Homenaje a Ignacio Amestoy
Martes 26 a las 19:00 h.
Auditorio de La Casa del Lector en Madrid
Con motivo de la publicación de su nuevo volumen en la colección
Letras Hispánicas en la editorial Cátedra, Casa del Lector quiere rendir homenaje
al dramaturgo y periodista Ignacio Amestoy, autor de, entre otras obras,
Violetas para un Borbón. La reina austriaca de Alfonso XII y Dionisio Ridruejo. Una pasión española
(Entrada libre hasta completar aforo)
Más info en: http://casalector.fundaciongsr.com/
Francisco Vidal nos habla de su larga trayectoria como actor y director
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Empecé en el Teatro Universitario a los 17 años. Gané un premio de interpretación y se marcó mi destino. A los 18 comencé a trabajar con Miguel Narros y William Layton como profesores. Y a los 24 estrenamos “El proceso por lasombra de un burro” de Durretmatt, dirigida por José Carlos Plaza. En 1991 abordé también la dirección con “La isla” de Athol Fuggard. Fué motivado por un bache como actor y ya llevo más de 30 obras. Me apasionan las dos cosas por igual. Pero cuando soy actor me olvido por completo que soy director y me mantengo muy disciplinado.
¿Qué balance harías sobre tu larga trayectoria como actor, director y pedagogo?…
Ha sido un camino largo y bueno. He tenido la suerte de trabajar mucho y casi siempre en cosas interesantes. He estado siempre aprendiendo y oyendo a muchos a los que admiro. Y poniendo en duda muchas cosas para cambiarlas o reafirmarme. Y en el camino estoy, sigo haciéndolo. Tratando tambien de transmitir mis experiencias…y mis dudas a las generaciones más jóvenes.
¿Qué diferencia hay para tí del teatro que se hacía en tus principios al que se hace hoy en día?
Había mucho trabajo. El público estaba preocupado por la cultura. Por la última obra, por el último libro, la última película. Pero a los jóvenes les costaba mucho entrar en la rueda profesional. Sin embargo hoy se encuentran mejor preparados, son más responsables y buscan la excelencia. En cuanto a directores teníamos a José Luis Alonso, Miguel Narros, Adolfo Marsillach… Y productores con ánimo de riesgo. Estábamos al día de las obras más importantes internacionalmente. Y había muchos autores españoles que estrenaban. Lo peor era la censura, pero se intentaba pasar por encima. Hoy los autores estrenan poco, salvo alguna figura, salvo en las salas alternativas, y el riesgo está limitado a ellas que alimentan los deseos de un teatro distinto.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que teembarcas? ¿Qué te anima a participar en ellos?…
Pueden surgir por muchas razones. Sobre todo por mi creencia de la obra, poque despierte mi emoción o mi humor, o las dos cosas unidas, porque el estilo que más me gusta es la tragicomedia. Porque sea actual, o despierten cosas actuales, pues el teatro como museo no me atrae. Sigo con el equipo posible y la posible financiación. Muy complejo.
¿Cómo surgió tu participación en Napoles millonaria?…
Siempre he sido un gran admirador de Eduardo de Filippo.Cuando cayó en mis manos la obra me impactó y me divirtió, y desgraciadamente, era muy actual. Había un problema, once actores. Pero no podemos dejar de conocer obras importantes por la extensión de su reparto. Lo más dificil fué conseguir su estilo. Y el trabajo con los actores fué muy gratificante.
¿En qué proyectos has participado en el último año?…
He participado en TV. Pero en teatro ningún otro.
¿Qué proyectos tienes entre manos?…
He acabado de montar una obra sobre la memoria histórica:
“El valle de los cautivos”. Otra vez con el Teatro del Laberinto, que irá a principios de temporada. Es de un autor nuevo, Pedro Martín Cedillo. Magnífico y con mucha magia. Va a sorprender. También preparo “El zoo de Cristal” de Tennesee Williams para el productor Eduardo Galán y “En manos del enemigo” de José Luis Alonso de Santos para Enrique Salaberría. Tambien me interesa una obra de Noel Coward, “La vida manda”.
¿Qué obra te hubiera gustado hacer y no pudíste?…
Hay muchas: Rey Lear, Los bandidos, los últimos Arniches; aunque hice “El Sr. Badanas” y miles más. Mi ideal sería que me tocase la lotería y producir 10 obras al año, 5 de las grandes obras internacionales y 5 de autores contemporaneos españoles. Pero me temo que me voy a quedar con las ganas.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. A los proyectos del teatro? Sobre todo a que hay que ir sobre seguro. No caben riesgos. Si el teatro es un negocio limitado, a no ser que tengas un enorme éxito, ahora no hay casi salida.
¿Qué montaje que hayas visto ultimamente te ha interesado? ¿Por qué?…
“Ahora empiezan las vacaciones” de Strindberg, en La casa de la portera. Por la versión de Paco Bezerra, llena de inteligencia; por su dirección y sus actores. “El duelo” de Chejov, por una compañía procedente de Rusia, por su manejo de la teatralidad y el espacio…Dirección y actores. Y ayer mismo “Dionisio Ridruejo” por la complejidad de la obra de Ignacio Amestoy, que nos habla de una manera adulta, por la dirección de Juan Carlos Perez de la Fuente, su escenografía y expresividad teatralidad y mucho, mucho por los actores. El director de Strindberg es Luis Luque. No nombro a los actores porque son muchos y muy buenos. Todos estan magnificos y se puede ver por Internet.
¿Alguna sugerencia para seguircreando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
Hay que seguir haciendo teatro donde sea y como sea. El público se lo merece y nos necesita. Y nosotros no sabemos vivir sin él.
DANIEL MURIEL nos habla de sus últimos trabajos para la escena
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro es vida. Es un arte que muestra otros mundos. Es entretenimiento. Me encanta que el teatro modifique de algún modo al público. Hacerles sentir, reflexionar, reír, que olviden por un momento sus vidas y vivan otras historias. Como actor también disfruto con ese viaje, que varía mucho dependiendo del tipo de función.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?…
La verdad es que me siento muy afortunado. Llevo 16 años ya como profesional y vivir de esto ya es un privilegio. He tenido mucha suerte de trabajar con grandes directores de este país, lo que me ha hecho crecer como actor.
¿Cómo surge el proyecto de Dionisio Ridruejo?…Háblanos de tu personaje…
Conocí a Juan Carlos Pérez de la Fuente hace unos años y siempre quisimos trabajar juntos. Surgió esta posibilidad y no me lo pensé.
Mi personaje es el Capitán Alonso, un miembro de la Unión Militar Democrática, algo que en el año 75 conllevaba la cárcel o algo peor. Por suerte soy hijo de un General y por eso he acabado en este «centro de rehabilitación» militar. El viaje de estar con estos personajes hace que se replantee todo su mundo.
¿Cómo fue el proceso de creación?…
La obra es muy compleja pero Juan Carlos es un gran director y ha sabido llegar a la esencia de la función con sencillez. Además hemos entrenado cada día baloncesto, canto.. Ha sido muy divertido.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear tu personaje?…
Hay bastante material de estos militares de la UMD en internet. Fotos, entrevistas.. Sin fijarme en ninguno en particular sí he partido de esos personajes reales para crear a mi Capitán Alonso. Esa parte de investigación del trabajo es muy enriquecedora, muy interesante.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?…Háblanos de ellos…
Ahora mismo estoy haciendo «Los miércoles no existen» de Peris Romano los fines de semana en el Teatro Lara. Una obra muy fresca, muy divertida. Mi personaje es Hugo, un vividor bastante descerebrado. Es una maravilla hacer reír al público durante casi 2 horas.
A la vez estoy los lunes, también en el Lara con «Las heridas del viento» de Juan Carlos Rubio. Una obra intimista, muy poética, con una inmensa Kiti Manver. Una gozada de función que el público disfruta enormemente.
¿Cómo preparas los personajes?…¿Cuál es tu método?…
No tengo ningún método en concreto. Creo que todo esta en el texto, ahí es donde hay que buscar el personaje, escuchar al director para ver qué estamos contando y luego hacer los deberes en casa. Un actor tiene que ser disciplinado.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que está muy bien entretener y hacer que el público desconecte por un rato de sus vidas. Pero el teatro puede y debe ir un poco más allá. Deberíamos hacer reflexionar a la gente con textos inteligentes y dejarles tocados de algún modo. Que las obras perduren en sus cabezas por un tiempo.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes en las ayudas al teatro?…
La subida del IVA es algo que tendrán que rectificar, esperemos que pronto, porque es un problema muy grave. Los teatros y los productores están aguantando como pueden pero realmente este es un mundo que da de comer a mucha gente (actores, técnicos, acomodadores..) y cuyos puestos de trabajo peligran. Aparte de que la cultura es nuestro legado a la historia. Si nos cargamos eso…
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Siempre hay modos de crear con pocos medios. Sin ir más lejos, «Las heridas del viento» está hecha con 4 focos y 2 sillas. No usamos más. Un buen texto con trabajo y talento. No hace falta más.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Una de las últimas ha sido «El viaje a ninguna parte», una maravillosa historia sobre el mundo de los cómicos de la legua. Gran montaje. También «Locos por el té» para reírte durante 2 horas.
¿Proyectos?…
Entre los proyectos que vienen, el que más me apetece es el retome del monólogo que hicimos la temporada pasada «Agonía y éxtasis de Steve Jobs» dirigido por David Serrano. Y que vengan muchos más.
Dionisio Ridruejo, una pasión española de Ignacio Amestoy en el Centro Dramático Nacional
No deja de ser curioso que una obra, como Dionisio Ridruejo, una pasión española, escrita por uno de nuestros más importantes dramaturgos vivos, Ignacio Amestoy, haya tardado más de treinta años en llevarse a la escena. Seguramente, en otro país, sin tanto miedo a mirar al pasado para poder entender mejor el presente y dar pasos firmes hacia el futuro, se habría estrenado nada más escribirse, a pesar de haber sido polémica o molesta. ¿Qué pasa en nuestra sociedad civil y teatral que tenemos tanto miedo a tener contradicciones como Dionisio Ridruejo las tuvo?…¿Hemos de ser de un bando u otro para poder tener derecho a un pequeño lugar bajo el sol?. Ignacio Amestoy construye una obra compleja y difícil de teatro documento que el espectador ha de ir desgranando poco a poco. Un puzle que no encaja fácilmente en la mente de los personajes que no entienden porque están en un país sin tierra firme y que para poder soportar el día a día han de sumergirse en un espacio a medio camino entre santuario y gimnasio donde dejar los cuerpos sin energía vital. Un campo de concentración sofisticado en el que el delirio se da la mano con la realidad y los personajes imaginan lo que podrían ser y lo que podrían vivir sin posibilidad real más allá de esos muros. ¿Seguimos siendo herederos de ese miedo y esa cobardía?…¿Cuándo abriremos las ventanas al futuro?.
Adolfo Simón
Encuentro con el equipo artístico de Dionisio Ridruejo en el CDN
Para celebrar el Día Mundial del Teatro hemos elegido acudir al encuentro con el equipo artístico del montaje Dionisio Ridruejo, una pasión española. Ha sido muy interesante porque la obra ha situado a los espectadores en ese pulso que los personajes vivieron en otra época y que tanto nos resuena hoy en día. La palabra del propio autor, Ignacio Amestoy, allí presente y las experiencias de los actores, con Ernesto Arias al frente de ellos, ha creado un buen espacio para la celebración del día de hoy.
QRLA



































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