Beatríz Bergamín y Ángeles Martín nos hablan sobre su trayectoria aprovechando el estreno de «No hay papel»
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…¿Realizaste otras facetas además de la actuación?…
Beatriz: En el escenario del desaparecido Teatro Martín cumplí 17 años, haciendo La Estanquera de Vallecas de J. L. Alonso de Santos junto a la que luego se convirtió en mi abuela para siempre, la genuina Conchita Montes. Después entré en la RESAD y fui alumna de un gran maestro espléndido ser humano, Pepe Estruch, que me enseñó entre otras muchas cosas, la importancia en escena – y en la vida – del silencio. También recuerdo con inmenso cariño a Marta Schinca. Y allí conocí a muchos de mis amigos del alma, los que me acompañan desde entonces y hasta hoy. A raíz de la Estanquera me independicé de mis padres, así que trabajaba por las noches de camarera, por las mañanas iba a la RESAD y por las tardes posaba como modelo de pintores y escultores. Intenso, duro, feliz.
Ángeles: Empecé en el hostal que regentaban mis padres en la calle Valverde de Madrid, actuando para la gente que pasaba por ahí desde muy pequeña. Me inscribí en la Escuela de Arte Dramático de Madrid tan pronto acabé el bachillerato, determinada a hacer lo que sentía.
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
Beatriz:El teatro es mi vocación, mi manera de estar en el mundo, de mirar, de respirar, de sentir, de mostrarme y expresarme, de vivir, de bucear en mi misma y de empatizar o no, con los demás, mi lucha, mi sueño en curso, mi responsabilidad.
Ángeles: El teatro para mi es poder vivir lo que sienten los personajes que habito.
¿Qué balance harías sobre tu larga trayectoria?…
Beatríz: Un balance sin balanza, más en el desequilibrio que en la línea continua. He trabajado mucho, es cierto, pero cada día que pasa me siento más transparente, menos sabia, más abierta, más sensible al presente. Todos mis trabajos están en mi, todos han dejado huella, los buenos, los malos, los regulares poca huella han dejado pero también han sido y ahora, menos mal, recuerdo más intensamente a las personas que han estado conmigo en esos procesos, esas funciones, esas giras, que las obras en sí mismas o los personajes que interpretaba en ellas. La suerte, y a veces también lo difícil de “entender” o mirar a vista de pájaro mi carrera, es que he trabajado y trabajo con personas muy diferentes entre sí, en estilos o modos de ver las cosas incluso opuestas, no tengo claramente una “familia” teatral. No tengo sentido de pertenencia y tampoco de permanencia, pero sí de fidelidad y respeto hacia lo que de verdad me atrae, me atrapa, me apasiona o me emociona y me cambia. He hecho cabaret, teatro de calle, recitales, teatro infantil, he sido una salvaje con la Fura dels Baus, he trabajado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y en el Centro Dramático Nacional, he producido mi propio teatro personal, he estado en La Abadía y en el Teatro de la Latina casi a la par, o en series de televisión horteras y en otras muy buenas. Qué más da. Se trata de ser coherente en lo personal y en la aceptación de las diferencias humanas o poéticas que uno percibe en uno mismo y en los otros, creo, pero siempre que en lo que uno hace haya implicación, dignidad, ilusión, entrega y sentido del humor, por supuesto. Siempre ha sido difícil trabajar en lo nuestro, pero es que ahora es un milagro, y además suele pasar que lo que más te gustaría hacer es lo más difícil de conseguir, porque se te ven las ganas, el temblor, la fragilidad.
Ángeles: He tenido el privilegio de trabajar con grandes directores y compañeros que me han enseñado mucho sobre la interpretación, es decir, sobre la vida.
¿Qué función crees que ha de tener el teatro para la sociedad de hoy?…
Beatríz: Como mínimo la función de existir o seguir ahí, siendo y estando, porque ya casi ni eso tiene, el pobre. La función de tocar, tocar algo, como cuando un sable toca al adversario y al adversario le duele el pecho, o como un amor que te toca y no sabes si eso te gusta o te da miedo pero sabes que te están tocando y estás vivo. La función de abrir las carnes, de sensibilizar ante situaciones extremas, políticas, indignantes o delicadas, crear una mirada nueva ante lo efímero, frente al hoy, ante lo que no queremos ver o lo que no nos han dejado mirar, lo ya pasado o lo que podría suceder; y servir como reflexión o pausa ante la prisa, la barbarie y como no, la belleza. Y la función por y para la que nació el teatro en Grecia, comunicar, conectar, empatizar a unos seres humanos con otros seres humanos. Mucho, ¿verdad? Pues parece que no lo ven, en España.
Ángeles: La función del teatro es ser testigo del tiempo en que vivimos, o del tiempo en que otros, muy parecidos a nosotros vivieron.
¿En qué proyectos has participado durante el último año?…Háblanos de ellos…
Beatríz: He vivido una experiencia sorprendente, participando como actriz en la ópera Les Contes d´Hoffmann de Offenbach que se ha estrenado en el Teatro Real de Madrid con dirección de escena de un creador singular, yo diría genial, Christoph Marthaler, generoso, cercano, divertido, un mito del teatro alemán internacionalmente reconocido. Actualmente sigo con la gira de El Lenguaje de tus Ojos de Pierre de Marivaux con dirección de Amelia Ochandiano para la compañía Teatro de la Danza, que se pudo ver en julio de este año en el Festival de Almagro. Nunca antes había trabajado con Amelia y he descubierto con admiración su disciplina, su meticulosidad y su amor incondicional hacia nuestra profesión.
Ángeles: Este último año he trabajado junto a Blanca Portillo y Eva Hache, en la muy personal comedía de Ferrán González, dirigida por Victor Conde. Teniendo el privilegio, con los tiempos que corren, de hacer una gira como las de antes con los teatros llenos hasta la bandera.
¿Cómo surgió la propuesta de NO HAY PAPEL?…Háblanos de ella…
Beatríz: NO HAY PAPEL es ahora mi hijo y el hijo de Ángeles Martín, es nuestra apuesta, nuestro proyecto, nuestra decisión. Algo pequeñito que hay que proteger con extrema sensibilidad y con muchísima humildad pero con impulso, pulso y confianza. Surgió porque yo estaba, a inicios del 2014, sin papel, sin trabajo, sin dinero, sin sitio, sin alegría, así de crudo, sin confianza en ser capaz de sacar adelante nada o poco. Surgió por la necesidad profunda de escribir, de actuar, de equivocarme, de reírme más, de estar. Y surgió porque Ángeles me insistía: escribe escribe escribe, yo estoy aquí, mírame, hazlo ahora, sal fuera de tí. Ahora es ahora y aquí estamos, juntas. Con la contundente apuesta, desde el inicio y sin reservas hacia nuestro proyecto, del director Víctor Velasco, que sabe, puede y quiere mirar este texto y a nosotras dos, desde sí mismo, repleto de talento, lo cual ha desembocado en una propuesta de montaje personal, desnuda, honesta. Ahora somos un equipo, y estamos despegando gracias a la inestimable ayuda de la sala Off de La Latina, unos valientes que nos apoyan e impulsan porque han apostado por No hay Papel, ferozmente. Gracias.
Ángeles: La propuesta surge cuando nos damos cuenta mi amiga Beatriz Bergamín y yo, de que tenemos todos los elementos para poder realizar nuestro proyecto personal y poder decidir lo que queremos hacer y como queremos hacerlo.
¿Cuál es tu método de trabajo?¿Cómo creas tus personajes-propuestas?…
Beatríz: Leo mucho, cosas que tiene que ver con la propuesta o el personaje y otras que no pero que me inspiran. Se da por hecho que mi voz y mi cuerpo ya están ahí disponibles y entrenados, claro. Estudio en voz baja, en voz alta, por la casa, por la calle, mientras corro, mientras nado, mientras duermo. Me impregno de cosas, de gente, de músicas. No cierro ninguna puerta, me dejo, luego tomo decisiones claro, porque hay que tomarlas y porque se toman ellas mismas a sí mismas, y porque escucho, me vuelve loca confiar, confiar en las personas que me acompañan en ese trabajo en concreto. Me encanta jugar jugar jugar…
Ángeles: En cada proyecto que recibo intento adaptarme a lo que el director quiere. Para eso es imprescindible llevar el texto aprendido. Eso es lo que me permite jugar al juego que me proponen.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Beatríz: Están afectando terroríficamente a la cultura en general, no solo al teatro y al cine español, están golpeándonos, maltratándonos, borrándonos, dejando nuestras propuestas creativas y nuestra forma de vida aterida, parca e insostenible económicamente. Estamos en un momento durísimo, de absoluta desventaja frente a otros países de Europa, desangelados, pero no acobardados ni muertos.
Ángeles: No nos queda más remedio que hacer de la necesidad virtud. La subida del IVA ha sido demoledora para la industria teatral, así como la desaparición de las ayudas. Pero,intentando verlo desde el punto de vista positivo, creo que han abierto la caja de Pandora, porque han dejado de controlar lo que se hace.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Beatríz: Este año, que ya está otoñando, he visto montajes que me han emocionado y cambiado, por ejemplo en La Abadía, en Matadero y en los Teatros del Canal y en diversas salas alternativas, donde se están fraguando y estrenando propuestas interesantísimas.
Ángeles: Hay una oferta increíble, llena de creatividad y competencia en la cartelera. Me interesa mucho los trabajos que se están haciendo en las salas alternativas, y todos ellos se merecen una mención por el riesgo que implican y su desbordante creatividad con medios escasos.
¿Proyectos?…
Beatríz: En Enero del 2015 me espera un texto barroco y revolucionario de un autor español, al que quiero y admiro profundamente, un regalo. Empiezo la gira de El Lenguaje de tus Ojos y estaré entregada cada miércoles de octubre y cada jueves de noviembre y diciembre 2014 a No Hay Papel en Off de La Latina, nuestra apuesta personal.
Ángeles: Ahora mismo apostamos por nuestro proyecto “No hay papel”, con la dirección del enorme Victor Velasco, escrita por mi gran amiga Beatriz Bergamín y con un equipo inmejorable. Y el resultado es consecuencia de lo anterior, aunque esa opinión, como siempre le corresponde a los espectadores.
Tengo el privilegio de hacer la próxima función de mi gran amigo y maestro Paco Nieva, “Salvator Rosa” interpretando el maravilloso mundo de “Floria”, producida por el CDN.
Los cuentos de Hoffmann de Jacques Offenbach en el Teatro Real de Madrid
En la nueva versión de Les contes d’Hoffmann de Jacques Offenbach presentada al público del Teatro Real de Madrid, Nicklausse, la musa y el alter ego de Hoffmann, canta al final de la ópera: “On est grand par l’amour, mais plus grand par les pleurs” (El amor nos hace grandes, y más grande aún el llanto). Este es un motivo del considerado “el siempre divertido Offenbach” y, sin embargo, se trata de una concepción artística con la que se une al movimiento romántico desde Víctor Hugo hasta Thomas Mann pasando por Berlioz, para el que la obra de arte y la inspiración surgen del sufrimiento y la melancolía sobre el acontecer del mundo. Esto convierte a la única ópera de Offenbach en una singular creación en la que el arte triunfa sobre el dolor del amor. Un triunfo que acontece sobre el viaje vital del protagonista que trata de generar distancia a través de los cuentos con los que describe su periplo amoroso. Las historias narradas, a menudo permiten que descubramos algo que estaba oculto en nuestro consciente, siempre se abren puertas a paraísos desconocidos. Lo que se narra en la obra podría estar situado en un bar peculiar donde una pandilla de aventureros recorriesen el currículo amoroso del protagonista pero no ocurre así en la propuesta de Christoph Marthaler que, inspirada en el edificio del Círculo de Bellas Artes de Madrid, provoca un extraño espacio que aglutina diferentes estancias del singular monumento cultural, si no que hace que en él, habiten personajes que pudieron pasar por allí a lo largo del siglo XX, consiguiendo una atemporalidad para la obra que la hace muy interesante. Todo ocurre hoy y ha ocurrido siempre, como reza el reloj sin agujas. Pero todavía va más allá porque, gracias al espacio, la luz, el vestuario…Crea mundos dramatúrgicos en los que atraviesa la realidad de los horrores del subconsciente y así, asistimos a experimentos médicos que se simultanean con sesiones de dibujo creativo, al tiempo de situaciones festivas y fantasmagóricas donde el espectador asiste a la realidad de los cuentos pero también a lo que ellos esconden entre los pliegues de cada palabra. Un reparto de lujo entregado en cuerpo y alma a esta inquietante y excelente producción, apoyada por un coro que crea un personaje grupal asfixiante y una orquesta y dirección musical sublime a cargo de Sylvain Cambreling.
Adolfo Simón
Wozzeck en el Teatro Real
El Teatro Real ofrece entre el tres y el veinte de junio las funciones de Wozzeck, obra fundamental del repertorio lírico de todos los tiempos cuyo autor, Alban Berg, se basó en el texto dramático del escritor Georg Büchner de quien se conmemora este año el bicentenario de su nacimiento. La dirección escénica, enigmática y sorprendente es de Christoph Marthaler que trabaja por primera vez como director en el Real. Hay un reparto de lujo para este nuevo estreno, entre los que destacan Simon Keenlyside como Wozzeck, Nadja Michael como Marie y los tenores Jon Villars, Gerhard Siegel, Roner Padullés junto al bajo-barítono Franz Hawlata. Sylvain Cambreling es el encargado de la dirección musical de esta nueva visión de Wozzeck en la que participan cerca de dos centenares de intérpretes entre solistas, actores, dos coros y una gran orquesta. La obra de Büchner es una pieza fundamental en el puente dramatúrgico entre el teatro romántico del siglo XIX y la modernidad del siglo XX. Obra inconclusa, ha atraído a muchos creadores para indagar en ese misterioso libreto, la ópera no podía ser menos y Alban Berg consigue completar el texto con una música excepcional. Este material ha provocado múltiples puestas en escena operísticas, la gran mayoría de las veces se han decantado por la espectacularidad, dejando de fondo la historia del primer anti-héroe de la historia del teatro. Aquí, Marthaler, opta por un montaje en dos planos, en el primero, un hangar a medio camino entro lo festivo y lo psiquiátrico donde los personajes vagan perdidos en el tiempo y al fondo, un espacio de atracciones infantiles donde los niños aprenden a jugar a la guerra. La imagen final es espeluznante y da sentido totalmente a esta visión de hombre de hoy imaginada por el director.
Adolfo Simón
Debe estar conectado para enviar un comentario.