Revista digital de Artes escénicas -Año 12º-

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«Muda» y «Las plantas» de Pablo Messiez

Una de las cosas más interesantes que se han programado en la nueva línea de la Sala Mirador ha sido el ciclo dedicado a Pablo Messiez, se ha podido disfrutar de nuevo de su trilogía más personal: Muda, Los ojos y Las plantas. Sin duda, Pablo ha mostrado en poco tiempo una serie de piezas que dejan constancia de su «Voz personal». Lo más difícil es conseguir que el teatro que uno hace, cuando el público lo ve, pueda identificarlo con el autor. Hay muchas obras que tiene un sello tan específico que podrían haberlas dirigido cualquiera de los popes del teatro nacional o internacional. Con Messiez, ocurre que cuando ves sus espectáculos tienes la sensación de que en cada uno busca estilos diferentes pero que quedan atrapados en un mismo misterio profundo, seguramente el de la comunicación de los seres humanos. En Las plantas, mostrada en una sala de trabajo de la Mirador, nos encontramos ante una mujer que habla con las plantas que la acompañan, las convierte en sus cómplices hasta que abre su mirada a los allí congregados, a partir de ese momento, ella rompe las cuarta pared de la escena y nos abre su corazón en canal. Ya antes, ha estado dejando caer entre las líneas de esta confesión impúdica, el vacio del silencio y el miedo a las caricias; es más fácil abandonarse a los cuerpos y al alcohol…pero…¿Qué ocurre cuando se baja de la montaña rusa del corazón y se aterriza en la lúcida cabeza?…Solo nos queda mirar los objetos que nos rodean y construirnos unas alas de papel para volar sobre la voz negra de Nina Simone. Y si no, ponernos un vestido verde clorofila y echarnos a la calle, temprano para que no se haga tarde. Las plantas han de volver en algún momento a nuestras carteleras y han de ir a ver la propuesta porque está en el filo de la mentira y la vida…algo imprescindible para sobrevivir y porque hay una actriz en estado de gracia que se llama Estefanía de los Santos.
Adolfo Simón

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A veces existe algo importante que decir y no podemos expresarlo, bien por nuestra propia voluntad, que no tiene fuerzas para manifestarse, bien porque los demás no nos dejan. Hablamos, hablamos, hablamos… y no escuchamos. Aprovechamos el silencio del otro para desahogarnos, para satisfacer nuestro propio ego sin importar lo que el oyente piense o, incluso, quiera escuchar. El proceso de comunicación está distorsionado por nuestra propia mente: un emisor prepotente, un emisor incapaz de buscar un mensaje adecuado o quizás un emisor mudo pueden ser muchos de esos esperpentos que influyen en ese proceso comunicativo.  Pablo Messiez analiza en esta obra el proceso de comunicación a través de tres personajes que representan distintas maneras de relacionarse debido a sus circunstancias personales, a su ciclo vital.

Seguro que han vivido estas dos situaciones: una vecina que llega a tu casa y no para de hablar y contarte su vida, un señor que parece algo tímido y al que le salen las palabras cuando bebe dos cervezas…

Imaginen una persona muda que alquila un apartamento. una persona a la que no conocen de nada… pero que tiene mucho que decir. El conserje y su alocada vecina serán las claves para ir construyendo el puzzle de su vida y, quizás ellos sean una de esas piezas a ensamblar.

Messiez dota a sus personajes de un carisma y poesía que les hace casi irreales pero que al final reflejan fielmente lo que cada uno lleva por dentro y hace que reconozcamos comportamientos que existen en nuestra vida. Son como un reflejo distorsionado de la personalidad pero, al fin y al cabo, acaban dando una imagen reconocible, identificable de cada uno.

La interpretación de los tres actores, dentro de una escenografía sencilla pero también influyente, es soberbia y perfecta para conseguir los fines que persigue el autor y eso es algo que se consigue muy pocas veces.

En definitiva, una obra que nos mantiene con la tensión necesaria para no dejar de prestar atención a cada movimiento y gesto de los personajes y para esperar un desenlace de una situación un tanto extraña, pero totalmente real.

Luis Mª García Grande muda 2


María Casal nos habla de sus experencias en la escena.

Casal¿Cómo surge el proyecto de Tre-Mendas?…¿De qué va la obra?…¿Y tu personaje?…
“Tre-mendas” se compone de cuatro obras breves y seis monólogos. Surge de una necesidad propia como actriz: cuando buscaba material para pruebas o para talleres me encontraba con que, en especial, los monólogos, tenían unas protagonistas que siempre eran víctimas, personajes acabados, tristes, resentidos, casi ninguno en tono de humor. Me puse a escribir para mí, después se lo mostré a algunas compañeras, entre ellas Lucía Alvarez, y me animó a que lo hiciéramos. Así que cada una de nosotras interpreta varios personajes, entre ellos una madre y una hija, una dejando al marido, otra que celebra su despedida de soltera… incluso unas abejas en su colmena. La única premisa era hacer reír, riéndonos de nosotras.

¿ Cómo ha sido el proceso de creación del montaje?…
Uno de los personajes yo lo había escrito pensando en María José del Valle, con la que había trabajado en “Celebración” de Pinter, y como digo Lucía Álvarez fue de las primeras en conocer los textos. Después hablé con Luis Gimeno, como sabes director de casting y en quien tengo gran confianza y admiración como director de actores, y después vino todo un poco rodado, muy pronto nos salieron salas…

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¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actriz en teatro?…
En teatro he hecho prácticamente de todo, desde clásico hasta musical…. Pero lo cierto es que los últimos años he tenido mas actividad como actriz de televisión. Como te he contado, hace dos años estuve en “Celebración” para el CDN, ahora estoy ensayando una obra de Antonio Gala… “El hotelito” que estrenaremos el 5 de Septiembre en el Fernán Gómez. También un monólogo de Ernesto Caballero: “Solo para Paquita”. Pero debo reconocer que para mi hay un antes y un después de “Tre-mendas”, no sólo por ser la autora, sino también porque nunca había trabajado en salas alternativas, íntimas y con el público tan cerca, es otra forma de trabajar. Es como hacer teatro en primer plano.

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¿Preparas de forma distinta un personaje para tv, cine o teatro?…¿Cuál es tu método de trabajo?…
Cuando es algo de imagen preparo todo por separado, es decir la memorización del texto, el estado de ánimo, el arco del personaje… y solo lo uso a la vez a la hora de rodar/grabar. Creo que así llega mas fresco y menos gastado para la cámara, que lo ve TODO. Además es un trabajo en solitario, solo ves al director y a tus compañeros el día que se hace. En teatro es otro proceso, procuro ir componiendo y haciendo lo que se me ocurre y por supuesto lo que me dice el director desde el primer día de ensayo, también cuenta mucho lo que te aportan tus compañeros en el proceso. En teatro vas acompañado a lo largo de éste, desde el primer momento.

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¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que lo único que nos falta son mas textos, la sequía está tanto en teatro como en cine y televisión. Los autores y los guionistas deberían estar mejor considerados y pagados, habría que dignificar su cometido. Sin ellos no hay nada. También pienso que hasta que las mujeres no escriban no habrá buenos personajes para las actrices, siempre somos acompañantes de los papeles masculinos, salvando alguna excepciones… En cuanto a la temática, creo que cualquiera es buena, tanto de denuncia como de simple entretenimiento, siempre que se haga bien, con imaginación y rigor.

¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?… Sinceramente no entiendo esa subida, no sé quien sale ganando, no creo que recauden más, puesto que desde la subida hay menos público. Creo que el teatro y el cine deben ser menos endogámicos, tanto uno como otro están en manos de clanes, de familias, me da igual que sea privado o estatal, no puede estar siempre en manos de los mismos. La tele es un poco mas libre, me refiero a la ficción. De la otra tele prefiero no hablar.

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¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Pues la verdad es que últimamente me interesa mas el teatro alternativo que el comercial, me gustó mucho “Los ojos” y “Muda” ambas de Pablo Messiez, a raíz de ver sus obras voy a sus clases de investigación escénica, soy su alumna.

¿Proyectos?…
Unas actuaciones en la sala Triángulo con “Tre-mendas”, el estreno de “El hotelito” y si fuera posible estrenar después otra obra mía “Lobas”, que también es comedia, pero es una función completa en si misma. De lo demás… seguir aguantando, ese es mi proyecto.

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DER ZEIT IHRE KUNST… por Pablo Huetos

huetosDER ZEIT IHRE KUNST…
por Pablo Huetos (compañía Teatro defondo)
Verano y crisis: dos condicionantes que hacen que el teatro florezca en Madrid de formas muy variadas. Un paseo por el panorama teatral madrileño en esta situación nos permite ver la cantidad de sinergias que se están movilizando para luchar contra la parálisis que parece querer imponer un Gobierno insensible y estrecho de miras.
Me encanta el lema de la Secesión vienesa: “Der zeit ihre kunst, der kunst ihre freiheit” (“A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad”). Parece que la cultura y el arte lo han revisado recientemente, están despertando de un letargo producido por la comodidad de años anteriores y se están poniendo manos a la obra (valga la expresión) para generar públicos, interesar a todos los sectores de la sociedad y dar un servicio social a todo aquel que se siente perdido, ahogado o enrabietado por el crujido de nuestros huesos aplastados por la enorme rueda del sistema, parafraseando a Herman Hesse (aunque ponerse demasiado germanófilo no parece lo más adecuado en estas horas).

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La efervescencia de las artes escénicas en Madrid es, según algunos amigos argentinos, lejanamente comparable con el Buenos Aires del Corralito. El fenómeno, sin embargo, es extraordinario: se multiplican los lugares de muy diverso formato donde mostrar distintas expresiones escénicas. En los últimos meses, por ejemplo, se ha abierto La Neomudéjar de Atocha, un espacio maravilloso (antiguos almacenes de RENFE) dedicado a la videocreación, el arte y la performance que trata de paliar un inmenso vacío; se ha abierto también Nave 73 en Embajadores, donde he tenido la fortuna de trabajar con Escriba su nombre aquí frente a un público deseoso de recibir historias sobre lo que le está pasando ahora mismo; también en Embajadores acaba de abrir La Belloch; se reafirma en el panorama la Kubik Fabrik, una sala en pleno barrio de Usera levantada con muchísimo esfuerzo y disgustos y contra la aplastante burocracia que, parece, sí va a conseguir acabar con otro precioso sueño, el de Garaje Lumiere; prosperan los lugares de investigación, formación y ensayo; los microteatros (dentro de poco se abren nuevas salas en la plaza de Luna), teatros “S” (la Sala Tú, Nudo Teatro, Estudio 2…), cafeterías que ofrecen espectáculos, teatro en lugares inhabituales (como la experiencia hecha en el Hotel Intercontinental por los compañeros de Metatarso), teatros “M”, como El Sol de York que se está haciendo un estupendo hueco en el barrio de Chamberí con programación tan interesante como Muda, de Pablo Messiez, Cuando fuimos dos, de Cría Cuervos… todo ello para complementar la oferta, bien distinta, que ofrecen los teatros talla “L” y “XL”. Todo esto está enriqueciendo y dotando de densidad al tejido teatral madrileño, algo muy necesario tras los recortes y los abusos impositivos.
Ahora mismo la sensación es que hay programación para todos los tipos de público. Ahí van algunos ejemplos:

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El estreno de Maribel y la extraña familia, con dirección de Gerardo Vera, en el Teatro Infanta Isabel nos remite a los teatros de mayor capacidad. El espectáculo es una buena forma de conocer o revisitar a Mihura y tiene un reparto encabezado por una estupenda Lucía Quintana. Es un espectáculo sin pretensiones ni mensajes, una comedia entretenida para pasar una tarde de verano. Seguro que va a hacer una gira muy extensa. En ella pueden encontrar satisfacción, especialmente, aquellos espectadores que buscan un teatro conocido y sin sorpresas.
En un sentido parecido (que no igual) se estrenó en el patio del Teatro Galileo La esmeralda de Kapurtala, que continuará allí durante todo el verano como parte de la programación de Veranos de la Villa. En este caso el espectáculo tiene una propuesta basada en la comedia, la interacción con el público y el cabaret, que funciona muy bien en un ambiente distendido en el que la gente cena mientras ve el espectáculo. Es una buena ocasión, además, para conocer a parte del equipo de Teatro de Malta que ganó el Premio MAX a Mejor Espectáculo Infantil en la última edición hasta la fecha, con Alegría (palabra de Gloria Fuertes).

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También en un contexto puramente veraniego se celebra el Festival Fringe en Matadero Madrid (y en algunas salas asociadas como Lagrada o La Cervantina). Se trata de una propuesta que prima los lenguajes escénicos contemporáneos. Allí hemos visto Las amistades peligrosas, de Metatarso Producciones, un espectáculo arriesgado y redondo que espero que dé mucho de qué hablar porque está hecho con calidad, imaginación, trabajo, talento, frescura… Es ésta una propuesta de teatro a la italiana, pero también se pueden ver propuestas en espacios inhabituales (a veces inverosímiles) como el tejado, un callejón… a esto se une una actividad de mesas redondas y conciertos gratuitos que atraen a mucho público (como en el caso de María Betania) o a no tanto (en el caso de propuestas más “ambient”), pero que siempre han conseguido que haya mucha circulación de gente en la zona de Arganzuela. Por lo que nos comenta alguno de los participantes en el Fringe 13 la asistencia de público teatral también ha sido irregular: en general las compañías madrileñas han sido capaces de movilizar a mucha gente, pero varias compañías “foráneas” han visto que la promoción para dar visibilidad a sus propuestas no ha sido la más adecuada. Recordemos, en cualquier caso, que se trata de un Festival con una media de actuaciones de 8 por día, aproximadamente.
En salas de aforo mediano, como Cuarta Pared, hemos visto La fiebre, dirigida por Carlos Aladro. Es otro caso de teatro que la gente necesita ver hoy en día. Igual que en el caso de Escriba su nombre aquí, en Nave 73, o de Allí, en la Sala Nudo, el público está deseando ver en escena un reflejo, sea realista o más poético, de la tormenta de ideas, sensaciones y sentimientos que nuestras almas están experimentando en los últimos años.
Este análisis, evidentemente, se queda cortísimo, pero permite sacar una conclusión: que el teatro en Madrid, lejos de agonizar, está más vivo que nunca. Las condiciones laborales y salariales no son siempre las más adecuadas, los ingresos de taquilla han bajado en los grandes espacios y el 21% de IVA hace que las cuentas no cuadren ni comiendo arroz para desayuno, comida y cena, pero hay un gran sector de la profesión que necesita expresarse y dar voz a sus conciudadanos y que está generando nuevos ámbitos y posibilidades para que el teatro sea viable y accesible. Y hay mucha gente que se está acercando al teatro para encontrar un sentido de comunidad, un sentido de energía colectiva que, quizá, sea una de las mejores herramientas que tengamos para enfrentarnos a la bomba de succión del neoliberalismo.

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