseguir lo que quiere aunque para ello tenga que cambiar incluso hasta la religión del estado; en la ambición desmedida de Wolsey que precisamente es lo que le lleva a su caída; en el tesón y firmeza de la Reina Catalina para no renunciar a seguir siendo la reina legítima de Inglaterra, en las artimañas de los condes de Norfolk y Suffolk para acabar con la influencia de Wolsey y conseguir ellos esa influencia, en la ingenua hipocresía de Ana Bolena que manifiesta que no querría ser reina, etc…
¿Qué balances haces de tus trabajos como director y actor?…
Pues hago un balance muy positivo, porque disfruto enormemente con mi trabajo y por suerte hasta ahora no me ha faltado. Yo soy fundamentalmente actor, actuar es lo que más disfruto, y lo de dirigir ha sido circunstancial, no ha sido producto de una inquietud o una necesidad personal, simplemente me lo han propuesto y después de valorarlo he decidido arrojarme a hacerlo. Tanto como de actor como de director hay trabajos de los que me siento más orgullosos que otros, pero de todos he disfrutado y aprendido.
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro es una dedicación de la que disfruto enormemente, como ninguna otra, y es la manera de ganarme la vida. El que sea esas dos cosas me hace enormemente afortunado feliz; y siendo así ¿cómo no lo voy a hacer?
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Cada uno que le aplique la función que crea. El teatro es algo muy grande para tener una única función, el teatro es para muchas cosas: para entretener, para pensar, para emocionar, para cuestionar, para reflexionar, para movilizar, para enseñar, para divertir, para descubrir, para ayudar a desahogarse, para soñar e imaginar, para no olvidar, para advertir y alertar, para criticar, para formar, para compartir, estremecer, provocar, incomodar, empatizar, fantasear, vaticinar, para conocer, conocerse y conocernos, para sorprender, y un larguísimo etc… El teatro ofrece todo eso, hay muchas propuestas muy diferentes; sólo basta con elegir la que uno como espectador desee. Es tanto y tan grande lo que puede ofrecer el teatro que hay que cuidar mucho el hecho teatral, cuidarlo y mimarlo mucho por parte de todos.
¿Qué espectáculo has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
En la casa de la portera he visto Sagrado Corazón, algo impresionante. Muchas veces me preguntan si en el teatro me gusta más dirigir o actuar, y lo que realmente más me gusta es ser espectador sobre todo si son funciones como esta, me gustó muchísimo.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes a la escena?…
Ya está afectando enormemente. Con políticas teatrales así no sólo no se cuida el teatro, se le ataca y atenta. La subida del iva al 21 % es una barbaridad. No se recauda más, no contribuye a nada, no tiene ningún sentido.
¿Proyectos?…
Estoy a punto de estrenar «Chamaco» de Abel González Melo un autor cubano, y dirigida por Carlos Celdrán también cubano, es un proyecto con el que estoy encantado porque creo que el texto es muy bueno, es una especie de «tragedia urbana a modo de thriller», y el equipo es maravilloso. Se presenta en Madrid el 31 de Mayo, 1 y 2 de Junio en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes. Y a partir del verano continúo con la gira de «El Malentendido» de Albert Camus, que dirigió Eduardo Vasco, y que estoy junto a Cayetana Guillén Cuervo, Julieta Serrano, Lara Grube, etc.. estoy deseando volver a hacerla.
Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis…
Amor, ilusión, esfuerzo, trabajo, ánimo, humor, dedicación, determinación, confianza… todas esas cosas.
El malentendido de Albert Camus en el Centro Dramático Nacional
En ocasiones, la mejor manera de entender el presente es mirando al pasado. Albert Camus ya es un clásico de la literatura universal. Gracias a su pasión por el teatro nos dejó en herencia algunas piezas dramáticas esenciales para entender al ser humano. El malentendido es una obra esencial que partió de un acontecimiento real que impactó al autor. En ella, con un enfoque filosófico y trágico, se nos muestra como el ser humano, escondido en la caverna, luchará por la protección de la tribu. Pero, y ahí está el salto dramático que plantea el autor, el error del hombre puede llevarle a dar pasos en falso cuando más firme quiere pisar la tierra que hay bajo sus pies. La propuesta de Eduardo Vasco es sobria, en un espacio inmenso que deja en mayor soledad y fragilidad a los intérpretes-personajes. Todo el elenco se entrega para desvelar lo que Camus dejó escrito entre líneas en su texto.
Adolfo Simón
Actividades extras en el Centro Dramático Nacional
*VISITAS GUIADAS GRATUÍTAS
*CONVOCATORIA para profesionales que quieran estar asociados al LABORATORIO RIVAS CHERIF
*Próximo encuentro de LOS LUNES CON VOZ: La femme adultère de Albert Camus.
Lectura-concierto. Lunes, 11 de febrero a las 20 horas, Teatro Valle-Inclán.
*Nueva convocatoria: LVA en la Térmica de Málaga…
Taller de interpretación con Ernesto Caballero
*Colección AUTORES EN EL CENTRO. Últimas publicaciones:
La comedia que nunca escribió Mihura e Hilvanando cielos
Más info en: http://cdn.mcu.es/














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